Granada. Boabdil Al-Zughbí o El Desdichado.

estatua de Boabdil en monumento histórico de Navalcarnero

Abu Abd Allah Muhammad, más conocido como Boabdil Al-Zughbí o El Desdichado, fue el último sultán de la dinastía nazarí de Granada y pasará a la historia como Muhammad XI, habiendo sido sultán del reino en dos ocasiones durante su vida. Abu Abd Allah, en el habla granadina, debía pronunciarse como Bu Abdil-lah y de ahí el castellano Boabdil, añadiéndole los cristianos el epíteto de El Chico para distinguirlo de su tío Abu Abd Allah el Viejo. Nació en Granada en el año 1459 y su árbol genealógico no podía ser más ilustre ni más puro su linaje ya que por parte paterna era hijo y nieto de sultanes (Muley Hacén y Saad Ciriza) y por parte materna era nieto de Muhammad IX. 

Los astrólogos pronosticaron en su cuna una vida de pena e infortunio, y un destino desgraciado contra el que nada podría hacer. Las cartas astrológicas de Al-Muwaqqit, el astrólogo real, no auguraban nada bueno presagiando un carácter enfermizo y la intervención de mujeres ajenas que amargarían su existencia. También su destino pronosticaba que iría acompañado de rechazo y abandono de sus subordinados y finalmente la pérdida del reino si caía en sus manos. A pesar de ello, la primera noticia de su vida fue un acta notarial en la que su padre vendió a su hermano y a él la finca del Nublo, en marzo del año 1465. 

El entonces sultán Muley Hacén, su padre, se quedó prendado de una cautiva cristiana llamada Isabel de Solís. Se enamoró casándose con ella, provocando con ello uno de los episodios finales más convulsos de la dinastía nazarí. El matrimonio no fue bien recibido en la Alhambra ya que los Abencerrajes se opusieron y contaron con la complicidad de la entonces sultana Aixa, la madre de Boabdil. La unión de los Abencerrajes con Aixa logró que el sultán se viera obligado a abdicar del trono nazarí exiliándose en el castillo de Mondújar.

En diciembre del año 1479, cuando Boabdil tenía diecinueve años, se celebró su boda con Morayma, de quince años, hija de Aliatar, famoso general y alcaide de Loja, señor de Xagra y primer mayordomo de la Alhambra y, por tanto, alguacil mayor del sultanato nazarí. Aliatar invertía toda su fortuna en la resistencia del reino frente al avance cristiano, por lo que la joven Morayma tuvo que casarse con joyas y ropas prestadas; según el testimonio de un invitado a la boda, quien contaba que la novia "vistió saya y chal de paño negro y una toca blanca que prácticamente ocultaba su rostro, de lindas y seductoras facciones y de grandes y expresivos ojos".

estatura de Boabdil en Navalcarnero

Su padre, Abu Al-Hasan Alí, traducido como Muley Hacén y su tío paterno se retiraron a la Alcazaba de Málaga tras un vano intento de recuperar la Alhambra. Sus victorias contra los cristianos eran numerosas por lo que decidió enfrentarse de nuevo a las tropas de su hijo en Almuñecar (Granada), siendo derrotado. Boabdil necesitaba un triunfo tajante para que sus seguidores lo mantuvieran en el poder, por lo que se dirigió junto a su suegro hacia la ciudad castellana de Lucena (Córdoba) en la que tuvo que entrar en batalla al estar defendida por un joven Diego González de Córdoba.

Un nuevo mal augurio se cernía sobre Boabdil cuando al salir de la ciudad por la Puerta de Elvira o Bab Al-Hadid con su ejército, el asta de su estandarte se partió al chocar contra el arco. Esto se unió que al llegar a la rambla del río Beiro, atravesó una zorra y al intentar cazarla con una ballesta el tiro erró y el animal consiguió escapar, traduciéndose también como mala señal. Sus tropas en batalla fueron derrotadas a pesar de su mayor número y su suegro y alcaide de Loja (Granada), Aliatar, resultó asesinado siendo el mismo Boabdil apresado por el conde de Cabra (Córdoba), encarcelándole en el castillo de Lucena y después en Cabra.

Posteriormente lo entregaron a los reyes castellanos en Porcuna, donde lo volvieron a encerrar en la torre del castillo, que hoy en día se conoce como la Torre de Boabdil. Cabe resaltar que, al poco tiempo de su boda, el sultán Muley Hacén le encarcela, por lo que el joven matrimonio se vio prematura y forzosamente separado. Morayma fue confinada en un carmen próximo a la actual Cuesta del Chapiz, junto a su hijo Ahmed de poco más de un año, por lo que allí tuvo que sobrellevar la muerte de su padre, Aliatar, en la batalla de Lucena, además del cautiverio de Boabdil en Porcuna.

