Alhambra de Granada. Torre de la Rawda.

Torre de la Rawda en Alhambra

En el Patio de los Leones, en su vertiente noreste, encontramos una pequeña puerta, antes de alcanzar la Sala de los Reyes que, aunque actualmente está cerrada en la visita a los llamados Palacios Nazaríes, permitía el acceso hasta la llamada Puerta de la Rawda, bajo esta torre. La Torre de la Rawda, por tanto, se ubica en la zona izquierda de la calle Real Baja y ocupa el espacio exterior entre la Sala de los Abencerrajes y la citada Sala de los Reyes del Palacio de los Leones.

Para algunos investigadores esta Torre de la Rawda formaba parte del que fuera el palacio del sultán Ismail I, uno de los primeros que se realizó fuera del recinto amurallado de la alcazaba y que, tras la construcción del Palacio de Comares y el Palacio de los Leones, desapareció por completo siendo -al seguir esta hipótesis- la Torre y Puerta de la Rawda posiblemente de los pocos restos que se conservaron de dicho palacio. La fecha de su fundación es imprecisa, siendo atribuida por unos al citado sultán Ismail I, a principios del siglo XIV, y a su nieto Muhammad V, por otros. 

Rawda en árabe significa "jardín o campo de difuntos - paraíso" si nos atenemos al hadit profético que nos dice que "La sepultura es uno de los jardines del paraíso". El uso de la palabra, en muchos casos, derivó para designar un lugar de enterramiento acotado espacialmente y con arquitectura asociada, rodeado de zonas ajardinadas. Debió existir uno en la maqbara de la Sabika pero el espacio al que nos referimos se encuentra al noroeste de la mezquita aljama, separada de la Casa Real por la calle Real Baja, que actúa a su vez como foso entre ésta y el actual Palacio del Partal.

jardines en la Rawda Real de la Alhambra tras el Palacio de Los Leones

La llamada Torre de la Rawda, por tanto, tomó el nombre de los jardines que rodeaban el cementerio real y rawda de la Alhambra, situado detrás del Patio de los Leones. Antes de su construcción, el emir Muhammad I, fundador de la dinastía nazarí en el segundo cuarto del siglo XIII y constructor de parte de los edificios de la Alhambra, falleció en enero del año 1273 y fue sepultado en el cementerio de la Sabika, mientras que su sucesor Muhammad II, falleció en 1302 y según Ibn Al-Jatib "fue enterrado en una tumba aislada en el panteón de sus antepasados, al este de la mezquita real, en los jardines contiguos a la Casa Real".

Este hecho no fue secundado por los siguientes emires y Muhammad III (abuelo del ya citado Ismail I), que fue destronado por su hermano Nasr en el año 1309, murió asesinado en enero de 1314 y se sabe que fue sepultado junto a su abuelo en el panteón familiar de la Sabika. El entonces nuevo emir Nasr falleció en medio de los conflictos internos que sacudieron al emirato nazarí en el primer cuarto del siglo XIV, cuando se encontraba exiliado en Guadix por orden de Ismail I, siendo enterrado en la mezquita de su alcazaba hasta que fue trasladado al panteón familiar, también en la Sabika.

Le sucedió entonces en el trono Ismail I, tras su sublevación, y éste como sultán realizó importantes campañas militares en las tierras del alto Guadalquivir, destacando el asedio en Martos en el año 1325. Tras esta campaña, Ismail fue asesinado por su familia en su Casa Real siendo inhumado en la Rawda de la Alhambra. A partir de su muerte, parece que todos los sultanes siguieron utilizando el cementerio real de la Rawda. Al menos tenemos la certeza de que fueron enterrados aquí Muhammad IV, Yusuf I y posiblemente su hijo y sucesor Muhammad V durante el siglo XIV, así como Yusuf III en el siglo XV.

cementerio real en la Rawda de la Alhambra

Cabe decir que el cementerio está prácticamente vacío puesto que Boabdil, el último sultán nazarí de Granada que gobernó a finales del siglo XV, se llevó junto a su séquito los restos de sus antepasados, supuestamente hasta una rawda que poseía su mujer en la alquería de Mondújar, en el camino de las Alpujarras, a los pies del castillo que había ordenado construir su padre, Muley Hacén. Parece ser que Muhammad XII, más conocido como Boabdil, no quiso dejar a su familia en una Alhambra que ya pasaba a manos cristianas y por ello, al llegar a Mondújar, ordenó darles sepultura en un sitio que aún no ha sido encontrado. 

Al existir dos poblaciones en Al-Ándalus con el nombre de Mondújar, una próxima a Laujar de Andarax y otra en el Valle de Lecrín, surge la duda. Según consta en el libro de Apeo (año 1577) del Mondújar granadino, los restos de los sultanes Muhammad II, Yusuf I y Abu Saad fueron enterrados en la Rawda de la mezquita de dicha población. La otra posibilidad es que Mondújar fuese almeriense, la localidad que se encuentra en el camino entre Laujar y Adra, siendo el puerto desde el cual el último sultán nazarí marchó a la ciudad de Fez, pero nunca se ha investigado ni hecho excavación arqueológica alguna.

