sala templada o al-bayt al wastaní en hammam de Ronda |
Los baños árabes de Ronda, ahora conocidos como Baños árabes de San Miguel, fueron construidos a finales del siglo XIII, por lo que se trata de unos baños públicos de época nazarí. Están situados emplazándose junto a la puerta del puente cerca de las murallas, siguiendo la costumbre de la época, para que los visitantes se purificasen en cuerpo y alma antes de entrar a la ciudad.
Estos baños obedecen a la adaptación musulmana de las antiguas termas romanas y, por lo tanto, constan de las mismas partes (sala fría, sala templada y sala caliente, hipocausto, caldera y sala de recepción), pero a diferencia de los romanos, en los que los baños se realizaban por inmersión en grandes piscinas, los construidos en época musulmana son fundamentalmente baños de vapor, aunque cuenten en ocasiones con alguna pequeña alberca.
El barrio donde se emplazan gozaba en el período islámico de Ronda de todo el esplendor de un arrabal de corte artesanal y agrícola, en el que se situaban industrias de transformación de materias primas tales como alfares o tenerías, cuya tradición ha dejado huella incluso en la toponimia menor del barrio con el puente de las Curtidurías, la puerta de los Esparteros, el camino de las Ollerías, etc. Así pues, debemos imaginar a toda esta zona en Ronda repleta de pequeñas viviendas y talleres, de intrincadas calles y adarves, rodeada de murallas, en la que el baño suponía un elemento más del paisaje urbano.
ubicación de los baños tras el puente de Curtidurías |
Pero ni el tamaño de estos baños de Ronda ni el tratamiento de sus partes se corresponden con los de un baño destinado a satisfacer tan sólo las necesidades de un pequeño grupo de población, por lo que se cree que debe tratarse del edificio de estas características más importante de la ciudad islámica. Esencialmente porque no era el único hammam de Ronda, ya que son al menos cuatro los baños que se citan en el Libro de los Repartimientos, algunos situados en plena medina (lo que hoy es el barrio de La Ciudad), aunque de un porte sin duda mucho menor.
Su organización se basaba en dos pilares vitales: la captación de agua y su distribución interna. Para facilitar el acceso a la primera, se construye una noria que aún se conserva, situada en el extremo más cercano a la confluencia del arroyo de las Culebras y del río Guadalevín. Desde ella, el agua se conducía, a través de un pequeño acueducto, al primer habitáculo del baño, la leñera, en la que se encontraba la caldera así como un pequeño aljibe donde almacenar el líquido elemento antes de su distribución hasta la sala fría o al-bayt al barid, situada en el lado opuesto de aquella.
recepción en el hammam de Ronda |
Al tratarse de un baño de vapor, lo que se calentaba no era agua (solo se calentaba una pequeña parte en la caldera) sino aire, transmitiendo así el calor por vía subterránea (por el hipocausto) a las salas caliente (junto a la leñera) y sala templada, siendo esta última la que cuenta con mayores proporciones. El vapor se conseguía arrojando cubos de agua sobre el suelo candente de estas dos estancias, sirviendo como depósito una pequeña alberca situada junto al aljibe, desde el cual se llenarían los recipientes.
La sala de ingreso al baño es el punto de recepción o, dicho de otra manera, el inicio y final en el proceso de aseo, estando compuesta de habitaciones de servicio, tales como la letrina o los vestuarios que se organizaban en torno a otra pequeña alberca. A estos baños de Ronda se tiene acceso precisamente a través de una escalera que desciende hasta llegar a este vestíbulo de ingreso.
pequeña alberca en el vestíbulo de ingreso a los baños |
En esta sala de recepción o vestíbulo se vestían y desvestían los usuarios del hammam y se entablaban las primeras charlas antes de pasar a las salas. La alberca de esta sala hacía de recepción, mientras que unas tarimas de madera cubiertas por esteras y cojines probablemente eran utilizadas como vestuarios. El edificio está cercado con un muro de arcos ciegos, que forman el acueducto, y tiene una torre al fondo con una caja de noria.
La sala central, sala templada o al-bayt al wastaní es la más grande y espaciosa del conjunto de estos baños. Tiene tres cuerpos unidos por cuatro pares de arcos de herradura sobre columnas de ladrillo y piedra. Éstas sostienen las bóvedas de cañón decoradas con tragaluces de estrellas de ocho puntas. Algunos de los capiteles que coronan las columnas son de factura romana. En esta sala, después de los tratamientos de las salas fría y caliente, se tomaba té mientras se charlaba o se recibían masajes.
sala templada o al-bayt al wastaní en el hammam |
Las bóvedas de cañón, al ser semicirculares, conseguían que las gotas formadas por el vapor no cayeran desde el techo, sino que se deslizaran por los muros, a lo que ayudaban las estrellas de los tragaluces, que con sus cristales de colores eran puntos fríos en contraste con los cálidos muros de ladrillo y conseguían equilibrar la concentración de vapor, además de crear una sutil y agradable iluminación en esta sala.
Junto a esta sala central o templada, en la parte más interna de estos baños, está situada la sala caliente o al-bayt al sajun y junto a ésta se halla la leñera. En esta zona de servicio, como es lógico, se encuentra el horno donde se producía el fuego para calentar el baño, mediante aire caliente que circulaba por medio de las conducciones subterráneas llamadas hipocaustos, como se explicó anteriormente.
sala fría o al-bayt al sajun |
Estos baños en Ronda fueron utilizados tanto por hombres como por mujeres, en horarios diferentes. Las mujeres en época musulmana disfrutaban también de esta sana costumbre purificadora que cumplía, como en el imperio de Roma, una función social y política. Eran lugares perfectos para relajarse conversando, lugares donde procurarse un disfrute para el cuerpo y el espíritu y donde entablar relaciones sociales, con todo lo que esto significaba.
A pesar de su extraordinario interés arquitectónico, estos baños fueron abandonados tras la conquista ya que la moral cristiana no permitía ciertas prácticas, y esto sumado a las crecidas del Guadalevín acabaron de sepultarlos. Las excavaciones realizadas hasta ahora han permitido rescatar las tres salas de baño (fría, templada y caliente) así como las cubiertas con bóvedas de cañón (horadadas por tragaluces en forma de estrella), que se comunican por arcos de medio punto.
vista de sala templada y puerta de acceso a sala caliente |
De este hammam se conserva, además, parte de las calderas y de los sistemas de conducción de agua, pudiendo decir que el sistema hidráulico de estos baños ha llegado intacto hasta nuestros días. Cuentan con la singularidad de conservar completa su estructura, con las diferentes estancias e instalaciones que los organizaban, siendo hoy día los baños árabes más grandes y mejor conservados de toda la península, junto a los baños públicos de Jaén.
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