Estando preso fue relegado en el trono nazarí por su tío paterno, conocido como El Zagal. Su madre, Aixa, mandó una delegación a Córdoba, donde se encontraba el rey Fernando II de Aragón, para que liberara a su hijo a cambio del territorio nazarí que controlaba El Zagal. El rey aragonés accedió e instó a los ciudadanos y mandatarios del sultanato, en el año 1483, a que reconocieran a Boabdil como su sultán para su propio beneficio. Boabdil debería apoyar a los castellanos en su lucha contra su padre y debía someterse a vasallaje, entregando como rehén a su hijo Ahmed -que acaba de cumplir dos años- junto con doce mil doblas de oro.

monumento a Morayma en Loja, donde su padre fue alcaide

Boabdil El Chico, tras aceptar entregar a su hijo, quedó en libertad y se dirigió a coger fuerzas reuniéndose con su hermano Yusuf, estableciendo entonces su corte en la Alcazaba de Almería. Las fuerzas de su padre y su tío se acercaban y tuvo que ir él mismo a pedirle ayuda al rey Fernando, cayendo entonces la ciudad de Almería en manos de Castilla y siendo su hermano Yusuf ejecutado por orden de su propio padre. Muley Hacén, que actualmente da nombre al pico más alto de la Sierra Nevada, falleció al año siguiente, en 1485, y sería sustituido por El Zagal, proclamándose éste sultán de Granada. 

Boabdil consiguió regresar a la zona oriental del reino, siendo reconocido por los Vélez (Málaga) y Huéscar (Granada) a finales del mismo año 1485. Sin embargo, los alfaquíes presionaron para que la lucha cesara ya que el reino nazarí se estaba arruinando. Se alcanzó un acuerdo familiar por el que Boabdil renunciaba al trono nazarí en favor de su tío, marchando a Loja (Granada) que quedaba en su poder. A pesar del tratado de paz con el rey Fernando II de Aragón, los castellanos le traicionaron conquistando Loja, cayendo preso entonces por segunda vez. 

Fue de nuevo liberado por Fernando II, esta vez con el propósito de seguir manteniendo viva la guerra civil nazarí ya que se le concederían Guadix y Baza (Granada), Vera Mojácar (Almería) y Los Vélez (comarca de Almería) si conseguía conquistarlas en ocho meses, estando las mismas en manos de El Zagal. Boabdil, de este modo, se instaló en Los Vélez y en el año 1486 entraría en secreto en el barrio granadino del Albayzín, donde la mayoría lo apoyaban, y durante cincuenta días las calles de la ciudad se regaron de sangre, enfrentando a los hombres de la Alhambra por parte de El Zagal contra los del Albayzín, separados sólo por el río Darro. 

Los seguidores o partidarios de Boabdil, entre los que por vez primera se encontraban caballeros cristianos como Gonzalo Fernández de Córdoba, futuro Gran Capitán, resistían las terribles acometidas de sus contrarios que se vieron obligados a refugiarse en la ciudad baja o medina. También había ganado partidarios como la ciudad de Málaga y los cristianos decidieron atacar Vélez-Málaga (en la Axarquía), capturando la ciudad, por lo que El Zagal corrió hacia allí, momento que aprovechó Boabdil El Chico para volver a ocupar el trono nazarí en el año 1487, informando a la reina Isabel I de Castilla el mismo día. 

estatua a Boabdil El Chico, Navalcarnero

Los reyes cristianos le hicieron firmar un nuevo acuerdo, renunciando a Granada a cambio de un principado oriental cuando los castellanos tuvieran en su poder al reino nazarí. Boabdil, durante la conquista de Málaga, recomendó a los ciudadanos musulmanes malagueños que se rindieran y desbarató tropas de auxilio de su tío desde Guadix en ese mismo año. Poco después, en 1490 Baza (Granada) cayó en manos de los cristianos tras un asedio de cinco meses y seguidamente El Zagal se rendiría y entregaría sus dominios restantes. A pesar de que Boabdil contaba con tiempo de tregua, los después llamados reyes católicos rompieron el pacto de entregarle los territorios orientales prometidos y bloquearon su vía de comunicación por el río Genil al construir la fortaleza de Santa Fe. 

