El arte almohade (siglo XII y XIII)

mezquita almohade de Tin Mal en el alto Atlas

Las construcciones durante época almohade se caracterizan por la sencillez y la austeridad a las que les predispone su doctrina. La laxitud moral y la degradación de costumbres de los almorávides dio lugar a este nuevo movimiento rigorista y los almohades acusaron a sus predecesores los almorávides de llevar una vida de lujos y molicie y por ello despreciaron sus palacios y estilo de vida. 

Sin embargo, con el tiempo su gusto y actitud cambiaron, convirtiéndose el arte almohade en uno de los más fructíferos e importantes del occidente islámico, conservándose hasta la actualidad sobre todo mezquitas de aquella época. Las mezquitas, casi siempre revocadas en blanco en el interior y generalmente tendentes a la espaciosidad y a la simetría de líneas, apenas permiten licencias decorativas, reduciéndose éstas a simples fórmulas florales o geométricas, innovando en este sentido al introducir los paneles de sebqa.

alminar de la mezquita de Salé

En el norte de África se conserva la planta, modernamente excavada, de la primera mezquita que levantaron los almohades en Marrakech en el año 1147. La mezquita de Tin Mal está bastante conservada y data del año 1153. La torre alminar Qutubiya de Marrakech precedió en diez años a la construcción de La Giralda, que comenzó a alzarse hacia el año 1172. La monumental de Rabat fue iniciada en el año 1189 y, poco más tarde, alrededor de 1196 comenzó a reconstruirse y ampliarse la mezquita de Salé. 

De las mezquitas almohades en Al-Ándalus, por desgracia, apenas quedan vestigios y ningún templo completo. La mezquita aljama de Sevilla mantiene en pie su famoso alminar, La Giralda, y parcialmente su patio de abluciones que hoy es conocido como el patio de los Naranjos. Quedan algunos elementos decorativos del mihrab de la mezquita de Almería en la actual iglesia de San Juan. De la mezquita almohade de Mértola queda en pie también su mihrab en los muros reaprovechados de la iglesia mayor. 

La Giralda en la mezquita de Sevilla

La grandeza del alminar de La Giralda de Sevilla expresa de forma perfecta la monumentalidad almohade, también presente en alminares semejantes como en la Qutubiya de Marrakech y en la torre de Hasan de la mezquita de Rabat, que quedó finalmente inacabada. Para la construcción de la Giralda, diez años después de la Qutubiya, se utilizaron ladrillo local y mármol procedente de otros monumentos omeyas, coronándose con cuatro esferas de metal para conmemorar la victoria de Al-Mansur frente a Alfonso VIII de Castilla unos años antes.

En la península, además de la Giralda, cabe señalar el alminar de Bollullos de la Mitación, en Sevilla, similar al alminar de la Giralda y que data del siglo XII. En Niebla, el alminar reconvertido en campanario de la iglesia de San Martín y los arcos lobulados sobre columnas de la actual capilla de Santa María de la Granada y antigua mezquita, en el Alcázar de Jerez de la Frontera. A primeros del siglo XIII, acusando los síntomas de la decadencia política, aún se construyó la mezquita de los Andalusíes, en la ciudad de Fez.

alminar y mezquita almohade inacabada de Hasan en Rabat

La estructura de todas las mezquitas almohades mencionadas es igual que las de épocas anteriores, pero sí son de mayores dimensiones y poseen mayor regularidad y ordenación. La representatividad de estas edificaciones almohades quedó bien expresada por el secretario Ibn Sahib al-Salá en su historia de aquella dinastía, señalando cómo el califa Abu Yaqub Yusuf "eligió como residencia la ciudad de Sevilla y en 566H/1171DC empezó a construir la mezquita aljama, grande y noble, para que la gente estuviera holgada a diferencia de lo que ocurría en la otra (aljama de Ibn Adabbas de época omeya), igualándola a la mezquita de Córdoba en amplitud".