Regresando al lugar que nos ocupa, la Torre de la Rawda puede contemplarse al ascender por los Jardines del Partal, siguiendo la calle que sube pegada a los muros exteriores de los palacios nazaríes. También desde la explanada oeste de la actual iglesia de Santa María de la Alhambra, donde se encontraba la mezquita mayor, junto a la puerta para acceder a ésta podemos observar tanto la techumbre de la Sala de los Abencerrajes como la de esta Torre de la Rawda, estando su tejado abierto a cuatro aguas. 

vista interior de la Torre de la Rawda

Toda esta zona sufrió distintas modificaciones durante los sultanatos nazaríes (posteriores al sultán Ismail I) de Yusuf I y de su hijo y sucesor Muhammad V y, posteriormente, se sometió a las modificaciones más importantes tras la llegada cristiana. Aún siendo así, la principal función de la Puerta de la Rawda, una vez dentro del recinto amurallado y habiendo atravesado la Puerta del Arrabal, se cree que era permitir o cerrar el paso bien a los llamados Palacios Nazaríes o al cementerio real y la rawda de la Alhambra

La zona baja de esta Torre de la Rawda está ocupada por los arcos abiertos y se alza presentando planta cuadrangular, sin decoración exterior y construida de ladrillo. Se trata en realidad de una qubba (espacio cupulado de carácter monumental) o pabellón, abierto en tres de sus costados mediante grandes arcos de herradura mientras el cuarto, más interno, sirve de puerta de comunicación con el interior del Palacio de los Leones en cuya estructura quedó integrado el edificio, aunque éste fuese anterior en construcción. 

Sobre los arcos abiertos de su puerta, en el techo nos sorprende una espectacular bóveda gallonada, con la tradicional decoración de la época estando los gallones estucados de ladrillos rojos con llagas blancas o tendeles blancos. Bajo la cúpula de la torre encontramos tres ventanas en cada uno de sus cuatro frentes, actualmente cristalizadas y cuya misión era proporcionar la iluminación del espacio dejando pasar la luz exterior. 

bóveda de gallones en la cúpula de la Torre de la Rawda

Por otra parte, en el patio que precede a esta Torre de la Rawda, adosado a su misma fachada y junto al muro y arco exterior que delimitan esta zona, se encuentra actualmente un pequeño pilón de agua. Se considera que esta qubba estaría en origen rodeada de otras estancias pertenecientes al panteón real, y también existían en su proximidad unos baños, así como un aljibe el cual aún se conserva. El redescubrimiento del panteón real se realizó en el siglo XIX, pero fue Torres Balbás quien finalmente en 1925 lo excavó y recuperó. 

Se trata de un edificio de planta rectangular orientado de sureste a noroeste, que en su centro conserva un espacio cuadrado, la citada qubba abierta por sus laterales, cubierto por una cúpula en cuyo subsuelo encontramos tres tumbas. Se accede desde la calle Real por medio de un arco de herradura ligeramente apuntado, festoneado y con paños de sebka de ladrillo en las albanegas, dando paso a un pequeño vestíbulo que conducía de forma directa al interior del panteón. En el extremo noroeste hay tres vanos que se corresponden con otras estancias, ocupadas la central con dos tumbas y las laterales con una cada una. 

Al sureste de este edificio había otro espacio acotado a modo de jardín que, cuando fue excavado, se encontraba completamente ocupado por fosas de antiguas tumbas, lo mismo que el interior del mausoleo. En total se identificaron unas 70, de forma trapezoidal, con una profundidad de 1 a 1,5 m, todas ellas vacías, salvo una. Ya en el siglo XXI, tras nuevas excavaciones, apareció una nueva sepultura y se pudieron analizar algunos detalles del edificio y de las excavaciones del propio Torres Balbás. En el museo de la Alhambra se conservan algunas lápidas, epigrafiadas algunas, que pertenecieron a varias de las tumbas reales.

restos del Panteón Real en la Alhambra y Torre de los Abencerrajes

En el ritual que seguía a la muerte de un destacado nazarí se lavaba el cuerpo del difunto tres veces para su purificación y a continuación se amortajaba con tres telas blancas de algodón perfumadas con alcanfor. El cadáver del sultán era colocado en la citada qubba, con la intención de hacer pública su muerte, cubierto por una sábana o lienzo de color blanco con el que después el cadáver sería enterrado de costado y orientado al sureste hacia la ciudad sagrada de La Meca. La qubba que se utilizaba a tales efectos bien podía ser la presente en esta misma Torre de la Rawda, pues cumple las características como se ha descrito.

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