Ronda. Abbás Ibn Firnás.

escultura de Abbás Ibn Firnás en Bagdad

Abu Al-Qasim Abbás Ibn Firnás, en árabe أبو القاسم عباس بن فرناس nació en la ciudad de Ronda en el año 810 y murió en la capital de Córdoba en el 887, por lo que su vida se desarrolló durante el califato omeya cordobés siendo conocido como precursor de la aeronáutica además de gran científico y químico andalusí nacido en una familia de origen bereber cuyos ancestros participaron probablemente en la llegada a la península.

Los biógrafos también presentan a Abbás Ibn Firnás como un brillante filósofo de su época, habiendo realizado estudios científicos de química, física y astronomía, principalmente. Sus aptitudes en el campo de la literatura y su habilidad en astrología le permitieron introducirse en la corte del emir Abd Al-Rahmán II, en Córdoba, donde también pudo mostrar sus grandes dotes en alquimia. Dentro de las artes literarias fue a la poesía a la que dedicó sus mayores esfuerzos siendo el primero en comprender el Kitab al-‘arud de Jalil.

Abbás Ibn Firnás vivió, por tanto, en la época del esplendor omeya en Al-Ándalus y construyó el primer planeador de transporte humano teniendo un vuelo exitoso con él lanzándose al vacío desde una torre de Córdoba, por tanto, tiene fama de haber intentado el primer vuelo. Gracias a sus otros numerosos inventos pudo seguir frecuentando la corte cordobesa durante el mandato de Muhammad I (años 852-886).

Abbás Ibn Firnás, primer aviador de la historia

Abbás Ibn Firnás diseñó también un reloj de agua, la clepsidra, llamado entonces al-maqata maqata. También fue el primero en desarrollar la técnica de talla del cristal de roca o cuarzo, cuando hasta entonces sólo los egipcios sabían facetar el cristal, y la puso en práctica en los hornos de Córdoba, lo que contribuyó al desarrollo de la industria del vidrio cordobesa. Por eso se le considera uno de los precursores de la cristalografía. Fue también el primero en usar en la península las tablas astronómicas de Sind Hind, originarias de la India, básicas para el desarrollo de la ciencia europea posterior.

La consecuencia de la importación a Al-Ándalus del citado arte de la talla de cristal de cuarzo -conocido unos siglos antes- y su divulgación fue una floreciente industria de la que son un ejemplo las figuras de ajedrez talladas en los siglos X y XI, algunas de las cuales se conservan en museos. Por otra parte, durante siglos la gente había usado las estrellas y la Luna como reloj, para saber el curso del día y de la noche y a Ibn Firnás -que fue ingeniero en Florencia antes de llegar a Córdoba- se le debe la realización del citado reloj anafórico, de clepsidras de flujo constante y de otros artificios que señalaban la hora con gran precisión.

Gracias a sus conocimientos astrológicos desarrolló varios inventos para medir el tiempo y el movimiento de los astros. Creó una esfera armilar para representar el movimiento de los astros, así como un planetario, que construyó en su propia casa, en el que aparecían estrellas y nubes, todo ello acompañado de un ruidoso y deslumbrador aparato mecánico que simulaba truenos y relámpagos. Las escasas reseñas que quedan de dicho planetario señalan que el visitante quedaba sobrecogido por la aparición de tormentas entre las paredes de la habitación. 

estatua de Abbás Ibn Firnás en Bagdad

Abbás Ibn Firnás era uno de los hombres de mayor sagacidad y penetración, un agudo filósofo, para captar los conceptos sutiles y los secretos de las bellas artes. También conocía perfectamente el arte de la música, tocaba el laúd y cantaba acompañándose de él con tal destreza que se le considera uno de los primeros maestros musicales andalusíes. Cabe decir también que en aquella época la música era considerada una rama de las matemáticas teóricas y que a lo largo del siglo IX ya existía en la ciudad islámica un ambiente científico y cultural muy grande donde él pudo desarrollar sus talentos.

Su nombre sería latinizado posteriormente como Armen Firman. En Occidente se habla de los hermanos Montgolfier, pero en los países musulmanes explican que el primer hombre que intentó volar fue Abbás Ibn Firnás, novecientos años antes que los hermanos Montgolfier. Actualmente, un cráter de la Luna, un aeropuerto en Irak y un puente en la ciudad de Córdoba llevan su nombre. Incluso el sistema de gestión del aeropuerto de Doha, capital de Qatar, lleva su nombre Firnás Automates Doha Airport.

Libia, España y las Islas Comores han emitido sellos con su efigie y en Irak también tienen una estatua suya en Bagdad, además del aeropuerto al norte de la misma capital. En Ronda, su ciudad natal, se puso su nombre a un centro astronómico y meteorológico y en el año 2011 se inauguró el citado puente sobre el Guadalquivir con su nombre, en Córdoba, en cuyo centro se encuentra la figura del pensador andalusí, desde la que se erigen dos alas, llegando hasta ambos extremos del puente.

puente de Ibn Firnás sobre el Guadalquivir en Córdoba

Sin duda, Abbás Ibn Firnás fue el más remoto pionero de la aviación del que se tiene noticia, con diseños aeronáuticos elaborados seiscientos cincuenta años antes de que el también ingenioso artista e inventor florentino Leonardo Da Vinci (años 1452-1519) plasmara el primer intento de estudio aerodinámico, el cual aparece en su obra Sobre el vuelo de los pájaros redactado por el italiano hacia el año 1505.

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