el Gualija

puente medieval reparado en el siglo XIX sobre el río Gualija

El río Gualija nace en las proximidades de la localidad de Navatrasierra, en pleno corazón de la llamada sierra de Altamira, en la comarca de La Jara en la provincia de Cáceres y en pleno sinclinal del Guadarranque circulando en dirección noroeste hasta desembocar finalmente en el río Tajo, en el hoy denominado embalse de Valdecañas y muy cerca de las ruinas romanas de la ciudad de Augustóbriga.

Debe su nombre -se traduce del árabe como río de Alija- a que en su orilla derecha, en un empinado cerro granítico llamado Testigo, se levantó mediante mampostería y sillarejo y con forma poligonal el castillo de Alija o hisn Alixa siendo uno de los baluartes de la frontera natural que ejercía el río Tajo con los reinos del norte y situándose a 80 millas de la importante medina de ToledoSu ubicación estratégica se relaciona con el paso de una antigua vía que salvando los puentes del Búho y del Conde alcanzaba las llanuras de la comarca del Campo Arañuelo.

Dicho castillo de Alija formaba parte, por tanto, de las defensas musulmanas califales, durante el siglo X, de la frontera del río Tajo. El nombre de Alija o Alixa en idioma árabe se traduce como Las piedras. De esta forma, el río Gualija era, sin duda, el río de las piedras. No en vano, la actual localidad jareña que alberga este castillo es Peraleda (de San Román). Se cree que este hisn fue mandado construir en época del primer califa omeya cordobés Abd Al-Rahmán III hacia el año 947.

curso del Gualija en territorio de La Jara cacereña

Por el afamado cordobés Ibn Hazm sabemos que un miembro de la tribu bereber de los Awraba, concretamente Sabrun Ibn Sabib, gobernó la fortaleza de Alija a finales del siglo X o comienzos del XI ya que su hijo fue destituido del mismo cargo por el califa Abd Al-Rahmán III. Otro cronista, Ibn Hayvan, al hablar del Tajo comenta que pasa al norte por esta fortaleza. Años después, pasó a formar parte de la taifa de Toledo, encontrándose en los límites con la taifa de Badajoz. Al-Qadir, el entonces rey taifa toledano y nieto del afamado Al-Mamun, lo cedió al rey castellano Alfonso VI en en el año 1083. 

Formaba parte hasta ese momento, como se ha dicho, de las defensas del río Tajo junto con el castillo o hisn de Espejel, la llamada Fortaleza de Castros, Azután y la ciudad de Vascos. Este castillo de Alija protegía el valle o acceso al río Gualija o Guadalija que nos ocupa, y se considera que fueron o bien los almorávides o después los soldados almohades los que terminaron saqueando gran parte de estas construcciones durante los siglos XII y XIII. Aun así, el castillo de Alija conserva un aljibe elipsoidal y parte del recinto amurallado. 

El castillo permaneció en pie hasta el año 1460, vigilando siempre el curso del Gualija que discurre por un valle confinado y modelado sobre pizarras y cuarcitas. Presenta un trazado principalmente recto, sobre un lecho mixto en el que predominan los sedimentos de grano grueso en forma de cantos y en menor medida gravas y bloques, existiendo también la presencia de arenas. Los alisos marcan el curso de este río Gualija y, según la temporada, marcan perfiles y colores diversos, pero siempre poniendo contrapunto a la manta arbustiva y los bosques de encinas y alcornoques dominantes.

grandes piedras en las inmediaciones del río Gualija

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