Alhambra de Granada. Palacio de Comares. Fachada.

fachada desde el pórtico del Cuarto Dorado

El Palacio de Comares en la Alhambra de Granada está compuesto por un conjunto de dependencias agrupadas en torno al Patio de los Arrayanes, con galerías porticadas en los extremos. Dentro del conjunto monumental se trata del palacio más importante ya que era la residencia oficial del sultán y lugar donde se encontraba la sala del trono. Fue edificado y ricamente decorado por mandato del sultán Yusuf I, gran apasionado y defensor de las ciencias y las artes, conocido como sabio por su amplia cultura y a quien debemos gran parte de las construcciones existentes en la Alhambra. 

Bajo el sultanato de Yusuf I se inició la construcción de este palacio a partir del segundo tercio del siglo XIV y fue terminado por su hijo, Muhammad V. Yusuf I quiso que la decoración de su residencia oficial dejara maravillado al visitante, por lo que ordenó que se construyera y adornara de manera exquisita, aunque probablemente no viese terminada la magnífica obra ya que diversas inscripciones atribuyen su autoría a su hijo, quien conmemoró con ella la toma de Algeciras en el año 1369 coincidiendo con el cénit de la dinastía nazarí. No hace falta decir que Algeciras (al-Yazirat al-Jadra) era una plaza importante para el control estratégico del Estrecho de Gibraltar, tanto desde el punto de vista militar como comercial.

puerta derecha de la fachada de Comares

La fachada de acceso a este palacio está considerada una joya arquitectónica. Se encuentra en la cara sur del patio del cuarto Dorado, siendo fachada de gran belleza y habiendo sido construida bajo orden del sultán Mohammad V. Se sitúa sobre una grada con tres peldaños en mármol blanco y está decorada con atauriques en orden creciente. En ella se abren dos puertas. La puerta de la derecha daba acceso a las dependencias familiares y del servicio de palacio y está cerrada con su verdadera puerta de madera recubierta de hierro (siglo XIV) dando paso al patio abierto que precede a la puerta interior del Palacio del Mexuar

La puerta de la izquierda comunica con la zona oficial del palacio y puede decirse que es la puerta principal, dando acceso al vestíbulo palatino decorado con frisos de mocárabes. Tras esta puerta izquierda encontramos bancos para la guardia y pueden admirarse pequeñas techumbres con variedad de motivos y policromía, conformando la labor denominada ataujerado, que integra lacería, cintas y piezas geométricas clavadas en un tablero fijado bajo el techo.

La decoración es muy rica en toda la fachada, destacando sobre el resto su bello alero de madera. Las puertas gemelas están enmarcadas en un soberbio cinto de cerámica vidriada y centran de inmediato todas las miradas. Ambas están rematadas por dinteles de yeso (adoveladas) y separadas entre sí por un paño de labrada yesería. Unos maravillosos zócalos de azulejos unen las puertas ofreciendo curiosos efectos ópticos. Las dos puertas se abrían en sentido contrario para que la guardia estuviera protegida en su interior y pudiera controlar los accesos e imposibilitar el paso a las dependencias reales o impedir evadirse de ellas.

detalle de yeserías y arcos en la fachada de Comares

A la altura del primer piso encontramos dos ventanas gemelas, con arcos peraltados de festón, separadas por otra ventana centrada, más pequeña y de arquillos lobulados. Todas las ventanas están rodeadas de inscripciones coránicas. Alrededor del vano de la ventana central se inscribe la aleya o sura del trono (ayat al-kursi), que en esta fachada viene antecedida con fórmulas piadosas, siendo una de las más intensas celebraciones de la soberanía divina presentes en el Corán.

Esta inscripción nos dice "Dios me proteja de Satanás lapidado. En el nombre de Dios, el compasivo, el misericordioso, Dios bendiga y salve a nuestro señor y dueño Mohammad, el profeta. ¡Dios!, no hay más dios que Él, el viviente, el subsistente. Ni la somnolencia ni el sueño se apoderan de Él. Suyo es lo que hay en los cielos y en la tierra. ¿Quién podrá interceder ante Él si no es con su permiso? Conoce su pasado y su futuro, mientras que ellos no abarcan nada de su ciencia, excepto lo que Él quiere. Su trono se extiende sobre los cielos y sobre la tierra y su conservación no le resulta onerosa. Él es el altísimo, el grandioso".

