Abjad y geometría. Mensaje sufí.

dos cuadrados formando la estrella de ocho

Recordemos que se considera sufismo, en árabe, صوفية o ṣūfiyya, a la dimensión interna y el aspecto espiritual del Islam. A veces se describe como misticismo islámico. Los sufíes, a lo largo de las historia, han estado formados en torno a un gran maestro conocido como wali que rastrea una cadena directa de maestros sucesivos hasta el profeta islámico Muhammad. Los sufíes adoran a Allah como si lo vieran; considerando que si no puedes verlo, seguramente Él te ve a ti. 

De este modo, los sufíes consideran a Muhammad como al-Insān al-Kāmil, el hombre perfecto primario que ejemplifica la moralidad de Allah, y lo ven como su líder y guía espiritual principal. Todas las órdenes sufíes trazan la mayoría de sus preceptos originales de Muhammad a través de su primo y yerno Ali, con la notable excepción de la orden Naqshbandi, que rastrea sus preceptos originales a Muhammad a través de su compañero y suegro, Abu Bakr. 

Al sufismo se le ha confundido con una secta del Islam, cuando en realidad es una orden religiosa que trata de la ciencia de ihsan (las prácticas internas), mientras que fiqh es la ciencia del Islam (las prácticas externas) y aqida es la ciencia del iman (la fe). Aunque la abrumadora mayoría de los sufíes son adherentes del Islam sunita, también desarrollaron aspectos de la práctica sufí dentro del ámbito del Islam chiita durante el período medieval tardío, particularmente después de la conversión de Irán. 

mensaje sufí en entrada de la Cúpula de la Roca, Jerusalem

Durante los primeros cinco siglos del Islam el sufismo se basaba en el islam sunita, observando estrictamente la ley islámica y perteneciendo a varias escuelas de jurisprudencia y teología islámicas. Los sufíes ganaron adeptos al luchar contra la considerada mundanalidad del califato omeya de Damasco (años 661–750) en su búsqueda de la interiorización e intensificación de la fe y la práctica islámicas.

La simetría de la luz. Cuando observamos a este arte único que son los mosaicos islámicos quedamos maravillados ante sus cinceladas formas, movimientos y juegos de colores que se combinan en misteriosas concordancias para ocupar el plano de manera exquisita, sin dejar espacio al error, irradiando cristalizaciones de luz cuajadas de perfecta simetría. Como ejemplos de estrellas de ocho, la cúpula de la Sala de Dos Hermanas, en Alhambra de Granada, un octógono de mocárabes maravilloso en claro simbolismo con la bóveda celeste como iremos viendo. O bien las bóvedas octogonales del mihrab de la mezquita de Córdoba.

cúpula octogonal de la Sala de Dos Hermanas

El arte de los mosaicos islámicos surgió en el siglo X junto con el desarrollo de las matemáticas y la geometría en el naciente imperio y su medio plástico expresivo se inspiró en los mosaicos clásicos romanos, naciendo como un recurso ornamental no figurativo ya que el Islam evitaba la adoración de ídolos. 

Es común la aplicación de patrones repetitivos en estos mosaicos que llenan el espacio de manera absoluta, siendo considerado como un ornamento sin mayor objeto que la fascinación del espectador, a la vez que una demostración de habilidad artesanal y alarde geométrico. En virtud de la relevancia del mensaje, estos mosaicos eran el medio que servía para transmitir una esencialidad más trascendente y relevante acorde a sus aspiraciones místicas. 

