arco de entrada al mirador desde la sala Regia |
En la ciudad de Granada, el conocido como mirador de Ismail I se encuentra situado en el pabellón norte del llamado Patio de la Acequia en el Generalife y se puede acceder al mismo a través del arco central ubicado en el muro frontal de la Sala Regia. Esta bella torre-mirador tomó su nombre al haber sido disfrutada, sobre todo, por el sultán nazarí Ismail I tras obtener su victoria militar en una batalla de la vega granadina conocida por los cristianos como Desastre de la Vega.
Abu Walid Ismail, coronado como Ismail I de Granada, procedía de una línea dinástica nazarí asentada en Málaga e inauguró el cambio de rama familiar reinante dentro de la dinastía nazarí pasando a ser sultanato. Ismail era nieto del emir Muhammad III e hijo de Fátima (hermana del emir Nasr) y de Faray, quien era arráez de Málaga. Fue criado por su abuelo el emir, quien soñaba que fuera su heredero, siendo un gran aficionado a las armas y a la caza desde su infancia. Su padre, el citado Abu Said Faray, fue uno de los hombres más poderosos e influyentes del reino nazarí, llegando a conquistar la plaza de Ceuta.
En la levantisca ciudad de Málaga, Abu Said Faray se declaró independiente en el año 1312 y proclamó emir a su hijo Ismail I, de treinta y cinco años de edad. En 1314, y tras varias batallas en los alrededores de Granada, entraron ambos en la capital nazarí, tomando posesión de la Alhambra al destronar a su tío, el ya citado primer emir Muhammad Ibn Nasr. Ismail se convirtió en el quinto soberano de la dinastía nazarí de la Alhambra de Granada entre los años 1314 y 1325. Su ceremonia de coronación fue fría, comparada con la de su abuelo Muhammad III, el último que accedió al trono de manera pacífica, sucesoria y legítima.
La inestabilidad en el reino nazarí se agravaba y solicitó ayuda a los meriníes para luchar contra tropas cristianas. Sus antes aliados le pedían duras condiciones por lo que, sin su ayuda, Ismail I armó a su ejército. El emir Nasr, por su parte y al no resignarse a su condición de exiliado, solicitó ayuda a su amigo y entonces príncipe de Castilla Pedro I el Cruel, hijo de Alfonso XI. Este rey castellano mandó a sus ejércitos a merodear las vegas y castillos fronterizos del reino nazarí, pero todo ello desembocaría en la victoria de Ismail I en el año 1319.
ventanas superiores y artesonado cubriendo el techo |
En el intento por conquistar Granada, en la batalla contra Ismail I los infantes o príncipes castellanos Pedro y Juan, regentes del rey de Castilla, Alfonso XI el Justiciero, fueron derrotados y muertos junto a otros muchos caballeros cristianos. También Ismail I exilió a su antecesor Nasr a Guadix y ordenó asesinar a su abuelo, temeroso de que reclamara su legitimidad, siendo arrojado a una alberca en Almuñecar o Al-Munakkab, donde murió ahogado. Algunas fuentes señalan que envió a Córdoba el cuerpo del príncipe Juan acompañado por la escolta honorífica, sin embargo otros afirman que el cuerpo de Juan fue colgado en una de las torres de la Alhambra.
En el año 1322, Ismail I recibió la noticia de la muerte del depuesto Nasr en Guadix, sintiéndolo enormemente y ordenando que sus deudos transportaran el cuerpo a Granada para honrarle, orando ante su féretro y dándole sepultura en el cementerio real de la Sabika. En definitiva, en Granada aprendieron a temer a Ismail pero no fue amado por el pueblo. Aún así, los escritores de su época narran que Ismail era un hombre guapo, generoso, serio, fuerte y activo, alejado de frivolidades y abstemio, de fe sincera y estricta moral islámica.
Ismail estaba orgulloso y su fuerza le impulsó a embellecer y engrandecer la capital de su reino, empezando por construir su propio palacio al oeste de la Sabika, cubriendo una larga zona que llegaría a convertirse en el Palacio de Comares. En sus once años y medio de gobierno, también edificó una torre y una qubba con linterna central que hoy se conoce como la Torre de la Rawda en la Alhambra así como un gran pabellón en el adyacente jardín del este y que ahora ocupa el Palacio de los Leones. Además de embellecer la capital, se preocupó de preparar a su ejército con una caballería excelente con caballos de pura raza árabe, una fuerte infantería e introduciendo la artillería.
Con ella se dispuso a atacar la frontera del norte, en concreto Martos, en 1324, donde los granadinos fueron despiadados. En dicha tropelía uno de sus altos mandos, un noble granadino hijo del walí de Algeciras y primo del propio Ismail I llamado Muhammad Ibn Ismail se hizo con una bella cautiva cristiana de la que Ismail se encaprichó en una parada en Colomera, de regreso a la capital. El despechado primo urdió un complot contra él y, tres días después de su regreso a Granada desde Martos, estando en su palacio acudieron a visitarle su hermano, algunos amigos y su primo.
