Córdoba. Ibn Hazm.

escultura a Ibn Hazm en Córdoba

Abu Muḥammad Ali Ibn Aḥmad Ibn Saīd Ibn Ḥazm o أبو محمد علي بن احمد بن سعيد بن حزم, más conocido como Ibn Hazm, aunque también fue llamado entre los cristianos Abén Házam, fue un filósofo, teólogo, historiador, narrador y poeta en la época de Al-Ándalus, considerado el padre de la religión comparada. Nació en la ciudad de Córdoba en el año 994, justo antes de la crisis que terminaría definitivamente con el califato cordobés.

Ibn Hazm provenía de una familia muladí, como hispanos que adoptaron la religión del islam, que vivía de la explotación de una finca en la localidad de Montíjar, cerca de Huelva. Su abuelo se trasladó a la capital califal de Córdoba en los tiempos en que la fama de esta capital resonaba por todo el mundo. Su padre, Ahmad, una vez que entró en el mundo político cordobés, se ganó la confianza tanto del califa Hisham II como de su visir, Almanzor, llegando después a ser nombrado él mismo visir y tomando el mando cuando se ausentaba de la corte el propio Almanzor. 

De este modo, Ibn Hazm pasó su infancia en la corte de Al-Zahira o la Resplandeciente, ciudad construida bajo mandato de Almanzor cerca de Córdoba. Perteneciendo a la aristocracia cordobesa, vivió de primera mano el estallido del conflicto cordobés en el año 1010, que quebró su apacible vida. Su padre se situó del lado del bando legitimista omeya del califa Al-Mahdi, en contraposición de los que apoyaban el nuevo linaje amirí, el de su antiguo protector Almanzor, y ello produjo su caída en desgracia. En el año 1012 murió su padre Ahmad y entonces Ibn Hazm tuvo que marcharse desterrado a Almería.

Ibn Hazm en la Puerta de Sevilla, Córdoba

En Almería se enfrentó al gobernador cuando cambió de bando y apoyó a un nuevo pretendiente, por lo que terminó desterrado de nuevo, esta vez en un pueblo llamado Aznalcázar. Ya era conocido por sus versos, sus qasidas y su verbo fácil. En este nuevo destierro, con 19 años, escribió "¡Que no se alegre mi émulo cuando me sobreviene la desgracia! La fortuna no se está queda en un solo estado. El hombre libre es como el oro, sujeto unas veces al golpe del martillo, pero al que se ve otras veces en la corona de un rey".

Estando en Aznalcázar, escuchó que un nuevo pretendiente omeya estaba levantando un ejército en Játiva con el que reclamar de nuevo el califato, así que se decidió a unirse a él. Éste, siendo bisnieto del califa Abd Al-Rahmán III llamado Abd Al-Rahmān Ibn Muhammad Ibn Abd Al-Malik, decidió atacar a los ziríes de la ciudad de Granada antes de llegar a la capital, pero allí acabaron con su ejército y en esa batalla Ibn Hazm fue hecho prisionero. De ahí se retiró a Játiva cuando tenía 28 años.
  
En el año 1023 la ciudad de Córdoba recibió al nuevo califa, tras la caída del califato hammudí, siendo el elegido Abd Al-Rahmán V, que escogió como equipo gobernante a Ibn Hazm y su grupo de amigos, haciéndolos visires o aristócratas cordobeses siendo todos ellos personas cultas y preparadas, pero su gobierno no duró más de mes y medio, siendo el califa asesinado en los baños reales e Ibn Hazm puesto de nuevo en la cárcel. A partir de ahí, renunció definitivamente a la política para dedicarse por completo a los estudios jurídicos y teológicos. Abrazó la escuela zahirí, de la que daba cursos junto a su maestro Abū Al-Jiyār de Santarén, en la Mezquita aljama de Córdoba hasta que en el año 1027 fue denunciado por el vulgo cordobés por contravenir la escuela malikí oficial. 

Ibn Hazm en Córdoba

Desde ese momento renunció a la enseñanza y se dedicó a vagar por los distintos reinos de taifas como polemista y erudito. En el año 1039 se refugió durante un tiempo en Madinat Mayurqa, la isla de Mallorca, protegido por un magnate. Mantuvo encendidas disputas con tantos otros sabios y monarcas de su época, entre otros, con Al-Mu'tádid de Sevilla. Esta disputa dio como fruto la quema de sus libros en la taifa sevillana e inspiró a Ibn Hazm sus famosos versos "Dejad de prender fuego a pergaminos y papeles, y mostrad vuestra ciencia para que se vea quien es el que sabe. Y es que aunque queméis el papel nunca quemaréis lo que contiene, puesto que en mi interior lo llevo, viaja siempre conmigo cuando cabalgo, conmigo duerme cuando descanso, y en mi tumba será enterrado luego".

