inscripción de lema nazarí en las paredes del oratorio |
La Madraza de la ciudad de Granada fue la primera y única universidad pública en Al-Ándalus y la única que se ha conservado de forma parcial, siendo inaugurada en el año 750 de la hégira (año 1349 de la era cristiana) por el sultán nazarí Yusuf I. Situada sobre los restos de una almunia de época zirí, se edificó en época nazarí en uno de los sitios privilegiados de Granada, junto a la mezquita aljama y la Alcaicería, abriéndose a la plaza Maysid al-Azam, siendo ésta la zona más noble del comercio.
Es aquí donde se edifica la Madraza por el primer ministro del sultán Yusuf I, llamado Ridwan. Esta fundación quedó reflejada en la biografía que presenta Ibn Al-Jatib de este importante personaje de la corte nazarí en su Ihata y traducido por Cabanelas como "Fundó la Madraza de Granada, donde aún no existía, le asignó rentas, estableció en ella viviendas permanentes (para los estudiantes) y nadie le aventajó en favorecerla. Llegó a ser la única por su esplendor, encanto, elegancia y grandeza y llevó a ella el agua del waqt abasteciéndola con carácter permanente".
Su nombre viene del árabe ﻣﺩﺭﺴة, madersa o madrasa, cuyo significado se traduce como escuela o universidad coránica. También fue llamada Yusufiyya, Casa de la Ciencia o Palacio de la Madraza. Entre los profesores y alumnos de su tiempo podemos nombrar a Ibn al-Fajjar, Ibn Lubb, Abu Al-Barakat Al-Balafigi, Ibn Marzuk, Al-Zawawi, Al-Maqqari, así como Ibn Al-Jatib e Ibn Zamrak, cuyos poemas de los dos últimos decoran paredes y fuentes del conjunto monumental de la Alhambra.
Esta Madraza estaba dedicada a la transmisión de conocimientos y en ella se impartían, entre otras, enseñanzas acerca del derecho islámico, así como medicina, teología, estudios coránicos, filosofía, astronomía, literatura y matemáticas. Las primeras madrazas fueron creadas por la dinastía gaznawí (de origen turco, aunque en territorios del actual Afganistán) y datan en torno al año 1000, encontrándose estas madrazas en territorio del actual Irán. Después, la dinastía selyúcida (dinastía turca que reinó en los actuales Irán e Irak y parte de Asia Menor) realizó un impulso definitivo a las mismas, en la segunda mitad del siglo XI.
Para tener una idea del plan de estudios de esta Madraza podemos atender a lo que nos dice el poeta Ibn Hazm "Consagran las primicias de su inteligencia a las matemáticas e inauguran su formación científica por el estudio profundo de las propiedades de los números. Pasan luego gradualmente a estudiar la posición de los astros, la forma aparente de la esfera celeste, el modo de verificar el paso del sol, de la luna y de los cinco planetas (...) todos los demás fenómenos y accidentes físicos y atmosféricos. Añaden a esto la lectura de algunos libros de los griegos en que se determinan las leyes que regulan el razonamiento discursivo".
La iniciativa de la creación de esta Madraza en la capital nazarí seguramente se debiese al primer ministro Ridwan, que fue un importante visir durante los sultanatos de Muhammad IV (años 1325-1333), el ya citado Yusuf I que inauguró este lugar (años 1333-1354) y su hijo Muhammad V (años 1354-1359). También cabe decir que el propio Yusuf I era un apasionado de las artes y las ciencias y siempre tuvo en mente convertir a Granada en un faro de luz, intentando transformar la capital de su reino en la continuación de aquella Córdoba califal.
mocárabes policromados en el oratorio de la Madraza |
Para ello, Yusuf I se rodeó de sabios maestros y mecenas de intelectuales y artistas de su época. Tras la caída en desgracia de Ridwan (el antes citado primer ministro), Ibn al-Yayyab (antecesor de Ibn Al-Jatib como visir en la corte nazarí) hizo ver al sultán que Granada adolecía de un centro de estudios propios que acogiera a los jóvenes en el estudio de la ortodoxia islámica -hasta entonces tenían que emigrar a otros países para hacerlo- y de un foco de cultura que atrajese a los más célebres eruditos en humanidades que hicieran de Granada el centro cultural más importante del occidente islámico.
