Baeza

calle típica en la ciudad de Baeza

La ciudad de Baeza se encuentra en el mismo centro geográfico de la provincia de Jaén. Está enclavada en la comarca de La Loma de la que se considera su capital occidental y se encuentra a unos 48 km al noreste de la capital, Jaén. Limita por el este con el municipio de Úbeda, con el que comparte la capitalidad de la histórica comarca. Los musulmanes la llamaban Bayyasa ya en el siglo VIII y el territorio entonces se distribuye entre hispano-godos, las tribus árabes y los omeyas. La Iglesia perdió poder económico y los muladíes (convertidos al islam) y los mozárabes (cristianos que permanecen en Al-Ándalus) conformaron estructuras sociales no muy distintas a las previamente existentes.

En la primera mitad del siglo IX, el emir Abd-Al-Rahman II tiende a potenciar las construcciones públicas. A finales de este siglo el emirato impulsa un proceso de estatalización que lesiona los privilegios e intereses de las poderosas familias árabes y de los grandes señores muladíes, que inician insurrecciones y revueltas. A la muerte del citado emir le sucedió su nieto Abd Al-Rahmán III, que acabó con la insurrección y normalizó la situación. En el año 929 se proclama califa de Córdoba, gobernando durante cincuenta años, y con él se inicia un periodo de paz y prosperidad.

La fortificación musulmana o alcázar de Baeza tiene su origen en las obras emprendidas por Haxem Ibn Abdelaziz en el año 886. Poco después, el caudillo muladí Ibn Hafsun añadió esta plaza a sus dominios y la mantuvo por espacio de casi veinte años. Actualmente, se puede llegar a las ruinas del alcázar pasando intramuros de lo que fue la muralla urbana, por debajo de la Puerta de Jaén. A menos de 200 m en línea recta, siguiendo la calle, se alcanzan las ruinas. Sólo se observan algunos fuertes lienzos de muralla totalmente desalmenados. Se encuentra totalmente vallado, por lo que no es visitable.

la llamada Puerta de Jaén en Baeza

Tras períodos diversos de crisis que conducen a la caída del califato omeya llega la época de los reinos de taifas, durante la cual Bayyasa será sometida por unos y otros. En el siglo XI, Baeza conoce un período de turbulencias al caer en el centro de las disputas de los reinos de taifas de AlmeríaGranada y Sevilla, etapa que concluye en el año 1091 con su incorporación al imperio almorávide. En el año 1147 es conquistada por el rey Alfonso VII de León el Emperador, a quien pertenece durante diez años y Baeza acuñaría moneda para este rey bajo el gobierno del pro-cristiano Abdelaziz. 

En pleno siglo XII, concretamente en el año 1157, los almohades la reconquistan. Durante el siglo XII, la ciudad alcanzó su mayor esplendor siendo la entonces Bayyasa un lugar estratégico entre las posesiones peninsulares. No sólo los almohades mejoraron la fortificación, sino que los edificios públicos como las mezquitas y los mercados se multiplicaron. Sin embargo, en el año 1212, las tropas cristianas comandadas por el rey castellano Alfonso VIII destruirán el imperio almohade casi por completo en la batalla de las Navas de Tolosa. 

En la época conocida como terceras taifas, Bayyasa se erige en capital de una efímera taifa de Baeza (años 1224-1226) que comprendía una amplia zona. Su único rey taifa, el noble almohade Abd Allah Al-Bayyasi, es decir el Baezano, se alzó en contra de su califa Al-Ádil de Murcia, nombrándose entonces emir de la ciudad de Baeza. En el año 1224 llegó a controlar gran parte de las actuales provincias de Jaén, de Córdoba y la zona fronteriza del sur de Badajoz y Ciudad Real. Denominada como "nido real de gavilanes" por el romancero, Baeza fue un punto clave en la conquista de Al-Ándalus por los reyes cristianos. 

calle medieval en el casco histórico de Baeza

El emir Al-Bayyasi, también bisnieto del primer califa almohade Abd Al-Mumin, se había declarado vasallo del rey castellano y leonés Fernando III el Santo, apoyando a éste en diversas campañas contra otros emires musulmanes. Cedió algunas plazas fronterizas como Salvatierra, Burgalimar o Capilla al rey Fernando III a cambio de que éste le proporcionase recursos para atacar la capital almohade, Sevilla. De esta forma, partió Al-Bayyasi en el año 1225 desde Córdoba con un poderoso ejército con el que asedió la ciudad de Sevilla y se adueñó de todas las fortalezas del Aljarafe sevillano, obligando al califa Al-Ádil a huir cruzando el Estrecho.

A fin de evitar los ataques cristianos, la mayoría de villas situadas entre Sevilla y Córdoba reconocieron a Al-Bayyasi como su señor pues era aliado del rey de Castilla. De este modo, reunidos el rey cristiano Fernando III y Al-Bayyasi en la ciudad de Andújar, acordaron que el de Baeza entregaría al soberano castellano otros tres castillos más y que, hasta que le fuesen entregados, el castillo de Baeza sería ocupado por tropas castellanas, instalándose en él a continuación los maestres de la Orden de Santiago y de Calatrava. Satisfecho por sus conquistas y su influencia, Al-Bayyasi se retiró a Córdoba.