Era la segunda traición que recibía por parte de sus semejantes, los reyes cristianos. Tras conseguir entrar en Baza, los cristianos se lanzaron a la conquista de Granada por lo que Boabdil, sin ayuda del norte de África y a pesar de su defensa desde la Alhambra y que alcanzó algunas victorias, se mantuvo como sultán de Granada tan sólo cuatro años. La ciudad de Granada estaba completamente cercada por tropas cristianas y quedaba obligada a rendirse por el hambre. Este cerco sólo dejaba a los sitiados una vía de escape a través de la Sierra Nevada por donde muchos musulmanes huyeron presos de hambre y miedo.

Se impuso una negociación con la llegada del más puro invierno y las copiosas nevadas. Boabdil buscaba firmar unas capitulaciones honrosas que no degradasen y humillasen a su pueblo. Congregó en la Alhambra una junta de adalides, comerciantes y notables donde todos convinieron que no existía otra alternativa que entregarse. Para ello, se encargó al alguacil mayor de Granada, el abencerraje Abu Al-Cacim, conocido como El Maleh, que iniciase las negociaciones con los cristianos. Una vez firmadas las capitulaciones, el legado regresó a la Alhambra donde fueron ratificadas tras una patética sesión en el Mexuar

Boabdil se arrepiente y no cumple con la fecha de entrega, a lo que los reyes cristianos responden con una enérgica carta de exigencia: "Don Hernando y Doña Isabel, por la gracia de Dios, reyes de Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras y Gibraltar, conde y condesa de Barcelona, señores de Vizcaya y de Molina, duques de Athenas y de Neopatria, condes de Rosellón y de Cerdania, marqueses de Oristán y de Goziano, etc."

espada de Boabdil en Toledo, actual museo del ejército

"A los alcaydes, cadis, sabios, letrados, alfaquís, alguaciles, escuderos, ancianos y hombres buenos, y gente común, chicos y grandes de la muy gran ciudad de Granada y del Albayzín, hacemos os saber cómo estamos determinados tener esa ciudad cercada desde esta que mandamos edificar (Santa Fe) y poner este exército en la parte de la vega que fuere necesario, hasta que Dios quiriendo, nuestra intención y voluntad se cumpla. Esto tened por cierto. Y juramos por el alto Dios que es verdad y quien otra cosa en contrario os dixere, es vuestro enemigo. Nos por la presente os amonestamos que con brevedad vengáis a nuestro servicio y no seáis causa de vuestra perdición como lo fueron los de Málaga".

"No quisieron creernos y estuvieron en su pertinacia, siguiendo la vía de los simples hasta que se perdieron. Si con brevedad viniéredes a nuestro servicio, remuneraros lo hemos con bien, y el que quisiere quedar, estése en su casa con todos sus bienes y hacienda, como lo estaba antes de agora. Esto hacemos porque los granadinos sois buena gente, nobles y principales, y os queremos por nuestros servidores y tenemos intención de haceros mercedes y os prometemos y juramos por nuestra fe y palabra real que, sin con brevedad y de vuestra voluntad nos quisiéredes servir y entrar debaxo de nuestro poderío real, y nos entregáredes las fortalezas, podrá cada uno de vosotros salir a labrar sus heredades y antes por de quisiere en nuestros reinos a buscar su pro donde lo hubiere".

"Os mandaremos dexar en vuestra ley y costumbres, y con vuestras mezquitas, como agora estáis; y el que quisiere pasar allende, podrá vender sus bienes a quien quisiere y cuando quisiere, y le mandaremos pasar con brevedad y venid a nuestro servicio, y enviad presto uno de vosotros que nos venga a hablar, asentar, capitular y concluir estas cosas, que para ello os damos veinte días de término, dentro de los cuales se efectúe. Ved agora lo ques vuestro provecho y libertad vustro cuerpos de muerte y cautiverio"

"Y si pasado el dicho término no hubiérades venido a nuestro servicio, no nos culparéis sino a vosotros mesmos porque os juramos por nuestra fe, que pasado, no os admitiremos más, ni oiremos más palabras sobre ello. En vuestra mano está el bien o el mal, escoged lo os pareciere, que con esto alimpiaremos nuestra faz con Dios altísimo, fecha en nuestro Real de la Vega de Granada a veinte y nueve días del mes de noviembre de mil quatrocientos noventa y uno. Yo, el rey. Yo, la reina. Por mandato del rey y de la reina, Hernando de Zafra".

Boabdil recibe en el Salón de Embajadores de la Torre de Comares a unos caballeros cristianos que esperan recibir respuesta para regresar al campamento cristiano en Santa Fe. Finalmente la ciudad sería entregada el día 6, aunque hubo que adelantar la fecha al 2 de enero de 1492 ante la mirada de los granadinos que eran desconocedores de esta negociación. Boabdil decidió evitar el largo asedio y entregar el reino junto con la llave de la ciudad a un oficial castellano. La conquista de esta ciudad tendría un inmenso eco en todas las cortes europeas, incluso en Roma donde se celebró una solemne procesión y una corrida de toros a cargo de Rodrigo Borja, el futuro Papa.

