Alhambra de Granada. Puertas de acceso.

Puerta de las Armas

La Puerta de las Armas es la más antigua de las entradas al conjunto de Alhambra. Se llega a ella desde la orilla del Darro, bordeando la Torre de la Vela y terminando debajo de la Torre de las Armas, en la parte norte del recinto. En el siglo XIV, Ismail I ordenó situar una puerta bajo esta torre de la plaza de las Armas, para las subidas desde la ciudad de Granada, lo que supuso una reestructuración de toda la zona norte, demoliendo parte de las caballerizas para su construcción.

En época nazarí era conocida como Bib Al-Medina o Puerta de la Ciudadela. Sus proporciones y su diseño dan testimonio de su importancia. Erigida en recodo, para dificultar su conquista, el visitante debía dejar sus armas en una pequeña estancia que aún permanece. Si además el visitante venía en caballo, los soldados retiraban al animal y lo alojaban en las enormes cuadras situadas junto al acceso. 

decoración en la bóveda tras la Puerta de las Armas

La estancia interna tras esta Puerta de las Armas se conserva en perfectas condiciones. Asimismo, la decoración interior que hoy encontramos, espléndida, fue también construida en el siglo XIV por orden del ya citado Ismail I, debiendo haber sido esta decoración en ladrillo muy similar a la que tuviera su palacio, desaparecido tras la construcción del actual Palacio de Comares.

Cerca de la Puerta de Armas, pero en dirección contraria, se encuentra el foso siendo éste el lugar perfecto para entender el grandioso baluarte que forma aún hoy la alcazaba de Alhambra. Hasta tres murallas defensivas de gran tamaño se superponen, una tras otra, configurando en su conjunto una grandiosa fortaleza digna de una capital de reino. 

Puerta de la Justicia, vista exterior

La llamada Puerta de la Justicia o Puerta de la Explanada, al sur del recinto amurallado, es la mayor de las torre-puerta de época nazarí y se trata de la puerta principal del conjunto desde el dominio cristiano. Está formada por un arco de herradura apuntado de ladrillo. Esta Puerta de la Justicia fue construida y abierta en el año 1348, bajo el reinado del nazarí Yusuf I. 

En el centro de la clave de mármol puede verse el relieve de una mano de Fátima que puede entenderse como una señal de bienvenida y, para otros, persigue la idea de combatir el mal de ojo. Dice la leyenda que, cuando la mano llegue a tocar la llave, el conjunto de Alhambra se derrumbará y aparecerá el tesoro que hay escondido bajo ella.

segundo arco de la Puerta de la Justicia, vista exterior

Más adentro se abre una segunda fachada de menores dimensiones, también con arco de herradura. Sobre este segundo arco, se encuentra el relieve de la llave mencionada anteriormente y por encima una inscripción fundacional que describe el nombre de la puerta y la fecha de su terminación (28 de junio del año 1348). Cerca de esta Puerta de la Justicia podemos encontrar la llamada Puerta de los Carros, siendo el único acceso rodado y de vehículos autorizados a la medina.

Antes de llegar a la medina se encuentra la Puerta del Vino, que también comunica la alcazaba con la zona de palacios nazaríes. Desde ella se desemboca en una explanada llamada Plaza de los Aljibes, por estar encima de una serie de ellos. Esta puerta es una de los edificaciones más antiguas de la ciudad palatina, siendo atribuida su edificación a la época del sultán Muhammad III (años 1302-1309).

Puerta del Vino en su cara exterior

Concretamente la portada de poniente de esta Puerta del Vino, labrada en piedra arenisca, debió ser construida a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV, aunque la lápida que figura sobre el dintel del arco menciona concretamente al sultán Muhammad V que gobernó el reino nazarí en la segunda mitad del siglo XIV.  

Esta fachada de poniente era la exterior, por lo que sobre la clave del arco aparece la tradicional llave simbólica que da acceso al interior. El nombrarla como la Puerta del Vino deviene de la evolución de su primitivo nombre en árabe y del uso que de ella se dio en época cristiana, ya que al parecer allí la población de Granada podía comprar vino libre de impuestos. 

llave en el centro de las dovelas, Puerta del Vino

La portada de levante, siendo su portada interior, aun siguiendo un esquema semejante fue decorada en época del segundo mandato del sultán Muhammad V, concretamente después del año 1367, fecha de las campañas militares de Jaén, Baeza y Úbeda. Destacan de su decoración, en esta fachada interior, las delicadas albanegas del arco, realizadas en azulejos de cuerda seca, la delicada composición en yesería que enmarca la ventana de la planta superior y los restos de pintura policromada que se conservan a la derecha del arco. 

