Alhambra de Granada. Conjunto monumental.

vista del conjunto monumental de Alhambra 

Se conoce la Alhambra como el complejo monumental andalusí sobre la ciudad de Granada. Además de abarcar los antiguos palacios, en su conjunto pueden admirarse bellos jardines y patios así como la propia fortaleza o alcazaba, del árabe: القصبة al-qaṣbah, inicialmente concebida para alojar al emir y a la corte del reino nazarí y más tarde como residencia real castellana. Aunque hay diferentes versiones, lo único claro es que etimológicamente Alhambra en árabe es Al-Ḥamrā (اَلْحَمْرَاء, es decir, la roja).

Su singularidad artística radica en los interiores de los palacios nazaríes, cuya decoración está entre las cumbres del arte andalusí, así como en su localización y adaptación, generando un paisaje nuevo pero totalmente integrado con la naturaleza preexistente. Puede decirse, sin duda, que la Alhambra es la realización artística más importante del último sultanato islámico de la península y, en unión con la mezquita aljama de Córdoba, constituye una de las manifestaciones artísticas más universales del islam.

La transformación de la pequeña población de Gharnata en una ciudad de cierta importancia ocurrió a principios del siglo XI, durante los llamados reinos de taifas, cuando la dinastía bereber de los ziríes formó un principado semi-independiente. Bajo los tres gobernantes conocidos como Habus, Badis y Abdallah (años 1025-1090) la ciudad aumentó en población. Los edificios estaban concentrados en la colina de su alcazaba zirí, situada hoy en pleno barrio del Albayzín y en su entorno inmediato. 

vista de la Alhambra y la Sierra Nevada desde mirador del Albayzín

Para la formación de la Alhambra el acontecimiento más importante fue la construcción por el visir Yusuf Ibn Nagrela de una fortaleza-palacio en la colina de la Sabika, estando ésta elevada cien metros sobre la actual ciudad de Granada. Este nuevo emplazamiento buscaba una situación estratégica defensiva y a la vez transmitir un claro símbolo, donde la cima del poder es muy perceptible para el resto de la ciudad, una ubicación escogida para ser contemplada. 

La colina de la Sabika ya era un espacio ocupado con anterioridad, al menos desde tiempo de los romanos y del año 666 datarían las primeras referencias escritas. Esta colina de la Sabika era el último avance de Sierra Nevada en la fértil vega granadina, un lugar realmente privilegiado para la vigilancia y la observación. Las antiguas y pequeñas construcciones, fundamentalmente de vigilancia allí existentes con anterioridad al siglo XI, fueron transformándose a partir del primer tercio del siglo XIII, dando paso a un gran complejo amurallado con una clara vocación áulica y cortesana. 

En ese desarrollo pueden claramente observarse sucesivas etapas de formación, apogeo y decadencia, a través de una serie de realizaciones artísticas y constructivas. El año 1238 señala un momento crucial, cuando el que sería fundador de la dinastía nazarí, Muhammad Ibn Nasr, tomó la ciudad que seguía en manos ziríes. Los constructores de este conjunto monumental, los nazaríes, supieron aglutinar las actividades artística y cultural con una política constante de pactos y campañas militares, manteniendo así un Estado fuerte y cohesionado. 

barrio castrense y Plaza de Armas en el interior de Alhambra

Herederos de la tradición artística hispano-musulmana, los nazaríes culminarían brillantemente el proceso de evolución de la civilización islámica en suelo europeo, estando más evolucionada y avanzada en su desarrollo que la de sus antagonistas feudales cristianos. La Alhambra se creó en un mundo políticamente inestable, pero económicamente próspero. Así, el citado Muhammad Ibn Nasr acepta una relación de vasallaje con la corona de Castilla y entra por la puerta de Elvira para ocupar el palacio del Gallo del Viento (la antigua fortaleza). 

Con su subida al trono como Muhammad I, siendo nombrado primer emir nazarí de Granada, se reconstruyó y amplió esta fortaleza, se reforzaron sus muros y se levantaron las principales torres. Su sucesor en el trono nazarí, coronado como Muhammad II, terminó las obras de construcción de la alcazaba. Con toda probabilidad las murallas exteriores y el acueducto se completaron para el final del siglo XIII. El conjunto de Alhambra, por tanto, no fue una construcción estática y única, edificada en un momento determinado, sino el fruto de una evolución con sucesivas adaptaciones y ampliaciones. 

Su complejo constructivo se estructura fundamentalmente en varios recintos, pero con una dependencia mutua. Tras tres siglos de actividad, del siglo XIII al XV quedan bien diferenciados los tres sectores en la ciudadela de altas murallas y torres defensivas en que se convirtió entonces la Alhambra: la alcazaba (con el cuartel de la guardia real), el entramado urbano (compuesto por las casas de nobles y plebeyos) y los palacios o medina (donde se encuentran los célebres palacios nazaríes).​ Así, por ejemplo la alcazaba considerada como el recinto residencial y militar más elevado de la colina, es también la zona en la que se situaban las construcciones más antiguas (siglo XI). 

plano orientativo del conjunto monumental de la Alhambra

A partir del siglo XIII fue cuando planifican y desarrollan todo el recinto urbano de la Alhambra, creando una muralla con unas treinta torres (en tamaños y formas variadas) así como calles y puertas de acceso a la ciudad. Posteriormente, definida la idea de ciudad palatina, se identifican las primeras edificaciones palaciegas y estructurales a lo largo de ese mismo siglo XIII. Ya en el siglo XIV se alcanza el máximo desarrollo de la dinastía nazarí y surgen entonces los edificios públicos y oficiales.

Los jardines y pabellones del Generalife datan al parecer del mandato del emir Ismail I (años 1314-1325), pero los restos más importantes de la Alhambra (el complejo del Patio de los Arrayanes y el del Patio de los Leones) pertenecen a la época del sultán Yusuf I (años 1333-1354) y de su hijo Muhammad V, siendo este estilo granadino la culminación del arte árabe andalusí. El palacio de Carlos V el Emperador, que se construyó evidentemente en el siglo XVI después de la toma de la ciudad de Granada en 1492 por sus abuelos denominados reyes católicos, también está dentro de la medina formando parte del conjunto monumental.

Dentro de la alcazaba, en el denominado barrio castrense, se hallan los restos de los muros de las casas que ocupaban el entramado urbano, con la fisonomía típica de una zona urbanizada como son calles estrechas y múltiples callejones, viviendas con entrada en recodo y organizadas en torno al patio, con baño y aljibe en la zona oriental y posibles barracones o almacenes, debido a su regularidad y tamaño, en la zona sur. La alcazaba, propiamente la fortaleza militar, fue construida -como se ha dicho, en el siglo XI- en el solar más antiguo y pronto quedó destinada a un uso puramente castrense al encontrarse en la parte más elevada de la colina.

La Alhambra en la colina de la Sabika con la ciudad a sus pies

La medina, concebida con un carácter artesanal se encontraba al servicio de las necesidades de la corte, con toda una ciudad pensada para cubrir las necesidades del sultán y su corte. Se encontraba distribuida como una auténtica ciudad en menores dimensiones, conservando hoy las ruinas y ocupando la parte más extensa del complejo amurallado, centrándose en lo que se ha llamado también la Alhambra Alta. Había tres calles principales, que unían y conectaban todas sus partes destacando la calle Real Baja que daba acceso al Patio de los Leones, al cementerio real y la Rawda y a los Jardines del Partal

También servía de foso entre la medina y la zona palaciega la llamada calle Real Alta, siendo la vía principal. Esta calle Real Alta parte de la Puerta del Vino y sigue un recorrido hasta el Palacio de los Abencerrajes y el convento de San Francisco, donde se convierte en eje de la zona artesanal. También servía como eje conductivo de la Acequia Real, ya que llegaba hasta la Torre del Agua. Y por último la calle de Ronda, también conocida como calle del Foso, ya que recorre todo el perímetro de las murallas, poniendo en relación todos los elementos del conjunto y que también serviría de foso en caso de asedio.

Por lo tanto, la Alhambra quedaba rodeada por una muralla inexpugnable. En ella aún podemos comprobar sus cuatro puertas de acceso: La Puerta de Armas, la del Arrabal, la Puerta de la Justicia y la de los Siete Suelos. Por la cara interna, la ya citada calle de Ronda ponía en comunicación diversos recintos y servía como foso de protección. Las torres le dan al conjunto su aspecto fortificado y, siendo de distinto tamaño y forma, nos indican que fueron construidas en períodos diferentes y con distintos fines, siguiendo tal vez el proceso de crecimiento de la corte nazarí, por la necesidad de ir aumentando el recinto, a diferencia de otras fortalezas andalusíes que guardan mayor simetría en su estructura.

