Madinat Al-Zahra. Salón rico.

interior del Salón Rico en Madinat Al-Zahra

En la construcción de Madinat Al-Zahra, la topografía jugó un papel determinante en la configuración de la ciudad. Su emplazamiento sobre la falda de Sierra Morena permitió un diseño en terrazas con el que, la ubicación y la relación entre los distintos edificios, expresaban la categoría dentro del conjunto del que formaban parte. Por ello, el palacio o Casa Real se ubica en la parte más alta de la ciudad y desde ahí se escalonaron los edificios por la ladera de la montaña, con la medina y la mezquita extendidos en la llanura.

Siguiendo la citada disposición en terrazas, la primera corresponde a la zona residencial y privada del califa, seguida por la zona pública y oficial con el llamado Salón rico, la Casa de los Visires, dependencias administrativas, cuerpo de guardia, etc, para finalmente albergar a la medina propiamente dicha y a su mezquita aljama. Por supuesto, los espacios más deslumbrantes son los integrados en la zona oficial, destinada a la actividad política y a la recepción de personalidades extranjeras. 

vista del interior del Salón Rico desde el pórtico

En el salón oriental, mayormente conocido como Salón rico, serían recibidos en audiencia reyes cristianos hispánicos desposeídos de su trono, embajadores del emperador de Germania, emisarios de Borrell II de Barcelona y muchos otros. Por citar un ejemplo, en el año 962 el califa Al-Hakén II concedió una audiencia al rey cristiano Ordoño IV. El califa se situaba en el centro del salón rodeado por los grandes personajes de la corte, mientras se abrían las grandes puertas que daban al jardín, en cuyos andenes se alineaban en pie otros dignatarios dispuestos con sumo cuidado de acuerdo a su rango.

El Salón rico constituye la parte más valiosa de todo el conjunto arqueológico, tanto por su calidad artística, como por su importancia histórica, siendo considerado sin discusión como el auténtico símbolo y emblema de todo el conjunto califal de Madinat Al-Zahra. El protocolo era estricto y contemplaba tanto el saludo al califa como interminables discursos y largas composiciones poéticas que, de alguna forma, rivalizaban por ensalzar al soberano. "Viniste al mundo con tan buena estrella, que contigo el progreso hace olvidar un año por el próximo", es un ejemplo de lo que llegó a decirse al ya citado Al-Hakén II, hijo y sucesor de Abd Al-Rahmán III, en una de esas recepciones.

entrada de luz natural en el Salón rico

Este Salón rico era el eje central del recinto palaciego, considerado también por unanimidad entre los especialistas como el salón de las grandes ceremonias palatinas, fiestas anuales de ruptura del ayuno y salón del trono, por eso la suntuosidad y riqueza de su decoración y de ahí ha derivado el apelativo de su nombre. Su construcción duró tan sólo tres años, según las inscripciones epigráficas aparecidas en las basas y pilastras de su interior, terminándose en el año 957.

Por otro lado, la brevedad cronológica y la efímera vida de Madinat Al-Zahra nos aseguran, no obstante, estar ante la presencia de un conjunto decorativo y arquitectónico muy unitario, lo que nos permite admirar en este Salón rico, sin añadidos posteriores, el original arte califal omeya del reinado de Abd Al-Rahmán III en todo su esplendor. El califa de Córdoba, sin duda, no escatimó en materiales invirtiendo en esta ciudad para lograr el efecto deseado que no era otro que la insignia del poderoso reino que gobernaba. 

decoración de ataurique y capitel

Ricos mármoles violáceos y rojos, oro y piedras preciosas, además del cuidado trabajo artesanal de los mejores canteros y las legendarias contribuciones bizantinas ayudaron al encumbramiento del preciado proyecto califal. El Salón rico no es propiamente un único espacio diáfano, sino que en realidad se trata de un conjunto de espacios y salas compartimentadas, formando todas ellas en conjunto la morfología de un único salón dividido por arcadas. 

Sus naves comunican con el pórtico, que probablemente estaba ricamente decorado también. Estructuralmente, la sala principal de este Salón rico tiene planta basilical de tres naves longitudinales con otra transversal en su entrada como pórtico, con unas medidas exteriores de 38 x 28 m. Las cabeceras de estas tres naves aparecen rematadas por arcos ciegos de herradura, en uno de los cuales, el central, se supone que estaría situado el trono de Al-Hakén II desde donde el califa dirigía el ceremonial palatino.

vista del Jardín Alto y la alberca desde el Salón rico

El eje del conjunto es la nave central longitudinal, separada de las restantes naves laterales por un conjunto de seis arcadas de herradura a ambos lados, mientras que de la transversal se separa por tres arcos, también de herradura. Junto a estas tres naves centrales y en paralelo, flanqueando ambos lados, se sitúan dos naves exteriores paralelas divididas en tres cámaras de desigual tamaño. Todo ello se completó con la construcción de unos baños y, a su vez, el Salón rico quedó abierto al llamado Jardín Alto y cubierto por artesonado de madera.

