Málaga. Gibralfaro, Alcazaba y recinto palaciego.

Alcazaba de Málaga y castillo de Gibralfaro

En el año 976 muere el califa cordobés Al-Hakén II y, tras un período inestable, sube al trono su hijo menor de edad conocido como Hisham II. La crisis política que se desencadena a continuación da lugar al fraccionamiento de los llamados reinos de taifas, siendo en este período cuando se construye la Alcazaba de Málaga, constituyendo uno de los momentos más importantes de la ciudad. La Alcazaba de Málaga, por tanto, fue construida en su mayor parte en el siglo XI, a instancias del rey bereber de la taifa de Granada, Badis Ibn Habús.

Esta alcazaba en Málaga se construyó sobre una antigua fortificación de origen fenicio-púnico y tenía por lo tanto dos funciones: la primera defensiva y militar y la segunda residencial y palaciega. Anteriormente a la época del citado Badis Ibn Habús, la dinastía hammudí, que tuvo en el trono cordobés al noveno califa de Córdoba, el bereber Yahya Al-Mu'tali (siendo el mismo que después se autoproclamó primer califa de la taifa de Málaga) trasladó durante la fitna de Al-Ándalus la corte -del ya reinado taifa- a Málaga utilizando el recinto primitivo y sus estancias como residencia palaciega.

vista del paseo de ronda y La Coracha 

El llamado castillo de Gibralfaro se encuentra en el lugar más alto del monte y se convertiría en alcázar durante el siglo XIV, alrededor del año 1340 y por orden del sultán nazarí de Granada, Yusuf I, sobre un anterior recinto de origen fenicio que también contenía un faro que da nombre al cerro, Gíbal Al-Faruh o Monte del Faro. El castillo de Gibralfaro está unido a la Alcazaba por un pasillo zigzagueante resguardado por murallas llamado La Coracha. 

El recinto superior de la Alcazaba (al que solo se accede a través de la puerta bajo la Torre de los Cuartos de Granada), contiene los llamados patios palaciegos (Patio de la Mazmorra, Patio de los Surtidores, Patio del Aljibe y Patio de los Naranjos) y el recinto palaciego en sí mismo. Este recinto superior está protegido en su extremo este por la gran Torre del Homenaje, siendo la torre mayor con 17 m de altura, desde la que podemos observar unas magníficas vistas de la ciudad e incluso, en días claros, es posible divisar algunos montes de la cordillera del Rif y el Estrecho de Gibraltar. También queda protegido por numerosas torres de la muralla que lo circundan.

La parte inferior de la Alcazaba sigue en parte en proceso de excavaciones y en ella podemos encontrar el llamado Patio de Armas, el cual acogía a los barracones de la tropa y a las caballerizas. Esta Plaza de Armas es uno de los elementos conservados más interesantes, tratándose de una zona llana desde la cual se domina casi toda la ciudad y la bahía. Después de la conquista cristiana se instaló en ella la artillería y de ahí su actual nombre, aunque diversos trabajos arqueológicos han localizado en esta plaza vestigios de una mezquita. 

Patio de Armas en el interior de la Alcazaba

Hoy en día el recinto inferior alberga un bello jardín hispano-musulmán que ocupa este Patio de Armas donde se asoma un mirador con vistas a la bahía y desde donde se puede contemplar gran parte de la ciudad. En época cristiana este lugar fue conocido como Plaza de San Gabriel. Al norte de este patio, dos escaleras salvan el desnivel del monte para continuar el camino hacia otra de las torres de la alcazaba, la Torre de la Vela, que debe su nombre a que en ella siempre había un vigilante o velero que custodiaba la Puerta de los Arcos de Granada, que da acceso al recinto superior. A ambos lados de esta Puerta encontramos sendas torres, conjunto que hoy es conocido como Torre del Tinel.

En el año 1348, mientras la peste negra asolaba gran parte de Europa, la Alcazaba de la taifa hammudí y el castillo de Gibralfaro ya convertido en fortaleza nazarí tomaron su forma definitiva como el gran conjunto que hoy vemos. El Palacio del interior de la Alcazaba, tras haber albergado a distintos reinados taifas, durante la época nazarí recibió diversas ampliaciones y reformas siendo habitado por el cadí de la ciudad, un príncipe nazarí delegado del sultán estando rodeado de secretarios y juristas. El primer cadí nazarí en Málaga fue Abd Allah Ibn Askar, aunque pudo ejercer poco tiempo siendo enterrado en la rawda de Gibralfaro.

