ciudad de Vascos

vista aérea con ubicación de la ciudad de Vascos a orillas del río Uso

La denominada ciudad de Vascos era una pequeña ciudad que se considera perteneciente a la Marca Media de Al-Ándalus, de la que no se tienen referencias escritas aunque se han conservado importantes restos arquitectónicos. Se encuentra localizada en la parte oeste de la provincia de Toledo, muy próxima al límite de la provincia de Cáceres, en el término municipal de Navalmoralejo. Se ha mantenido alejada de las principales vías de comunicación que discurrían por la zona, por lo que en gran medida ha conservado en bastante buen estado un importante conjunto arquitectónico único en su género. 

Como la mayoría de las ciudades fundadas por musulmanes, se encuentra enclavada en una zona de difícil acceso, asentada en un terreno de granitos hercinianos, y rodeada por el profundo y escarpado cauce del río Uso (afluente del río Tajo, navegable en época andalusí), que le sirve de defensa natural. Por su lado oeste desciende un pequeño valle por el cual corre, en años húmedos, el arroyo llamado de la Mora o de los Baños. La parte sur, por la que actualmente se accede al yacimiento, es la que abre a un espacio más llano. 

El terreno desciende gradualmente con una inclinación de este a oeste, formando en algunos lugares acusados desniveles y cuestas muy pendientes. Tras formar una vaguada en la que el espacio queda algo más allanado, nuevamente se eleva en un pequeño cerro, de abrupta caída al río Uso, sobre el que se levantan los restos de la alcazaba. Extramuros existen también un arrabal y dos cementerios. El trazado de la muralla de Vascos, que se adapta al terreno bordeando los lugares más escarpados, presenta una forma ligeramente ovalada, con una dirección norte-sur.

muralla en la ciudad de Vascos vista desde el lado sur

En lo que respecta al momento cronológico de su fundación y los motivos que llevaron a levantarla precisamente en este lugar, ante la falta de referencias documentales precisas son varias las interpretaciones o hipótesis que se pueden señalar a este respecto. Es posible que la fundación de Vascos se hubiese llevado a cabo durante el gobierno del califa omeya Abd Al-Rahmán III. No obstante, no conviene olvidarse de esa ciudad de nombre desconocido, señalada en algunos textos, que se construyó o reconstruyó en la frontera de Toledo durante el mandato de su sucesor e hijo, Al-Hakén II y de la que se conoce el nombre de su arquitecto (Ahmad b. Nasr b. Jalid).

Es posible que la ciudad de Vascos, como medina, se fundase entre el año 930 y el 950 aprox. En cualquier caso, lo que parece evidente es que se trata de una fundación omeya, con un sentido oficial asociada al poder cordobés, como parece transmitir, con un sentido simbólico, la calidad de la construcción de la muralla en algunos tramos. Ahora bien, se desconocen los motivos que, desde Córdoba -donde se generaría la iniciativa-, impulsaron a levantar una ciudad precisamente en aquel lugar aparentemente inhóspito. A este respecto se considera que, para los intereses omeyas, podían haber entrado en juego tres posibles supuestos, determinantes en la elección del lugar, que se combinarían entre sí: uno de carácter estratégico, otro político y otro económico.

El motivo estratégico habría que ponerlo en relación con la necesidad defensiva de la línea del Tajo -en especial en su curso medio-, política que inició el propio Abd Al-Rahmán III y luego continuaron sus sucesores, con la fortificación de diversos núcleos a lo largo del río. Se trataba, por consiguiente, de controlar los principales pasos naturales hacia los cuales se habría de orientar cualquier incursión cristiana como ya había ocurrido en los años anteriores. En las inmediaciones de la ciudad de Vascos existía un vado en el Tajo, al que desde antiguo confluían diversas vías de comunicación. Se trataba, por tanto, de un punto estratégico del que se hacía absolutamente necesario su control. 

tramo de muralla de la alcazaba en la ciudad de Vascos

En principio, parecería que lo más oportuno hubiese sido haber levantado la ciudad junto al mismo. Sin embargo, ello no se hizo así, y la ciudad -por causas que desconocemos- se construyó algo más alejada, aunque no a mucha distancia, en un paraje retirado. Para el control del vado se levantarían sendas fortalezas, a ambos lados del Tajo, de las que no se han conservado sus restos, aunque la toponimia actual, de clara raíz árabe, nos está señalando su existencia en las localidades toledanas de Alcolea y Azután (Bury al-Sultan). 

