Granada. El Generalife. Palacio de Dar al-Arusa y Silla del Moro.

restos del Palacio de Dar al-Arusa

El Palacio de Dār Al-Arūsa, también conocido como Casa de la Desposada o Casa de la Novia, era una almunia real construida en el siglo XIV bajo el sultanato de Muhammad V. Está situado en la dehesa del Generalife y es el edificio más elevado construido en el reinado nazarí, siendo por ello denominado como “la corona del reino” al estar ubicado en la parte más alta del cerro del Sol, dominando las huertas y el palacio del Generalife, a poca distancia de la llamada Silla del Moro.

El gran Ibn al-Jaṭīb, visir del rey, nos dice que “ceñían a modo de brazaletes en el siglo XIV las almunias y granjas reales” haciendo referencia a los Alixares y Dār Al-Arūsa, “el Generalife no colmó el deseo de alejamiento y contemplación de vastos panoramas de los señores de Granada y levantaron otras alcazabas y pabellones. Sus contornos no están desnudos de viñas y huertos sino que, más bien al contrario, abundan en extremo con un alto rendimiento pues se recogen en un año mil monedas de oro, llenando las tiendas de verdura fresca y excelentes frutas”.

vistas de la Alhambra desde cerro del Sol

Hay que destacar que este palacio se encuentra a 900 m sobre el nivel del mar y por ello posee unas vistas extraordinarias. Por otro lado, la colina sobre la que se asientan el palacio y la Silla del Moro posee una difícil orografía. Al suroeste cae sobre el cerro de los Alixares, el sur mira hacia Sierra Nevada y al oeste se divisan las torres defensivas de Alhambra y bajo ellas, la ciudad de Granada.

Todo ello le aporta a este lugar un aire de misterio, de fantasía y de huida celeste ya que al visitarlo uno debe internarse en los motivos de los reyes y cortesanos que se alejaban de las intrigas y luchas palaciegas para dejarse llevar a paraísos generados por la luz del atardecer. También cabe destacar las huertas y árboles frutales que lo circundaron, así como los jardines y surtidores que nos hablan de un paraíso pensado para el deleite y disfrute de los reyes nazaríes.

alicatado en el palacio, hoy en museo de Alhambra

Por otra parte, los fragmentos de yesería, solerías y los diversos alicatados encontrados y rescatados de su recinto nos muestran la importancia que tuvo este Palacio de Dar Al-Arusa en la época de esplendor del reino nazarí, aunque tempranamente se abandonó su mantenimiento, debido al acoso y empobrecimiento de los últimos años del reino musulmán en Granada. 

fragmento de yesería en arco del palacio, museo de Alhambra

En el año 1526 el embajador de Venecia, Andrea Navaggiero, ya se refiere a este palacio constatando su estado "En tiempo de los reyes moros, subiendo todavía más, se pasaba del Generalife a otros hermosos jardines de un palacio que se llamaba los Alixares y luego a otros jardines de otro palacio que se llamaba Dar alharoza y todos los caminos por donde se iba de un lugar a otro tenían a los lados enramadas de mirtos; ahora solo se ven algunos trozos de camino, los estanques sin agua y algunas matas de arrayán que después de cortadas brotan de las antiguas raíces. Dar alharoza estaba sobre el Generalife hacia donde corre el Darro".

Apenas un siglo después aparece también reflejado en las crónicas de un historiador cristiano en el año 1632 repitiendo “y agora está derribado y sólo se ven algunos trozos de camino y los estanques sin agua que solamente se ven los cimientos”, por lo que el Palacio de Dar Al-Arusa fue definitivamente abandonado tras la conquista cristiana de Granada. De todos modos, todavía cuenta con restos arquitectónicos importantes de lo que fue en su día.

resto de los muros del palacio de Dar Al-Arusa

Este Palacio de Dar Al-Arusa se trataba, sin ninguna duda, de un complejo residencial palatino en el que ya se han llevado a cabo varios estudios arqueológicos. Entre las partes identificadas de este palacio nazarí se incluyen los baños o hammam, varios patios y algunas estancias, así como otras estructuras conectadas con la provisión de agua.

Actualmente se mantienen en pie solamente los arranques de los muros y algunas construcciones, como la alberca del patio central. El conjunto de edificios se distribuye alrededor de un patio rectangular, enlosado con ladrillos en forma de espiga, con la citada alberca situada en su centro de la que aún permanecen visibles restos de sus canalizaciones y desagües.

alberca en el patio central del Palacio de Dar Al-Arusa

En torno al patio la zona más construida del palacio estaba situada al sur en cuyo eje central se pueden apreciar las diversas estancias, tras la puerta de acceso, en las que aún se conservan fragmentos del pavimento y que seguramente estaban destinadas a las mujeres, los niños y el servicio. El acceso al palacio se realizaba desde esta zona sur mediante tres puertas principales y se entraría a un primer patio funcional, donde descansarían las caballerías de ahí que también entre los restos aparezca un abrevadero. La puerta principal de entrada comunicaba con el gran patio distribuidor.

abrevadero para las caballerías en la parte sur del palacio

En el extremo noroeste del conjunto se excavaron elementos constructivos pertenecientes a un sistema hidráulico de elevación de agua de un pozo que, en su momento, dispuso de una noria que sacaría el agua de la acequia y la almacenaría en el aljibe. No lejos de este dispositivo, al que se tenía acceso desde el patio principal, se encontró una pileta o pequeña fuente de mármol y cerámica vidriada que se encuentra actualmente en el museo de Alhambra para su mejor conservación.