Boabdil con la llave de la ciudad de Granada

En ese intercambio final con los reyes cristianos, se concedía a los musulmanes el derecho a permanecer en Granada con sus posesiones, religión y cultura y se entregaba a Boabdil unos terrenos en La Alpujarra (Granada y Almería) devolviéndole también a su hijo Ahmed. Para entonces, su hijo tenía nueve años y desconocía el árabe, respondiendo al nombre de el Infantico ya que así le llamaba la reina de Castilla. El acto de sumisión aconteció según lo pactado y, mientras la reina Isabel I de Castilla esperaba con su séquito, el príncipe Juan y la infanta Juana en Armilla, el rey Fernando II de Aragón se adelantó hasta la ribera del Genil al ver la cruz y el estandarte cristiano sobre la Torre de la Vela.

Su mujer, Morayma, hija del antes citado Ibrahim Aliatar, había tenido descendencia, dos hijos y una hija. Cuentan, en una de las leyendas de la Alhambra, que Morayma mandó llamar un día a la corte de palacio a otro astrólogo de nombre Ibn Maj Kulmut, figura muy respetada entonces entre los nazaríes y al cual consultó el horóscopo de Boabdil. El anciano astrólogo consultó el curso de las estrellas y, al parecer, le contestó "Mi señora, los signos de las estrellas del cielo de su signo indican que será el último rey de la dinastía y que vivirá mucho para padecer mucho". 

No sería ésta la única leyenda en la que será envuelta Morayma, quien fue dos veces sultana del reino de Granada. Sólo hay que recordar la escrita en el Patio del Ciprés de la Sultana, en el GeneralifeSegún nos cuenta otra leyenda, Boabdil salió de la Alhambra por la puerta de la Torre de los Siete Suelos y dejó en ella varios tesoros que aún no han visto la luz. En su destierro, una vez expulsados ambos de su reino, Boabdil partió con toda su familia hacia esas nuevas tierras en La Alpujarra, dirigiéndose en concreto hacia Laujar de Andarax (Almería) donde pasaba los días cazando.

Los reyes católicos hicieron merced a Boabdil "por juro de heredad para siempre jamás" para él, sus hijos, nietos, biznietos, herederos y sucesores de las villas y lugares de las tahás de Berja, Dalías, Alboloduy y Laujar de Andarax (Almería) así como Úgijar, Juviles, Órgiva y Ferreira (Granada) junto al corto río de montaña en la zona central de Sierra Nevada, el río Poqueira, con todos los pechos y derechos de sus pueblos, excepto del lugar y puerto de Adra (Almería), que quedó reservado a los cristianos siendo a su vez la cuarta ciudad más antigua de la península. 

Boabdil en calles de Granada

En una pequeña alquería llamada Cobda (actualmente Fuente Victoria), al disponer de recinto amurallado, una alcazaba sirvió de aposento al destituido Boabdil y su séquito. La población disponía de dos mezquitas, la de Johari y la de Tarfe, y varias rábitas habitadas por místicos y sus discípulos que se dedicaban al estudio del Corán en un entorno de espiritualidad y paz. La más importante era la rábita de Ismail en el mismo Laujar, junto a la margen derecha del río Andarax. Pero Boabdil fue traicionado esta vez por su visir Aben Comixa quien vendió sus posesiones a los reyes cristianos por ochenta mil ducados.

En las capitulaciones se estableció que, para que la familia real nazarí y sus allegados pudieran exiliarse, tenían la autorización de vender cuanto poseyeran a quien quisieran, siendo ofrecido primeramente a los reyes cristianos con derecho de prelación. Pero ni Boabdil ni su familia cumplieron este acuerdo y la reacción de los reyes Isabel I y Fernando II no se hizo esperar. Presionado y, una vez vendidas sus posesiones, los reyes pusieron a su disposición dos carracas eximiéndole de la obligación de pagar derecho para sacar sus pertenencias de la península. 

Antes de salir de la Alhambra, y según lo pactado en las capitulaciones, Boabdil había dado orden de levantar el cementerio Real de la Rawda, para que sus ascendientes no permanecieran en tierra cristiana y por esto, yendo camino de Laujar de Andarax y de La Alpujarra, decidieron darles sepultura en una zona cercana a Mondújar. Boabdil mandó construir una nueva rawda en los alrededores de esta zona pero en un lugar exacto tan secreto que hasta hoy sigue sin ser averiguado y eso que, por desgracia, al año siguiente, 1493, murió su esposa Morayma, por lo que Boabdil regresó con sus restos donde ya había trasladado a los demás sultanes granadinos. 