Bajo la apariencia de querer tratar unos asuntos importantes con el sultán, se acercaron a él y le apuñalaron para posteriormente escapar. Todos pensaron que era un castigo divino por sus pecados, pues el sultán era insaciable y nunca le bastaron ni esposas, ni concubinas ni las esclavas. Perseguía vírgenes por todo el reino nazarí y obligaba a aquellas que resultaban de su gusto. Se encontraba herido y murió delante de la corte desangrándose entre aspavientos y exhalaciones respiratorias. Ismail I, de esta forma, fue sucedido en el trono por su hijo Muhammad IV que contaba con doce años.
Pasando al mirador que nos ocupa, hay que decir que, desde el exterior, el Generalife tiene una apariencia rural, más similar a un espacio rústico que a un palacio nazarí, pero en su interior se decoró con hermosas yeserías, mocárabes, cerámica arquitectónica así como bellas armaduras en sus techos. Aunque esta torre que contiene el ahora mirador, adosada a los muros del pabellón, fue levantada bajo mandato del emir Muhammad II (años 1273-1302), en el año 1319 el sultán Ismail I llevó a cabo una reforma en todo el complejo que cambió su aspecto reformándose, por tanto, también esta torre-mirador.
Esta torre-mirador en su interior, por tanto, se encuentra hermosamente cubierta con yeserías y con un bello artesonado en el techo que la cubre. La torre presenta forma cuadrada y está perfectamente ornamentada, tanto por yeserías de lacería como también por epigrafías, aunque por desgracia se hayan perdido los alicatados que con toda probabilidad recubrían la parte baja de sus paredes. La sala presenta tres ventanas o miradores, uno en cada uno de sus lados, y encima de estos miradores encontramos cuatro pequeñas ventanas arqueadas y cubiertas por celosías caladas en yeso.
El mirador de Ismail I posee, sobre todo, espectaculares vistas al barrio del Albayzín y al Sacromonte. Su techo, como se ha dicho, se encuentra cubierto por una hermosa armadura de madera. La riqueza con la que se ornamentó este espacio se puede ver en unos paneles de yesería que hoy forman parte de la colección permanente del museo de Alhambra, en la que se combina con maestría la decoración vegetal, arquitectónica, geométrica y epigráfica. Estas piezas estaban ubicadas en este mirador y corresponden a la etapa constructiva bajo el gobierno de Muhammad II.
ventana lateral en el mirador de Ismail I |
En la reforma de Ismail I fueron tapados para colocar encima otros paneles de yesería y, como consecuencia de ello, estuvieron menos expuestos y más protegidos. Esto ha hecho que su policromía original haya llegado a nosotros prácticamente intacta. Ornamentalmente, la composición de estos paneles se articula a través de bandas decorativas horizontales de diferente anchura y motivos. El primero de ellos, en la parte superior, está formado por una cenefa epigráfica en la que se repite cuatro veces el lema dinástico nazarí "Sólo Dios es vencedor", trasliterado como wa-lá gálib illà Alláh.
En segundo plano están presentes una serie de motivos vegetales. Esta banda conserva el color del fondo, pintado con almagra como pigmento. Una fina cenefa, con cuatro cintas lisas que se entrelazan sobre un fondo negro, hace de separación con el módulo siguiente, en el que se desarrollan una serie de vanos ciegos con arcos lobulados de palmas.
Los arcos están apoyados sobre columnas, de las que solamente una conserva la base, en las que se representa el capitel cúbico nazarí adornado con palmas. El interior de los vanos está relleno con una densa trama vegetal con eje simétrico central, compuesta por pimientos, pequeños brotes o frutos, palmas y piñas digitadas, que se completan con tallos muy finos y ondulantes. El color del fondo de los vanos alterna los tonos verde y rojo, mientras que en las albanegas de los arcos, con los mismos elementos decorativos, se usa de fondo solo el rojo almagra.
De nuevo una cenefa fina, esta vez con dos cintas lisas que forman nudos sobre fondo negro, marcan la separación entre una zona y otra. El siguiente motivo, de desarrollo horizontal, es un motivo geométrico complejo formado por cintas que se entrecruzan para formar un lazo de ocho. Se diferencian dos tipos de cinta según los motivos decorativos, una con fondo azul, en la que se repite el lema dinástico nazarí, y otra mixtilínea, con fondo verde claro, con palmas redondeadas.
panel original de yesería del mirador - museo de Alhambra |
Los espacios geométricos que se generan entre las cintas se rellenan con diversas formas vegetales de ataurique estilizado. Las formas centrales de estrellas de ocho presentan igualmente decoración vegetal en su interior. Cierra el panel por abajo un nuevo friso epigráfico similar al superior. Tanto por la complejidad y originalidad de esta decoración, como por el color conservado, estos paneles son una pieza destacada de la colección del museo de Alhambra.
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