Torre del Tinel

La Alcazaba, como sabemos, se encuentra en una posición elevada en el monte pero también se trata de una ubicación contigua y unida al centro histórico de la ciudad, lo que constituía la antigua medina de Mālaqa. Su superficie actual de unos 15.000 m2 no alcanza ni siquiera la mitad del tamaño que poseía en su época de esplendor, como demuestran los planos históricos conservados. Disponía de varias puertas que aún hoy permiten el paso a través del recinto amurallado hasta llegar al recinto palaciego, de las cuales trataremos en otro apartado.

Esta Alcazaba de Málaga, como la magnífica fortaleza que fue durante siglos, cuenta aún hoy con su doble recinto amurallado y con el recorrido del adarve de su muralla, entre sus numerosas torres almenadas defensivas. Contiene asimismo parte de sus accesos y en su interior alberga una gran cantidad de fortificaciones, siendo su único paralelo el castillo llamado Crac de los Caballeros, fortaleza levantada en Siria por los cruzados entre los siglos XII y XIII.

Puerta de la Bóveda en uno de los pasillos de acceso

En la construcción de esta Alcazaba se emplearon materiales de acarreo y se reutilizaron piezas del anexo teatro romano de la época de Augusto, como columnas y capiteles en sus puertas o sillares en sus torres. Contaba con matacanas y con torres albarranas con saeteras y potentes murallas, pero sin embargo su mejor defensa estaba en su situación, dominando desde la altura y desde sus balcones la ciudad y la bahía. En su conjunto con Gibralfaro, fue considerada durante un tiempo como la fortaleza más inexpugnable de la península. 

Toda la zona de ingreso al conjunto y parte de su interior sufrieron modificaciones recién conquistada la ciudad por los cristianos. Antes de llegar al antes citado Patio de Armas, situado en el recinto inferior, hay que sortear numerosas defensas en cada una de sus puertas. Así, una vez traspasada la llamada Puerta de Entrada, la siguiente Puerta de la Bóveda y la llamada Puerta de las Columnas, se ha de subir una rampa con peldaños, que terminan en el conocido como Arco del Cristo. Este arco termina siendo un pasadizo en recodo abierto en el interior de una torre que aceptó el mismo nombre y cuya parte superior fue reconstruida. 

El Arco de entrada del Cristo, rodeado por un alfiz de ladrillos, descansa sobre pilastras y tiene clave de piedra, que estuvo dorada, en la cual se labró en hueco una llave. Hoy en día se considera que el significado de esa llave es el feliz acceso, tras la empinada subida, al recinto inferior de la Alcazaba. En la Alhambra, la localización de llave indica que se accede a una propiedad nazarí. En la estancia alta de esta Torre del Cristo había un matacán que pudo haber usado la tropa para defenderse de un ataque enemigo, como así atestiguan dos ménsulas de piedra que sobresalen en el muro. 

Arco del Cristo en la Alcazaba

La bóveda del pasadizo es vaída y está construida en ladrillo. En las jambas del arco interior de esta torre quedan restos de piedra numulítica, de la obra del siglo XI, y la puerta exterior a la que llegamos tras subir la pendiente fue reconstruida a finales del siglo XIII, como demuestra la llave esculpida en la clave del arco de ingreso. Una vez traspasado este arco, ahora sí, estaremos dentro del recinto inferior de la fortaleza malagueña.

En general, la reforma que se llevó a cabo durante el emirato nazarí de Muhammad II Ibn Al-Ahmar confiere a esta Alcazaba una profunda impronta como edificación nazarí construida sobre la roca. Conjuga las necesidades de defensa y la belleza de un palacio organizado a base de patios rectangulares y crujías alrededor con sus jardines y estanques. Se puede también apreciar en sus estancias palaciegas que, en la tradición de la arquitectura granadina, buscan en los interiores la alternancia de luces y sombras para conseguir esos juegos que tan bien dominaron los alarifes o arquitectos nazaríes. 

El recinto superior de esta Alcazaba, como ya sabemos, está ocupado íntegramente por el Palacio (que en realidad son dos, los restos de un palacio de época taifa y el palacio nazarí) así como por los tres patios palaciegos, sumándose a éstos el Barrio Castrense -con las ocho viviendas del siglo XI- y los baños. Podemos admirar, mayormente, los distintos patios reconstruidos que albergaron en sus lados pórticos abiertos por tres arcos, siendo siempre mayor el del centro como disposición típica de los patios islámicos andalusíes. 

