fachada de palacio y posible patio de armas, convento de Santa Clara |
El actual monasterio de Santa Clara en la vallisoletana localidad de Tordesillas está situado en la cornisa del río Duero, protegido por las murallas de la ciudad, y está edificado sobre el Palacio mudéjar que fue llamado Pelea de Benimerín, que a su vez se edificó sobre otro anterior palacio árabe del siglo XII por lo que, en su conjunto, se conforma hoy de un conglomerado de estilos comprendidos entre los siglos XII y XVIII.
El edificio en estilo mudéjar fue levantado, por lo tanto, sobre la estructura original de una construcción palaciega de época anterior al reinado de Alfonso VIII de Castilla el Noble, pues de dicho palacio original se tiene una única noticia de tiempos del citado rey castellano, cuando en el año 1169 este rey declara libres de todo pecho los distintos palacios que su tío Raimundo poseía en la villa de Tordesillas.
El llamado Palacio mudéjar fue mandado construir en el año 1340 por el rey Alfonso XI de Castilla después de su triunfo en la batalla del Salado -que se acometió en la provincia de Cádiz- y su coste fue financiado con el botín recaudado en dicha batalla. De esta manera, se conmemoraba la victoria sobre los benimerines africanos que habían llegado a Granada requeridos por el sultán Muhammad Ibn Nasr, vasallo de Castilla y más conocido como Alhamar el Rojo, siendo el fundador de la dinastía nazarí.
detalles de puerta en la fachada del actual convento |
Este palacio, en principio, sirvió de residencia a Leonor de Guzmán, favorita del citado rey Alfonso XI y tenía la estructura clásica de los palacios musulmanes. Actualmente, con el paso de los siglos, se trata de un complejo de dependencias del monasterio de monjas clarisas, más las estancias del antiguo palacio mudéjar así como los baños árabes. Se conserva también la portada del antiguo palacio, el vestíbulo, la Capilla Dorada, el Patio Árabe y el Patio del Vergel así como restos estructurales y decorativos en yesería.
Se accede al edificio por un patio o compás del que se cree que fue el antiguo Patio de Armas del palacio, aunque no hay datos confirmados al respecto. La fachada que lo preside sí es la primitiva de la construcción palatina, siendo llamada de Alfonso XI y de la que se dice que fue el antecedente de la fachada del palacio mudéjar del Alcázar de Sevilla. Aún es posible imaginar en este lugar al rey Alfonso XI, planificando la conquista de Algeciras y otras cruzadas por tierras andalusíes mientras participaba de la organización y estrategia, aunque no conocería finalizada la obra del palacio.
La fachada del antiguo palacio está realizada en almohadillado de piedra y decorada según el gusto almohade con motivos de lacería, labores de ataurique, caracteres cúficos, etc. En el cuerpo inferior está la puerta con un dintel adovelado y encima una inscripción en caracteres árabes. A ambos lados, dos lápidas cristianas y en una de ellas está escrita la crónica de la batalla del Salado, siendo un triunfo muy importante para la corona de Castilla -en el año 1340- ya que permitió tener bajo su control el estrecho de Gibraltar y evitar así las invasiones procedentes de África.
frontal de la fachada de Alfonso XI |
La escritura de la crónica de esta batalla está muy deteriorada, pero se han hecho estudios recientes para conseguir su transcripción. Las dos llaves del paraíso aparecen en esta fachada con cerámica verde, siendo un símbolo árabe que se identificaba con la potestad de abrir y cerrar las puertas del cielo. Sobre la puerta vemos una ventana con ajimez, de arcos lobulados y sobre ella un rico panel de red en forma de rombos -los llamados paños de sebqa- que llega hasta el tejado.
Desde esta puerta se accede a la preciosa capilla mudéjar del siglo XV, cuyo origen de la estancia fue tiempo atrás el vestíbulo de palacio. Esta capilla de los Saldaña, que data del año 1430, alberga uno de los conjuntos escultóricos góticos más importantes de su época y en su cripta fue enterrada provisionalmente la reina Juana I de Castilla tras su fallecimiento en el año 1555. En el presbiterio, el espacio que rodea al altar de la capilla mayor, se puede contemplar la espléndida cubierta de madera.
Esta cubierta de cinco paños contiene el fondo ochavado y está decorada con riquísima lacería, dorados, policromías, mocárabes y cuatro piñas centrales. Se trata de una auténtica obra maestra del arte mudéjar castellano y en el arrocabe o friso decorativo donde descansa la estructura pueden observarse bellas pinturas góticas cristianas de temática religiosa en el interior de los arcos decorados. Este lugar fue muy transformado y había sido anteriormente convertido en capilla cristiana cuando el palacio pasó a ser un edificio de uso conventual.
cubierta de madera, capilla de los Saldaña |
En cuanto a la llamada Capilla Dorada o Salón Dorado se trata de uno de los tesoros por excelencia de todo este conjunto monacal, siendo el único vestigio conservado del palacio original ya que su cronología la confirma la estructura arcaizante de origen taifa. Sus cimientos, por tanto, son los primitivos del palacio del tío del rey Alfonso VIII sobre los que, posteriormente, el rey Alfonso XI emprendió la construcción del suyo propio.