En el año 2000, cerca del castillo de Mondújar, los arqueólogos trataron un hallazgo que puede llegar a ser histórico ya que ha aparecido un cementerio musulmán en el trazado de la autovía de Granada-Motril, con restos que podrían ser los que se trajeran desde la Rawda Real pertenecientes a los sultanes Muhammad II, Yusuf I, Yusuf III y Abu Saad, según consta en el folio 28 del libro de Apeo de Mondújar, escrito en el año 1577. La muerte de Morayma, su entierro y la partida de Boabdil El Desdichado quedó también descrita en varios documentos de la zona cristiana, con gran lujo de datos. 

El único amor conocido de Boabdil y, como afirma un cronista de la época "el único ser que hubiera podido hacerle soportable la pena del destierro" moría poco antes de abandonar definitivamente La Alpujarra. Tras pedir asilo al sultán wattásida del reino de Fez, se embarcó junto a su madre, sus hijos y sus seguidores en el antiguo puerto fenicio de Adra. Una flota compuesta por una carraca, cuatro galeones y una carabela transportaron al depuesto sultán nazarí, junto a su familia y séquito. Unas mil trescientas personas, junto a cien marineros y doscientos soldados entre espingarderos y ballesteros, se dirigieron hacia Cazaza, una ciudad fortificada sobre las rocas que servía de puerto al reino de Fez.

estatua a Boabdil, Granada

Al parecer con Boabdil salieron de la península un total de 6320 personas y, según el secretario de los reyes cristianos, 1700 personas eran de la capital nazarí, 230 personas de otro lugar que no entraba en la capitulación pues pagaban derechos y el resto, es decir, 4350 personas de La Alpujarra. La libertad para emigrar con los bienes acordados en las capitulaciones estaba limitada por la ley en Castilla y se impedía sacar del reino oro, plata, materiales preciosos o estratégicos, entre los que se encontraban las armas y los caballos. 

Desde la cristiana Adra, en definitiva, Boabdil Al-Zughbí y la gran mayoría que le siguió al destierro arribaron en Melilla, aunque aún hay discusión sobre el puerto que utilizó para su partida al Magreb ya que no ha quedado reflejo en documento alguno. Hay historiadores que sostienen que debió ser desde Adra (Almería) y el conde de Benalúa afirmó, por el contrario, que Boabdil marchó en dirección a Fez por el mismo puerto que siglos atrás Abd Al-Rahmán I utilizara para entrar en Al-Ándalus, es decir, Almuñecar (Granada). Un número indeterminado de musulmanes quedó escrito que marcharon hacia Bujía, en Argelia y otras 270 personas salieron desde Almuñecar en dirección a Turquía. 

El clan de los abencerrajes, por su parte, emigró la mayoría a Túnez, fundando una colonia frente a las ruinas de Cartago. A quienes emigraron con Boabdil no se les impidió portar, además de su dinero y armas blancas, sus caballerías, por lo que hubo que reforzar la escuadra con una tafurea para el viaje de los animales. Los castellanos parecían desear la marcha de Boabdil cuanto antes y transgredieron sus propias normas. En la ciudad magrebí de Fez, bajo la orden del último sultán de Granada, se construyeron palacios al estilo nazarí y éste sería el lugar que acogería a Boabdil por más largo tiempo, más de cuarenta años. 

Apenas se tiene constancia de otros hechos relacionados con su vida, a pesar de su dilatada edad. En su destino en Fez se pierde definitivamente su rastro. Algunos, como el historiador argelino Al-Maqqari, afirman que murió en esta ciudad, pero otros aseguran que murió en el campo de batalla luchando del lado de los mereníes contra los xerifes. En cualquier caso, Abu Abd Allah Muhammad, más conocido como Boabdil Al-Zughbí falleció en el año 1533 cuando tenía 74 años de edad.

Se cree que Boabdil el Desdichado fue sepultado en un oratorio bajo un templete, en las afueras de la medina de Fez. Dicho templete, ahora encalado pero que sufre un gran abandono, está coronado con una pequeña cúpula y el lugar está situado a unos 2 km de la Puerta del Quemado y de la muralla que protegía la medina de Fez. Quizá un buen día un manuscrito aparezca en un tapial o sea rescatado de una biblioteca y nos pueda argumentar cómo fue su vida en el Magreb y si realmente encontró la paz.

se considera que Boabdil descansa bajo esta cúpula en Fez

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