Tras su apariencia geométrica se ocultaba y, a su vez, se mostraba al iniciado su esencia. Su motivación no fue la exhibición de destreza, sino la expresión mística de sublimes experiencias internas, la ya citada ciencia de ihsan conjugada en alabanzas y conceptos filosóficos propios de los sufíes, codificándolas en las proporciones de los estrellamientos, cuyos números pueden ser reconvertidos en letras mediante una ciencia sufí conocida como abjad y así simbolizar los atributos divinos, sus bellos nombres. 

mosaico de motivos geométricos llenando el plano

Introducción al sistema Abjad. Para conversión de valores a palabras hay que considerar que se trata de un complejo y extenso sistema de codificación, que han practicado los sufíes durante siglos. Las letras que componen una palabra pueden sumarse y este valor obtenido es reconvertido en otra palabra, al expresar tal resultado como suma de otros números. El alfabeto árabe consta de veintiocho letras, las cuales tienen un valor numérico establecido. Nueve letras corresponden a las unidades, otras nueve a las decenas, otras nueve a las centenas y una al millar.

Algunos ejemplos son relevantes por su significación religiosa y simbólica. Allah es la expresión árabe para Dios y su suma abjad da por resultado 66 ya que la palabra Allah está formada por las letras Alef (1), lam (30), lam (30) y Ha (5) cuya suma nos da (Allah=66). Otra palabra relevante sería Ahad (uno). Se trata de un atributo de Allah y hace referencia a la unidad divina siendo el uno un todo absoluto de cualidad sustantiva. La palabra Ahad está formada por las letras Alef (1), Ha fuerte (8) y Dal (4) cuya suma nos da (Ahad=13). Esto puede entenderse simbólicamente de diversas maneras, por ejemplo que 3 es 1 significando esto que los atributos de belleza, majestad y trascendencia tienen un único origen. 

sistema Abjad de conversión de valores

Wahid (único y designa al nº1) es otro atributo divino relevante como cualidad incomparable y su conversión abjad nos ofrece 19. En el sistema decimal podría decirse que, si luego del nueve sigue la unidad, el nueve lleva al uno representando el fin de un ciclo y el comienzo de otro. Hu o Él designa a Dios y con el sistema abjad la palabra Hu da por resultado 11. Los sufíes utilizaban este nombre como ejercicio de meditación en su recuerdo y repetición. Uniendo las palabras que hemos detallado se puede formar una frase similar del Islam cuyo sentido expresa "Él, Allah es uno, único, incomparable" (Sura 112 - Al Ijlas). En esta frase tan breve, pero profunda, se expresa la unicidad absoluta.

Simbolismo de la estrella de ocho. Entre todas las formas geométricas, la estrella de ocho predomina en el arte musulmán y se denomina Sello de Salomón (Jatám Suleymaní), apareciendo como figura individual, eslabonada o estrellada en pétalos. El maestro sufí Hafiz escribió "un hombre tiene que ser Jatam Suleymaní para que su sello mágico funcione". También aparece en forma de lacerías o combinado con cruces (recibe el nombre de El álito del misericordioso) como también presentarse en otras múltiples variaciones mediante eslabonamientos, incluso a veces la estrella de ocho se oculta sutilmente en el modelo geométrico y en otras ocasiones se presenta como evidencia.

cuadrados, octógono y estrella de ocho

En ocasiones, su ordenamiento parece tener cierto movimiento o inclinación y otras veces se epifaniza en abigarrado jardín, extendiendo sus pétalos y duplicándolos. Al acercarnos a un mosaico islámico comprobamos que siempre nos esconden simetrías subyacentes que extienden sus implicaciones simbólicas. 

El cuadrado es su figura geométrica básica y el símbolo básico de la orientación norte, sur, este y oeste. También es el diagrama más elemental representativo de la Kaabah, el edificio sagrado del Islam. Es más, Kaabah se traduce como cubo; el cuadrado posee cuatro esquinas y el cubo ocho, comparándose como una estrella guía ya que con la traslación y la superposición de los cuadrados resulta en una forma de representación del cubo y estrella. 

cuadrados y estrellas de ocho en lacerías

En la cosmogonía sufí, los cuatro puntos cardinales representan a los cuatro elementos tierra, fuego, agua y aire. Y los cuatro puntos restantes del cubo representan los cuatro reinos de la creación. es decir, el reino humano, vegetal, animal y mineral. 

