Alhambra de Granada. Torre de Comares.

exterior de la Torre de Comares

La Torre de Comares es la mayor de las torres existentes en el conjunto de la Alhambra con una altura de 45 m, siendo un claro ejemplo de torre-palacio. Se encuentra situada en la muralla norte del conjunto amurallado, tiene planta cuadrada y cada uno de sus lados ocupa 18 m de longitud. Se construyó durante el sultanato de Yusuf I, en el esplendor del arte nazarí, aproximadamente durante el segundo tercio del siglo XIV.

Su nombre se cree que es debido a las vidrieras de colores de los balcones o alcobas que iluminan el gran Salón de Embajadores, el cual ocupa el interior de la torre, llamadas en árabe "qamriyya". Sin embargo, otros autores afirman que el nombre de esta torre procede del pueblo malagueño de Comares donde se habrían fabricado esos cristales de las vidrieras. Por otro lado, el autor libanés Amin Maluff nos señala que Comares deriva del vocablo árabe "kamar", por lo que la torre sería conocida como Torre de la Luna, siendo ésta utilizada por los astrólogos en Al-Ándalus para estudiar el cielo nocturno. 

Torre de Comares destacando en el conjunto de la Alhambra

Esta Torre de Comares posee varias ventanas en sus cuatro fachadas o frentes y, al ser así, se revela el equívoco que plantea su aspecto, pues aparenta ser una torre militar pero cuyos habitáculos interiores debilitan su estructura defensiva, mostrando el verdadero carácter aúlico del espléndido Salón de Embajadores que alberga su interior.

Casi con toda probabilidad, bajo esta Torre de Comares encontramos los mejores y más espectaculares ejemplos de la arquitectura nazarí durante una visita actual a los palacios de la época. Al formar parte del Palacio de Comares, agrupándose dentro del conjunto de los palacios nazaríes, es posible realizar la visita al interior de esta torre tanto de día como de noche y lo mismo ocurre con la visita al Generalife.

torre de Comares entre la pequeña torre de los Puñales y el Peinador

La magnífica estancia que encierra esta Torre de Comares nos revela que sus ventanas inferiores, que vemos desde el exterior, pertenecen a los camarines o alcobas del Salón del Trono  o Salón de Embajadores siendo la central una ventana geminada. Aunque la fachada sur, con vistas al Patio de los Arrayanes, cuenta sólo con la ventana central perteneciendo al balcón o camarín del trono siendo utilizado únicamente por el sultán.

Por su parte, las ventanas superiores que encontramos en cada fachada (excepto en el lado sur que están cegadas), no sólo dejan pasar la luz al ya citado Salón de Embajadores sino que también están encargadas de iluminar su extraordinaria cúpula siendo responsables, por tanto, del cambiante aspecto de los siete cielos a nuestros ojos con el paso de las horas.

luz entrando en alcoba lateral a través de ventanas inferiores

Las ventanas inferiores mencionadas, en época musulmana contaban con unos balcones voladizos. Estos balcones fueron suprimidos en el siglo XVII y actualmente se encuentran cubiertas por celosías de madera. Encima de estas ventanas inferiores encontramos dos pequeñas ventanas, sobre cada una de ellas, las cuales fueron cerradas con celosías de yeso. Más arriba, se sitúan las cinco ventanas superiores en cada frente que presentan arco de medio punto, siendo realizadas también por celosías de yeso.

Aparte del acceso al interior de esta torre a través del retorcido pasillo en recodo tras la puerta izquierda de la bella fachada del palacio de Comares, se puede llegar también a través del Patio de los Arrayanes del palacio pudiendo usarse asimismo como salida. Desde este patio podemos ver, asomando por encima de su pórtico norte, un parapeto almenado que presenta un torreón a cada lado de la Torre de Comares. 

torreones a ambos lados de la torre desde Patio de los Arrayanes

Cruzando el pórtico norte y, una vez dentro de la sala, entre los muros del gran arco doble que marca la separación entre la Sala de la Barca en la que nos encontramos y el contiguo Salón de Embajadores, ya bajo esta Torre de Comares, existen estrechos pasadizos o pasillos que discurren a ambos lados.

El pasillo de la derecha nos conduce a un pequeño oratorio de uso exclusivo del sultán y el pasadizo o pasillo de la izquierda nos da paso a la escalera de subida a los departamentos altos del torreón izquierdo que vemos desde el Patio de los Arrayanes. Este torreón izquierdo que, al igual que el derecho fue reconstruido en el siglo XIX, se compone de pisos pequeños y abovedados que se cree correspondían al dormitorio de invierno del rey nazarí, dando también salida a la terraza de la propia Torre de Comares la cual posee unas vistas inmejorables.

vista del Palacio de los Leones desde la terraza de la torre

La terraza está formada por numerosas almenas y merlones y, en otros siglos, estuvo oculta bajo un gran tejado de madera que finalmente se sustituyó. La forma cuadrada de sus almenas también fue restaurada en el siglo XVI y pasaron entonces a presentar las formas piramidales que observamos actualmente. Al igual que en otras torres del complejo monumental de la Alhambra, como ocurre en la Torre de la Justicia, podemos observar también en esta Torre de Comares diferentes gárgolas de piedra sobresaliendo en su fachada.

pasadizo en el interior de la Torre de Comares

Un conjunto de pasadizos, bajo esta torre, configuraban el recorrido de la guardia que se encargaba de velar por la seguridad del soberano y la protección de la Alhambra. Los pasadizos cubiertos ya sabemos que se configuran como estrechos callejones con entradas de luz puntuales a través de pequeñas ventanas. Estos pasadizos de la Torre de Comares conectan con tres importantes cámaras rectangulares con saeteras en sus flancos.

La imponente presencia de esta torre nos permite observarla desde cualquier punto de la ciudad desde donde contemplemos la Alhambra y el Generalife, siendo el barrio del Albayzín y el barrio del Sacromonte los lugares más privilegiados para contemplar su vertiente norte y desde donde más se aprecia cómo sobresale sobre las demás torres cercanas del recinto, como si quisiera precipitarse por la ladera. 

torre vista desde el Albayzín

Desde la denominada Plaza de Carlos V también puede contemplarse antes de entrar en los palacios nazaríes mientras que, una vez en el interior y antes de acceder a sus estancias, se tiene una espectacular visión de su vertiente sur desde el pabellón o pórtico norte del Patio de los Arrayanes, sobresaliendo muy por encima de los dos torreones laterales como se dijo anteriormente. El agua de la gran alberca o al-birka del patio nos ofrece interesantes imágenes reflejando pórtico y torre.

En la visita nocturna a los palacios nazaríes la estratégica y tenue iluminación artificial, imitando a la luz de la luna y jugando con las sombras, está pensada para poder disfrutar del conjunto de la Alhambra sin perder detalle ni un ápice de la magia del lugar. Del mismo modo, la deliciosa hora azul, el aritmético patio, la silenciosa fuente, las incontables epigrafías o la perfección áurea de la fachada del palacio de Comares aglutinan tanta belleza que es muy posible que el entorno nos traslade a los cuentos persas de Las mil y una noches, en árabe ألف ليلة وليلة.

reflejo nocturno de pórtico norte del patio en el agua de la alberca

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