Estas fortalezas dependerían, evidentemente de esta ciudad de Vascos, donde se organizaría su sistema de vigilancia. De tal manera que, desde este enclave, a pesar de su relativo alejamiento, se procedía al control de este importante paso, y de ahí la función estratégica que estaba desempeñando en el dispositivo fronterizo de Al-Ándalus, en esta zona del Tajo, y que bien pudo haber sido uno de los motivos que, junto a otros, contribuyeron a su fundación.

El supuesto político que podría haber incidido en la fundación de Vascos vendría señalado por la situación de inestabilidad que en los primeros años del siglo X todavía continuaba presentando esta zona. En ella, desde muy pronto, se habían establecido gentes de origen bereber, pertenecientes a diversas tribus, entre las cuales la de Nafza debió de tener un mayor protagonismo. En general, los bereberes de Al-Ándalus no aceptaron de buen grado la imposición del poder omeya y se sublevaron con frecuencia. El propio Abd Al-Rahmán III estando en Toledo, tras haber conseguido su pacificación en el año 932, tuvo que enviar tropas a la zona de Talavera donde se habían vuelto a sublevar los Nafza. 

torreones guardando entrada a la alcazaba en la ciudad de Vascos

Ante aquella situación nos podemos plantear algunas hipótesis. Quizá esta ciudad fuese un enclave omeya desde el cual controlar una zona hostil a su autoridad o quizá fue fundada la ciudad con la finalidad de recoger en ella a los miembros de la tribu Nafza, a los más rebeldes. Si este supuesto político hubiese existido, no cabe duda que también se combinaba con el supuesto estratégico ya señalado, pues era evidente que desde aquí se controlaba una zona de implantación bereber, conflictiva, y un punto concreto significativo como era el vado del Tajo, del que era necesario prevenir su control ante posibles penetraciones enemigas.

En cuanto al supuesto económico, hay que ponerlo en relación con lo que tradicionalmente se ha venido señalando sobre Vascos; que fue un centro metalúrgico de cierta envergadura, en el que se trabajaban metales -especialmente preciosos- procedentes de las minas de los cercanos Montes de Toledo. Es cierto que en sus alrededores existieron minas abundantes y que las excavaciones han proporcionado algunos elementos que nos indican cierta actividad metalúrgica en el lugar: escorias, martillos mineros, moldes, etc. Sin embargo, hasta ahora, no son lo suficientemente significativos como para considerar que sean el reflejo de una actividad de cierta envergadura y menos relacionada con el trabajo de metales preciosos. Más bien parecen relacionados con una explotación de hierro.

No obstante, no se descarta que el lugar haya podido estar asociado, desde muy antiguo, con actividades minero-metalúrgicas proseguidas en etapas sucesivas y por ello se pudo haber desarrollado una infraestructura metalúrgica de cierto nivel, que, en tal caso, los musulmanes no hicieron nada más que aprovecharla y continuarla. Aunque, en vez de mantenerla en un contexto reducido, la ampliarían integrándola dentro de una ciudad para así controlar mejor la producción, máxime si la zona era conflictiva. En tal caso, la obtención de hierro habría sido uno de los motivos que llevaron a los omeyas a fundar la ciudad en un enclave que ya contaba con una tradición minero-metalúrgica. Ese metal se podía llevar a Córdoba por la vía que pasaba por las inmediaciones.

yacimiento arqueológico de la ciudad a los pies de la alcazaba

Estos son los tres supuestos que, con la debida cautela, se consideran como los más razonables para explicar las causas del origen de la ciudad de Vascos. Lo más probable es que fuese una combinación de factores -unidos tal vez a otros que se nos escapan- lo que determinó fundar precisamente allí la ciudad: el control de una producción metalúrgica que se podía encauzar hacia Córdoba por una vía cercana; el control de un territorio no siempre sumiso al poder omeya y el control de un paso natural del Tajo, cada vez más necesitado de vigilancia ante la creciente presión cristiana. 

