Alhambra de Granada. Palacio de Comares. Sala de la Barca.

arco del Patio de los Arrayanes con acceso a la Sala de la Barca

Para llegar a la Torre de Comares, bajo la cual se encuentra el salón del trono o de Embajadores, y tras atravesar el pórtico norte del Patio de los Arrayanes, encontramos en primer lugar la Sala de la Barca. Un arco apuntado de mocárabes, con hermosas enjutas decoradas de hojas y piñas y tres ventanas con celosías de yeso encima -con labor de entrelazados-, sirve de ingreso a esta sala cuyas puertas originales se perdieron teniendo la cara interior de estas puertas la misma decoración que las de la Sala de Dos Hermanas en el Palacio de Los Leones. Los mocárabes del arco de entrada todavía conservan parte de su policromía original en oro y azul.

Esta Sala de la Barca de forma rectangular de 24 x 4,35m parece que era más pequeña en un principio y que su ampliación fue realizada por el sultán Muhammad V, hijo de Yusuf I. Su denominación no es por la forma de barca que tiene su bóveda como se cree popularmente, sino debido al vocablo árabe al-baraka que significa la bendición y es que también aquí se rogaba auxilio divino para ayudar al sultán al tomar posesión del trono en el salón contiguo. Esta derivación del nombre aparece en la obra Granada y sus monumentos árabes, de los historiadores Oliver y Hurtado, aunque vulgarmente se suele explicar el nombre de la sala por su parecido físico con una barca puesta del revés.

Los muros de esta Sala de la Barca, como ocurre en casi la totalidad del conjunto monumental de la Alhambra, presentan ricas yeserías y en este caso abundan en ellas el escudo nazarí y, dentro de él, la palabra «Bendición» o el lema de la dinastía «Sólo Dios es vencedor», repitiéndose insistentemente ambas frases en esta sala. Del mismo modo, en el mismo pórtico de la sala, hay una inscripción que dice "Bendito quien te dio mando en sus siervos y en ti gracia y favor al Islam hizo". Cabe recordar que la Alhambra, en el esplendor del período de Al-Ándalus, conservaba casi todas sus yeserías pintadas de color azul, verde y rojo. 

taca de mármol de Macael en Sala de la Barca

Como se ha dicho, esta sala precede al espacio más importante del Palacio de Comares, el Salón de Embajadores, quedando ambas estancias separadas por un amplio arco doble que guarda tacas o pequeños nichos en sus laterales. Concretamente, en las jambas del arco de entrada, hay dos nichos o tacas ricamente labrados en mármol con azulejos de colores y formas geométricas en su interior. Se utilizaban para colocar jarrones con agua fría y perfumes, así como flores o lámparas de aceite según fuera de día o de noche. Las tacas que encontramos en la Alhambra suelen ser de mármol o estuco esculpidos primorosamente. 

El agua era símbolo de hospitalidad, según se desprende de la traducción de los poemas que hay en torno a estos nichos. En cuanto a los poemas tallados, en la taca derecha realizada con mármol de Macael, bajo el arco de acceso a esta sala desde el pórtico norte del Patio de los Arrayanes, puede leerse un poema de Ibn Yayyab que reza "Yo soy esposa con las vestiduras nupciales, dotada de hermosura y perfección. Mira esta jarra de agua y comprenderás la abundancia de verdad que encierran mis palabras. Mira también mi corona, la encontrarás semejante a la luna nueva..."

Del mismo modo, en la taca o alacena de la izquierda, en el mismo arco de acceso a esta Sala de la Barca encontramos otro poema, también del mismo autor, Ibn Yayyab, quien fue visir de Yusuf I y que sobrevivió a seis sultanes. En este poema nos dice "Yo soy un mihrab de oración, que marca el rumbo a la felicidad. Piensa que el jarro musita sus plegarias de pie, dentro de él. Cada vez que las termina debe volver a empezarlas".

bóveda del techo de la sala de la Barca

Lo que seguramente nos llama más la atención de esta Sala de la Barca es su hermoso techo de madera, siendo copia de la original bóveda semicilíndrica que ardió en un incendio en el siglo XIX. Esta Sala de la Barca sufrió graves daños acontecidos por el citado incendio que tuvo lugar en el año 1890, aunque a pesar de ello todavía conserva distintos tipos de alicatados elaborados durante la época de gobierno del sultán Muhammad V.

