vista del exterior de la Torre de las Infantas en Alhambra |
La llamada Torre de las Infantas fue construida hacia el año 1394, durante el sultanato de Muhammad VII, y se trata de la torre mejor conservada de todo el conjunto granadino, siendo a su vez el último edificio de importancia que se construyó en el interior de la ciudad monumental de la Alhambra. Se trataba de la qalahurra nueva o torre-vivienda del citado sultán Muhammad VII que ocupó el trono entre los años 1392 y 1408.
Durante el siglo XVI esta torre se llamaba de Ruiz y Quintarnaya, por ser éste el nombre de su habitante. Desde el siglo XVII pasó a llamarse Torre de las Infantas al estar unida al cuento de las tres hijas del sultán Muhammad VII anteriormente mencionado, -llamadas Zaida, Zoraida y Zorahaida-, cuya leyenda narraba el escritor Washington Irwing en dos de sus famosos Cuentos de la Alhambra asegurando que dicho sultán decidió encerrar en la torre a sus tres hijas para mantenerlas alejadas de posibles pretendientes.
Durante el siglo XVI esta torre se llamaba de Ruiz y Quintarnaya, por ser éste el nombre de su habitante. Desde el siglo XVII pasó a llamarse Torre de las Infantas al estar unida al cuento de las tres hijas del sultán Muhammad VII anteriormente mencionado, -llamadas Zaida, Zoraida y Zorahaida-, cuya leyenda narraba el escritor Washington Irwing en dos de sus famosos Cuentos de la Alhambra asegurando que dicho sultán decidió encerrar en la torre a sus tres hijas para mantenerlas alejadas de posibles pretendientes.
vista del paseo de ronda o foso y Torre de las Infantas |
Esta torre-palacio está situada en la muralla este del recinto amurallado de la Alhambra, cerca del Palacio del Partal, concretamente se encuentra en el paseo ajardinado y con restos arqueológicos que conduce al Generalife. La encontramos entre la Torre de la Cautiva y la Torre del Cabo de la Carrera (torre de forma cilíndrica y de época cristiana) y presenta una estructura arquitectónica parecida a la primera de ellas, aunque esta Torre de las Infantas no sólo se sitúa por encima del adarve sino también sobre el camino de ronda o foso de la muralla.
Esta Torre de las Infantas se compone de una construcción de dos plantas a la que se accede a través de un pasadizo en triple recodo que nos presenta en su techo una original bóveda de mocárabes, pintada imitando ladrillos con llagas blancas, siendo una bóveda de este tipo única en el conjunto monumental de la Alhambra y conservando, afortunadamente, aún restos de su pintura original.
bóveda pintada como ladrillo en el pasadizo de entrada a la torre |
La parte inferior de esta bóveda conserva una franja con inscripciones en árabe en las que puede leerse "¡Que excelente es el creador, el fundador! Mi refugio es el Señor de todas las gentes, el que me dirige hacia el bien! ¡Señor mío, haz esta casa acogedora para los nobles. Este aspecto de hermosura eleva almas. Tú que entras, párate, por Allah, contempla este esplendor de hermosura peregrina y perfecta. Haz vagar tu mirada por las bellezas de mi aposento cuyas exhalaciones nos impregnan como las de la madera de olor. Si lo miras bien dirás: Lo malo está en los habitantes, pero no en la habitación".
También esta bóveda contiene, en su arranque, una franja blanca en la que está pintada una sucesión con el escudo y con el conocido lema de la dinastía nazarí “Sólo Allah es vencedor”. Recordemos que es un lema epigráfico muy recurrente que aparece con frecuencia tanto en yeserías como en azulejos del conjunto monumental de la Alhambra y en otros edificios nazaríes.
garita para centinela en un lateral del pasadizo |
Los extremos del pasadizo cubierto por la genial bóveda lo ocupan asientos bajo arcos para la guardia. A la derecha e izquierda de otro pasadizo abovedado, que forma codo con éste, se hallan, respectivamente, la subida a los pisos altos de esta Torre de las Infantas así como un retrete. Finalmente, el pasadizo en triple recodo nos conduce a una sala central rectangular a modo de patio, con fuente poligonal de mármol situada en su centro.
Este edificio ha perdido gran parte de su decoración original de época nazarí, pero todavía conserva algunos restos de zócalos cerámicos, sobre todo en la sala norte de la Torre. Los diseños de los alicatados son más sencillos que los que podemos encontrar en otras torres residenciales de la Alhambra, por ejemplo en la Torre de la Cautiva, evidenciando con ello el estancamiento creativo que se experimentó en el arte nazarí durante su última etapa constructiva.
patio o sala central de la Torre de las Infantas |
Y es que, aunque esta Torre de las Infantas se asemeja conceptualmente a la citada Torre de la Cautiva, los tratadistas que se han ocupado de ella coinciden en afirmar que esta Torre de las Infantas expresa, en general, un momento de decadencia que coincidiría con el cambio del siglo XIV al XV, concretamente a la época del ya citado sultán Muhammad VII (años 1392-1408), dada su decoración sencilla de ejecución menos fina y en muchas ocasiones repetitiva.
En los lados más cortos de este patio o sala central –al sur, por donde se entra, y al norte- podemos observar dinteles apoyados en ménsulas de mocárabes sobre medios pilares empotrados en el muro, formando dos cenadores o pérgolas, dejando un cuadrado en el centro que se eleva hasta todo lo alto del torreón. Y los cuatro frentes del patio de esta Torre de las Infantas tienen arcos en el centro, guardando todos ellos destacables taqas o nichos en sus jambas, como puede apreciarse en la imagen anterior.
techo de madera en forma octogonal sobre patio central |
En una de estas taqas bajo el arco puede leerse "Gloria a nuestro señor el Sultán Abu ‘Abd Allah al-Musta’in bi-llah. Hágalo Dios victorioso”. Por otra parte, sobre el patio o sala central se encontraba una admirable linterna cubierta de mocárabes aunque hoy la cubierta que vemos es de madera octogonal por haberse perdido la pieza original tras un terremoto en el siglo XIX. Recordemos que también en el mismo siglo XIX, el conjunto de la Alhambra también sufrió los destrozos de las tropas napoleónicas además de soportar un continuo expolio.
