vista aérea del castillo de Reina |
El llamado castillo de Reina se encuentra situado en la comarca de la Campiña Sur, en el actual partido judicial de Llerena y a poco más de 120 km de la capital de su provincia, Badajoz. Se trata de una fortaleza defensiva de época almohade cuyos orígenes se remontan al último tercio del siglo XIII, edificándose en lo alto de una colina desde donde se abarca una gran extensión de terreno. De hecho, aunque maltrecha, la silueta de esta poderosa alcazaba se recorta sobre el horizonte evocando su pasada grandeza.
Reina cuenta con un dilatado poblamiento a lo largo de la historia que ha dejado su impronta en el lugar. Entre los abundantes restos arqueológicos de la zona destaca, sin duda, la alcazaba por su conservación, su importancia histórica, los tesoros artísticos que contiene y sus dimensiones. También conviene señalar que a los pies del mismo cerro se halla la ciudad romana de Regina, con su teatro romano en buen estado de conservación ya que, aún hoy en día, sigue albergando representaciones teatrales siendo una de las sedes permanentes del Festival de Teatro de Mérida.
La ciudad romana y el castillo andalusí forman un enclave de singular belleza y especial consideración, aunque realmente el poblamiento del cerro del castillo fue muy temprano y se sitúa en la Edad del Bronce, entre el segundo y el tercer milenio a.C. En época túrdula y romana, su situación permitía la vigilancia de un territorio de gran riqueza agrícola y minera, con cercanos yacimientos de hierro y plomo. La atalaya del lugar permitía también el control de importantes vías de comunicación, como las que unían Mérida con Córdoba y con Sevilla a través de los pasos de Sierra Morena.
vista primaveral del castillo de Reina desde la campiña |
Los romanos reforzaron las defensas naturales del enclave con nuevas fortificaciones en época cesariana o augustea. El oppium de Regina ocupaba casi toda la parte alta del cerro. De esta época data también el excelente aljibe romano excavado en la piedra y situado en la cara este del cerro. A mediados del siglo I, el oppium se abandona y sus pobladores fundan en la llanura la ciudad de Regina convirtiéndose en una floreciente ciudad de tres o cuatro mil habitantes que aún conserva el teatro y parte del antiguo trazado urbano de la ciudad.
Esta ciudad romana de Regina disponía ya de agua potable que llegaba a través de un acueducto. Sus calles en aquella época eran amplias y porticadas, con alcantarillado subterráneo que desembocaba en los arroyos de San Blas y San Pedro. La ciudad de Regina también estuvo habitada en época posterior visigoda. Los pocos vestigios que se conservan de esos años son las columnas y capiteles visigodos que se utilizaron en la construcción del atrio y del coro de la ermita del castillo. Ya en el siglo VIII, la ciudad de Regina se abandona y sus pobladores vuelven a buscar la protección del cerro de las Nieves.
En tiempos del emirato y del califato cordobés se levantó una pequeña fortaleza que ocupaba la explanada central de la actual alcazaba. Esta primitiva fortaleza constituye el hoy llamado Castillo Viejo y en su interior se conserva uno de los aljibes del baluarte. Posteriormente, el segundo califa almohade Abu Yaqub Yusuf, tomó las riendas del destino de su imperio nombrando a Sevilla como capital de sus dominios. Durante este período almohade, el citado califa mandó fortificar todas las alcazabas al sur de la ciudad de Toledo.
De esta forma, en Reina se construyó un impresionante conjunto que rodeaba a la población. La alcazaba, situada a 825 metros de altura, cuenta con quince torres rectangulares (una de ellas, la Torre del Homenaje) y unos muros de dos metros de espesor. Se adapta perfectamente a la topografía del terreno y tiene una planta trapezoidal. El recinto murado defendía a otro recinto interior del que sólo quedan escasos restos en la actualidad. Una de sus torres albarranas se denomina Torre de los Sillares, debido a que se aprecia en su base la existencia de sillares romanos reaprovechados de Regina.
Este castillo de Reina en época almohade formaba, junto a otras fortalezas como Montemolín, una barrera defensiva para impedir el paso de las fuerzas cristianas en la conquista del sur peninsular. Estas dos fortificaciones tenían unos de los emplazamientos más importantes de entre las que formaban la red de defensas almohades en Sierra Morena, siendo utilizadas para asegurar y proteger ciudades principales situadas más al sur, principalmente Córdoba y Sevilla, de los posibles ataques por parte de tropas cristianas. Reina dominaba la práctica totalidad de la Campiña Sur de un lado y de las estribaciones de Sierra Morena hacia el otro.