A finales del siglo XVI fue necesario repintar este techo, por lo que también se la conocía hasta época reciente como la Sala Dorada. La forma y dimensiones del techo lo convierten en un ejemplar extraño y único. La armadura, de lazo ataujerado, es de madera de pino. Sus extremos son de cuarto de esfera con decoración de lazo de doce. El eje central conjuga ruedas de doce y sinos o estrellas de ocho, combinándolas sucesivamente.

Un zócalo de diferentes y sencillos alicatados reviste toda la sala, incluidas las alcobas que se abren a los dos extremos mediante grandes arcos semicirculares. El zócalo de azulejos reviste también las columnas decagonales que sujetan sus arcos peraltados y festoneados de mocárabes y pechinas en el lugar de las albanegas para apoyar la curva de la bóveda, rematada por columnillas. Aunque no son demasiado cromáticos, estos azulejos nos cautivan por su sobria sencillez y cabe destacar que ambas paredes lucen modelos diferentes. 

columna y azulejos en la Sala de la Barca

Sobre los zócalos de esta sala apenas encontramos yesería, aunque los clásicos paños del tercio superior de la pared alcanzan aquí una calidad extraordinaria. Los que decoran los muros del lado sur consisten en una trama de lacería con estrellas de ocho puntas, mientras que los del lado norte están compuestos por piezas blancas y negras que evocan la forma geométrica de una hoja, siendo ésta una figura que surge después de aplicar una traslación y un giro de 90º a dos segmentos triangulares procedentes del interior de un cuadrado.

Por su parte, las alcobas de los extremos presentan un alicatado de formas cuadradas, hexagonales y octogonales que se repite también en el Salón de Embajadores contiguo. También en esta Sala de la Barca podemos encontrar formas en lacería con estrellas, siendo este alicatado el que decora el zócalo del tramo inferior del muro que separa la Sala de la Barca del llamado pórtico norte perteneciente al Patio de los Arrayanes.

parte izquierda de la Sala de la Barca

Como nota curiosa cabe decir que tras la puerta que encontramos a la izquierda de esta sala, viniendo del Patio de los Arrayanes, se encuentra la letrina del palacio siendo ésta no visitable e inmediata al cuarto Dorado del Palacio del Mexuar. En la zona de la letrina se conservan parte de los zócalos de pintura mural con trazado geométrico de lazo basado en estrellas de ocho puntas y medallones de ocho lóbulos, todo ello enmarcado por cenefas que se rematan por cintas de dos lazos entrecruzados en nudos, con adornos en forma de pera.

Entre los muros del gran arco doble que da acceso al Salón de Embajadores existen pasadizos a ambos lados del arco. Al fondo del estrecho pasadizo de la izquierda se encuentra una pequeña puerta, con arco agudo de herradura y rizos en su intradós, que da paso a la escalera de subida a los departamentos altos del torreón izquierdo, que componen pisos pequeños y abovedados que correspondían al dormitorio de invierno del sultán nazarí y que daban salida a la terraza de la Torre de Comares. En el lado derecho, también entre los muros del gran arco doble, se encuentra el otro pasadizo. 

parte derecha de la sala de la Barca

Este pasadizo finaliza con otra pequeña puerta (gemela a la anterior) que accede a un pequeño aposento en cuyo muro del fondo se abre un nicho con arco de herradura apuntado y dovelas de relieve rebajadas de atauriques. Todos los caracteres de la estancia, su orientación, forma y disposición del arco y el lugar que ocupa -inmediato al Salón de Embajadores- indican que fue un pequeño oratorio seguramente para el uso particular del sultán, donde rezaría las diarias plegarias rituales. Este pasadizo tiene en su fondo un hueco con vistas al Patio de los Cipreses (de época cristiana, probablemente) y da paso a la galería alta de la Sala de las Camas del Baño Real, a través del corredor de la Reja.

Los continuos cuidados que se realizan en el conjunto monumental de Alhambra han conseguido restaurar perfectamente la sala alta que descansa sobre la Sala de la Barca. De esta forma, la visión desde el Patio de los Arrayanes al fin nos permite apreciar la sencilla robustez de la Torre de Comares y su perfil castrense (de ahí su almenas) así como los dos torreones laterales sobre esta Sala de la Barca. Aunque la torre izquierda se desplomó pocos años después de la conquista cristiana de Granada, acabaría siendo reconstruida en el año 1980.

mocárabes bajo una curva de la bóveda

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