Dicho de otro modo, el patio de esta Torre de las Infantas hoy se cubre con un artesonado que sustituye a la bóveda de mocárabes que muy probablemente tendría en su forma original durante la época nazarí. Esta cúpula de madera se apoya sobre un lucernario que, a su vez, está sobre pechinas de mocárabes formando en su conjunto una extraordinaria estrella de ocho también llamada el sello de Salomón.
detalle de mocárabes bajo lucernario en la Torre de las Infantas |
Alrededor de la sala central o patio se distribuyen las tres estancias principales de esta Torre de las Infantas, estrechas y rectangulares, desde las cuales se abren ventanas al exterior. Estas ventanas contienen arcos geminados, es decir, dos ventanas iguales sostenidas por columnas de mármol. De estas tres salas, la que corre paralela a la muralla es mayor que las otras dos y nos recuerda al mirador de Lindaraja situado en la Sala de Dos Hermanas, perteneciente al Palacio de Los Leones.
Su arco del fondo se abre a otro aposento más de esta torre que cuenta con una alcoba en cada uno de sus dos extremos y en el centro posee un balcón moderno cobijado por un arco de mocárabes, en torno al cual corre una inscripción epigráfica que en parte hoy, por desgracia, ya es ilegible.
arcos geminados y decoración desde planta superior |
Las paredes de esta sala se adornan con fajas de yeserías en las que, una vez más, abunda la demanda de ayuda divina para el sultán y el recurrido lema de la dinastía nazarí "Sólo Allah es vencedor". Atrás quedan arcos festoneados, con pequeñas concavidades a modo de onda, que permiten el paso desde el patio hacia las alcobas. En esta sala, más que en ninguna otra de esta torre-palacio, es donde se integra mejor la habitación interior con el paisaje exterior.
La Torre de las Infantas es uno de los casos más significativos del sorprendente contraste entre la sobriedad exterior y la riqueza arquitectónica y decorativa interior. Partiendo del volumen exterior sencillo de esta torre, con un paramento liso interrumpido únicamente por los vanos de las ventanas, se crea en su interior una gran complejidad volumétrica a través de la distribución de espacios y de la riqueza decorativa por medio de azulejos, yeserías y cubiertas.
exterior primaveral en la Torre de las Infantas |
Podemos encontrar en el interior de esta torre numerosas inscripciones que se repiten en los arcos y en lo alto del primer cuerpo del edificio, así como en el zócalo de la sala, dentro de una faja que la rodea. Toda la planta baja del edificio de la sala norte de esta Torre de las Infantas está rodeada por un zócalo de azulejos blancos y negros, de los que se han desprendido diversos trozos.
Se trataba de un alicatado de ruedas incluyendo piezas con forma de estrellas de seis y ocho puntas. En los restos del zócalo, que parece cubrían todo el patio central de la torre, encontramos el tipo de alicatado que se suele identificar como molinete situado junto a la alcoba orientada al este, que es una de las figuras geométricas que teselan el plano y que resulta de las variadas transformaciones geométricas de un cuadrado.
alicatado de ruedas con azulejos blancos y negros |
En un reducido espacio interior se concentra una abrumadora decoración que reviste una insospechada complejidad arquitectónica. Es un ejemplo de la gran habilidad de la arquitectura nazarí para conseguir el máximo aprovechamiento de un espacio en su interior. Asimismo puede afirmarse que, estando en su interior, da la sensación de que se está en una casa de cualquier ámbito de la ciudad de la Alhambra cuando en realidad nos encontramos en el interior de una torre de la muralla.
Se trata, por tanto, de un buen ejemplo de lo que era una vivienda aristocrática o un palacio andalusí ya que contaba con todas sus comodidades como se ha descrito: garitas o asientos a la entrada para los eunucos o guardianes, el patio interior con alcobas adyacentes, la entrada en recodo, la fuente situada en el centro, las ventanas con vistas a los huertos de flor (en este caso, el Generalife) y con un piso o planta superior para las damas.
vistas al Generalife desde el interior de la Torre de las Infantas |
Las dos estancias de la planta superior se abren al patio central mediante ventanas geminadas y se accede a ellas y a la terraza desde el recodo de la entrada a la torre, como ocurre en la Torre de la Cautiva. Estas dos estancias superiores apenas cuentan con decoración en sus paredes. La primera habitación tiene bóveda de lunetos o bovedilla en media luna y en sus dos alcobas tiene bóveda de esquife (formada por la intersección de dos bóvedas de cañón sobre un soporte continuo y con cuatro paños triangulares esféricos) y bóveda de aristas (originada por el cruce perpendicular de dos de cañón de la misma flecha), respectivamente.
Si la citada Torre de la Cautiva viene a ser la adaptación de un palacio completo, con su patio y pórtico incluidos, esta Torre de las Infantas podría ser la adaptación de un salón real, nada más y nada menos que el de la ya también citada Sala de Dos Hermanas en el Palacio de los Leones. También la decoración se repite en la sala principal más grande de esta torre, siendo la sala o mirador que da a la Cuesta de los Chinos y al Generalife, por su semejanza con el llamado mirador de Lindaraja también en la Sala de Dos Hermanas.
detalle de ataurique y epigrafía cúfica en el interior de la torre |
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