Córdoba. Albucasis.

pintura que muestra a Albucasis ampollando a un paciente

Nacido en la ciudad palatina de Madinat Al-Zahra en el año 936, Albucasis está considerado el padre de la cirugía moderna y el mejor cirujano de la Edad Media, siendo pionero en esta especialidad médica. Sin embargo, no es lo suficientemente conocido entre los cordobeses y, aunque sus méritos bien le valdrían para dar nombre a algún hospital o centro de investigación, en la ciudad de Córdoba sólo es recordado Albucasis dando nombre a una pequeña calle junto a la plaza de Judá Leví.

Abu'l Qasim Khalaf Ibn Abbas Al-Zahrawí, en árabe أبو القاسم بن خلف بن العباس الزهراوي, más conocido por el derivado Albucasis, fue médico y cirujano, anatomista, farmacéutico, filósofo y científico andalusí. Pertenecía a la tribu árabe de los Ansar y, aunque la fecha de su nacimiento es aproximada, los historiadores coinciden en situarla durante o posterior al año 936, fecha de la fundación de su ciudad natal y capital del califato de Córdoba de Abd Al-Rahmán III.

En su formación jugó un papel fundamental la obra Praecepta salubria, del médico griego Pablo de Egina, en el siglo VII, cuyas enseñanzas sirvieron siempre de guía a Albucasis. Consciente, al igual que este maestro suyo, de la escasa importancia que la medicina venía concediendo, desde sus orígenes, a la rama de la cirugía, se propuso describir y mejorar los principales instrumentos quirúrgicos que se conocían en su tiempo.

Cuesta trabajo creer que hace más de mil años, en la capital de Al-Ándalus, una sola persona fuese capaz de inventar el instrumental médico necesario para tratar enfermedades complejas como las cataratas, fracturas craneales, lesiones medulares o hidrocefalias, siendo el primero también en emplear el hilo de seda en las suturas. En cualquier caso, la medicina cordobesa de la época tenía un nivel altísimo, en gran medida gracias a que fue capaz de recoger las aportaciones de la medicina grecolatina y de la oriental. 

Albucasis recopiló y plasmó todo su conocimiento médico en su obra Al-Tasrif, traducido como La Prescripción, una enciclopedia médica y farmacéutica que abarca treinta volúmenes (quince teóricos y quince prácticos) y data del año 1000. La anatomía es desarrollada con sumo cuidado por ser disciplina indispensable y en patología analiza 325 enfermedades. El capítulo sobre cirugía fue traducido al latín, ganando gran popularidad, y se convirtió en un libro fundamental que sentó las bases de la cirugía hasta el Renacimiento, siendo textos de referencia en Europa en los siguientes cinco siglos.

instrumental quirúrgico diseñado por Albucasis

En dicha obra, en el último volumen como especialista en cirugía, describe los procedimientos que utilizaba en sus operaciones de ojos, oídos, garganta, amputaciones, implantes de dientes, etc. Albucasis también inventó el fórceps para la extracción de fetos muertos, con ilustraciones que incluyó en Al-Tasrif. Del mismo modo, también describe el uso del citado fórceps en el trabajo de partos. Desarrolló más de 200 nuevos instrumentos, los cuales describió en su magna enciclopedia.

Sus instrumentos, como el mencionado fórceps, tuvieron un enorme impacto tanto en Oriente como Occidente hasta la modernidad e incluso algunos de sus descubrimientos se siguen aplicando en medicina actualmente. Asimismo, fue pionero en el uso del catgut, material utilizado para las suturas internas. Entre los diversos instrumentos quirúrgicos encontramos, por ejemplo, para la inspección del interior de la uretra, para retirar cuerpos extraños de la garganta, el oído y otros órganos y para las operaciones de cesárea.

Fue también el primer médico en identificar la naturaleza hereditaria de la hemofilia, en describir el embarazo abdominal -un subtipo de embarazo ectópico que antiguamente era mortal- así como en descubrir la causa principal de la parálisis. Del mismo modo, se especializó en el uso de ligadura para controlar la sangre de arterias en cauterización siendo el primero en ilustrar las variadas cánulas y, asimismo, fue pionero en el tratamiento de la verruga con un tubo de hierro y el uso del metal cáustico como instrumento de perforación.

Albucasis, como gran aportación a la medicina de su tiempo, pone en duda la eficacia que se venía atribuyendo hasta entonces a las técnicas de cauterización en su sentido clásico, y propone nuevas formas de llevar a cabo este drástico tratamiento. El ya citado volumen 30 de su enciclopedia, Sobre la cirugía, se divide en tres libros. El primero aborda con minucioso detenimiento el ya mencionado uso quirúrgico del cauterio, el segundo se ocupa de las incisiones, perforaciones, secciones venosas y extracciones de flechas; y el tercero estudia detalladamente las fracturas y dislocaciones.

Aunque Albucasis nunca realizó una traqueotomía, sí que trató a una esclava que había intentado suicidarse. Describió así el acontecimiento "Una esclava cogió un cuchillo y se lo clavó en la garganta, se cortó parte de la tráquea y me llamaron para atenderla. Me la encontré gritando como si la hubieran sacrificado. Así que observé la herida y vi que se trataba de una pequeña hemorragia; me aseguré de que no había ninguna arteria ni vena yugular cortada, pero el aire salía por la herida. Por lo tanto, suturé la herida rápidamente y la traté hasta que estuvo curada. Ningún daño se le procuró a la esclava excepto una afonía en la voz, que no era extrema, y después de unos días su salud se recuperó al completo. Así pues, podemos decir que la laringiotomía no es peligrosa".

