La cerámica en Al-Ándalus

fuente de cerámica de época nazarí

La producción de cerámica, como ocurría con otras artesanías, también estaba muy extendida por todo el territorio de Al-Ándalus. En ciudades como Málaga o Sevilla, a orillas del Guadalquivir, o en Talavera y Alcolea, a orillas del Tajo, hasta hoy nos llega aquella tradición y forma de decorar los distintos elementos. Se emplearon en cerámica técnicas muy variadas y algunas de ellas permitían una sofisticada decoración.

La técnica de cuerda seca es un procedimiento para decorar la cerámica, esencialmente en el vidriado de la azulejería. Con esta técnica se producen en Pechina y en Almería objetos de formas abiertas (platos y fuentes) y cerradas (jarras). Fue la primera innovación importante y se produjo a finales del siglo X. Consistía en delimitar los esmaltes con un "cordón" separador, para no permitir que se mezclasen esos esmaltes. 

Primero se trazaba un dibujo a pincel con una mezcla de materia grasa y óxido de manganeso y después, en los espacios delimitados por ese trazo, se aplicaban los colores produciendo la decoración final. Dentro de esta técnica existen tres variantes: cuerda seca plana, la más habitual, cuerda seca hendida y cuerda seca de refuerzo. Los elementos de menaje realizados con la técnica de cuerda seca son de gran riqueza formal, decorativa y simbólica al desarrollar temas que aluden a la eternidad, al paraíso islámico, al árbol de la vida o bendiciendo al poseedor del objeto. 

cerámica de cuerda seca en Alcazaba de Málaga

La cerámica realizada con técnica de verde y manganeso, también llamada verde morada o loza de Elvira, constituye un tipo amplio de piezas alfareras y su principal característica es el buscar un amplio contraste entre el negro-morado del manganeso y el verde de cobre con la pasta blanca de base o engalba. Su foco principal de difusión fue la ciudad palatina de Madinat Al-Zahra, durante el califato de Córdoba.

A su vez, la cerámica verde y manganeso juega con tres colores que en la cultura islámica son encarnaciones cromáticas de un simbolismo político-religioso. De esta forma, el color blanco representa claridad, lealtad y poder. El color negro la austeridad y la dignidad. Y el verde como color del pueblo árabe y de la felicidad. A finales del siglo XI esta técnica fue siendo sustituida por la técnica de cuerda seca y por el esgrafiado, que en los alfares murcianos se resuelve con un simple contraste de blanco y negro.

La técnica del manganeso-esgrafiado sirve para perfilar motivos decorativos realizados en otras técnicas y va evolucionando con los siglos, apareciendo en territorios andalusíes durante el siglo XII, coincidiendo con el final del período almorávide y durante todo el período almohade perdurando hasta el siglo XV en territorios del reino nazarí de Granada y sobre todo en áreas bajo influencia o dominio merinida. 

plato de cerámica en verde y manganeso

De esta forma, el área de distribución de estas cerámicas se concentra sobre todo en Levante y Murcia aunque se expanden desde Mallorca hasta zonas del Algarve y algunas localizaciones del norte de África como Ceuta, siendo más escasos los hallazgos en el interior peninsular. En la ciudad de Almería es habitual encontrar esta técnica en jarras con doble anillo de fondo y con temas decorativos ajenos a una estética exclusivamente islámica, como el león rampante. 

En Al-Ándalus, en general, se desarrolló esta técnica del esgrafiado en muy diversos capítulos artísticos y artesanos. En arquitectura ornamental sobresalen los motivos geométricos seriados de Alhambra de Granada. Esta técnica, en la vajilla de la alfarería doméstica y en su mayoría jarritas de arcillas claras, tuvo especial aplicación en la serie verde y manganeso cuyos esgrafiados sobre la engalba se conseguían al extender una capa elaborada con óxido de manganeso que sirviera de base al dibujo posterior. 

Esa capa era arañada con un buril, conformando los diferentes motivos decorativos anteriores a la cocción. Elaborada con pastas de calidad, de color blanco o pajizo, con esgrafiados geométricos, esquemáticos o caligráficos, ha sido un recurso común en todas las alfarerías de Al-Ándalus y aún continúa usándose en algunas regiones del Magreb.

jarra con técnica de esgrafiado en Murcia

Por su parte, la técnica de reflejo metálico fue originada en Egipto y Siria y datada entre el siglo XIII al XV. En Al-Ándalus la asimilaron los artesanos alfareros y puede decirse que también se elaboraron con esta técnica grandes azulejos para decoración arquitectónica. Los reflejos dorados tuvieron su mayor foco de producción en la zona de Levante, desde la cerámica aragonesa de los alarifes mudéjares de Muel hasta el gran emporio de Manises. 