La construcción de este castillo de Reina está hecha de tapial modulado mediante una especie de encofrados con materiales tales como el adobe y el hormigón, típicos de arquitectura almohade. Posee a su vez varias torres de planta rectangular, torres albarranas y otras adosadas al muro perimetral. También este castillo presenta una torre cuya base es de sección cuadrada y que pasa a ser octogonal en la parte superior. Hoy son visibles los restos o ruinas de lo que fue una alcazaba, con rasgos típicos de las edificaciones durante la época almohade.
el castillo de Reina dominando la Campiña Sur de Badajoz |
Entre dichos rasgos almohades destaca el muro exterior adaptándose a las curvas de nivel, cosa que aprovechaban aumentando su capacidad defensiva, y de la época almohade también encontramos el aljibe situado junto al flanco oriental. Tiene forma rectangular y cuenta con tres arcos de herradura que se apoyan en columnas y dos naves con bóvedas de cañón. En definitiva, en época almohade, este castillo formaba junto con Hornachos, Azuaga y Montemolín una línea defensiva que cerraba los pasos de Sierra Morena hacia el valle del Guadalquivir.
Se debe tener en cuenta que, hacia el año 1200, Badajoz continuaba siendo la ciudad más populosa de este lado de Al-Ándalus. Su protagonismo en la región, desde época califal y taifa, determinaría su concentración poblacional y la de los asentamientos que se encontraban bien conectados con ella. En ese contexto tomarían importancia medinas que comunicaban con Alcácer do Sal, puerto estratégico durante el reino aftasí y enclave principal islámico en el litoral una vez fue conquistada Lisboa y el resto del curso bajo del Tajo por los portugueses.
En la actual provincia de Badajoz, en aquella época, el poblamiento estaría bien extendido a juzgar por la cantidad de establecimientos musulmanes conocidos. La fertilidad de las tierras bañadas por el Guadiana, la lejanía de la frontera con los cristianos o las comunicaciones y mayor proximidad con las grandes ciudades andalusíes del Guadalquivir explicarían esta circunstancia y precisamente las proporciones de alcazabas como Jerez, Montemolín o Reina refrenda igualmente este hecho. En los itinerarios hacia Sevilla y Córdoba destacarían también las fortalezas de Alange, Hornachos, Azuaga, Magacela, Zalamea, Benquerencia de la Serena o Capilla, entre otras.
vista del castillo de Reina desde la campiña |
El rey Alfonso IX de León aprovechó la incertidumbre islámica causada por la derrota almohade en Las Navas de Tolosa, en el año 1212, para adueñarse de Alcántara, Cáceres, Mérida y Badajoz entre los años 1213 y 1230. Las ciudades de Trujillo, Medellín, La Serena y el sur de la actual provincia de Badajoz cayeron entre los años 1233 y 1248, al mismo tiempo que las conquistas de Córdoba y Sevilla. Por los mismos años, Portugal se hacía con lo que restaba de El Algarve y El Alentejo. Esto conllevaría a la integración de los musulmanes andalusíes en distintos reinos cristianos.
Concretamente en el año 1246, poco tiempo antes de la conquista cristiana de la ciudad de Sevilla, el rey castellano Fernando III, el Santo, tomó este castillo de Reina sin lucha y mientras asediaba Sevilla. Seguidamente, el rey se lo entregó a la Orden de Santiago, la cual estableció una encomienda que abarcaba un territorio bastante amplio. Fue entonces cuando se llevaron a cabo numerosas construcciones, sobre todo a finales del siglo XV por orden del maestre de la Orden, Alonso Cárdenas, último gran maestre de la Orden de Santiago.
En cuanto al sistema defensivo, se dotó de mayor altura a las murallas mediante mampostería, para su mejor defensa y durante el resto de la Edad Media el interior del castillo albergó la población de Reina. En el interior se construyeron viviendas que sirvieron de residencia al alcaide, a las que en su conjunto denominaban como El Palacio y que parece ser fueron levantadas en lugar del anterior alcázar musulmán a lo largo del siglo XVI. El conjunto de esta residencia del alcaide engloba las viviendas, un aljibe, caballerizas y una ermita de estilo gótico.
últimos trabajos de excavación en el interior del castillo de Reina |
Los repobladores cristianos escasearían en esta zona por resultar más atractivo el asentamiento en las tierras de El Algarve y en las grandes ciudades del río Guadalquivir. Estas circunstancias motivarían una política benefactora para con los musulmanes que continuaron habitando sus tierras, sobre todo por parte de las Órdenes Militares. La población andalusí de estas tierras pasaría a constituirse en población mudéjar de los reinos de Portugal, Castilla y León, organizándose a partir de entonces en aljamas de moros.
En el siglo XVI, el deterioro de la fortaleza y las dificultades de subida fueron haciendo que los vecinos abandonasen la alcazaba y se fuesen instalando de forma progresiva en la actual Reina. En el siglo XVII continuó el abandono de esta fortaleza y, con ello, su deterioro progresivo. En la actualidad, la localidad organiza cada año la llamada Fiesta de la Luna Llena de Reina, que combina la magia de la luna de agosto con actuaciones lúdicas y culturales que se celebran tanto en el pueblo como, más arriba, en el castillo que aún conserva muros, arcos, escaleras y empedrados que nos aproximan al esplendor que tuvo en su día.
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