Alhambra de Granada. Palacio del Mexuar. Sala principal y patios.

actual puerta de acceso al Mexuar

El Palacio del Mexuar, en el interior de la Alhambra, debe su nombre al término árabe Maswar, siendo el lugar donde se reunía la sura traducida a nuestros tiempos como el consejo de visires que asistían al sultán en las tareas legislativas. Este palacio está formado por dos amplios patios situados a distintos niveles, el Patio de la Mezquita y el Patio de Machuca, estando ambos hoy prácticamente en ruinas. También forman parte de este Palacio del Mexuar una sala de oración así como el patio y pórtico del llamado cuarto Dorado, ambos tratados aparte.

La entrada primitiva se realizaba desde el Patio de Machuca, por una puerta hoy desaparecida. En el acceso actual a la sala del Mexuar podemos admirar la portada adintelada y el característico alero de madera de amplio vuelo sobre ménsula apilastrada, tan representativo de la arquitectura hispano-musulmana. La portada, aunque ha perdido los alicatados de su cuerpo inferior, está decorada con primorosos canecillos tallados y en ella podemos admirar la auténtica disposición de estos en el arte granadino del periodo nazarí, levantados hacia el exterior en lugar de horizontales como es habitual en el arte occidental.

alero y detalles de puerta de acceso al palacio
 
En el friso de madera de dicha entrada, bajo el alero, fue grabado en el año 1362, con elegante y esbelta grafía nasjí y flanqueado por sendos escudos de la dinastía nazarí, un poema de tres versos -atribuidos posiblemente al poeta y visir Ibn Zamrak- que reproduce algunos de los ideales áulicos fundamentales que también se hallan en otros poemas de la Alhambra "¡Oh sublime podio de la realeza que tan maravillosa forma posees! Abierto fuiste a la clara victoria y a la buena acción. Monumento es del imán Muhammad, derrama Allah sus favores sobre todo ello".

Originalmente el sultán Ismail I, quien dirigió el reino de Granada entre los años 1314 y 1325 procediendo de una familia nazarí muy asentada en la ciudad de Málaga, dejó marcado su período de gobierno por la estabilidad interna y la bonanza económica y ese contexto favorable fue el que propició la construcción de este Palacio del Mexuar en el ángulo noroccidental de la Alhambra, en unos terrenos muy cercanos a la alcazaba. 

Izquierda, salida al oratorio. Derecha, patio y pórtico del cuarto Dorado

La estancia principal del Mexuar, seguramente la más primitiva del conjunto, debió pertenecer a una estructura anterior al Palacio de Comares y al Palacio de Los Leones, probablemente al ya mencionado palacio que fuera construido por el sultán Ismail I (entre los años 1314-1325) y ha sufrido numerosas transformaciones desde entonces. La decoración fue adaptada por su hijo y sucesor Yusuf I (años 1333-1354) durante su mandato.

Posteriormente, también durante el siglo XIV, por orden de Muhammad V en su segundo mandato (años 1362-1391) este espacio del Mexuar fue reformado, siendo ambos gobiernos responsables y constructores respectivamente de los dos palacios antes citados de la Alhambra y que mejor se han conservado. Una pequeña puerta con arco, desde la Sala principal del Mexuar, nos lleva al patio y pórtico del cuarto Dorado, justo frente a la fachada del Palacio de Comares.

sala principal del palacio del Mexuar

Originalmente la sala principal tenía un cuerpo central de linterna, que iluminaría toda la estancia a través de cristales de colores recordando a la que se conserva en el mirador de Lindaraja, en la Sala de Dos Hermanas del Palacio de Los Leones, y de la que sólo subsisten a día de hoy las cuatro columnas, con ménsulas de mocárabes, y sus entablamentos. Dicho de otro modo, originalmente estas columnas sostuvieron una "altísima cúpula (...) ceñida por un mar de cristal sin fisuras" como la describe el poeta Ibn al-Jatib. 