Los reflejos dorados o loza dorada, son también conocidos como ópera Malika, haciendo referencia a Málaga, siendo un tipo de decoración esmaltada con efectos iridiscentes producidos por los óxidos metálicos aplicados en una tercera cocción sobre un esmalte ya cocido. Hoy en día llamamos cerámica andalusí a la producción alfarera fabricada en época de Al-Ándalus entre los siglos VIII y XV. 

Se caracterizó por las formas elegantes de las vasijas, el vidriado, la azulejería y el uso de esmaltes. Innovó en la cerámica europea con técnicas como las ya citadas de cuerda seca o los reflejos metálicos. Hay que tener en cuenta que, con la llegada del pueblo árabe a la península, su alfarería se fusionó con la de origen tardo-romano (tartésico, fenicio) a la que se añadían la de pueblos bereberes y otros más orientales como iraquíes o persas. 

cerámica en verde y manganeso en Córdoba, siglo X

Entre el siglo VIII y finales del IX, durante el emirato omeya de Córdoba, se conoció un enriquecimiento sobre todo en formas y técnicas. En esta época ya se conocía la técnica de cuerda seca y quedó plenamente desarrollada en Al-Ándalus en el siglo X. En ella, la separación de los colores (motivos decorativos) se realizaban con líneas elaboradas con una mezcla de aceite de linaza, manganeso y materia gorda que evitaba que hubiera mezcla de colores durante la aplicación del cocido.

Con el califato cordobés aumentó su desarrollo gracias a la creciente población en las ciudades y el número de alfareros. El producto ejemplar resultante son las lozas decoradas en Medina Elvira y Madinat Al-Zahra para su uso en el servicio de mesa. Asimismo, los talleres en esta época se hacen profesionales desbancando la producción más casera, y según zonas geográficas varían la tipología de la producción. Los primeros alfares con vestigios arqueológicos se sitúan en Priego de Córdoba, Murcia, Valencia, Zaragoza y Balaguer.

La cerámica verde y manganeso o loza de Elvira se desarrolló sin duda durante la dinastía omeya y el juego cromático implícito en el simbolismo cerámico sintetizaría su plenitud político-cultural. De este modo, el blanco era el color de la dinastía y el verde el color del profeta Muhammad dejando al negro como recurso técnico. Esta cerámica de período califal omeya recibió la influencia oriental abasí y es probable incluso que trabajasen alfareros orientales en Al-Ándalus. 

cerámica animalística en Madinat Al-Zahra, siglo X

Aunque así no fuese, las ruinas de la ciudad palatina de Madinat Al-Zahra son testimonio de la presencia de la cerámica de Irak con sus típicas decoraciones animalísticas, figuras humanas e inscripciones cúficas. Estos mismos temas, junto con los atauriques y arabescos, decoran la cerámica del siglo X con motivos verdes y morados sobre fondo blanco hallada en Granada, Córdoba y Madinat Al-Zahra.

De la época posterior, conocida como de los reinos de taifas, actualmente contamos con un tratado de mineralogía escrito por el persa Al-Biruni en el año 1035, siendo uno de los intelectuales más destacados del mundo islámico, donde menciona recetas de esmalte, pero sin precisar si son usados en la cerámica. Se observan en la zona del mediterráneo el uso de las formas rectas en el menaje de cocina, frente a la producción del norte de Al-Ándalus, que continúa con las formas en S. 

ataifor con epigrama Salud en técnica de cuerda seca, siglo XI

En azulejería, la técnica de cuerda seca tuvo su continuidad con la técnica de cerámica de cuenca o arista, con la que no debe confundirse pues se trata de otro procedimiento diferente. Se va introduciendo progresivamente el uso de pastas específicas según la función del recipiente, como la alfarería de fuego, ricas en inclusiones desgrasantes, y las pastas más refinadas para otros usos. 

Con la decadencia del califato cordobés, durante estos reinos de taifas el principal núcleo de fabricación de cerámica se desplazó a Málaga, donde hizo su aparición la cerámica azul, llamada así por el color azul cobalto, base de la decoración. Entre los siglos XI y XII aparecieron nuevos colores, nuevos materiales y sobre todo un diseño floral delicado mezclándose sutilmente con compleja geometría matemática. En cualquier caso, la austeridad almorávide y almohade quedó reflejada en el verde monocromo de focos alfareros como el de Denia, en la zona de Alicante. 

cerámica almohade localizada en Alarcos

Durante el imperio almohade, el geógrafo Al-Idrisi, en un manuscrito datado en el año 1154, afirma "En Calatayud se fabricaba cerámica dorada que se exportaba a lejanos países", y en el caso de Almería esto nos lo sugiere la localización, en las costas del Cabo de Gata, de un barco hundido con un cargamento de cerámica claramente de estilo nazarí. Seguramente también las cerámicas eran producidas desde otros numerosos puntos de Al-Ándalus, como los yacimientos manchegos de época almohade en las fortalezas de Calatrava la Vieja y Alarcos. 