En cuanto a los arcos, continúan con la tradición almorávide en el uso de los sistemas túmidos (de herradura apuntada), recurriendo a las formas lobuladas y mixtilíneas sólo en espacios que pretenden ser realzados jerárquicamente, caso del mihrab o la macsura de toda mezquita.

arcos almohades en mezquita de Tin Mal

El arte almohade en Al-Ándalus desarrolla los patios cruceros, que ya habían hecho su aparición en la Madinat al Zahra durante el califato de Córdoba (siglo X y XI), bajo mandato de Abd al-Rahmán III, aunque es en época almohade cuando adquieren un gran protagonismo. Sus mejores testimonios se hallan en el Alcázar de Sevilla donde se han conservado el patio de la Casa de Contratación de Indias y otro, actualmente subterráneo, conocido como el Jardín del Crucero o los Baños de María Padilla. 

Este esquema en los patios cruceros será retomado en los patios nazaríes (hasta finales del siglo XIV) y en los patios mudéjares e igual repercusión tendrá otra novedad artística, que aparece en el llamado Patio del Yeso en el Real Alcázar de Sevilla, consistente en la colocación de unas pequeñas aberturas o ventanas cubiertas con celosías de estuco sobre el vano de acceso a una estancia para permitir su iluminación y ventilación.

Patio crucero en la Casa de Contratación de Indias, Sevilla

En el terreno decorativo aplicaron un repertorio caracterizado por la sobriedad, el orden y el racionalismo. Ello se tradujo en la aparición de motivos amplios que dejan espacios libres en los que triunfan el entrelazo geométrico y las formas vegetales lisas, como se dijo en un principio. Como rasgo ornamental más novedoso cabría mencionar la sebqa. Esta composición o sebqa decora el alminar almohade conocido como La Giralda, en Sevilla, y consiste en una doble trama romboidal en dos planos compuesta por arcos decorativos superpuestos a partir de la clave de los inferiores. 

Con posterioridad, estos delicados paños geométricos serían fuente de inspiración permanente para decorar los campanarios mudéjares de Castilla, Aragón y en otros lugares de la misma Andalucía. En el alminar de La Giralda, en definitiva, a pesar de la sobriedad y austeridad de los almohades triunfa el concepto ornamental andaluz. El poeta García Lorca la llamaba "torre Enjaezada", al comparar las labores de rombo o sebqa que tapizan sus cuatro frentes con el alegre atalaje bordado de un arnés.

decoración y sebqa en La Giralda

La decoración exterior de la Giralda se basaba, principalmente, en la sucesión de aljimeces, bien con arcos de herradura semi-circulares o poli-lobulados, rodeados siempre por un alfiz y acogidos por otro gran arco lobulado apuntado. En las calles laterales hay arcos murales y se extienden redes de sebqa, la ya citada fórmula geométrica basada en la superposición y prolongación en el espacio de arcos lobulados y mixtilíneos entrecruzados. 

Los artesanos en época almohade fueron igualmente muy hábiles tanto en el arte de la marquetería, habiéndonos dejado numerosos testimonios como mimbares (donde sube el imam a la oración) o armazones, como también en el tratamiento de la cerámica vidriada o azulejo, procedente del islam oriental como nueva decoración exterior en el mundo islámico occidental. El mimbar en la mezquita Qutubiya de Marrakech es un hermoso ejemplo de ello.

geométría en el mimbar de la Qutubiya

El uso de la cerámica durante época almohade queda patente en la torre Qutubiya de Marrakesh, primera capital almohade, así como en su hermana La Giralda de Sevilla, segunda capital durante período almohade. En ambos alminares se aplica la técnica del alicatado, es decir, piezas recortadas que, combinadas entre sí, componen un motivo decorativo. 

En cuanto a la arquitectura militar se refiere, los almohades emplearon el sillarejo y la mampostería reforzada con argamasa. Sus sistemas defensivos alcanzaron un gran perfeccionamiento ya que la sucesión de distintos perímetros fortificados, cuajados de torres albarranas y corachas, hacían sus fortalezas prácticamente inexpugnables. Cabe destacar la torre albarrana de Espantaperros en Badajoz y la Torre del Oro en Sevilla.

la octogonal torre almohade de Espantaperros, Badajoz

También cabe destacar en el arte almohade a la pintura como elemento decorativo, que se puede ver en estucos tallados y pintados o superficies pintadas con motivos geométricos. Hay que mencionar también los capiteles de estuco de la antigua sinagoga judía en la actual Santa María la Blanca de Toledo o la capilla de la Asunción en el Monasterio de las Huelgas de Burgos. 

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