actual forjado cubriendo ventana exterior en Córdoba |
La fundición artística cuenta en el sur de la península ibérica con relevantes testimonios históricos procedentes, tanto de la presencia fenicia y griega, como de la civilización tartésica, además de las obras que legaron romanos, visigodos y musulmanes. La provincia de Córdoba es probablemente la que cuenta con un mayor número de fraguas, siendo algunas de ellas de gran antigüedad. En la mayoría se ha procedido a una mecanización del utillaje, aunque se siguen trabajando las técnicas tradicionales.
Granada es también uno de los principales centros de las artes aplicadas a los oficios realizados con metales, poseyendo diversos ejemplos destacables como los faroles, la cerrajería artística o la calderería. En este sentido, el cobre fue durante muchísimos años uno de los mayores emblemas de la artesanía granadina (actualmente se ha sustituido por el latón, aleación de cinc y cobre).
actual forjado cubriendo ventana exterior en Córdoba |
La muy diversa decoración en época andalusí creaba diseños en forja artística abarcando desde mobiliario o iluminación hasta estructuras como barandillas, rejas o aldabas para puertas y ventanas. La decoración con hierro forjado se distingue por su elegancia y ligereza visual. Aplicado solo o con mosaico, madera, o cristal, sirve para crear cabeceros así como camas, mesas, estanterías, biombos, lámparas junto a una gran variedad de objetos decorativos.
La libertad de adaptar dimensiones en el forjado, elegir acabados y crear nuevos diseños personalizados abren un mundo de infinitas posibilidades. En el período de Al-Ándalus se trabajaba en la forja de fragua, donde se moldeaba el metal manualmente. El fraguado y martilleado de forma artesanal dota al hierro de mayor resistencia y estética. Su gran resistencia y solidez aportan garantía de durabilidad y lo convierten en el material idóneo para producir pérgolas y gazebos, barandillas, celosías, así como puertas y ventanas, entre otros.
actual forjado cubriendo puerta en Oropesa |
Existía predominio de una metalurgia generalizada centrada
en la producción de hierro, aunque resulta demasiado simple plantear
que en época de Al-Ándalus sólo se produjera hierro, pudiendo
pensar, por ejemplo, también en la explotación de
los sulfatos de hierro y de los óxidos de manganeso de
Huelva, empleados en las industrias tintoreras y como
pintura para las decoraciones. El proceso de forjado consiste en calentar el hierro en la fragua hasta alcanzar una temperatura aproximada de 700 grados, empezando entonces a adquirir un color rojo sangre y es cuando se puede empezar a martillear el hierro en el yunque para eliminar las asperezas y escorias contenidas en el mineral.
Cuando el hierro es calentado primero se vuelve de color rojo, luego anaranjado, amarillo, y finalmente blanco. El hierro se funde a temperatura mayor de 1500 °C, es poco tenaz y puede soldarse mediante forja. El color ideal para el forjado es entre rojo cereza y rojo sangre y el tiempo de trabajo debe minimizarse al máximo con el objeto de evitar la decarburación. Un proceso de temple, acabado y afilado, daban forma final a las piezas forjadas. Por la calidad de su forjado y las amplias opciones de terminaciones con acabados sencillos y patinados así como su perfecta asociación con otros materiales hacían que los trabajos de forja estuvieran muy presentes en época andalusí.
forjado en entrada de casa, Córdoba |
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