Tiene arquerías ciegas en las paredes sobre columnas con capiteles corintios y se trata de una antigua sala cuadrada que destaca por su cúpula almohade semiesférica de nervios entrecruzados de influencia toledana, como lugar reservado para las oraciones. La capilla es de planta cuadrada con bóveda de crucería en ladrillo que apoya sobre ménsulas, puerta de arcos lobulados y decoración de lacería junto a inscripciones en árabe. Los muros están recorridos por arcos apuntados-lobulados y arcos de herradura que albergan fajas de yeserías policromadas y mudéjares así como restos de pinturas.
La espléndida cúpula estaba toda recubierta de ornamentación dorada, aunque se perdió gran parte en un incendio. La planta de la cúpula es de dieciséis lados y descansa sobre trompas quedando decorada con lacería. El nombre que recibe se debe a la azulejería original que cubría los muros y la misma cúpula. Actualmente también expone un antiguo órgano que perteneció a la reina Juana I de Castilla, siendo uno de los pocos objetos personales que se conservan de ella. Esta capilla se comunica con el antiguo refectorio donde se conserva el mobiliario y decoración de la última reforma del siglo XVI.
cúpula y arcos de la Capilla Dorada en Tordesillas |
El hijo legítimo de Alfonso XI, el rey Pedro I el Cruel, nació y vivió en este palacio. Ordenó arreglarlo y durante su mandato terminaron las obras avanzadas con su padre. Se convirtió entonces en uno de los mejores ejemplos de arte mudéjar y una muestra de admiración de los reyes cristianos por el lujo y sofisticación de la cultura andalusí. Su mezcla de románico y gótico, con los emblemas reales siempre presentes, provoca un impacto tratándose también de una espectacular construcción con amplias estancias organizadas en torno al patio central para cuya construcción se hizo venir a artesanos desde Toledo.
El mismo rey castellano Pedro I el Cruel regresó a vivir a este palacio con su amante María de Padilla, tras la superación de los conflictos dinásticos que acontecieron en el reino de Castilla. Más tarde, en su testamento del año 1363, el citado rey Pedro I cedió el edificio a sus hijas, las infantas Beatriz e Isabel, para que lo transformaran en un convento de monjas clarisas y el papa Urbano VI expidió, en el año 1365, cinco bulas para amparar su fundación cumpliendo el deseo del rey.
Las primeras treinta dueñas, probablemente monjas clarisas del Real monasterio de Santa Clara de Astudillo, fundado por la ya citada María de Padilla, estaban encargadas de rogar por las almas de los familiares difuntos y por la salud del rey Enrique II. El monasterio quedó consagrado a Santa Clara de Asís, que tuvo el valor de pedir a un asombrado papa el privilegio de la pobreza. En la actualidad siguen viviendo en su interior religiosas y por su importancia histórico-artística es considerado como uno de los mejores ejemplares mudéjares de Castilla y León.
llave y motivos decorativos en fachada |
Detrás de su reja románica, la congregación de clausura de las monjas clarisas ha contemplado desde el siglo XIV importantes momentos de la historia peninsular. Como monasterio recibió varias donaciones y privilegios de la realeza y una de las donaciones más importantes la hizo Juana Alfonso de Castilla (única fémina de los diez hijos bastardos del rey Alfonso XI con Leonor de Guzmán), quien se retiró en este convento después de enviudar y cedió sus señoríos de Medina de Rioseco, Tordehumos y Cuenca de Campos. Más tarde pasaría a ser hermana del rey Enrique II de Castilla.
El monasterio acogió a varias mujeres de la alta nobleza tales como la mencionada Juana Alfonso y su hija Leonor de Castro, quien profesó aquí siendo sobrina del rey, así como también albergó a la reina viuda castellana Juana Manuel de Villena, esposa del citado Enrique II de Trastámara y madre del rey Juan I. Dentro de los muros del monasterio también vivió después Leonor Téllez de Meneses, reina de Portugal junto a Fernando I, que fue encerrada aquí por su yerno, el ya citado rey Juan I de Castilla en el año 1384, por conspirar contra él.
También en este lugar fue encerrada Leonor de Alburquerque, también llamada Leonor Urraca de Castilla, quien fue reina consorte de Aragón de la casa de Borgoña y la suegra de Juan II de Castilla, al ser acusada de traición. Leonor, contando con 42 años de edad, se había retirado a la cercana Medina del Campo ya que era señorío de su hijo, el futuro rey Juan II de Aragón. En el año 1420 había tenido lugar la boda entre la hija de Leonor, María de Aragón, y el rey Juan II de Castilla.
ventana del antiguo Palacio mudéjar |
La iglesia gótica del actual convento de Santa Clara de Tordesillas se construyó de nueva planta a mediados del siglo XV siendo adosada al antiguo palacio mudéjar de Pedro I. Desde el año 1509, esta iglesia acogió los restos mortales de Felipe de Habsburgo, duque de Borgoña y apodado el Hermoso, marido de la reina Juana I de Castilla y padre de Carlos V. Su esposa, que pasó a la posteridad como Juana la Loca, acudía aquí a rezar en su tumba siempre que podía hasta que en el año 1525 los restos de su amado Felipe fueron trasladados a la Capilla Real de la catedral de Granada, donde descansan todavía hoy.