vista exterior del palacio taifa y arcos lobulados del Pabellón

Una vez que dejamos atrás el Patio de Armas, acercándonos hasta la llamada Puerta de los Cuartos de Granada que se encuentra bajo la Torre de Tinel, accedemos al recinto superior. Una vez atravesada la citada puerta, unos pasillos murados al aire libre nos van indicando el camino y lo hacen con numerosos cambios de dirección del recorrido, como si de un laberinto se tratase. Así, vamos salvando desniveles hasta llegar por fin a los jardines palaciegos. 
El primero de estos jardines, llamado Patio de la Mazmorra, queda dispuesto en terrazas en diferentes niveles en torno a un silo. Recibe su nombre dado que en posterior época cristiana sirvió de prisión. Debido a que los distintos trabajos arqueológicos llevados a cabo en este patio no fueron fructíferos, aún se desconoce de qué servía su espacio por lo que se decidió convertirlo en un jardín de estilo hispano-musulmán. Este jardín queda rodeado, como el resto del palacio, por el adarve de la muralla.

Dejando atrás el Patio de la Mazmorra, subiendo por unas escaleras, se desemboca en uno de los lugares más importantes de este área, el Palacio de Taifa. Este palacio se compone de diferentes espacios, entre los que cabe destacar el Patio de los Surtidores, aunque sólo está reconstruido el pabellón sur, con un magnífico hallazgo compuesto por arcos de herradura que descansan sobre columnas intermedias de mármol, perteneciendo a la reconstrucción realizada durante el siglo XIV por orden del sultán nazarí Yusuf I de Granada.

vista de un rincón del Patio de los Surtidores

En la zona norte de este Patio de los Surtidores, unos árboles sustituyen a la parte del palacio que no se ha encontrado. Justo detrás de estos árboles, aprovechando el adarve de la muralla, hoy se alza un balcón que domina toda la ciudad de Málaga. El nombre de este jardín proviene de los dos surtidores que se conservan en medio del patio. De ellos originalmente manaba agua, aunque hoy están en desuso. En cuanto a su pabellón sur, existen varias zonas diferenciadas, siendo el espacio que presenta más riqueza en cuanto a hallazgos arqueológicos. 

En este área fue donde residió el alcaide ya en época cristiana y, después de trasladarse a la zona baja del recinto, se comenzaron a construir casas hasta tal punto que en el siglo XX se encontraba plagado de edificaciones. Con los inicios de la rehabilitación de la Alcazaba, comenzaron a salir a la luz los restos de lo que fue el palacio taifa original, hecho que sorprendió enormemente a los arqueólogos ya que no se esperaba, decidiendo rehabilitar este pabellón sur.

pórtico sur del Patio de los Surtidores

Este pabellón sur se compone de un pórtico formado por tres arcos, dos de ellos festoneados y apoyados en dos columnas, siendo una de ellas original. El capitel de ambas columnas está decorado con motivos vegetales y en uno de sus cimacios aún se observa escrita en blanco una alafia del Corán diciendo "No hay vencedor sino Allah" adoptado como lema nazarí al aparecer de forma epigráfica en infinidad de ocasiones en el conjunto granadino de la Alhambra. Tras este pórtico, se encuentra otro de los elementos más característicos de este palacio, la triple arquería de herradura.

Esta arquería de herradura con alfiz presenta una espléndida decoración en yeso. Esta decoración pretendía copiar el arte califal, ya que es sabido que los reyes de taifas intentaban, mediante el arte desplegado en su época, imitar la grandeza arquitectónica vivida en el califato de Córdoba y por ello estos arcos taifas nos recuerdan los arcos califales del denominado Salón rico que se pueden admirar en la palatina Madinat Al-Zahra. Es más, las dovelas de los arcos están pintadas en rojo, y en muchos casos aún perdura en ellas. 

arcos de estilo califal en el palacio taifa

A un lado de la triple arquería encontramos el llamado Pabellón de los Arcos Lobulados. Los arcos que dan nombre a este Pabellón son considerados otro de los puntos de mayor interés del recinto palaciego. El estilo es original por completo y su finalidad cuando se construyeron, a mediados del siglo XI, era meramente decorativa. El pabellón está abierto en sus cuatro frentes por los arcos lobulados entrecruzados y, al igual que ocurría con los anteriores arcos del pórtico, trataba de emular el arte califal del esplendor andalusí.