A extramuros de la medina alfarera andalusí se situaba un área industrial de importancia fundamental: los alfares. La técnica de cuerda seca convivió en esta época con las otras dos técnicas aplicadas a la cerámica no vidriada: el esgrafiado y el estampillado, que se generalizaron durante todo el período almohade. El esgrafiado, de hecho, había alcanzado ya uno de sus más vistosos períodos en la obra alfarera del anterior arte almorávide. 

manganeso-esgrafiado en Málaga

A partir del siglo XIII, la cerámica andalusí alcanza un nivel de desarrollo absolutamente extraordinario y la riqueza en Al-Ándalus favorece que se investiguen nuevas técnicas hasta llegar a la técnica del reflejo metálico que, como ya sabemos, mediante tres cocciones y una reducción química dentro del horno consigue un complejo efecto dorado, que junto con la decoración floral y geométrica, alcanzan piezas de muy alta calidad. 

Los jarrones tipo ánfora, con grandes asas planas macizas, conocidos como vasos nazaríes o jarrones de Alhambra, están considerados como la máxima expresión de la cerámica con esta técnica, estando decorados solo con oro o con azul y dorado. Se cuenta con dieciséis ejemplares en cerámica y todos pertenecen al complejo palaciego granadino, alcanzando una altura de más de 1 m. Algunos llegaron intactos hasta nuestros días mientras que de otros sólo se han podido conservar pequeños fragmentos como golletes, asas y cuerpos. Fueron piezas de gran lujo fabricadas para su contemplación y los temas decorativos consisten en dibujos geométricos, vegetales, epigráficos y algunos representativos.

Aunque las primeras muestras de decoración cerámica en arquitectura, todavía muy simples, se hallaban ya en La Giralda y en la llamada Torre del Oro, su máxima perfección, esplendor y variedad de procedimientos (verde y manganeso, esgrafiado, cuerda seca, reflejo metálico) se da en Alhambra de Granada. Se desconoce si procedente de alfares persas establecidos en Málaga o producto de los propios alfareros nazaríes, la cerámica de piezas alcanzó también notables resultados. 

reflejo metálico malagueño en Alhambra, siglo XIV

Ibn Said Al-Magribi (años 1213-1286) anotaba en su cuaderno "En Murcia, Málaga y Almería se fabrica un vidrio de gran calidad así como una cerámica vidriada dorada". El hilo conductor de la técnica de reflejo metálico, loza dorada u ópera Malika fue mayormente morisco, estando estos distribuidos en los focos de Manises, Paterna, Quart, Alacuás y Muel. En los ejemplos cerámicos hallados en Talavera, a las orillas del río Tajo y datados del siglo XIII, la decoración de los mismos es geométrica, de ritmos radiales, con motivos vegetales esquematizados y algunas composiciones heráldicas.

La técnica de cuerda seca se desarrolló también dentro de la cultura morisca y el mudéjar, mezclando el influjo musulmán con el gótico-renacentista cristiano, constituyendo los atauriques el fondo de la ornamentación animalística incluyendo en ocasiones motivos góticos. Abd Al-Qasim Kashani, en su tratado de cerámica, relataba acerca de la técnica del lustre iraní durante el siglo XIV, con la que recortaban láminas muy finas de verdadero oro en una pureza superior al 99%. 

cerámica en Bayyana, la actual Pechina en Almería

Las lozas fabricadas en muchos de los centros andalusíes durante el siglo XIV tienen rasgos personales que las hacen únicas como la combinación del azul y el verde en Teruel, o del azul y el morado negruzco del manganeso en Sevilla; en el caso catalán por la gran cantidad de piezas firmadas o fechadas o la combinación de azul y blanco en Talavera. Hasta la segunda mitad del siglo XVI, la región catalana así como Teruel, Toledo, Talavera o Sevilla fueron, a grandes rasgos, focos beneficiados por las lozas valencianas cuyos motivos y técnicas imitaron. 

Por otro lado, en documentos valencianos del año 1319 se mencionan piezas importadas de Málaga y Teruel. La loza dorada puede considerarse uno de los productos singulares y reconocidos del foco cerámico valenciano, si bien originalmente imitaba las producciones malagueñas nazaríes en perfiles y decoración y por ello era también una técnica conocida como ópera Malika. En el siglo XV, la loza vidriada se exportaba mayormente a Italia y Flandes, donde era destinada a los banquetes de la nobleza y fiestas de príncipes europeos.

En resumen, podría decirse que la cerámica en época de Al-Ándalus alcanzó un nivel técnico y decorativo extraordinario. Debido al estado de desarrollo de la civilización andalusí, la cerámica también vivió un gran avance creando técnicas y estilos muy complejos. Se evolucionó permitiendo la multiplicación de flujos comerciales y el aumento de talleres. El decreto de expulsión del año 1609 llevó a miles de artesanos al destierro y con ellos se perdieron la industria, muchas de las fórmulas, de los secretos y del esplendor.

fuente de cerámica actual en Talavera

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