El actual claustro del monasterio fue construido en el lugar que ocupaba el llamado Patio del Vergel del primitivo palacio mudéjar, por lo que supuso una serie de obras que variaron su aspecto inicial. Quedan aún restos de un arco de yesería policromada, aparecidos en la última restauración. La arquitectura actual es clasicista del siglo XVII y sustituyó a un patio anterior mudéjar que seguramente no sería tan austero como el actual, que solo presenta algo de vegetación, borrando casi por completo las huellas del estilo mudéjar.
Por su parte, el patio del convento que por su fisonomía y estilo es conocido como Patio Árabe no es excesivamente grande, aunque las yeserías de sus arcos son espectaculares y a muchos recuerdan a las del Palacio de la Aljafería de la ciudad de Zaragoza o a los de los patios del Real Alcázar de Sevilla. Se trata de un patio porticado y dos de sus crujías están formadas por arcos lobulados y las otras dos por arcos de herradura. Las enjutas de los arcos están ricamente decoradas con yeserías de motivos vegetales o ataurique. Los muros están recorridos por un alicatado moderno tras una restauración en el pasado siglo y el alero y la techumbre son de madera.
vista de arcos del llamado Patio Árabe del palacio mudéjar |
Forman también parte del conjunto del actual convento los llamados Baños árabes, aunque ambos edificios están completamente separados. Los Baños forman un espacio que únicamente puede recorrerse en días secos y soleados. La distribución de estos Baños árabes marcaba el orden de uso de los mismos con la sala templada, la sala caliente y la sala fría. Las bóvedas de cañón sustentadas por columnas y arcos de herradura están iluminadas por tragaluces o vanos con forma de estrellas de ocho puntas que servían de respiraderos para evacuar los vapores a la vez que dejaban colarse de forma tenue un hilo de luz, creando una atmósfera realmente mágica.
Estos Baños árabes están relacionados estrechamente con los ejemplares islámicos del sur de la península y con el Levante del siglo XI, conteniendo las estancias reguladas por agua y vapor de temperatura escalonada por el clásico sistema de hipocausto. Se conservan las cuatro salas, la sala fría o al-bayt al-barid, que también serviría de vestuario, el antiguo al-bayt al-wastani como sala templada y cuya amplitud permitiría también su uso como sala de descanso, y la sala caliente o al-bayt al-sajun. A ellas se suma la estancia que guardaba la caldera y los materiales de combustión.
Destacan también en este hammam los dibujos que conservan los zócalos y las bóvedas de las tres primeras salas, empleándose sobre todo motivos de tipo geométrico y de lacería, además de algunos elementos vegetales y animales. Por su rareza, son una de las partes más llamativas del conjunto del actual convento y debieron, sin duda, complacer a los moradores del antiguo palacio real. Cabe señalar que, por la documentación existente, sabemos de la existencia de baños públicos en ciudades castellanas, pero ninguno de ellos ha llegado hasta nuestros días.
sala templada o al-bayt al-wastani en los Baños de Tordesillas |
En la navidad del año 1808, durante la llamada guerra de la Independencia, Napoleón Bonaparte se alojó en este convento durante la noche del 25 al 26 de diciembre debido a una fuerte nevada. No en vano está considerado uno de los mejores edificios mudéjares de la región de Castilla y León. Después, en el año 1852, el monasterio acogió la última visita real, alojando en su hospedería a toda la familia de Borbón, encabezada por la reina Isabel II, hija del también rey Fernando VII.
Podría decirse que el hecho de construir el monasterio de Santa Clara sobre un antiguo palacio real determina dos aspectos característicos del edificio que hoy podemos admirar y que son, por una parte, su excepcionalidad y la calidad de su decoración y por otra, la complejidad para fechar con precisión y reconstruir el aspecto que tuvo en su forma original, a causa de los muchos añadidos y transformaciones que ha sufrido desde fechas tempranas y durante más de seis siglos.
En resumen, son numerosos los elementos destacables del conjunto, especialmente las magníficas yeserías repartidas por la Capilla mudéjar, el Patio Árabe, la Capilla Dorada y algunos restos en el Patio del Vergel, las bóvedas de la Capilla Dorada y la sacristía, las pinturas de los Baños árabes o la gran armadura de madera dorada que cubre la capilla mayor de la iglesia, sin olvidar su interesante fachada principal. Todos ellos se encuentran entre los ejemplos más notables del mudéjar en tierras castellanas y se vinculan a otros toledanos y nazaríes. Sin duda, se trata de uno de los conjuntos más interesantes de toda la Edad Media hispana.
decoración geométrica en el hammam |
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