El título que los estudiantes recibían se llamaba ichaza, una especie de actual licenciatura que permitía la enseñanza de tal o cual campo o conjunto de ellos. Hay que citar dos grupos de doctos, el de los místicos y el de los retóricos. Al primer grupo pertenecía y destacaba Al-Maqqari, antepasado de un embajador merení, así como el célebre e intrigante Ibn Marzuk, refugiado en Granada por caer en desgracia en el Magreb y quien fue nombrado predicador de la mezquita de la Alhambra. El segundo grupo englobaba a literatos de la talla de Sarif Al-Garnati y cómo no, el ya citado Ibn Al-Jatib, el más importante de su época en numerosas materias.
arco de acceso al oratorio de la Madraza de Granada |
La arquitectura de esta madraza, como todas las obras bajo el mandato del sultán Yusuf I, era esplendorosa con una fachada de mármol blanco, cuyos restos se conservan en el Museo Arqueológico de Granada, que contaba con varias inscripciones y un acceso en forma de arco de herradura con dovelas de dos colores alternos. Encima de este dintel, había dos grandes losas de mármol conservadas de forma parcial con inscripciones en el mismo Museo, una de las cuales obedece a la leyenda de la Madraza en donde se indicaba su año fundacional.
En las ventanas que flanqueaban la puerta de entrada se leía "Si el hombre mundano entrega su albedrío a Dios, lo apartará de los negocios del mundo y lo llevará por camino de salvación, encaminándolo a las madrazas, donde hay ocasión de rectitud, de ciencia y de defensa. ¡Oh, hombre, acomete tu escudo con seguridad! Él te incita y si le guardas con el honor y reverencia debidos, ganarás honra y serás estimado". Y en el testero de la sala principal, en un escudo de yeso, había una combinación de letras, palabras y signos como un mágico talismán para alcanzar la sabiduría.
intradós angrelado en el arco de acceso |
El acceso se hacía por medio de un pequeño zaguán en recodo, cuya entrada no se corresponde con la actual. Desde allí se accedía al patio que articulaba todo el espacio. El edificio, por tanto, se organizaba a partir de un patio de crucero interior, en cuyo centro se situaba una alberca central y las recientes excavaciones realizadas han incorporado estos restos al palacio. La alberca contaba con un rebosadero que evacuaba directamente al río Darro. El patio está rodeado por columnas de mármol, en el lado oriental se encontraban las letrinas y en el costado opuesto se situaban las escaleras de acceso al piso superior.
El patio distribuía las estancias a través de arcos sobre columnas y frente a la puerta principal se encontraba un tarjetón de hierro que nos dice "Si tienes la dicha de mirar en el interior de esta casa, labrada para la habitación de las ciencias, para firmeza de la grandeza y para lustre de los siglos venideros, verás que está fundada en dos prerrogativas, que son la firmeza de la justicia y la piedad (...) En ella puedes conseguir el camino de la luz, cuando, desengañado, resuelvas huir de la oscuridad del mal. Si buscas la estrella de la razón verás su claridad sin engaño, aún por entre las nubes de la duda. Pero, reducido a la ciencia, para aprovechar en ella, ha de volver tu cara al bien obrar y has de desechar toda inclinación al mal".
columna de ventanas al jardín |
En el mismo panel también se nos indica "No es el camino de la sabiduría para el que anda cargado de malvada codicia. Vuelve los ojos al cielo del pueblo y verás cuántas estrellas, que tenían muy escasa luz, se hallan por este camino llenas de infinitos resplandores. Y, si bien reparas, verás que unas de esas hacen la corona y otras son las columnas de la casa del saber. Ellas alumbran los corazones, ellas guían al bien y son para nosotros verdaderos amigos que nos aconsejan. Acepte Allah tanto bien instituido por Yusuf I, estrella del más alto grado, brillante en la ciencia y en la ley".
