Real Alcázar de Sevilla. Palacio mudéjar.

fachada del Palacio mudéjar de Pedro I

El grave terremoto sucedido en el año 1356 afectó gravemente a la ciudad de Sevilla, por lo que el entonces rey castellano Pedro I el Cruel ordenó el derribo de tres edificios palatinos de época almohade para construir su propio palacio, lo que sería este Palacio mudéjar dentro de las estancias del Real Alcázar, adosándolo al palacio gótico del rey Alfonso X el Sabio, construido el siglo anterior.

Este Palacio de estilo mudéjar se levantó para servir como edificio privado del rey Pedro I de Castilla, frente al carácter más protocolario que representaba el palacio gótico desde tiempos del citado rey Alfonso X. Se comenzó a levantar durante ese mismo año 1356 y, según las inscripciones que presenta el propio Alcázar, se finalizaron las obras de este Palacio mudéjar en el año 1364. En el esplendor de este Palacio colaboraron artesanos de las ciudades de ToledoGranada y de la propia Sevilla y algunos capiteles y fustes del primitivo templo visigodo se reutilizaron en la construcción del mismo. 

vista de Palacio mudéjar en Real Alcázar

Por otra parte, a partir del siglo XIV, es sabido que los reyes castellanos dejaron de ordenar que se copiaran las tendencias europeas para inspirarse en los modelos andalusíes por lo que este Palacio de Pedro I alberga, entre otras artesanías islámicas, epigrafías con escritura árabe ensalzando su figura como la que encontramos en el vestíbulo de entrada al Palacio donde se dice "Gloria a nuestro señor el sultán Don Pedro, Allah le ayude y le conceda la victoria"

En el año 1365 el Palacio Mudéjar, como sede de la corte castellana, fue visitado por los diplomáticos de la corte nazarí de Granada llamados Ibn Jaldún, historiador y filósofo, e Ibn Al-Jatib, cronista de la época y poeta, para firmar un tratado de paz nazarí con el rey Pedro I. Muy probablemente estos diplomáticos fueron recibidos en la denominada Sala de Audiencias, transformada en capilla en el siglo XVI y cubierta con una rica techumbre de tracería del mismo siglo XVI repleta de adornos geométricos.

vista de alejo y mocárabes en la fachada del Palacio

El primero de ellos, Ibn Jaldún, en su estancia en Fez ya había ayudado al sultán de Granada, Muhammad V, a recuperar el poder nazarí en su exilio temporal. Llevó a cabo este tratado de paz con éxito y de forma cortés rechazó la oferta del rey Pedro de permanecer en su corte y que le devolvieran las posesiones que su familia poseía en Dos Hermanas. A lo largo del año siguiente, en 1366 y dos años después de la construcción de este Palacio mudéjar, comenzó la guerra castellana que enfrentó al entonces rey Pedro I con su hermanastro y futuro Enrique II, terminando con la muerte del rey en el año 1369 por lo que no pudo habitar en el palacio por mucho tiempo.

La fachada del Palacio mudéjar la encontramos en el llamado Patio de la Montería, siendo el patio principal del Real Alcázar y el que contenía en sus paredes arcos de medio punto que fueron tapiados en el siglo XV. En la parte superior de esta fachada nos encontramos con un gran alero de madera, sostenido por mocárabes dorados. Abajo encontramos un mural de azulejos con una inscripción de árabe que habla de la fecha de construcción del edificio, bordeado por otra inscripción en caracteres góticos que habla del año 1402. 

detalle de arcos con sebqa en fachada del Palacio mudéjar

La puerta de entrada al Palacio mudéjar es de carácter rectangular, con dintel abovedado decorado con fino ataurique. A ambos lados de esta puerta, encontramos sendos arcos lobulados decorados con paños de sebqa y apeados en columnas de mármol. En la banda superior podemos observar las ventanas, geminadas en sendos laterales y tripartita en espacio central, también contando con columnas de mármol sosteniendo sus arcos lobulados. En el vestíbulo resalta de forma especial la ancha cenefa de yeserías situada sobre el zócalo de azulejos con la citada leyenda en árabe como alabanza al rey castellano, la cual se repite con frecuencia en el Palacio. 

El vestíbulo de entrada tiene forma rectangular, con dos arcos enmarcados por alfices de abundante policromía, que dividen la superficie en dos espacios cuadrados en los extremos y una zona central rectangular, algo que vemos en casi todas las estancias del Palacio. El arco a nuestra izquierda está sostenido por pilastras y el de la derecha reposa sobre columnas de mármol coronadas con capiteles adornados con motivos vegetales que, según sostiene la tradición, proceden de la antigua iglesia visigótica de San Vicente Mártir, que se levantaba en el Patio de Banderas.

epigrafía alabando al rey Pedro I, vestíbulo de entrada al Palacio mudéjar

La cubierta que encontramos en el techo del vestíbulo, siendo de madera, es plana, con múltiples huecos de formas geométricas y adornada en su totalidad con pinturas. El estado de conservación, al igual que el de los restantes techos del conjunto palaciego, es impecable. Merece la pena también señalar en esta zona que el pasillo derecho desde este vestíbulo nos comunica con el llamado Patio de las Muñecas, conservando dicho pasillo una bella bóveda y decoraciones de carácter geométrico de hermosa estampa.