Las dos naves exteriores citadas se encuentran separadas de la estancia principal por un muro macizo. Las naves exteriores están, a su vez, unidas mediante grandes puertas en forma de arco de herradura con el núcleo del edificio de tres naves, así como con los compartimentos de ángulo al sur, que flanquean el pórtico de entrada. Según hizo constar Al-Maqqari, historiador argelino entre los siglos XVI y XVII "en medio del techo se colocó la gran lámpara que el emperador bizantino había regalado al califa".

detalle de dovelas y columnas en el Salón rico

La decoración es espléndida. En primera lugar, hay que destacar el constante uso del arco de herradura califal con policromía bicolor y con la tan característica alternación de dovelas en rojizo y en tonos carne provenientes de la piedra arenosa original destinada a la construcción, muy semejantes a las existentes en la mezquita aljama de Córdoba. Los arcos están sostenidos por columnas de mármol que alternan los fustes en tonos rosados y los azules claros, rematados por cimacios y capiteles de avispero califales.

Desde estos capiteles arrancan los arcos de herradura, produciéndose un curioso y armónico juego de color y con un abundante uso del trépano. Las dovelas de los arcos aparecen decoradas con ataurique y con pintura a la almagra. Con esta rica decoración hay que pensar en el sentido simbólico de la decoración vegetal. En el mundo islámico, la frondosidad es sinónimo de vida y riqueza y se asimila al paraíso, por lo que este Salón rico quedaría así equiparado a una de las estancias del cielo islámico.

Cabe señalar que el mármol blanco, procedente de Estremoz en Portugal, aparece en columnas y capiteles que nos revelan la extraordinaria maestría de los artesanos califales, capaces no sólo de labrar exquisitos detalles de decoración vegetal, sino también de incluir inscripciones en árabe con bendiciones al califa o menciones a los encargados de la construcción. El mármol, o más raramente el alabastro, también aparece en pavimentos de las estancias más destacadas, e incluso en alguna letrina, con losas de grosor y tamaño impresionantes. 

vista de la decoración en la pared del Salón rico

Los arcos enormes, de herradura muy cerrada, contienen muchas basas que se conservan in situ, habiendo las mismas aportado información sobre la localización de las columnas y sobre la datación del lugar. El modelo de basa podría ser romano, con dos toros y escocia, y se decoraron con palmetas, formas acorazonadas, tallos dobles y anchos. El resto de la superficie de la pared del Salón rico se recubrió íntegramente con finos paneles decorativos tallados en mármol. 

El tema elegido para los paneles tenía un alto simbolismo cosmológico, algo muy en concordancia con la techumbre de madera que recubría la estancia, donde estaban representadas las estrellas en una clara alusión al firmamento. El motivo labrado en los paneles representaba el árbol de la vida, formado por un tronco central con ramificaciones complejamente entrelazadas que se alzan hasta una gran corona redonda de hojas y flores, un motivo que fue importado desde Oriente.  

detalle de decoración en paredes del Salón rico

Los tableros eran ejecutados de manera simétrica sobre un eje. Las coronas de hojas de esos árboles de la vida recuerdan lejanamente las coronas de palmeras sasánidas recogidas por el arte omeya oriental durante el siglo VIII y que dos siglos después encontrarían nuevas formas en esta ciudad palatina en Al-Ándalus. Las formas de hojas y flores de estos paneles murales parecen, por el contrario, remitir al arte abasí de Samarra en el siglo IX, que experimentó aquí un renacimiento.

Al parecer, los artesanos que trabajaron en Madinat Al-Zahra conocían estos modelos procedentes de Oriente y los transformaron según el gusto local, con lo que finalmente nacieron las formas que nosotros hoy día consideramos como características del arte califal de Córdoba y de Madinat Al-Zahra. Si a todo ello se unen las zonas ajardinadas y las fuentes y las albercas, entre otros, puede entenderse por qué algunos autores árabes llegaron a afirmar que se trataba de una de las ciudades más espléndidas jamás construidas.

decoración en intradós de arco califal en Salón rico

El llamado Jardín Alto, de gran hermosura, está situado frente al Salón Rico, al sur. Este jardín se nos presenta con planta de tipo crucero, en el cual dos andenes se cruzan en el centro en forma de cruz, dividiéndolo en cuatro arriates situados a una inferior altura, rehundidos con respecto a los caminos. Otro andén lo recorre perimetralmente para permitir la comunicación a todos sus puntos. En el centro, donde deberían cruzarse los dos andenes que lo recorren de norte a sur y de oeste a este, están los restos de una pabellón alrededor del cual existen cuatro albercas, situadas cada una en un punto cardinal.

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