A partir de finales del siglo XV y a comienzos del siglo XVI se modifica todo el espacio del Mexuar, con la llegada de los reyes Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, después conocidos como reyes católicos, para añadirle una planta superior y transformarlo en capilla cristiana. El Mexuar entonces perdió su configuración original y sufrió profundas modificaciones para adaptarse a su nuevo uso. De esta forma, también se abrieron ventanas y se derribó un muro lateral para habilitar una balaustrada para el coro.

decoración en estuco sobre pared de sala principal

Se tiene constancia que a finales del año 1497 se llevó a cabo una transformación estética en esta Sala Principal, siendo un espacio que perdió definitivamente sus formas originales siendo totalmente mudejerizado y adaptado a las necesidades de los nuevos monarcas cristianos. La decisión debió de tomarse en la primavera del citado año 1497 y comenzó a ponerse en marcha a principios de junio. El obrero Juan Remiro, acompañado del carpintero mudéjar maestre Çulema, fueron "a la syerra dell agua y del arcipreste"  a buscar, seleccionar y comprar madera idónea "para cyerta obra que se a de azer en las Casas Reales".

Entre las radicales modificaciones de la sala destaca por su curiosidad la del friso epigráfico de yesería que discurre por encima del zócalo alicatado y contiene también dorados y pinturas cristianas. Procedente del desaparecido pórtico del Patio de Machuca se colocó en el Mexuar por artesanos moriscos, en lugar de las típicas almenillas, con una clara intención simbólica que reza «El Reino es de Dios. La fuerza es de Dios. La Gloria es de Dios», posiblemente elegidas intencionadamente por los moriscos conversos al cristianismo por el parecido a la letanía latina "Christus regnat, Christus vincit, Christus imperat"

Algunas de las armaduras del techo son aún las originales, reconocibles por mantener restos de su policromía de tonalidades más oscuras. La parte alta de los muros conserva colores originales y dorados en su decoración de yeso. También cabe destacar que esta Sala principal del Mexuar fue durante un tiempo también la Sala del Trono y, en el cuadro que hoy sostienen las cuatro columnas, el consejo de visires reunido decidía los asuntos judiciales de importancia. En la puerta había un azulejo que decía "Entra y pide. No temas pedir justicia, que hallarla has".

columna en Sala principal, Palacio del Mexuar

También el aspecto de esta Sala principal del Mexuar cambió de nuevo en el siglo XVI, coincidiendo con el reinado del emperador Carlos V, cuando se reubicaron algunos alicatados y se añadieron emblemas heráldicos, entre otras actuaciones. Por ello, los zócalos repletos de variados azulejos son obra morisca y presentan estrellas centrales donde se alternan el lema de los Alhamares, el escudo de Carlos V y las armas de los Mendoza (ya que Iñigo López de Mendoza, el conde de Tendilla, fue nombrado alcaide de la ciudad por los después llamados reyes católicos). También podemos encontrar las columnas de Hércules del escudo imperial con el lema plus ultra. 

Dicho de otro modo, los alicatados que decoran el muro norte de esta Sala se cree que fueron elaborados en el siglo XVI, cuando la Alhambra formaba parte del patrimonio de la corona castellana y son atribuidos, por tanto, a artesanos moriscos. Estos alicatados no sólo reflejan una profunda admiración por las técnicas decorativas islámicas, sino que también inciden en la nueva realidad histórica de la ciudad palatina, al alternar los escudos del sultanato nazarí con emblemas asociados al emperador, nieto de los reyes católicos, como el águila bicéfala y las columnas de Hércules.

alicatado de azulejos en pared de la sala principal

Ibn al-Jatib había descrito el alicatado de azulejos de esta sala como "ondeante mar" en alusión metafórica del dinamismo acuoso que también comparten otros azulejos del recinto de la Alhambra. Llama la atención también la lacería. Dispuesto en forma de banda, este alicatado fue utilizado para enmarcar los zócalos de ruedas y estrellas que se encuentran en el lado norte de la Sala del Mexuar. Sobre un fondo blanco se desarrolla una trama de cintas negras, azules, meladas y verdes, colores que se repiten en el resto de paneles cerámicos que decoran la estancia.

En el siglo XVII, coincidiendo con la visita del rey Felipe IV, la Sala principal del Mexuar fue objeto de una nueva reforma. Los trabajos, que incluyeron la renovación de la carpintería y la adición de rejas de hierro forjado en las ventanas, entre otras intervenciones, afectaron especialmente al pavimento de la sala, que fue rebajado cerca de medio metro. Ya en el siglo XX se optó por volver a elevar parcialmente el nivel, que quedaría recubierto por baldosas rectangulares de barro cocido que se alternan con azulejos cuadrados decorados con emblemas heráldicos, detalles naturalistas y motivos geométricos de inspiración islámica.

patio de la Mezquita o patio de la Madraza de los príncipes

El primer patio del palacio del Mexuar, conocido como Patio de la Mezquita y también llamado Patio de la Madraza de los príncipes a partir del siglo XX por su semejanza a la Madraza Yussufiya, presenta varias salas alargadas abiertas entorno al mismo y que seguramente se utilizaron como oficinas de la administración de la corte nazarí. Probablemente, la sala situada al sur sea la que los textos llaman Qubbat al-'Ard, lugar donde los secretarios despachaban la correspondencia oficial.