Como se citó antes, Albucasis también fue pionero en la neurocirugía y en el diagnóstico neurológico. Fue muy conocido por realizar tratamientos quirúrgicos en heridas de la cabeza, fracturas craneales, hidrocefalias, derrames subdurales y cefaleas. La primera descripción clínica de un tratamiento operativo de hidrocefalia fue aportada por él, quien describe la evacuación del fluido superficial intracraneal en niños con hidrocefalia.

Aunque resulte increíble, en el siglo X fue pionero en realizar la primera operación de cirugía plástica de la que se tiene constancia, operando con éxito una ginecomastia, esa peculiar patología por la que se inflaman las glándulas mamarias masculinas. Albucasis discurrió también la manera de trocear un cálculo renal adelantándose, por lo tanto, diez siglos a la actual litotomía. Describió lo que más tarde se conocería como método Kocher en el tratamiento de un hombro dislocado y la posición Walcher en obstetricia.

Cabe también citar su empleo de tijeras y de la jeringa en cirugía; el uso de un modelo de bisturí que el cirujano podía ocultar fácilmente a los ojos del paciente, para abrir abscesos sin provocar el pánico de los más medrosos; el diseño de un nuevo trocar (o punzón con punta de tres aristas cortantes, recubierto por una cánula o vaina) especial para llevar a cabo una paracentesis (o punción en el vientre) y el diseño de una mesa específica para proceder a la reducción de fracturas de columna y pelvis. 

calle dedicada a Albucasis en la ciudad de Córdoba

Del mismo modo, ideó una novedosa fórmula para el tratamiento de las fracturas, basada en la fabricación de férulas con masas de harina y clara de huevo que habrían de dar paso, andando el tiempo, a los yesos y las escayolas usadas por los traumatólogos modernos. Y recurrió, también de forma original, al empleo de tiras de tripa de animal para suturar los intestinos. Concede también especial importancia a ciertas prácticas que resultaban innovadoras, como el empleo de vendajes o curas con compresas empapadas en vino.

Se le puede también considerar maestro y promotor de la ética médica ya que en su Al-Tasrif también expresa una serie de opiniones e ideas sobre sus estudiantes, a los que llama hijos. Hace énfasis en la relación del médico con el paciente, independientemente del nivel social. Él tuvo una visión muy amplia, promoviendo la observación individual de cada caso para establecer el diagnóstico más preciso y poder así dar el mejor tratamiento. Insistía en la importancia de la ética profesional y advertía sobre prácticas dudosas adoptadas por algunos médicos y sobre la charlatanería de otros.

Su obra también contiene varias observaciones sobre la crianza de los niños y jóvenes, así como el cuidado de ancianos y pacientes convalecientes. Albucasis rompería con tradiciones inadecuadas dando un enfoque global y completo de la medicina. Según él, los médicos no solo deben saber cirugía, sino que serán los que la practiquen y, al igual que recetan los medicamentos, tomarán el escalpelo o el cauterio y procederán de acuerdo con las necesidades del paciente. El médico debía saber anatomía, fisiología y patología para diagnosticar correctamente y dominar la técnica quirúrgica para practicar con éxito la intervención.

La gran influencia de Albucasis en el sistema médico de Europa fue tal que su lucidez y metodología despertaron una impresión favorable a la literatura islámica entre los estudiantes de Occidente. Los métodos usados por Albucasis eclipsaron a los de Galeno y mantuvieron una posición dominante en la medicina europea durante siglos. Él ayudó a encumbrar la cirugía en la Europa cristiana y en su libro sobre fracturas y luxaciones describía con detalle los distintos tipos de tratamiento que se podía dar a los diferentes tipos de fracturas óseas.

Se saben muy pocos detalles de su vida más allá de lo que él mismo explica en sus obras. No obstante, su nombre aparece mencionado por primera vez en una obra de Abu Muhammad Ibn Hazm, que lo cita entre los médicos más relevantes de Al-Ándalus. La primera biografía detallada de Albucasis se escribió unos sesenta años después de su muerte por Al-Humaydi, en su obra Jadhwat al-Muqtabis. Copiado en numerosos códices en lengua árabe, su obra fue vertida al latín por el prestigioso orientalista italiano Gerardo de Cremona, en el siglo XII, en Toledo.

sello sirio en conmemoración a Albucasis

Fue contemporáneo a otros médicos andalusíes como Ibn Wafid, Al-Mayriti y Artefius. Dedicó toda su vida al avance de la medicina como un todo y a la especialidad de cirugía en particular. Albucasis vivió la mayor parte de su vida estudiando, dando clases y practicando medicina y cirugía en la corte de Al-Hakén II en Madinat Al-Zahra, y llegó a prestar sus servicios a Almanzor hasta la muerte de éste. Albucasis murió ocho años después, en el año 1009.

La data de su muerte es, como su nacimiento, también objeto de distintas opiniones, aunque parece que se puede precisar algo más y la fecha más probable sería el citado año 1009, un año antes de la destrucción de la ciudad palatina de Madinat Al-Zahra debido a la caída del califato cordobés. Esta fecha fue fijada por Muhammad Ibn Futuh Al-Humaydí, un historiador fallecido en el año 1095 y quien, como antes se dijo, llevó a cabo la primera biografía de Albucasis.

En el siglo XIV, el afamado cirujano francés Guy de Chauliac citó la obra de Albucasis, Al-Tasrif, en más de doscientas ocasiones. La influencia de Albucasis continuó hasta el Renacimiento, como ya se dijo, evidenciado también por las referencias a su obra magna hechas por el cirujano francés Jacques Daléchamps en pleno siglo XVI. Está considerado, junto con Averroes, como uno de los grandes maestros de la medicina medieval y como el cirujano árabe más prestigioso.

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