Jaén

vista otoñal de la alcazaba y sierra de Jaén

Jaén, ciudad de la actual comunidad de Andalucía, es también capital de la provincia de su mismo nombre. En sus alrededores abundan fértiles tierras de cultivo y extensos olivares que cubren gran parte de su término. Hacia el sur y el sureste se encuentran las sierras de Jaén y Jabalcuz, y al norte se abre el llano del río Guadalbullón, afluente del Guadalquivir, que pasa a muy corta distancia de la ciudad. Jaén tuvo gran importancia en el período de Al-Ándalus debido a su situación estratégica. 

Actualmente, la ciudad sigue contando con el castillo y sus tres alcázares (alcázar viejo, alcázar nuevo y abrehuí) así como con los gratamente conservados baños árabes. Durante los cinco siglos de dominio árabe en este territorio, Jaén o Jayyān, en idioma árabe جيان, que se traduce como "lugar de cruce de las caravanas", fue considerada como una gran ciudad. En el año 712 fue conquistada por las tropas musulmanas a las órdenes de Muza y comenzó su período islámico.

En el siglo IX, en pleno emirato omeya, la alcazaba fue habitada por el emir cordobés Abd Al-Rahmán II, convirtiéndose en la capital de la kura de Jayyan o provincia de Jaén. En la época califal (siglos X y XI) se construyó sobre el cerro una alcazaba y su muralla surge entonces debido a la expansión de la ciudad. No circunscribía el perímetro, por el contrario se extendía en arrabales a sus alrededores y esto provocaba sucesivas ampliaciones del recinto. La muralla acogía así a aquellas clases sociales vinculadas al poder civil y religioso, así como a servicios tales como el comercio, los baños, etc.

interior de la alcazaba de Jaén

El hecho de que la extensión de sus murallas doblara la de la ciudad medieval conocida, allá por el siglo X, nos da una idea de hasta qué punto la población de Jaén se diseminaba en las cercanías del núcleo principal, dedicándose a distintas actividades entre las que destacaría la agricultura. Posteriormente, tras la caída del califato de Córdoba, la ciudad se convirtió en la capital del reino de taifas de Jaén. Se le concedió un walí y en esa época se levantaron mezquitas, aunque también otras fortificaciones y palacios. Su magnitud aparece plenamente configurada a principios del siglo XI como núcleo urbano compuesto por la medina amurallada y la alcazaba.

Los almorávides incorporaron la taifa de Jaén a su imperio en el año 1091 y fue entonces cuando la alcazaba sería reformada hasta ocupar toda la cresta, mediante un recinto alargado cerrado por muros de tapial, con torres de planta cuadrada. En el interior existían algunos edificios de tapial, de uso castrense y, probablemente, elementos auxiliares como aljibes, aunque podría decirse que en la época islámica Jaén constaba de dos grandes recintos. El superior lo constituía el castillo-alcázar, que dominaba toda la comarca, y por debajo se extendía la medina, también amurallada, con calles que se adaptaban al terreno abrupto, generando otras calles paralelas a distintas cotas.

La madinat Yayyan o medina de Jaén, por tanto, estaba rodeada por muros que nacían en la alcazaba y que dominaban la ciudad. La conquista de Jaén era fundamental para la expansión del reino de Castilla por el valle del Guadalquivir, pero el problema de su conquista eran las fuertes murallas construidas principalmente por los almorávides. Sabemos que los almohades conquistaron la ciudad de Jaén en el año 1148 y que estas murallas, en los años 1151 y en 1152, soportaron el ataque de las tropas del rey Alfonso VII de Castilla. 

murallas y alcazaba de Jaén

Tras dichos ataques, las murallas fueron mejoradas y, por tanto, puede decirse que las murallas de Jaén fueron construidas tanto por manos almorávides como almohades, destacando en ellas el uso de la barbacana o antemuro, así como las puertas de acceso edificadas con entrada en recodo y la diversidad existente en las torres defensivas de la ciudad. En el año 1224, el rey castellano Fernando III atacó el territorio de Jaén partiendo desde Baeza con su emir aliado, el almohade Al-Bayyasi (quien, siendo bisnieto de califa se proclamó emir de Baeza). Como quedó demostrado, se trataba sólo fue un tanteo para ver y probar las defensas de la ciudad. 