En este caso, para la elaboración de estos arcos se usaron materiales mucho más pobres como el yeso, propios del periodo taifa y con una sola observación, inevitablemente, su estilo nos recuerda a los arcos lobulados y también de época taifa presentes en el Palacio de la Aljafería en la ciudad de Zaragoza. El pequeño Pabellón de arcos presenta forma cuadrada y cuenta con 2 m y medio de largo. Una vez sobrepasado este espacio llegamos a la conocida como Torre de Maldonado.

detalle de arcadas en el Pabellón de los Arcos Lobulados

Esta Torre de Maldonado era una de las torres defensivas del recinto superior y fue remodelada durante la posterior época del imperio almohade, entre los siglos XII y XIII. Durante los anteriores reinos de taifas en su lugar se encontraba la mezquita real, siendo por tanto el lugar privado de oración de la familia hammudí para después levantarse como la torre que podemos ver actualmente. Se han conservado sus columnas con escritos cúficos del Corán donde se habla de Allah. Del mismo modo, la sala del interior de la torre también conserva una banda de decoración de lacería, con una banda epigráfica cuyo texto nos dice “La gloria de Allah perpetua. La gloria de Allah eterna”.

Junto a esta Torre de Maldonado existe un pasillo a través del cual, después de sobrepasar un arco de herradura, accedemos a la llamada Sala de la Armadura Mudéjar, del siglo XVI, que ha conservado una bella armadura de madera de sección trapezoidal que hoy da nombre a la sala. Hoy rehabilitada, también formó parte del espacio donde vivía el alcaide cristiano y se ha mantenido en su lugar de origen y en el centro de esta armadura se conserva a modo decorativo una piña de mocárabes. Sería en esta sala donde se hospedase el rey Felipe IV en su visita a Málaga en el año 1625.

armadura mudéjar en la Sala del siglo XVI

Una vez recorrido el llamado Palacio taifa, cabe decir que el llamado Palacio nazarí está hoy conformado por dos patios abiertos. Esta zona se encuentra bastante restaurada actualmente, habiéndose encontrado la planta de la construcción, los huecos de puertas y las albercas, en base a las cuales se levantaron las edificaciones actuales que hoy contemplamos. El primero de los patios que compone el Palacio nazarí es el conocido como Patio de los Naranjos. 

En este Patio de los Naranjos se enfrentan dos pabellones, al norte y al sur, con habitaciones a cada lado que hoy albergan usos museísticos, presentando piezas de la tan exportada cerámica de la islámica Malaqa, admirablemente conocida en la época por la técnica de reflejos metálicos. Del Patio de los Naranjos original de la época nazarí se han podido conservar en el mismo lugar las dos alberquillas con sus respectivos azulejos. 

Patio de los Naranjos en el Palacio nazarí de Málaga

El resto del edificio y su decoración se construyeron en el pasado siglo XX en base a los muchos restos arqueológicos encontrados. Aún así, la arquitectura y decoración que podemos observar en este lugar son imitación del estilo original nazarí y en los muros de las salas y las habitaciones, reconstruidas, existen pequeñas alacenas para exhibir los citados fragmentos de la renombrada cerámica malagueña que han sido hallados en las numerosas excavaciones llevadas a cabo. 
Junto al Patio de los Naranjos se encuentra el denominado Patio de la Alberca o Patio del Arrayán. Como su propio nombre indica en el centro del mismo existe una alberca donde se almacena agua, hoy con fines decorativos. En los dos extremos de este patio se erigen dos pabellones que, al igual que los anteriores del Patio de los Naranjos, contienen usos museísticos. En esta zona se conserva también parte del pavimento original de su época nazarí.

Patio de la Alberca desde pabellón-museo

La obra de Abd Al-Basit, que visitó la ciudad en el año 1465, describía el uso del agua en la alcazaba malagueña "En ella vi una construcción hecha para el agua en la cual había tres grandes cántaros de cerámica. No he visto nunca nada igual ni similar, ni nunca he oído hablar de ellos. Estos tres cántaros estaban dispuestos el uno al lado del otro en esta construcción destinada al agua potable en el diblitz (vestíbulo) de aquella alcazaba (...) y estaban maravillosamente fabricados y magníficamente adornados con extraordinarios y raros trabajos en relieve". Muy probablemente se refería a la magnífica loza dorada de reflejos metálicos.

Esta fortaleza palaciega, que en época nazarí fue ampliada y convertida en alcázar por el sultán Yusuf I de Granada, fue objeto de fuertes ataques y un largo asedio por parte de los llamados reyes católicos durante todo el verano del año 1487 terminando, tras seis largos meses, con la conquista cristiana de la ciudad. Tras dicho asedio, el rey Fernando II de Aragón tomó a este lugar como residencia mientras su esposa, Isabel I de Castilla, optó por vivir en la ciudad de Córdoba mientras organizaba el abastecimiento de las tropas que poco después se volcarían sobre Granada terminando con el reino nazarí en la península.

Patio de los Naranjos, pavimento original

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