Este mismo lugar servía para presentar los recursos judiciales y en dicha sala había un reservado para que el sultán nazarí pudiera recibir ocasionalmente al pueblo. Junto a esta sala, y sobre un pilar para abluciones, sobresale la denominada mezquita vieja o del sultán, un pequeño oratorio de unos 9m de lado -que no estaba correctamente orientado a la Meca- con un alminar adjunto, ambos construidos bajo el mandato del sultán Ismail I. Dicha mezquita es la que da nombre a este patio.

patio de Machuca en el palacio del Mexuar

Realizando un pequeño ascenso sobre la escalera habilitada a tal efecto se alcanza el segundo patio del palacio, conocido como Patio de Machuca, en cuyo centro se encuentra una alberca con bordes lobulados que los textos musulmanes describen como "zafariche de peregrina forma". Aunque no han llegado a nuestros días, en los lados menores del patio se situaban sendas fuentes circulares además de surtidores en forma de pequeños leones que vertían el agua al interior. 

A través de las ventanas de la Sala principal del Mexuar podemos contemplar este Patio de Machuca. Frente a la galería porticada y sustentada por columnas granadinas de capitel cúbico y estilizado fuste, una hilera de cipreses en forma de arcos recrea la desaparecida galería meridional -de la que quedan vestigios en el suelo- que servía de acceso a la Sala principal del Mexuar. Aunque las modificaciones cristianas han desfigurado esta zona, podemos imaginar cómo pudo ser en época nazarí gracias a un relato escrito por Ibn al-Jatib, donde nos habla sobre la celebración del Mawlid el 30 de diciembre de 1362.

detalle de columnas en la galería del patio de Machuca

En dicha celebración del Mawlid o Natividad del profeta del año 1362, la Sala principal del palacio se adornó con hermosos tapices y cortinas, iluminándola con variados candelabros de cristal y velas. La fiesta comenzó con la entrada del sultán Mohammed V (quien había recuperado el trono ese año, siendo hijo y sucesor de Yusuf I) y la recepción de los invitados, a lo que siguieron plegarias y homilías religiosas, así como copiosos banquetes y un recital poético a cargo de un experto rapsoda.

Éste entonó casidas en honor al profeta compuestas por diversos poetas llegados a la corte, así como panegíricos dedicados al sultán nazarí. Al amanecer, se dio por finalizada la fiesta con una sesión de dikr (invocaciones a Dios con cánticos) a cargo de sufíes y ascetas, que ya el sultán Yusuf I solía invitar a la Alhambra. Finalmente, los invitados fueron despedidos, impactados por la religiosidad, pompa, destrezas artísticas, generosidad y dominio exhibidos por la corte nazarí.

detalles de esquina y techo en la Sala principal

En ocasión de esa fiesta se fabricó un ingenio mecánico a modo de reloj que dejaba caer cada hora una piedrecita en un platillo, donde al sonar se abría una taqa de la que se retiraba un poema del propio Ibn al-Jatib alusivo a la hora transcurrida y portador del contenido áulico-piadoso que, acto seguido, era declamado por un rapsoda. Con ocasión de la exposición Arte y Cultura - El poder de La Alhambra se colocó una reproducción en la Sala principal del Mexuar.

En la parte baja del muro de los testeros este y oeste de esta Sala principal del Mexuar (detrás del reloj) se encuentra un alicatado de diseño geométrico que combina azulejos con aspecto de estrella alargada con pequeñas piezas triangulares que se unen para formar cuadrados. En una red cuadrada, la base proporcional de esta composición geométrica se obtiene a partir de una cuadrícula a la que se le superponen líneas diagonales. 

reloj de pequeñas tacas expuesto en la sala

La estrella alargada que presentan estos azulejos se puede trazar a partir de un rectángulo al que se le aplican distintas modificaciones, como la extracción de formas triangulares de los lados. Y, en cuanto a la paleta de colores, en este alicatado los artesanos combinaron el color blanco (utilizado como fondo) con el color negro, el verde, el azul y el melado.

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