El interior de este Palacio mudéjar se estructura en torno a dos núcleos. Uno de ellos estaba dedicado a la vida oficial, incluyendo la llamada Sala de la Justicia, que se sitúa alrededor del Patio de las Doncellas, y el otro núcleo albergaba la vida privada en torno al Patio de las Muñecas. También hay quien piensa que la zona del palacio perteneciente al Patio de las Muñecas estaba destinada a la reina, siendo éste un patio de carácter doméstico y muy reformado a lo largo de los siglos. 

mocárabes mudéjares en el Patio de las Muñecas

En este Patio de las Muñecas podemos observar los arcos, con bellísima ornamentación de azulejos y arabescos de estuco. Destacan sobre todo las columnas y capiteles procedentes de la destruida capital califal cordobesa de Madinat Al-Zahra. Este Patio fue objeto de restauración en el año 1833 y entonces se renovaron también las yeserías originales de la planta baja y se construyó la planta alta. Caminando a lo largo de las galerías y salas decoradas con bellos azulejos y admirando los preciosos techos mudéjares, desde el vestíbulo, se llega al ya mencionado Patio de las Doncellas, siendo éste el patio principal de este Palacio. 

Desde este Patio de las Doncellas nos encontramos a la derecha con la Alcoba Real -modificada en época cristiana- y enfrente se encuentra el llamado Salón de Embajadores y a la izquierda tenemos el Salón del techo de Carlos V. La llamada Alcoba Real fue también conocida como dormitorio de los reyes moros y en su interior está dividida en un conjunto de dos dependencias rectangulares, unidas por sus lados más largos, en las que la más cercana al patio oficiaba de salón y la del fondo, más pequeña, constituía el dormitorio de verano del monarca. 

triple arco de separación entre las salas de la Alcoba Real

Separa ambas salas un magnífico triple arco de herradura enmarcado con alfiz, sobre el que se sitúan tres ventanas ciegas adornadas con celosías. Los techos de ambas dependencias son diferentes y de gran mérito. La zona de la Sala dispone de una cubierta plana, de madera, con exquisitos calados y estilo plenamente mudéjar. La zona de descanso presenta una inusual cubierta ojival adornada, eso sí, con pinturas en su totalidad. Esta dependencia se separa mediante un arco poli-lobulado de otra más pequeña, de traza cuadrada, que se entiende que sería el propio dormitorio del rey y dispone de artesonado diferente, aun más hermoso si cabe que los anteriores.

Las ventanas de la Alcoba Real, por su parte, están decoradas con estrellas y ruedas de ocho brazos o simetría del ocho. Aun siendo abundante la decoración, seguramente lo más atrayente de la denominada Alcoba Real de este palacio sea el propio acceso a estos aposentos, ya que cuenta con una fachada ricamente decorada y cuya puerta cuenta aún con sus dos hojas, a ambos lados del magnífico arco, tratándose de una magnífica artesanía por parte de los mudéjares de la época.

puerta de acceso a la Alcoba Real

Saliendo a la sala exterior de la Alcoba Real y a nuestra derecha se abre una puerta que nos lleva al llamado Salón de los Pasos Perdidos. Al parecer, esta sala recibe ese nombre porque su única misión es comunicar la Alcoba Real y el Patio de las Doncellas con el Patio de las Muñecas. Esta Sala de los Pasos Perdidos tiene un artesonado, al parecer, realizado en época de los denominados reyes católicos en el siglo XV. Aunque esta sala también se construyera bajo mandato del rey castellano Pedro I el Cruel, a juzgar por los anagramas descubiertos durante su intervención reciente se considera que fue realizada a finales del siglo XV. 

Los muros de esta Sala de los Pasos Perdidos cuentan con frisos repletos de hermosas yeserías. Las puertas que dan hacia el Patio de las Doncellas están decoradas con lacerías, entre las que destacan figuras de seis brazos con forma circular. Las obras realizadas bajo mandato de los reyes católicos comenzaron hacia el año 1478 y perduraron hasta 1492, transformando este Alcázar Real en una de las joyas más preciadas de la corona. En una primera intervención se repararon los tejados, alfarjes y demás techumbres de madera, se saneó el sistema de canalización y evacuación del agua, y se restauraron las yeserías, solerías y alicatados, en un proceso muy similar que se llevaría a cabo en la Alhambra.

Sala de los Pasos Perdidos y salida al patio

En una segunda intervención durante su mandato, más ambiciosa, se produjo una modernización del edificio, reconstruyendo el techo de la Sala de los Pasos Perdidos y el del Salón llamado de los Reyes Católicos, creando a su vez galerías superiores que flanqueaban la portada del palacio. Las mayores intervenciones en esta segunda fase se hicieron en la planta alta, en el llamado Cuarto de la Reina, cuarto independiente del alojamiento privado del rey, que fue adaptado para pasar en él la temporada invernal, dejando el cuerpo bajo para el estío. 

En este Cuarto de la Reina se hicieron una cámara y Alcoba Real, un elegante mirador y un pequeño oratorio, uno de los primeros exponentes del renacimiento andaluz. El llamado Salón del techo de Carlos V, por otra parte, tiene puertas de madera con lacerías mudéjares. En el centro de los portones hay figuras geométricas de ocho brazos en forma de ruedas. Las dos contraventanas de este Salón están decoradas con estrellas de cuatro, seis y ocho puntas. Su nombre de techo procede del artesonado que cubre el Salón, armado en el año 1543 y contando con setenta y cinco casetones octogonales.

sala interior de la Alcoba Real

En la planta superior del Palacio mudéjar -como ya se ha dicho- se encuentran los apartamentos reales, redecorados en el siglo XVIII y puede decirse que la primera planta no se extiende por toda la planta baja, sino solo por algunas estancias. Por otra parte, la madera empleada en los artesonados o aljarfes, las puertas con lacerías y los marcos de las ventanas suelen ser de pino y las lacerías o bien son doradas o policromadas.

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