No obstante, la imagen del edificio que vemos hoy, como se ha dicho, no responde a la original de su fundación ya que ha sido objeto de diversas intervenciones. En cada lado del crucero, como tipología más habitual de Madraza, se solía abrir un iwan con las diferentes aulas y casi siempre contando con una mezquita en su interior, que también hacía las veces de sala de estudios. Eran habituales las estancias anexas tales como la cocina, la biblioteca o una residencia de estudiantes. En este caso, la biblioteca se situaba encima del zaguán y de las letrinas.
vista de mocárabes en el oratorio de la Madraza |
Como ejemplos sobresalientes de otras madrazas encontramos la del sultán Qala'un (años 1356-1359) y la del sultán Hasan (años 1356-1363), ambas ubicadas en El Cairo, Egipto, así como la de Bu Inaniyya (años 1350-1355) en la ciudad de Fez, en el actual Marruecos. Puede decirse que la primera universidad del mundo, en la ciudad de Bagdad a mediados del siglo XI, fue imitada aquí en la época nazarí por orden del sultán Yusuf I en el siglo XIV. De hecho, en la península ibérica, el ejemplo más importante fue esta Madraza en Granada, siendo más antigua la de Málaga -de índole sufista- aunque de ella no se ha conservado nada.
Algunos estudiosos han defendido la hipótesis de que el Palacio de los Leones, en el interior del conjunto de la Alhambra, fuese originariamente una de estas instituciones. Se trata de una interpretación que ha suscitado cierta polémica, pero que explicaría muchas de las anomalías que presenta ese edificio. De confirmarse dicha hipótesis, el catálogo de madrazas andalusíes quedaría notablemente ampliado al añadir al elenco una construcción que se encuentra actualmente perfectamente conservada.
mihrab del oratorio de la Madraza |
Dentro de esta Madraza, también de la época nazarí, aún se conserva y destaca la sala del oratorio musulmán del siglo XIV, situado en el sur del patio, siendo el lado opuesto por el que se accede. Se encuentra tan bien conservado al haber sido protegido de la luz y del paso del tiempo al taparse en época cristiana. Este oratorio se abre al patio por medio de un arco de herradura con alfiz, apoyado sobre dos finas columnas de mármol, con el intradós angrelado y decoración de ataurique en las albanegas.
El oratorio contaba con un precioso mihrab al fondo, más profundo que el actual ya cegado en el pasado siglo. El mihrab tiene forma de arco de herradura ondulado y está orientado hacia La Meca, encontrando sobre este oratorio una cúpula octogonal bellísima, en cuyo centro se abre una linterna o tragaluz que permite la entrada de la luz natural. Este techo, junto a los azulejos del oratorio, son del siglo XIX, aunque aún así ha tenido que ser restaurado en varias ocasiones debido al deterioro que presentaba.
esquina con trompas de mocárabes en el oratorio |
Sus muros son de mampostería, articulados en dos niveles, y con hiladas de ladrillos dispuestas horizontalmente. En ellos vemos una profusa decoración con motivos de lacería y ataurique en yeso, policromados. La estructura octogonal del espacio se consigue por medio de unas impresionantes trompas, que se sitúan en las esquinas del nivel inferior de los muros, decoradas con mocárabes y que recuerdan al Salón de Embajadores del Palacio de Comares, palacio edificado también bajo mandato del sultán Yusuf I.
Toda la decoración de este oratorio supone un placer visual que nos da medida de la riqueza y complejidad decorativa del tiempo de esplendor del reino nazarí. En la parte baja de los muros también vemos diferentes arcos de herradura, enmarcados por alfiz, que siguen la más pura tradición del arte califal cordobés del siglo X. En el costado derecho del oratorio existía un espacio ocupado por un pequeño jardín al aire libre, rodeado por dos pabellones de reducidas dimensiones al sur y al norte, mientras que al este existía una pequeña acera.
ventanas en su día con vistas al jardín interior |
En un nivel superior contemplamos un friso de ventanas con celosías que filtran la luz del exterior y, en el espacio restante de la planta baja, se cubre por medio de un alfarje de estilo mudéjar de madera, aunque esta estructura no es la original de su época ya que este espacio se cubría con techumbre de madera con decoración de lazo, policromada y adornada con mocárabes, que acabó ardiendo por completo en un incendio que tuvo lugar en el siglo XIX.
En su planta superior destaca el llamado Salón de Caballeros Veinticuatro que conserva una impresionante armadura mudéjar del siglo XVI de par y nudillo, decorada con pinturas platerescas, en la sala que sirvió de lugar de reuniones de los regidores de la ciudad tras la conquista cristiana. Este piso superior, aparte de contar con la biblioteca nazarí, estaba ocupado por aulas y estancias de estudiantes, a las que se accedía por medio de los cuatro pasillos que rodeaban el patio. La fuente de agua del centro del patio, a su vez, permitía hacer las abluciones vinculadas al rito religioso.
