Almería. Aljibes de Jairán y Aljibe califal.

Aljibes de Jairán en Almería

Los aljibes de Jairán son una obra de ingeniería hidráulica andalusí, formando parte de la red creada para el abastecimiento de agua a la población de Al-Mariyyat o Almería y a las tropas defensoras de la ciudad. El volumen de agua almacenada era cantidad suficiente como para abastecer a una ciudad de treinta mil habitantes, como era Almería en el siglo XI, durante un largo asedio. 

Según dejó escrito Al-Himyari, fue durante el reinado taifa de Jairán -cuyo tiempo se extendió entre el año 1012 y el 1028- cuando se ordenó la creación de la conducción de agua desde las fuentes de Alhadra y de la zona del Aljibe, situadas extramuros de la ciudad amurallada, mientras que el también historiador Al-Udri sitúa su construcción bajo el reinado de su sucesor Zuhair -que se extendió entre los años 1028 y 1038-. Tradicionalmente, no obstante, se les conoce con el nombre de aljibes de Jairán.

bóveda de ladrillo en los aljibes de Jairán

Una acequia subterránea, de alrededor de 6.400 m de longitud, transportaba el, agua desde las citadas fuentes de Alhadra hasta la principal entrada al noreste de la ciudad en la puerta de Pechina. De aquellos aljibes quedan hoy día restos visibles en la antigua calle de los Aljibes, conservándose las tres naves de ladrillo comunicadas entre sí, con bóveda de medio cañón octogonal sostenida por pilares de época romana y arcos califales. 

Esta construcción fue ampliada en tiempos del primer rey taifa de la dinastía sumadihita, a finales del siglo XI, a través de una nueva canalización que llegaba hasta la mezquita aljama y abastecía al resto de la ciudad, siguiendo en uso hasta bien entrado el siglo XIX, por lo que es seguro que en tiempos de su sucesor, Al-Mu'tasim, la ciudad de Almería ya disfrutaba de ello. Actualmente estos aljibes acogen la sede de la peña flamenca El Taranto.

Puede decirse  que los sistemas hidráulicos en esta época fueron un complejo mundo que se desarrolló en torno al aprovechamiento del agua, generando diversidad de alternativas para su control y uso y disfrute. Es evidente que, en una tierra donde son frecuentes las sequías y el estiaje de los arroyos, se imponía como necesario el uso de canalizaciones o sistemas de riego muy perfeccionados. 

interior de los aljibes de Jairán, hoy peña flamenca el Taranto

La puesta en explotación de áreas irrigadas provocó un paisaje característico, en terrazas escalonadas, del que todavía somos testigos. A cada pueblo le correspondía un terreno irrigado, parcelado en numerosas terrazas de tamaño reducido y un red de acequias. Era muy frecuente también el uso de pozos, en el interior de las viviendas y algunos pueblos contaban con norias y aljibes que recibían el agua de pequeñas acequias.

Otros sistemas utilizados en la época fueron las galerías subterráneas, como los qanat, formados por galerías con lumbreras y que recogían el agua en un pozo madre. Para las aguas superficiales se utilizaban sistemas más simples de captación como las boqueras, que eran conducciones de agua a cielo abierto. Está documentado que durante el reino nazarí de Granada, los soberanos ejercían sus derechos sobre el agua.

tablao flamenco entre columnas del aljibe de Jairán

Por su parte, el llamado aljibe califal es una construcción hidráulica que se localiza en el segundo recinto de la Alcazaba de Almería, junto a la ermita mudéjar de San Juan y que ha sido tradicionalmente datado en época califal. Su construcción está semienterrada, poco elevada y aún así podemos ver cómo su interior está formado por cinco naves de las cuales la central es la más ancha. Estas cinco naves poseen cubierta de bóveda de medio cañón y están comunicadas entre sí por arcos de medio punto.

La disposición oblicua con respecto al muro exterior se ha relacionado con la intención de presentar mayor superficie de contacto y, por tanto, un menor empuje del agua sobre el muro. El abastecimiento de este aljibe califal se realiza mediante la captación del agua de las cubiertas del mismo aljibe y de los edificios aledaños, y su encauzamiento hacia el interior del aljibe mediante canalizaciones cerámicas.

Otro suministro procedía de las aguas de las escorrentías superficiales próximas, que discurren siguiendo cauces producidos por las pendientes del suelo. En este caso, antes de su derivación al interior del aljibe, el agua pasaba por unas alberquillas o piletas de decantación. Este sistema, que se encontraba extendido por todo el sudeste, constituía un modo muy eficaz de aprovechamiento del agua de lluvia siendo un área simiárida, donde las lluvias son torrenciales.

Aljibe de época califal en Almería

Los sultanes nazaríes eran dueños de importantes y extensas propiedades, de campos de cultivo y de pastos, negociando con todo ello. Como caso ilustrativo quedó documentada la compra de agua del río Abrucena que los habitantes de Abla y Abrucena le hicieron al sultán nazarí Muhammad I en el año 1237, pagando a partir de entonces los derechos sobre la misma. Posteriormente, con el octavo sultán nazarí, Muhammad V, en el 1356, fue redactado el documento que fijaba el reparto de las aguas del mismo río de Abrucena. Y este acuerdo fue ratificado en varias ocasiones desde entonces.

Recordemos, por otra pate, que los baños públicos, además de un uso higiénico, en algunos recintos se utilizaban con fines terapéuticos debido a la bondad de sus aguas termales. Al-Idrisi nos relató cómo enfermos de todas las partes acudían a los baños de la localidad de Alhama de Almería, donde permanecían hasta aliviarse o curarse del todo. A su vez constituyeron lugares donde se intercambiaban ideas y se celebraban ceremonias como la circuncisión. 

Los baños públicos, como establecimiento, eran propiedad del soberano o de fundaciones religiosas o piadosas (hábices) y, de hecho, sus rentas contribuían al funcionamiento de las mezquitas próximas. En cuanto a los aljibes de Jairán no está documentado si su uso era extensivo o tal vez los habitantes de la ciudad o ciertos sectores debían pagar por su consumo.

peña El Taranto en el antiguo aljibe

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