Desde el punto de vista cosmológico, los ocho vértices representan las órbitas celestes y el primer cielo corresponde a La Luna, el segundo a Mercurio, tercero a Venus, cuarto al Sol, quinto a Marte, sexto a Júpiter, séptimo a Saturno y el octavo corresponde al firmamento, cielo de los fijos o Kursí. Finalmente La Tierra, el mundo o Dunya, también llamado mundo sublunar. 

Y así queda configurado el perfil particular de la estrella de ocho consistente en un octógono de cuyos lados se proyectan triángulos, proviniendo de dos cuadrados en traslación. Por tal motivo, las figuras geométricas tienen una carga simbólica oculta, la cual es inteligible sólo dentro de su contexto cultural.

alabanzas a Allah en estrella de ocho según sistema Ajbad

Valores abjad aplicados a la estrella de ocho. Asignamos 1 a la longitud de cada lado de la estrella y ese será nuestro patrón de medida y con ella calcularemos el área total de la estrella obteniendo un resultado del área de 13,66. El valor de 13 corresponde a la palabra Ahad y el 66 a Allah, aplicando el sistema de conversión abjad, por lo que el mensaje matemático nos indica Allah es Uno (Di : Él, Allah es Uno, Sura 112, Al-Ijlas La Fe Pura). 

De esta forma, si querían añadir Hu o Él a una estrella de ocho para completar la sura que da inicio al verso debían trazar en lacería para reducir su superficie de forma que el área quede en 11 y dicha reducción aparece con un error por debajo del 0,5%. Una vez realizada esa reducción nos encontramos con la que será la estrella Ijlas que aparece en multitud de ocasiones en lacerías de Alhambra de Granada presentando el mismo canon de proporción y existiendo otra gran variedad de ejemplos de decoración con el uso de la estrella Ijlas. 

También tenemos otros cánones como en 0,786, cuyo valor abjad nos dice que, aplicando la conversión 786=Bismillah ar Rahman ar Rahim, es decir, En el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso. No existe el adorno para lucirlo, todo lo creado tiene una intencionalidad evocativa, pensamiento espiritual o dick sufí.

error mínimo de proporción para un área de 11

La Cúpula de la Roca, en la explanada de las mezquitas en Jerusalén, fue construida hacia el año 692 de la era cristiana por órdenes del califa omeya de Damasco, Abd Al-Málik durante la Segunda Fitna en el lugar donde antes se erigiera el segundo templo judío, destruido durante el sitio romano de Jerusalén en el año 70 de nuestra era. Este lugar alberga la roca que, en su interior, es reverenciada por todos los musulmanes. 

La Roca ocupa el lugar central sobre la construcción del plano, circunvalada por dos anillos concéntricos, uno circular y otro octogonal, más el muro. Se puede buscar el patrón más obvio, cuadriculando el área y, en general, pueden hacerse muchos esquemas siendo algunos más plausibles que otros. Si elegimos añadir o colocar una estrella de ocho puede servir como elemento de proporción para delimitar el pasillo más externo del edificio. 

estrellas de ocho sobre plano de la Cúpula de la Roca

Si a esa estrella de ocho le añadimos otra con la proporción Ijlas de área 1/1,12 quedan demarcados los pasos de las columnas en los lados octogonales. Insertamos otra estrella Ijlas dentro de la original haciendo coincidir sus vértices y así queda delimitado el corredor más interno de esta magnífica construcción. Añadiendo una tercera estrella veremos cómo también pasa por líneas demarcatorias de columnas en La Cúpula de la Roca. También queda señalada la posición del relicario, que es el cuadrado verde. 

Y fuera de este templo, en una de las entradas puede apreciarse una pista de su construcción, con estrellas que quizá puedan pasar desapercibidas entre el resto de los mosaicos otomanos. Es el plano esquemático hecho ornamento, volviendo a demostrar que el símbolo no es un mero adorno ya que siempre transmite un mensaje sufí que puede ser leído por la emoción y/o por el intelecto.

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