Jardines y frontal del Palacio del Partal en la Alhambra de Granada

La ciudad palatina de la Alhambra ha albergado en su interior un sinfín de palacios, palacetes, grandes casas y torres-palacio que se han ido sustituyendo de acuerdo a los preceptos islámicos de no construir nada que se perpetúe en el tiempo y a la tradición de que cada emir y sultán se construyese su propio palacio. El Palacio del Mexuar, el Palacio de Comares y el Palacio de los Leones fueron escogidos por los llamados reyes católicos para habitarlos en sus estancias en Granada, lo que garantizó su conservación frente a otros maltratados, abandonados o destruidos en su mayoría durante la breve ocupación militar francesa.

Estos denominados Palacios Nazaríes son independientes entre sí y tienen una jerarquización gradual, encontrándose todos ellos en una definida zona palaciega, al margen de -al menos- otros dos espacios, el Palacio de los Abencerrajes y el Palacio del antiguo convento de San Francisco, localizados ambos en el interior de la medina. Por otro lado, estando estratégicamente enclavado entre los valles de los ríos Darro y Genil, el conjunto de la Alhambra cuenta con construcciones anexas, planificadas como fincas de recreo y aprovisionamiento, sirviendo además de protección y estando distribuidas en los contornos próximos como el Generalife y el desaparecido Palacio de los Alijares, además de las Torres Bermejas

Cabe destacar que una de las características más sorprendentes de la Alhambra es la liviandad de sus construcciones en general que, sin embargo, sabiamente decoradas, las convirtieron en auténticas joyas estéticas y, aunque desaparecida en gran manera la policromía de sus decoraciones, nos ha llegado al menos el testimonio de su dedicación, perpetuada y resumida en el lema de la dinastía nazarí, que se traduce como "No hay vencedor sino Allah", tan repetido en los paramentos de sus construcciones entre innumerables citas religiosas y composiciones poéticas como muestra de un espíritu vivo más allá de las construcciones materiales.

mocárabes y decoración en yeso, Sala de los Reyes, Palacio de los Leones

Por otra parte, la Alhambra es el resultado de un constante quehacer humano que ha ido moldeando un paisaje cultural de un excepcional valor patrimonial, en el que el agua ha jugado, y juega, un papel esencial. El establecimiento del conjunto de la Alhambra y el Generalife fue posible gracias al sistema hidráulico que aseguraba el abastecimiento de agua. La dotación de este bien tan preciado se ha materializado, a lo largo de los siglos, a través de las dos acequias y el canal que discurren por el valle del río Darro. Su distribución en el recinto se asegura por la red de conducciones interiores. 

Además, el conjunto monumental desde aquella época andalusí está provisto de un sofisticado sistema conformado por acequias, albercas, estanques, pozos, norias, pilares, aljibes, diversas fuentes y canales ornamentales que son una parte fundamental de su concepción funcional, ambiental y paisajística. A estas construcciones con el agua como protagonista se sumaron progresivamente otros palacios y almunias reales como el Generalife y su dehesa, los Alijares, perviviendo hoy en día partes de ese sistema hidráulico que continúa siendo conservado y restaurado.

El complejo entramado que se articula en los palacios, jardines, huertas y bosques favorece la creación de algunos de los espacios más emblemáticos de la cultura del agua en la historia, como son el Patio de los Leones y el Patio de los Arrayanes en Comares, el Patio de la Acequia y la Escalera del Agua en el Generalife o los Jardines del Partal, por citar varios ejemplos. La gestión del agua en la Alhambra tiene en consideración valores históricos y etnográficos y en la actualidad el agua continúa siendo -como se viene diciendo- una constante imprescindible para la preservación de la diversidad de la vida y la calidad del territorio.

canal de agua distribuida desde la fuente central del Patio de los Leones

En definitiva, el conjunto monumental de la Alhambra incluyendo el Generalife está formado por un amplio territorio que engloba en su interior bellos edificios y hermosos jardines, murallas, bosques, huertas, terrenos vírgenes, acequias y restos arqueológicos de un pasado de auténtico esplendor. Se conforma de un recinto amurallado y de un territorio circundante en el que se encuentran algunos elementos arquitectónicos inseparables del conjunto de la Alhambra, como son el popularmente llamado Bosque de San Pedro y la dehesa del Generalife hasta coronar el llamado Cerro del Sol.

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