El lugar donde fue excavada la fuente, al este, se ha identificado como la bayt al-maslaj o sala de camas o vestuario de un hammam, que conserva la planta de un baño completo al que se accedía desde el patio por un pasillo con doble recodo, tras el que se llegaba a una sala cuadrada -sala de camas- en cuyo centro se encontraba dicha fuente, encuadrada por un paño de alicatado siendo la pieza más importante de la decoración de este palacio de Dar Al-Arusa. Tras la sala de reposo o bayt al-maslaj se encontraba la sala fría y, en recodo, el acceso a la sala templada con una letrina en la esquina y una pila.

fuente de mármol en el hammam, hoy en museo de Alhambra

Más al este estaba la sala caliente del baño, bajo la que aparecieron los restos incompletos del hipocausto. Otros muros al sur del baño indican la existencia de construcciones prolongadas hacia este lugar. Respecto al hammam se ha identificado además la leñera, cercana a los árboles que rodean el perímetro. Casi con toda seguridad el agua que nutría sus baños provenía de la Acequia de los Arquillos, mandada construir por Muhammad V, aunque tampoco es descartable que se cogiera el agua de algún ramal de la Acequia Real.

Existen también, en el lateral oeste del patio, restos de una galería corrida abierta al patio mediante arcos y es que el patio estaría en una primera fase sin pórticos, pero luego se convirtió en rectangular al colocar uno con siete vanos, cuyos cimientos se conservan. También encontramos trazas en el recinto de lo que fue un muro perimetral y de elementos asociados a una posible muralla defensiva que forma una especie de barbacana prolongándose de norte a sur. También se aprecian diversas muestras de solería junto a los muros.

restos de muralla y barbacana en el palacio de Dar Al-Arusa

La conocida como Silla del Moro no es ajena a este palacio, ya que los arqueólogos la citan por formar parte de una segunda cerca que rodeaba al Palacio de Dar Al-Arusa, encontrándose a escasos metros del mismo y cuya acequia de suministro de agua estaba directamente vinculada a este palacio y a todo el sistema hidráulico que se conserva en el cerro del Sol.

El singular nombre de Silla del Moro con el que se conoce popularmente a estos restos arqueológicos y arquitectónicos viene dado por la forma en que se veían las ruinas desde la ciudad de Granada a mediados del siglo XVI, recordando a un asiento o banqueta. A partir del siglo XVII también se le empezó a llamar castillo de Santa Elena por cobijar a ciertos ermitaños en torno a un santuario que se encontraba bajo dicha advocación y que, aunque no está probado, ocupó el lugar de una vieja mezquita según algunos autores.

restos del castillo conocido como Silla del Moro

La historia y las descripciones que poseemos de la Silla del Moro pertenecen a épocas posteriores a la nazarí, aportando muy poco sobre su disposición medieval. Sí que puede decirse que, junto al palacio de Dar Al-Arusa, es parte fundamental de los caminos del agua al Generalife y Alhambra por lo que, dentro del sistema hidráulico antes citado, parte del abastecimiento se realizaba con aportaciones del llamado aljibe de la Lluvia, que recogía el agua para llevarla a un gran estanque situado a doscientos metros, la alberca Rota, desde donde discurría hasta el palacio y sus estanques.

La Silla del Moro se ubica en la falda norte del cerro del Sol ejerciendo una posición de dominio sobre el río Darro, las huertas del Generalife, el conjunto de Alhambra, la medina de Granada, los barrios del Albayzín y del Sacromonte, el cerro de San Miguel o del Aceituno, el camino que partía hacia los montes orientales de la provincia, la Vega y sus montañas limítrofes constituyendo un punto de vigilancia privilegiado de la Acequia Real para el abastecimiento de agua y de ahí que el castillo de Moclín, la torre atalaya de Albolote y algunas otras situadas en la Vega sean visibles desde este lugar.

vistas del Generalife, Alhambra y Granada desde la Silla del Moro

Se disponía de forma escalonada sobre la pendiente del cerro del Sol hacia el río Darro. Su cuerpo central, constituido por una torre realizada con hormigón de cal, se alzaba sobre una plataforma asentada sobre el terreno a la que se accedía por el lado sur, mientras que la entrada a la torre se realizaba por el norte a través de unas escaleras construidas sobre bóvedas de medio cañón.

Por estos dos espacios de época andalusí pasaron los destrozos de la guerra con la rebelión de los moriscos del año 1568 que libraron por este monte importantes enfrentamientos y después, a principios del siglo XIX, las tropas napoleónicas que horadaron toda la zona de trincheras y fosos, pusieron baterías de artillería tomando como blanco las torres de la Alhambra y modificaron estructuras medievales adaptándolas a sus necesidades defensivas volando todo en su retirada.

fragmentos del acceso a la Silla del Moro

Es curioso pensar en cómo una zona que era de completo secano, mediante un sistema de norias y acequias, se convirtió en todo un vergel con numerosas huertas que suministraban hortalizas y frutas a la fortaleza de Alhambra y, sin embargo, tras la conquista cristiana todos esos mecanismos cayeron en el olvido y el cerro del Sol volvió a convertirse en un erial, poblado con tan sólo olivos y pinos, tal y como lo podemos encontrar hoy en día.

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