En cierto modo, esta Puerta del Vino mantiene una función semejante a la que ya tuviera en la época nazarí ya que sigue siendo la puerta principal de acceso a la medina de la Alhambra, es decir, la puerta que encierra, dentro del común recinto amurallado de la fortaleza, el sector residencial y artesano al servicio de la corte nazarí. 

la Puerta del Vino en su cara interior

Al ser una puerta que encontramos en el interior del recinto amurallado su acceso es directo, a diferencia de las puertas exteriores que debían estar más protegidas y eran construidas en recodo procurando la defensa. No obstante, en su ámbito interior esta Puerta del Vino conserva el espacio necesario y los bancos para la guardia que controlaba el paso a través de la misma.

La Puerta de los Siete Suelos es también llamada Puerta de las Albercas y daba acceso a la parte alta de la medina hasta el dominio cristiano. Figura escrito que por ella abandonó Boabdil el Desdichado la ciudad de Granada y los reyes Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón la mandaron tapiar, en una dudosa señal de respeto. Es famosa por aparecer en El legado del moro, de la obra Cuentos de la Alhambra del escritor norteamericano Washington Irving en el siglo XIX.

Puerta de los Siete Suelos, fachada exterior

Esta puerta fue escenario de justas militares y otras ceremonias o festivales, según las crónicas. La Puerta de los Siete Suelos, además de aparecer en los Cuentos de la Alhambra de Washington Irving, también es objeto de numerosas leyendas y enigmas, sobre todo en lo concerniente a tesoros escondidos. Su nombre proviene de las historias que decían que debajo de la torre había siete plantas en las que Boabdil, el último nazarí de Granada, había dejado su tesoro enterrado. Si bien no se ha hallado rastro de esa fortuna, sí que se han encontrado hasta cuatro niveles bajo sus pies. 

Situada en el flanco sur de la muralla que cierra y protege a la Alhambra, la Puerta de los Siete Suelos o Bab al-Gudur se edificó probablemente hacia mediados del siglo XIV, en la época de esplendor de Yusuf I, sobre otra puerta anterior más pequeña. Destaca por su monumentalidad y decoración, unidas a un marcado sentido simbólico con el que el sultán pretendía expresar su capacidad y grandeza. Su disposición se presenta en recodo, elemento defensivo muy característico que la refuerza ya que obligaba a los posibles atacantes a realizar uno o más quiebros antes de acceder al interior.

Puerta del Arrabal, vista exterior

Por su parte, desde la Puerta del Arrabal, al norte del recinto amurallado, se podía llegar al final del Paseo de los Tristes y por ello esta puerta era usada para llegar al Generalife, residencia veraniega del sultán, y a la medina de Granada. Esta puerta está situada bajo la influencia de la Torre de los Picos, junto al adarve de la muralla que da paso a la residencia de verano, dejando a la izquierda las huertas y a la derecha la Torre del Cadí, la Torre de la Cautiva y la Torre de las Infantas.

Hoy comunica con la llamada cuesta de los Chinos, pero en aquella época fue empleada como posible salida del recinto en dirección al arrabal del Sacromonte y de ahí su nombre actual. Esta Puerta del Arrabal nos muestra la organización global de esta zona de la Alhambra y el Palacio del Partal tuvo a esta puerta como acceso habitual al recinto amurallado.

Las dimensiones de esta Puerta del Arrabal, como ocurre en la ya citada Puerta de las Armas, son enormes. Los fuertes y altos muros de mampostería que la alzan dan testimonio de su importancia dentro del sistema defensivo del conjunto de la Alhambra como protección frente a los posibles ataques desde esta zona o desde el mismo Generalife.

Puerta del Arrabal, vista interna

Por su parte, la Puerta llamada Bib Rambla, también conocida como Arco de las Orejas, fue una de las puertas más monumentales y simbólicas de Granada, dando acceso al río Darro. En la Edad Media era conocida como Puerta del Arenal, haciendo referencia a los depósitos fluviales del cauce del río, del que está separado por apenas unos metros. El monumento era reconocido como uno de los puntos de entrada más importantes a la ciudad, junto con la Puerta de Elvira, y era uno de los principales accesos desde la vega. 