Allí, una revuelta provocada por su amistad con los cristianos lo obligó a dejar la ciudad y a buscar refugio en el castillo de Almodovar del Río en noviembre del año 1226. Al-Bayyasi o el Baezano finalmente murió asesinado por traición a manos de su visir Ibn Yaburak, ya que éste había sido sobornado, teniendo lugar el asesinato en la subida al alcázar de dicho castillo. La muerte de Al-Bayyasi provocó que el gobernador de Jaén atacase la guarnición cristiana que se hallaba en el alcázar de Baeza, la cual resistió en su interior a pesar de que los musulmanes dominaban el resto de la ciudad. 

puerta de Úbeda en la ciudad de Baeza

A pesar de ello, el gobernador de Jaén, temeroso de que acudiesen a la zona refuerzos cristianos, abandonó la ciudad sin haber sitiado el alcázar, provocando con ello que la población musulmana de las localidades de Baeza, Martos y Andújar, entre otras, abandonasen sus respectivas ciudades a finales del año 1226, quedando desocupada Baeza de musulmanes en el segundo semestre del siguiente año. Los musulmanes expulsados viajaron principalmente al sur y muchos se establecieron en el barrio del Albayzín de la ciudad de Granada.

Cabe señalar que, al llegar a oídos del rey Fernando III el Santo la noticia del asesinato de su aliado de Baeza, tomó bajo su protección al hijo de Al-Bayyasi, Abd Al-Mon, y lo educó junto a sus propios hijos llevándolo también posteriormente a la conquista de Sevilla en el año 1248. En la mezquita aljama almohade, ahora consagrada en catedral de Sevilla, Abd Al-Mon fue bautizado como cristiano, siendo su padrino el propio rey y recibiendo el nombre de Fernando de Adelmón, apellido que hoy en día aún perdura. En el año 1227, el rey Fernando III el Santo toma posesión definitiva de Baeza en nombre del citado Abd Al-Mon e integra la ciudad en el reino de Castilla. 

Siendo atalaya sobre el Guadalquivir, ya que la margen derecha del río discurre a corta distancia por su alto valle, la posesión del alcázar de Baeza, considerado como inexpugnable, aseguró la retaguardia castellana a la vez que supuso una amenaza constante para los reinos islámicos situados al oeste y al sur del Guadalquivir; una amenaza que se hizo efectiva durante los más de dos siglos de lucha fronteriza que separaron la incorporación definitiva de Baeza al reino de Castilla en el año 1227 y la caída del reino nazarí de Granada en el año 1492.

puerta de la luna, fachada oeste de la catedral

El conocido romance del cerco de Baeza es el más antiguo de todos los romances fronterizos y es el único conservado del siglo XIV, cuyo autor es anónimo. Este romancero fue escrito después de la muerte del rey Pedro I de Castilla, el Cruel (en el año 1369) y fue muy difundido por sus enemigos, los partidarios de su hermanastro Enrique II, primero de la casa Trastámara. El texto habla de las tropas del caudillo nazarí (que en ese momento era Muhammad V), ayudado por las fuerzas del rey Pedro I el Cruel quien apoyaba al reino nazarí en el cerco de Baeza.

El texto nos dice que, gracias a la intervención de un caballero de los escuderos, fracasa el asalto a la ciudad. "Cercada tiene a Baeza ese arráez Andalla Mir, con ochenta mil peones, caballeros cinco mil. Con él va ese traidor, el traidor de Pero Gil. Por la puerta de Bedmar la empieza a combatir; ponen escalas al muro, comiénzanle a conquerir, ganada tiene una torre, no le pueden resistir, cuando de la de Calonge escuderos vi salir. Ruy Fernández va delante, aquese caudillo ardil arremete con Andalla, comienza de le ferir, cortado le ha la cabeza, los demás dan a fuir".

Cabe señalar, que el mencionado Pero Gil era lugarteniente en las batallas llevadas a cabo por el rey castellano Pedro I el Cruel y a su vez era el IV señor de Torreperogil, a unos 8 km de la ciudad de Úbeda. Este militar bien puede ser uno de los ejemplos del poder de los caballeros castellanos asentados en los pueblos de la Loma de Úbeda y terminó muriendo degollado, junto a su rey en Montiel, a manos de las tropas de su enemigo, Enrique II, el primero de la casa de Trastámara. Tras su muerte, el rey Enrique II concedió Torreperogil a Úbeda en señorío, como premio por el apoyo que le prestaron sus caballeros.

Torre de los Aliatares en Baeza

Por otra parte, el trazado de la muralla de Baeza históricamente conocida, y de la que aún hoy subsisten importantes elementos, obedece a un diseño islámico del siglo XI. No obstante, las edificaciones mejor conservadas responden más bien a reconstrucciones cristianas de época posterior a la conquista definitiva del año 1227. La Torre de los Aliatares (o de los Altares) fue denominada así de acuerdo con la tradición que la hace, en tiempos anteriores a la conquista cristiana, posesión del linaje musulmán de ese mismo nombre. 

Esta Torre de los Aliatares tiene 25 m de altura, con almenas copiadas del arco de Villalar y a día de hoy ostenta el reloj público de la ciudad. Hacia el sureste de esta torre hallamos la Puerta de Úbeda, que era una de las puertas principales de la muralla islámica; protegida por su torre albarrana hoy sólo conserva uno de sus arcos, habiendo sido desmantelados los otros dos en el siglo XIX. También cabe destacar en la ciudad la parroquia de El Salvador, que fue edificada en el siglo XIII en estilo gótico-mudéjar.

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