Mientras la ciudad desempeñase estas supuestas funciones podía pervivir, pero si las circunstancias cambiaban, la ciudad podía dejar de tener sentido y, por tanto, desaparecer, como de hecho ocurrió. En cuanto al nombre originario de Vascos, la tendencia más generalizada entre algunos arabistas, desde que Félix Hernández lo señalara por primera vez, es a identificar este enclave -a pesar de la acusada diferencia lingüistica de ambos nombres- con la ciudad de Nafza, principal centro de asentamiento de la tribu bereber del mismo nombre a la que ya nos hemos referido por su actitud rebelde frente a los omeyas.

Ibn Galib, geógrafo e historiador del siglo XII, señalaba que la cercana ciudad de Talavera tenía tres distritos, uno de los cuales era el de Basak, que, por semejanza del nombre, se tiende a identificar con Vascos. De ser esto cierto, sería la primera referencia documental sobre Vascos, aunque no como ciudad sino como distrito de otra; no obstante, cabe suponer que el distrito llevaría el mismo nombre que la ciudad. De ser así, habría que desechar su identificación con Nafza. O quizá, conjugando ambos topónimos, cabría establecer la siguiente hipótesis: el nombre de la ciudad fue Nafza y el del distrito, Vascos (Basak) y, una vez que se despobló la ciudad, su nombre originario cayó en desuso hasta olvidarse, pero no así el de su territorio que terminó por quedar vinculado a la ciudad abandonada, a la que terminaría por dar su nombre actual.

torreón y tramo de muralla en la ciudad de Vascos

Se desconoce también el momento exacto en que se produjo el paso de la ciudad de Vascos a poder cristiano. Siempre se había considerado que tuvo que coincidir con el momento en que el rey cristiano Alfonso VI de León ocupó la ciudad de Toledo y su taifa, en el año 1085. Afortunadamente, estas suposiciones han quedado confirmadas por el hallazgo, en las excavaciones de la alcazaba, de varias monedas correspondientes al reinado de este monarca. No hay duda, por lo tanto, que entonces la ciudad ya estaba en manos cristianas y que esas monedas habrían pertenecido a los soldados que allí se establecieron, aunque se baraja si fue en el año 1085 o unos años antes.

Esto es debido a que, en el año 1080, el rey toledano Al-Qadir, para hacer frente a los graves problemas políticos internos por los que estaba atravesando, buscó la ayuda del rey leonés Alfonso VI. Éste se comprometió a prestársela y, a cambio, recibió algunas fortalezas, entre ellas la de Canturias, que se encuentra junto al Tajo, entre Vascos y Talavera. Esta circunstancia lleva a considerar que el rey Alfonso VI ya controlaba esta zona del río y que pudo también haber controlado Vascos hacia el año 1080. Independientemente de la fecha precisa, es evidente que fue ocupada durante su reinado, aunque se desconozca si con la intervención directa y personal de éste.

restos de lienzo de muralla en la ciudad de Vascos

En cualquier caso, la muralla en esta ciudad de Vascos delimita un espacio interior, la medina o al-madinat, de unas ocho hectáreas de extensión. La muralla tiene una anchura media de 1,5 m y se encuentra bastante bien conservada. Se asienta directamente sobre la roca, sin ningún tipo de cimentación, y solamente presenta, en algunos tramos, pequeños escalones de reforzamiento o zarpas en la base. Al exterior, con una distancia de separación muy desigual debido a la topografía del terreno, tiene varios torreones de planta cuadrada.