Mantuvo esa vida de sabio errante hasta que por fin se retiró al cortijo familiar de Montíjar, con la única compañía de sus hijos y donde se dedicó únicamente a escribir. Una de sus hijas fue Aysha, quien era llamada al-Qurtubiyya o la Cordobesa, siendo una conocida poeta a lo largo del siglo XI. Ibn Hazm escribió obras históricas, como Risāla fī faḍl Al-Ándalus o Epístola en elogio de Al-Ándalus y también Naqt al-ʿarūs o Bordado de la novia. Asimismo escribió Ŷamharat ansāb al-ʿarab, más conocido como Yamhara o Linajes árabes.

Del mismo modo, escribió un importante Al-faṣl fī-l-milal wa-l-ahwāʾ wa-l-niḥal o Historia crítica de las religiones, sectas y escuelas, en que traza los rasgos de los sistemas filosóficos contrarios a las religiones positivas, incluidas las anti-islámicas. Ibn Hazm era un hombre de profundas convicciones religiosas, dirigiendo parte de sus críticas contra la relajación de costumbres en Al-Ándalus, ya que su obra está penetrada por la firme creencia en Allah y en el islam como única religión verdadera, además de considerar que fue esa una de las causas fundamentales de la decadencia del califato de Córdoba.

manuscrito de Ibn Hazm

Ibn Hazm también es conocido por ser el único autor que dejó algunas indicaciones sobre los grupos tribales que iniciarían el llamado Al-Ándalus desde África, aunque su obra más famosa es Ṭawq al-ḥamāma o El collar de la paloma, en la cual trata del amor. Fue escrito en Játiva hacia el año 1023, antes de ser nombrado visir de Córdoba. Se trata de un libro de reflexiones sobre la verdadera esencia del amor, intentando descubrir lo que tiene de común e inmutable a través de los siglos y las civilizaciones de influencia neoplatónica, conocido en la cultura musulmana como amor udrí, incluyendo detalles autobiográficos y documentales.

El collar de la paloma constituye también un diwan o antología poética de tema amoroso, pues está empedrado de composiciones elegantes y refinadas. La influencia de esta obra fue considerable en la literatura medieval de los reinos cristianos, en especial en la forma de tratar el tema en el denominado Renacimiento, por lo que puede decirse que del amor udrí musulmán derivó el amor cortés de la Europa de los siglos siguientes. Un extracto del libro nos dice "Todo lo puede el amor. Por amor, los avaros se hacen generosos; los huraños desfruncen el ceño; los cobardes se vuelven intrépidos; los ásperos, sensibles; los ignorantes se pulen; los desaliñados se atildan; los sucios se limpian; los viejos rejuvenecen; los ascetas vulneran sus votos y los castos se tornan disolutos".

Igualmente, en la misma obra El collar de la paloma abundan retazos biográficos de los miembros de la familia amirí (de Almanzor), incluyendo al propio visir cordobés, como la historia que relata el cordobés de una esclava cantora que se atrevió a recitar ante el háyib unos versos amorosos compuestos por un poeta en honor de Subh. El poderoso político actuó con las mismas maneras implacables por las que sigue siendo famoso, mandando ejecutar a la joven. También Ibn Hazm en otra obra, el Naqt al-arús, aporta frescura histórica al destacar el deseo manifestado por Almanzor de acceder a la dignidad califal, pretensión que hubo de abandonar por su pertenencia a la familia qurayxí.

escultura a Ibn Hazm en Córdoba

También escribió numerosas obras filosóficas, estando su pensamiento basado en Aristóteles. Se esforzó en distinguir lo verdadero de lo falso, lo que llevaba a un sexto sentido o sentido común por el cual se demuestran las verdades. Dichas verdades estaban en estrecha relación con la fe por lo que un conocimiento cabal de la filosofía puede relacionar a estas verdades con la teología. De este modo, elaboró una teología natural desarrollando el tema de la esencia y la existencia, concluyendo que son idénticas solo en Allah. Con el tiempo devino en un intelectual molesto para políticos y religiosos, hasta llegar a convertirse en la conciencia nacional.

Ante sus auditorios se manifestaba vehemente fustigador de los hipócritas, en exceso crítico con aquello que no le agradaba de su patria, desdeñoso con los aduladores, elocuente, a veces exaltado y áspero de palabra, resultando incómodo su mucho rigor moral. Quizás su aporte más significativo sea su testimonio acerca del motivo de la actividad del hombre, cuando indicaba que todo lo que hace el hombre lo hace para evitar la preocupación, en definitiva, para distraerse de la muerte. Ibn Hazm falleció a los 69 años de edad en la localidad de Montíjar, en el cortijo de sus antepasados de la provincia de Huelva en agosto del año 1064.

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