El ejército castellano contaba con un importante número de hombres que acompañaban al rey cristiano desde Toledo, además del apoyo del ejército vasallo de Baeza. El objetivo del rey de Castilla no era todavía conquistar la plaza de Jaén sino debilitar y probar sus defensas con vistas a un posible asedio definitivo. De hecho, a los pocos días del ataque ordenó levantar el cerco. Durante el corto asedio, se establecieron campamentos cristianos, se devastaron campos próximos y los sitiados realizaron salidas con escaramuzas a los sitiadores, atacando éstos las murallas.

El patrimonio andalusí de Jaén, aunque escondido, es sumamente notable. Por su parte, la muralla defensiva de Jaén destacaba por su fortaleza, por lo que algunos autores tanto musulmanes como, posteriormente, cristianos hablaron de ella con sincera admiración. "Yayyán es la ciudadela de Al-Andalus con la que ninguna otra ciudad puede ser comparada en abundancia de cereal, número de valientes soldados y fortaleza y solidez de sus murallas" escribía Abu Al-Walid Al-Saqundi durante el mismo siglo XIII.

vista de la Puerta Nueva, actual acceso al castillo de Jaén

En el año 1225 la ciudad de Jaén, como se ha dicho, había sido sitiada por las tropas del rey castellano Fernando III apodado el Santo, dando comienzo a una feroz defensa de la ciudad por parte de los musulmanes que, según crónicas cristianas, contaban con tres mil caballeros y cincuenta mil peones. Más tarde, la ciudad de Jaén volvió a ser atacada en el año 1229 nuevamente por las tropas del rey castellano. Se arrasaron entonces sus campos, tomando Otiñar y su castillo para cortar el suministro y el apoyo que desde allí pudiera tener la ciudad, preparando el terreno para un asedio que se pretendía hacer al año siguiente.

En junio del año 1230 comenzó el segundo asedio, ya con la intención de conquistar la ciudad, pero se necesitaban mayores fuerzas que en el asedio del año 1225 para lograr un ataque definitivo, debido principalmente a su alto grado de fortificación. El rey de Castilla se vio obligado a poner fin precipitadamente a este asedio debido al fallecimiento de su padre, el rey Alfonso IX de León, por lo que tuvo que desplazarse a Orgaz para reunirse con su madre, Berenguela de Castilla, y desde allí viajar a León para ser coronado como rey.

Tras los diversos intentos de conquistar Jaén, el ya rey Fernando III de Castilla y León optó por un nuevo asedio, apoyado por Paio Peres Correia, gran maestre de la Orden de Santiago y de origen portugués, descartando el asalto a la ciudad. Durante el invierno de 1245 lanzó duros ataques que arrasaron cultivos y aldeas cercanas. Finalmente, en el año 1246 y como consecuencia del llamado Pacto de Jaén, la ciudad fue conquistada por el ya citado rey Fernando III a través de un pacto de vasallaje con el primer emir nazarí de Granada y también, por ende, de Arjona, Muhammad Ibn Nasr o Muhammad I, más conocido como Alhamar o El Rojo

torre y puerta en el ascenso a la alcazaba

Por parte cristiana leemos "Jahan es villa real et de grant pueblo et bien enfortalesçida de muy fuerte et de muy tendida çerca et bien asentada et de muchas torres et de muchas et buenas aguas dentro de la villa, et abondada de todos abondamientos que a noble et a rica villa convien aver. Et fue siempre villa de muy grant guerra et muy reçelada, et donde venie siempre mucho danno a cristianos et quantos enpeesçemientos avien a ser, mas desque ella en poder de los cristianos fue et entrada en el sennorio del noble rey don Fernando, fue siempre después la frontera bien parada et segura, et los cristianos que alli eran sennores de lo que avien" en fragmento de Estoria de España del rey Alfonso X el Sabio.

Durante mucho tiempo, el entramado defensivo de la ciudad de Jaén permaneció en uso, a pesar de que, en la segunda mitad del siglo XIII, los cristianos tras la conquista construyeron un poderoso castillo en su extremo oriental. Los nazaríes la atacaron en el año 1300, siendo Muhammad II el emir de Granada, pero no consiguieron hacerse con la plaza debido a la ayuda prestada a Jaén por los Caballeros de Baeza. Se fortifica entonces el castillo y la ciudad, que pasa a ocupar un lugar estratégico por su cercanía con el reino nazarí, lo que le vale reconocimientos y privilegios reales.