Esta aleya es citada por toda clase de teólogos y exégetas, siendo también muy interpretada por los comentaristas del Corán, empleada incluso como amuleto. La aleya comienza con el recordatorio del dogma más importante del islam, el tawhid o absoluta unicidad divina (el compasivo, el misericordioso), del mismo modo que manifiesta la omnipotencia divina sobre los cielos y la tierra, otorgando al umbral de esta fachada de Comares la solemnidad del texto sagrado, proclamando la mayestática entronización divina sobre el universo.

escudo nazarí en yeserías de fachada del palacio de Comares

A este piso alto solo podía accederse desde el patio y desde allí podía contemplarse el espacio sin ser vistos, al estar protegidos por una hermosa celosía de madera. Una ancha faja de yesería, repleta de guirnaldas que ciñen medallones con escudos en su centro, es la encargada de separar el espacio vital de las puertas y las ventanas. La grafía más reiterativa de toda la fachada dice “Solo Dios es vencedor”, célebre frase de Mohammad I al entrar triunfante en la calle Elvira tras derrotar a sus enemigos sevillanos siendo el lema de toda la dinastía. 

Completan el decorado variadas y numerosas inscripciones -cúficas las bajas y cursivas las altas- de alabanza a Dios y a Mohammad V. Cabe señalar que delante de esta fachada de Comares, destacado sobre la escalinata y simbolizando el legítimo trono, el sultán recibía en audiencia e impartía justicia a sus súbditos según tradición que se remonta a la antigüedad clásica. Formalmente, este frente servía de separación entre el ámbito administrativo y público del ámbito familiar y privado del palacio. 

En los casos de visitas de alto nivel se conducía al personaje en cuestión al interior del cuarto Dorado, donde esperaba mientras la guardia real, que salía del adarve anexo, acordonaba el patio. Tras unos minutos, el invitado salía al patio mientras el sultán emergía de la puerta izquierda y se sentaba en un diván colocado entre las dos puertas, a mayor altura que su interlocutor gracias a los peldaños de mármol. 

fachada de Comares iluminada por el sol

Entonces, el alero nazarí parecía una corona divina y la fachada desprendía una luz sobrenatural. En la zona más alta, un friso de mocárabes semejando estalactitas forma una arquería convirtiéndose en improvisada cornisa del impresionante alero de madera. Este excepcional alero granadino data de mediados del siglo XIV y es el único conservado en toda la Alhambra, siendo quizás una de las joyas de madera más valiosas del monumento. 

El amplio alero, inclinado y de madera de cedro de finísima labor de ebanistería, está apoyado en largos canecillos y sobre la ya citada cornisa de mocárabes que se convierten en recónditos lugares donde inscribir oraciones protectoras y bienhechoras del lugar. Sobre los citados mocárabes encontramos el poema principal, donde cada verso se inscribe en una de las cuatro cartelas separadas por conchas.

alero de madera sobre la fachada del Palacio de Comares

La disposición de esta fachada con dos puertas es bastante atípica, aludiéndose a ello en la inscripción o poema principal que, como hemos dicho, decora con sus versos la fachada en la zona alta: "Mi posición es la de una corona y mi puerta una bifurcación: el Occidente cree que en mí está el Oriente. Al-Gani bi-llah me ha encomendado franquear el paso a la victoria que ya se anuncia. Y yo espero su aparición igual que los horizontes introducen el alba. Embellezca Dios sus obras como bellos son su aspecto y su carácter"

Según el investigador Fernández-Puertas, este poema estaba pintado en blanco con perfil negro sobre fondo almagra y con flora y tallos en espiral en dorado. El poema de Ibn Zamrak hace hablar a la fachada en primera persona, siguiendo el género fajr de autoestima o vanagloria aplicado a la arquitectura, defendiendo al alero como un símbolo regio de la corona que preside la entrada, es decir, una metáfora que lleva implícitos los conceptos de material precioso y brillo de la diadema real, unidos a la elevación espacial y espiritual.

capitel de tradición almohade frente a la fachada

La fachada del Palacio de Comares, aparte de ser uno de los más importantes elementos del conjunto de la Alhambra y una obra capital del arte islámico, esconde también una verdadera lección a la hora de emplear la proporción áurea o la divina proporción; el número con el que se ha creado la belleza en el arte y la naturaleza desde el principio de los tiempos. 

La Alhambra, recordemos, aúna casi todas las ramas de estudio de la geometría como el álgebra, la aritmética, etc y todo ello con un denominador común, la belleza. Desde la orientación hasta la numerología, desde el número áureo hasta la decoración de los azulejos, toda la belleza de la Alhambra está construida sobre matemáticas. La fachada del Palacio de Comares, siendo aparentemente muy sencilla, fue diseñada de forma milimétrica haciendo uso de rectángulos áureos y sus recíprocos.

En definitiva, prácticamente toda la fachada está recubierta por yeserías, aunque en la decoración también desempeñan un papel importante los alicatados. Los que recubren el tramo inferior del muro están formados por piezas cuadradas de colores como las que se pueden ver en el Cuarto Dorado, reforzando así la unidad estilística del patio. Por su parte, los que enmarcan las puertas presentan una trama de cintas entrelazadas en la que, al igual que sucede en las yeserías, se integran escudos y lemas nazaríes, elementos que subrayan el simbolismo del espacio.

detalles geométricos en la fachada del palacio de Comares

No hay comentarios: