vista de la primera planta del claustro mudéjar en Guadalupe |
Según cuenta la tradición, un pastor encontró una talla de la virgen María, para el cristianismo, o bien de la madre del profeta Jesús, para el islam, en el río Guadalupe a finales del siglo XIII. Cerca del lugar donde se encontró la imagen se construyó una ermita cristiana alrededor de la cual surgió el asentamiento actual con el nombre de Puebla de Santa María de Guadalupe. La localidad, mayormente conocida como Guadalupe, está situada al este de la extensa provincia de Cáceres, en pleno corazón de la comarca de Las Villuercas.
Desde la construcción del primer santuario, Guadalupe se convirtió en el centro de peregrinación más importante de la península después de Santiago de Compostela, condición que mantiene en la actualidad. La tradición cuenta que el rey Alfonso XI de Castilla se había encomendado a la imagen de la Virgen de Guadalupe, muy venerada, y que no tuvo ninguna duda sobre la intercesión de la virgen en la victoria de la Batalla del Salado contra los benimerines y, en agradecimiento, mandó construir una iglesia en el lugar donde ya había una modesta ermita.
Así, este rey castellano se convirtió en el protector del primer santuario y, a partir de ese momento, se fue formando alrededor del santuario una puebla reconocida por el citado rey como lugar de realengo. El primer santuario se mantuvo como priorato secular durante cuarenta y ocho años durante los reinados del citado rey Alfonso XI de Castilla y de su hijo, el rey Enrique II de Castilla, bajo patronato real y señorío civil. Durante estos años de priorato secular, el santuario creció en importancia, especialmente por la devoción a la virgen de Guadalupe muy extendida por todo el reino.
arcos de herradura en planta baja del claustro mudéjar |
Las primeras noticias históricas de este lugar se refieren al otorgamiento de tierras a los pobladores por parte del rey Alfonso XI el Justiciero, en el año 1340, pasando a depender esta zona de la ciudad de Talavera. Tras el inicio de la construcción del actual Monasterio de Santa María de Guadalupe en el año 1337 por orden del ya citado rey Alfonso XI de Castilla se creó una red de caminos que unían Guadalupe con los principales núcleos de población del centro peninsular, es decir, Plasencia, Cáceres, Mérida, Ciudad Real, Toledo y Madrid.
Varios años después, en el año 1347, se menciona ya este lugar como Puebla de Santa María de Guadalupe. Desde entonces, fueron varios los reyes cristianos que prolongaron su estancia o recorrieron este santuario durante la Edad Media. Así, en el año 1389 pasó a ser considerado monasterio, según una real provisión expedida por el rey Juan I de Castilla. Este rey había heredado el patronazgo sobre el santuario tal y como estaba establecido desde los tiempos del rey Alfonso XI de Castilla.
Estando todavía en posesión de sus derechos como patrono, dictó la orden para que el santuario se ampliase y se elevase en monasterio regido por monjes reglares en sustitución de los canónigos seculares. De hecho, el actual Monasterio de Guadalupe guarda en su interior la iglesia de Nuestra Señora, datada en este mismo siglo XIV en estilo gótico, formada por tres naves y presentando bóvedas de crucería. Su decoración es barroca, aunque en el interior del mismo monasterio al visitante le aguarda un claustro de estilo mudéjar con espectaculares dimensiones.
Se trata de uno de los mejores claustros levantados en su estilo, habiendo sido construido entre los años 1389 y 1405. Es también conocido como Claustro Mudéjar y se sitúa al norte de la iglesia, comunicándose con ésta mediante una puerta abierta. Desde las galerías del claustro mudéjar también puede contemplarse el testero del brazo norte del transepto de la iglesia con su gran rosetón decorado con motivos de lazo de recuerdo musulmán. El claustro se compone de dos plantas de forma rectangular, con unos 40 m de lado y doble número de arcos en el cuerpo alto con respecto al bajo.
En el inferior se disponen grandes arcos tumidos que apoyan sobre pilares achaflanados. Los arcos de las cuatro galerías de la planta baja siguen el modelo mudéjar de herradura que nos puede confundir ilusoriamente con una mezquita y están unidos con un pretil calado con pequeños arcos. En el cuerpo alto se observa una articulación similar, aunque con doble número de arcos, siendo estos igualmente de herradura. La utilización en ambas plantas de los colores rojo y blanco en la decoración de estas arquerías de ladrillo dan al conjunto una gran vistosidad.
Destaca en el claustro el templete situado en su centro. Está realizado con barro cocido y ladrillo aplantillado y está ricamente decorado con azulejos de Manises y con yeserías. Corona su arquitectura una preciosa bóveda gallonada, con corchetes realizados en cerámica blanca y verde, que se prolonga en una cruz de hierro. El autor del templete central fue fray Juan de Sevilla, que probablemente lo fuera también de la construcción del propio claustro.
Parece ser que el origen del citado templete central, de planta cuadrada y estando abierto por sus cuatro lados, debe buscarse en los pabellones de recreo que se levantaban en los jardines de los palacios hispano-musulmanes, tradición ésta que fue asumida sin problema alguno para los cristianos. En resumen, puede decirse que el actual Monasterio guarda en su interior un gran patrimonio artístico con célebres pinturas y esculturas, entre otros tesoros. Y antes de terminar el siglo XIV, concretamente en el año 1397, en este monasterio recibió sepultura Dionisio de Portugal, hijo del rey Pedro I de Portugal y de Inés de Castro.
También fue enterrada en este monasterio, con profunda devoción hacia la virgen, Juana Enríquez de Castilla quien era hija del rey Enrique II de Castilla además de ser la esposa del citado Dionisio de Portugal. En el posterior siglo XV, fue igualmente enterrada aquí María de Aragón, primera esposa del rey Juan II de Castilla, el Doliente. Años después, Guadalupe albergaría la sepultura del hijo de éstos, el también rey Enrique IV de Castilla, quien sucedería a su padre en el trono castellano. Cabe señalar que Enrique IV era hermano paterno de la futura reina Isabel I la Católica.
También es histórica y conocida la relación que tuvo este monasterio de Guadalupe con los llamados reyes católicos y Cristóbal Colón. Los reyes de Castilla y Aragón recibieron aquí a Colón en los años 1486 y 1489. Posteriormente, en el año 1492 tras la conquista de Granada vinieron a este lugar en busca de paz y descanso, firmando desde aquí dos sobrecartas que enviaron a Juan de Peñalosa. Una de estas cartas se dirigía a Moguer y otros lugares, otra de ellas tenía como destino Palos. En el año 1493 volvió Colón a Guadalupe en cumplimiento de la promesa escrita en su diario de a bordo.
El famoso navegante daba las gracias por el descubrimiento de aquellas tierras a la tan venerada virgen de Guadalupe. Tres años después, en el verano de 1496, tuvo lugar en la Puebla el bautizo de indígenas americanos trasladados a Castilla. Según la tradición, los indígenas fueron ungidos en el bautismo con el agua de la fuente que se encuentra en la plaza frente a la fachada principal de la fortaleza del actual monasterio. Por su parte, la Puebla de Guadalupe en su totalidad aún hoy forma un interesante conjunto histórico-artístico de los siglos XIV-XVI, con preciosas callejas y casas con soportales.
Entre los monumentos repartidos por la Puebla cabe destacar el llamado Colegio de Infantes o Colegio de Gramática, un antiguo centro de enseñanza de humanidades y canto religioso donde se impartía el trivium que comprendía gramática (entrada), lógica (procesamiento) y retórica (salida). Este Colegio de Infantes data del siglo XVI siendo un precioso ejemplar del arte mudéjar por su claustro, techos y portadas. Actualmente se engloba en el parador nacional del pintor Zurbarán. También la Puebla de Guadalupe cuenta aún con una red de antiguos albergues y hospitales (datados entre los siglos XIV-XVI) para la atención de peregrinos y enfermos.
De este modo, respecto a este tipo de edificios se conservan en la actualidad la Enfermería de Monjes, formando parte hoy de la Hospedería del Monasterio, así como los Hospitales de San Juan Bautista (o de Hombres, hoy dependencia del parador de turismo), el Hospital Nuevo (o de Mujeres), el Hospital de la Pasión y de San Sebastián. En el Hospital de San Juan Bautista se practicó por primera vez en la península, con autoridad concedida por el papa Eugenio IV en el año 1442, la cirugía y disección por cirujanos frailes y seglares.
calle en la antigua judería de la Puebla de Guadalupe |
De las antiguas cintas de murallas medievales que se levantaron en la Puebla de Guadalupe se conservan cinco. Tres de ellas pertenecieron a la muralla interior, San Pedro, Sevilla y Chorro Gordo, y dos de la muralla exterior, Eras y Tinte. Es destacable igualmente la antigua judería de la Puebla, con viviendas de los siglos XIV al XVI. Las casas que circundan la Plazuela de los Tres Chorros y las calles hacia el oeste se presentan agrupadas, con típicos soportales de madera y balcones floridos, evocando las antiguas costumbres de la sierra.
En los alrededores de Guadalupe se encuentran otros monumentos de importancia histórica. Así, la llamada Granja de Mirabel se reedificó hacia el año 1486 para el descanso anteriormente mencionado de los reyes Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, los llamados reyes católicos, cuyo lugar presenta hoy una portada del siglo XVII. La llamada Granja de Valdefuentes, por su parte, fue un palacio del primer tercio del siglo XIV y fue reconstruido para el bisnieto de los citados reyes católicos, Felipe II el Prudente, entre los años 1551 y 1554.
En las inmediaciones del término de la Puebla de Guadalupe también podemos encontrar el Arca del Agua, monumento del siglo XIV con galerías excavadas en la montaña, así como molinos de los siglos XIV al XVI, formando parte de antiguas dependencias del Monasterio, destacando entre ellos el Molino del Estanque. Sobresale también el llamado Pozo de la Nieve, antigua construcción del siglo XIV en la misma montaña para abastecer a los hospitales antes mencionados y, quizá el monumento más importante entre todos ellos, la conocida como ermita de El humilladero.
ermita del Humilladero, antes de su restauración |
Esta ermita está situada concretamente en el Cerro de las Altamiras, perteneciendo por tanto también a la comarca de Las Villuercas y a unos 4 km de distancia de la puebla de Guadalupe. Sigue constituyendo a día de hoy un excelente mirador en estilo gótico-mudéjar y posee gran valor artístico siendo parada necesaria para los peregrinos que recorren el camino Real. Su verdadero nombre es el de La santa cruz y fue comenzado a finales del siglo XV para que los peregrinos pudieran orar al ver el santuario de la puebla de Guadalupe.
El ilustre escritor Miguel de Cervantes trajo aquí sus cadenas de cautiverio en Orán, para ofrenda de la virgen de Guadalupe tras ser liberado de la prisión otomana. La ermita del Humilladero está construida en ladrillo aplantillado y tiene bóveda de crucería. Su estilo mudéjar o gótico de ladrillo se aprecia en sus ventanales de tracería y rosetas. En su construcción se usaron las mismas normas que en el templete del claustro mudéjar del monasterio. En el siglo XVI se labraron de cantería las gradas de acceso y se alzó el techo en forma de pirámide decorada con azulejos.
vista del interior de la ermita del Humilladero |
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