Es más, posteriormente en el año 1467 un nuevo ataque de partidarios del reino nazarí granadino se hizo con el control de las tres fortalezas de la ciudad y, en las Crónicas del Condestable Iranzo, documento anónimo del siglo XV o comienzos del XVI,​ se indica que las torres estaban en pie y con capacidad defensiva, entre ellas la torre mayor, así como diversos muros y puertas. La ciudad llegó a contar con diez puertas principales y otras tantas de menor tamaño, pero de gran importancia para la población.

vista nocturna de las torres de la alcazaba

En el siglo XV la muralla, que fue ampliada, comenzaba en la llamada Puerta de Noguera, descendía por los Adarves hasta llegar a la Puerta del Ángel, hoy perfectamente conservada y que da acceso al parque de la Alameda de Capuchinos, continuaba hacia el Portillo de San Jerónimo, donde aparecían dos hermosas torres cuadradas, ascendía por la actual avenida de Granada, hasta la Puerta de Barrera, continuando hacia el torreón de San Agustín, lugar donde se cerraba este segundo recinto amurallado que albergaba el arrabal de San Ildefonso.

En el transcurso de la etapa musulmana, Jaén disponía de excelentes tierras regadas por abundantes aguas que fluían desde ríos y fuentes, lo que ayudó a que existieran bosques frondosos a su alrededor y gran cantidad de cultivos y cereales. El abundante potencial de agua en la propia medina y en sus inmediaciones hizo que surgieran fértiles huertos y vegas circundantes para cuyo riego se construyeron albercas. El paisaje entonces era diferente al actual y grandes extensiones de viñedos ocupaban gran parte del territorio donde hoy vemos olivos. 

El molino aceitero también funcionaba, moviéndose con una bestia de carga y, a veces, con una corriente fluvial. El trigo era el cereal más cultivado, ya que era el alimento básico de la población. Se molía en molinos harineros que se situaban cerca del río para aprovechar su fuerza hidráulica. Junto al trigo, se plantaba cebada, habas, judías y garbanzos principalmente. Además, se practicaba la sericultura o cría del gusano de seda. También cabe destacar en Jaén una famosa industria de tapices y utensilios domésticos de madera que se exportaban por todo el territorio de Al-Ándalus y el Magreb. 

interior de la alcazaba desde la Torre del Homenaje

Por otro lado, según escribió Al-Himyari en el siglo XI "la mezquita aljama de la ciudad de Jaén domina la villa y se sube a ella por escalones en sus cuatro frentes. Tiene cinco naves sostenidas por columnas de mármol y un gran patio rodeado de galerías y cubiertas". Lamentablemente, de aquel templo no ha quedado nada. La mezquita aljama se hallaba en el nicho central de la medina, en torno a la cual se agrupaba la vida comercial y religiosa, con un mercado cerrado de productos valiosos, las alhóndigas o almacenes de mercancías, y al mismo tiempo contando con posadas, baños y zocos.

La construcción de la citada mezquita aljama fue ordenada por el emir omeya Abd Al-Rahmán II y se alzaba en una zona desde la que se dominaba toda la ciudad de Jaén, ubicándose en una de las plazas desde las que partían las calles principales. También Jaén contaba con un gran número de baños. El ya citado Al-Himyari, dejó escrito "el hammam Al-Tawr que tiene una estatua de toro en mármol, el hammam Al-Walad que con el anterior pertenece al gobierno, el hammam Ibn Al-Salim, el hammam Ibn Tarafa, el hammam Ibn Ishak cuyo sobrante de aguas sirve para irrigar vastas extensiones de terreno". 

En perfecto estado de conservación y tras larga restauración, hoy puede visitarse el hammam Al-Walad o Baño del Niño. El mismo Al-Himyari también dejó por escrito constancia de las muchas fuentes existentes en la ciudad de Jaén, diciendo "entre las fuentes de Yayyan se puede citar la llamada Ain Al-Balat que está cubierta de una sala abovedada de construcción antigua, cuyo caudal nunca disminuye y alimenta los baños de nombre Hammam Husein y su sobrante también sirve para regar amplios terrenos. Otra fuente de Yayyan se conoce por Ain Satrum, cuya buena y abundante agua sirve también para regar terrenos".

mapa de Jaén bajo dominio islámico

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