Entre los poemas que decoraban esta Madraza también puede leerse "Si en tu espíritu hace asiento el deseo del estudio y de huir de las sombras de la ignorancia, hallarás en ella el hermoso árbol del honor. Hace el estudio brillar como estrellas a los grandes y a los que no lo son los eleva a igual lucimiento". Existen crónicas que nos indican que la institución contó además con una residencia permanente de estudiantes y con una amplia biblioteca, laboratorios e incluso un observatorio astronómico, pero las excavaciones arqueológicas no han podido localizar esto último.
En resumen, desde el año 1232 hasta el 1492 tuvo lugar en el reino de Granada el último de los capítulos de la historia de Al-Ándalus y del arte hispano-musulmán. Durante este período, los sultanes nazaríes dotaron a la ciudad de todo tipo de edificios civiles y religiosos, tales como baños, hospitales o la madraza que nos ocupa. Sin embargo, fuera de los conjuntos palatinos de la Alhambra y el Generalife, la mayoría de ellos han sucumbido al paso del tiempo y no se han conservado o han sufrido transformaciones tan agresivas que han acabado llegando hasta nuestros días completamente desvirtuados.
La Madraza de Granada funcionó como universidad hasta finales del año 1499 o principios del 1500, es decir, aproximadamente durante 150 años. En las capitulaciones, tras la conquista castellana del reino de Granada, se hacía constar que la Madraza seguiría funcionando como tal, pero con la llegada a la ciudad de Gonzalo Jiménez de Cisneros la política de tolerancia, respeto y cumplimiento de las capitulaciones que había venido desarrollando el arzobispo Hernando de Talavera fue sustituida por la conversión forzosa en el año 1501.
Esta nueva política llevó a la sublevación de los moriscos concentrados sobre todo en el barrio del Albayzín. La situación fue aprovechada por Cisneros, el también confesor de la reina Isabel I la Católica, para asaltar la Madraza, cuya riquísima biblioteca fue llevada a la Plaza de Bib Rambla y quemada en una de las hogueras públicas más grandes de Europa. Se calcula que más de cinco mil libros ardieron en la plaza bajo el argumento de que todos eran coránicos. Una vez expoliado y clausurado, este edificio de la Madraza fue transformando el original oratorio de forma octogonal en capilla, obras que se llevaron a cabo desde el año 1500 hasta el 1513.
En cuanto a la medicina, la conquista del reino de Granada a manos cristianas supuso el fin del Maristán u Hospital de la ciudad de Granada como institución y el cese de actividades en esta Madraza en la que se impartían, como ya se ha dicho, materias médicas. Es más, muchos de los médicos mudéjares y de los médicos judíos que formaban parte de la corte castellana habían estudiado ciencias en este lugar, llevando el bagaje intelectual y científico a los reinos cristianos a lo largo de los siglos XIV y XV.
El rey Fernando II de Aragón el Católico había cedido el edificio para casa de cabildo o ayuntamiento tras la quema de libros llevada a cabo por el cardenal Cisneros y, desde entonces, esta Madraza de Granada fue transformándose por completo hasta alcanzar su actual fisonomía barroca en el año 1722, demoliéndose los restos de la construcción de época nazarí. En definitiva, tras la conquista cristiana de la ciudad, la institución de la Madraza perdió todas las funciones que en ella se llevaban a cabo.
A mediados del siglo XIX se descubrió, al arreglar el solado, que algunas de las piezas que cubrían el revestimiento tenían en su parte inferior decoración de época hispano-musulmana e inscripciones en letras árabes, y que en realidad eran piezas que se habían reaprovechado de la fachada del edificio original para cubrir el suelo. Estas piezas fueron cedidas al entonces Museo Arqueológico Provincial, donde todavía pueden verse.
Entre los años 2006 y 2007 el edificio ha sido objeto de una minuciosa restauración, que ha incorporado los restos medievales de la primitiva Madraza por medio de suelos acristalados. El estudio arqueológico ha aportado datos muy interesantes que han permitido conocer en profundidad la estructura original. En la actualidad, este palacio pertenece a la Universidad de Granada, ubicándose en el mismo la Real Academia de Bellas Artes, dedicándose casi todo el edificio para actividades culturales diversas recuperando, de este modo, una de las partes de su función original.
bellísima decoración del arco del mihrab |
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