La mirada romántica de David Roberts inmortalizó uno de los más bellos monumentos del pasado nazarí de Granada. Los grabados que el genial artista dedicó a la puerta de Bib Rambla se convirtieron en la mejor promoción que una ciudad podía desear. Pero lo que causó fascinación a aquellos viajeros románticos era al mismo tiempo visto por las autoridades granadinas como una reliquia del pasado que entorpecía la modernización de la ciudad y decidieron que había que demolerla para crear una Granada a la altura de las grandes ciudades europeas.

"El arco se abrió en una muralla que ya existía en el siglo XI, obra de los ziríes", cuenta el profesor de la universidad de Granada, Juan Manuel Barrios Rozúa, autor del libro La Granada desaparecida. Entonces, Bib Rambla era un mercado de verduras y junto a ella estaban la carnicería, la pescadería, el mercado de la seda, el zoco, así como un trazado laberíntico de calles por el que bullía la vida de la ciudad en su momento de esplendor. El barrio o Arrabal de la Rambla donde se sitúa esta puerta disponía de mezquita propia, la Jima Haddion o de los Herreros y de una alhóndiga para cristianos, Al-Fondaq Zaida. 

Puerta de Bib Rambla

En la novela La leyenda del rey bermejo, de Rodrigo Amador de los Ríos, puede leerse "La plaza de Bib Rambla, espaciosa y llana, era invadida por la multitud, contribuyendo a acrecentar la general alegría que se respiraba en el ambiente, las tiendas engalanadas, armadas a toda prisa, donde hacían valer sus mercancías los vendedores, ponderando entre el humo oleoso de los hornillos de los buñoleros, la dulzura de los higos chumbos allí amontonados, la excelencia de las cajas de dátiles, lo almibarado de los mazapanes, de las pastas de alcorza y de las demás confituras que, con el agua de naranja helada, las tortas de aceite y las monas polvoreadas de azúcar, convidaban apetitosas a la muchedumbre".

Puede decirse que era de las puertas más transitadas al conectar directamente con la zona comercial por excelencia, es decir, el Zacatín y la Alcaicería, el barrio artesanal de los curtidores y con el centro neurálgico de la medina donde estaba la mezquita mayor y la madrazaEl topónimo de Arco de las Orejas para denominar a esta Puerta se comenzó a utilizar ya en época castellana cuando, tras la conquista cristiana, se colocó un peso de la harina en la puerta y se designó como lugar en el que se ejecutaría la "pena de orejas", que consistía en la perforación, corte, mutilación parcial o total de las orejas a los molineros que defraudaran en el peso, mojando o mezclando con arena la harina. 

En su interior, en 1507, el capellán de la reina Isabel I de Castilla, el bachiller Olivares, mandó construir una capilla que con el tiempo se convirtió en un lugar de culto muy transitado, paso obligado en las procesiones del Corpus Christi y entrada de los caballeros a la plaza a modo de arco triunfal, cuando era engalanada para hacer juegos de toros y cañas. Todo esto confirma que, a pesar de haber perdido su función defensiva original, tuvo un papel simbólico muy importante a lo largo de la Edad Moderna.

doble arco de herradura en la Puerta de Bib Rambla

Finalmente fue derribada en el año 1884 durante un largo conflicto en el que los poderes políticos decidieron demolerla. Las excavaciones arqueológicas hechas recientemente demuestran que ya en el siglo XI debió existir en su lugar una puerta de menores dimensiones que fue reconstruida por los almorávides entre los años 1125 y 1126, siendo ampliada a principios del siglo XIV. Su modelo es muy similar al que encontramos en la ya detallada Puerta de la Justicia, pero difiere en que el paso es recto y no existe un acceso en recodo. Desde esta Puerta se conectaba con el adarve de la muralla urbana y se accedía al antemuro o barbacana. 

Estaba precedida por un gran arco de herradura ligeramente apuntado, con dos capiteles en sus impostas ricamente labrados, que daban paso a un pequeño espacio a cielo abierto, o buhedera, desde el que se podía defender la vertical del acceso. Inmediatamente después estaba la puerta propiamente dicha, también con arco de herradura apuntado enmarcado en alfiz y con sendas conchas en las albanegas y otra en la clave. Desde aquí se accedía a un espacio cubierto con bóvedas de ladrillo, con pequeñas estancias laterales para la guardia y a un segundo cuerpo que daba salida hacia la actual Plaza de Bibarrambla.

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