al-bayt al wastaní o sala templada del Bañuelo |
El Bañuelo era conocido en su época con el nombre de hammam al-Yawza o baños del Nogal y a finales del siglo XIX apareció el apelativo de Bañuelo por ser de menor tamaño que los baños reales de Comares en la Alhambra. En su momento, también fueron conocidos como baños de la puerta de Guadix. Su construcción data del siglo XI y son el testimonio de los veintiún baños que llegaron a coexistir en la ciudad de Granada en época andalusí.
Se trata de los baños mejor conservados de todo el territorio de Al-Ándalus y, a su vez, el edificio civil más antiguo en pie de la ciudad musulmana de Granada. Para Torres Balbás, el siempre alabado arquitecto y rehabilitador de la Alhambra, la construcción del Bañuelo se enmarca en la segunda etapa constructiva de la dinastía zirí, correspondiente a los reinados de Badis y Abd Allah (años 1038-1090), caracterizada por el uso del tapial hormigonado.
galería lateral en sala templada del Bañuelo |
Se encuentran en el bajo de una casa particular, en la carrera del Darro frente al puente del Cadí y a los pies de la Alhambra, mostrando el grado de refinamiento que tenían los árabes de la península hace un milenio así como el ritual de limpieza física y espiritual que representaban. En época zirí se integraban en el límite oriental del barrio de la qawraya castrense, que quedaba intramuros de la al-qasaba o alcazaba vieja, comenzándose a poblar en esos años la madinat de Granada en la margen derecha del Darro surgiendo el barrio de Ajsaris o Axares. En época nazarí ya sería conocido como el actual barrio del Albayzín.
El hammam al-Yawza se construyó muy próximo a una serie de edificaciones que se han adscrito al período zirí, como en el caso de la bab al-Difaf. Su localización en una importante vía pública, junto a una puerta de acceso a la alcazaba zirí, es algo característico de los baños andalusíes. Además de ser una zona bastante poblada, tal vez incluso en el flanco de estos baños se adosaban una serie de tiendas que se abrían al Bañuelo, lo que pone de manifiesto la importancia urbana de ese entorno. Es más, estos baños pertenecían a la mezquita de al-Taibin o de los conversos, a cuyo mantenimiento contribuían con su recaudación.
patio central y puerta de acceso al hammam |
Desde la calle apenas sí se aprecia la puerta a estos impresionantes y muy bien conservados baños árabes, siendo uno de los pocos lugares de este tipo que consiguieron salvarse de la destrucción ordenada por los llamados reyes católicos, ya que entonces el uso de los baños árabes tenía una reputación comparable a la de los burdeles. Esta maravilla ha sobrevivido a pesar de que sobre ella se construyera una casa particular casi desde el inicio de la ocupación de la ciudad de Granada por los castellanos.
Se accede a este hammam a través de un pequeño patio con una alberca o estanque en su centro rodeada de empedrado granadino que recuerda a los antiguos mosaicos de época romana. Junto a la entrada, al fondo, hay un pequeño cubículo que servía de letrina, mientras que en el patio hay un elevado arco de herradura, formando un alhamí, que serviría para resguardo del guardián del baño. Su planta es rectangular, dividida en varias dependencias y cubriendo los distintos aposentos con bóvedas de piedra y ladrillo con tragaluces o claraboyas octogonales y en forma de estrella.
bóveda central de la sala templada o al-bayt al wastaní |
Hay que imaginar estas bóvedas enlucidas, cubiertas de pintura y filtrando la luz solar a través de cristales de colores. Las claraboyas permitían la ventilación de los baños favoreciendo la salida de los vapores y, a su vez, servían para iluminar las estancias y aligerar el peso del techo. Los arcos también fueron realizados de ladrillo macizo. Para aislar el interior del exterior, las paredes de estos baños se fabricaron con gruesos muros de argamasa (cal grasa con arena y piedras), que después se revestían de estuco y se pintaban, aunque del recubrimiento de pintura tan sólo quedan algunos fragmentos.
El vestíbulo o Al-bayt al maslaj servía de zaguán en estos baños. Se trata de una sala rectangular y con cubierta de bóveda de medio cañón y claraboyas dando paso a la sala de refresco. Se accede a esta sala a través de un arco escarzano y servía para que dejasen su ropa colgada los usuarios, mientras que un mozo o tayyab ofertaba toallas y unos zuecos de gruesa suela para conseguir proteger los pies en la sala caliente ya que el suelo quemaba al calentarse directamente desde el horno por los huecos de pilares de ladrillo.
sala fría o al-bayt al barid en el hammam al-Yawza |
Por su parte, la sala fría o al-bayt al barid se presenta de forma estrecha y alargada y en cuyos extremos se encuentran pequeñas alcobas abiertas, contando con arco de herradura geminado. Este espacio cuenta con claraboyas para iluminar la sala y para abrir sus cristales desde fuera en caso de exceso de vapor.
La sala templada o al-bayt al wastaní era de forma cuadrada, siendo la sala central y la más grande de los baños del Bañuelo que, a diferencia de otros baños de la época, consta de tres galerías que rodean la estancia principal. Sus arcos tienen ligera forma de herradura, mientras que las naves que forman las galerías o pórticos se cubren con bóvedas de medio cañón. Es, sin duda, la sala más bonita del complejo y la que mejor nos transporta a la época.
al-bayt al wastaní, sala principal o central del Bañuelo |
Su bóveda esquifada con lumbreras octogonales deja pasar la luz de una forma casi mágica. En un grabado del año 1837 aparece, en medio de esta sala, una gran alberca. Destacan las columnas sobre las que descargan los arcos que tienen capiteles romanos, visigodos y califales cordobeses, siendo todos ellos los originales y habiendo sido reutilizados de edificios más antiguos derruidos.
Los hay del siglo X de época califal, mezclados con otros del siglo XI y algunos de estilo bizantino, restaurándose algunos durante el pasado siglo XX para asegurar su conservación. Esta sala templada estaba en origen policromada y destacan los restos de pintura en los zócalos que dejan paso a las bóvedas con lucernas estrelladas así como el color bermellón sobre el estuco de las paredes. En esta sala se daban masajes y se aplicaban aceites, esencias y perfumes por lo que contaba con bancos para descanso.
capitel de época califal en columna de sala templada |
La sala caliente o al-bayt al sajun de estos baños posee dos pequeñas pilas de inmersión en cada frente. En su muro central tiene tres arcos de medio punto con sendos huecos, siendo los laterales baños individuales y el central, hoy sin cubierta, contenía en su momento las calderas donde hoy podemos encontrar recipientes de terracota engastados en los muros. Esta sala también se cubre con bóveda de medio cañón y claraboyas dejando pasar la luz. Entre las dos pilas se abre la entrada a la zona de servicio y leñera, que tenía acceso a su vez a la placeta del exterior a través de una pequeña puerta.
sala caliente o al-bayt al sajun en el hammam |
En el interior del hammam, las conducciones para el agua y las salidas de humos del horno se realizaban por chimenea con tubos de cerámica imitando al hipocausto de los baños romanos. Una de las alcobas de las pilas de agua caliente está cubierta por una curiosa bóveda de crucería. Cabe decir que estas pilas nunca se usaban para que los huéspedes se introdujeran en ellas a modo de bañeras, ya que su misión era la de permitir que cada cual sacase agua con un recipiente para después derramarla sobre el cuerpo.
El edificio sigue el esquema típico de aguas en las termas romanas como espacio público, reduciendo las dimensiones y estandarizando el trazado de la planta. El Bañuelo era un punto de encuentro social, donde los vecinos del barrio de los Axares iban para lavarse, cortarse el pelo, depilarse o recibir masajes. Las mujeres podían acudir al Bañuelo por las mañanas y los hombres durante las tardes, no pudiendo compartir horario. Como curiosidad, en este lugar solían realizarse también los preparativos de las novias para su boda.
salida trasera a leñera del Bañuelo |
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