Se conservan los restos de dos de las originales puertas de esta ciudad de Vascos. En concreto, la puerta sur y la oeste, así denominadas por su ubicación. De la misma forma, se conservan cinco portillos de evidentes menores dimensiones. Las puertas se encuentran, lógicamente, en las zonas de más fácil acceso, y ambas presentan entrada directa y sin recodos, posiblemente adinteladas, cerrada con puerta de dos batientes y defendida por dos torreones exteriores a cada lado.

La puerta oeste, junto con el tramo de muralla en la que se encuentra inserta, es de construcción más sólida, de sillares bien escuadrados. Su parte superior está derrumbada, aunque por los restos conservados parece deducirse que se encontraría adintelada. Lo destacable es que en los sillares de su cara exterior se talló un arco de herradura, no como elemento arquitectónico sino como elemento decorativo.

restos de la denominada puerta oeste, ciudad de Vascos

La denominada puerta sur, por su parte, está construida también con materiales sólidos pero de peor calidad, y tiene completamente derrumbada su parte superior, por lo que no se puede precisar con exactitud si se encontraba adintelada o rematada en un arco. En el lienzo de muralla próximo a esta puerta se conservan los restos de unas posibles almenas que coronaban la misma.

De los cinco portillos que se conservan, dos de ellos se encuentran en perfecto estado -rematados en su parte superior en sólidos dinteles- y los otros tres están derrumbados pero serían de características constructivas similares. Estos portillos se utilizarían, entre otras funciones, según su posición para poder salir a coger agua, para sacar las basuras fuera de la ciudad y para servir de cauce natural de evacuación de las aguas de lluvia, aparte de poder entrar y salir por ellos sin necesidad de tener que utilizar las puertas principales. Todos ellos se encuentran defendidos, al exterior, por un torreón de la muralla.

restos de la puerta sur, ciudad de Vascos

La alcazaba de Vascos, residencia del gobernador y de la tropa que estaría a su mando, se asienta en el pequeño cerro en el extremo noroeste de la ciudad, dominando gran parte de ésta y de los alrededores. El recinto principal, y más antiguo, está ubicado en la parte más alta del cerro y originariamente tuvo una barbacana defensiva en su parte delantera. Es de forma ligeramente triangular y tiene una superficie aproximada de 2000 m2. Se encuentra rodeado por una muralla, construida de sillares en su cara exterior y de mampostería en la interior, cuyo trazado en su mayor parte todavía se conserva. Es posible que, en algunos tramos que dan hacia el río estuviese recrecida con tapial que ha desaparecido.

La alcazaba tiene un total de once torreones, todos ellos localizados en los tramos oeste y sur, los orientados hacia la ciudad. En general, la construcción no es de muy buena calidad, especialmente en algunos tramos, lo que tal vez nos esté reflejando una urgencia en su levantamiento tras alguna destrucción violenta. En su parte delantera este recinto estaba protegido por una barbacana cerrada, constituida por un alto muro de bloques de piedra, rematado en tapial de buena calidad, el único que en toda la ciudad se ha conservado en parte.

portillo abierto en lienzo de la muralla de ciudad de Vascos

A esta torre barbacana se accedía por una puerta que se abre en el lado oeste, desde la que arrancaba una rampa que conducía a la puerta del recinto principal, al que se entraba tras subir varios escalones que posiblemente se añadieron posteriormente. Esta puerta está flanqueada y defendida por dos altos torreones y se encontraría rematada por un arco de herradura -hoy derrumbado-, del cual se conservan los dos salmeres in-situ. 

En la parte norte de este recinto existe también un portillo que, por su ubicación, no serviría tanto para descender al río que se encuentra en un desnivel muy acusado, sino más bien para poder salir de la alcazaba en caso de tener que abandonar la ciudad precipitadamente o sin ser visto. Se trataría, por tanto, de lo que hoy denominaríamos una salida de emergencia.

entrada al recinto principal de la alcazaba, Vascos

En el interior del recinto principal destaca un aljibe cubierto con bóveda de cañón de sillarejo, que serviría para el almacenamiento de agua de lluvia necesaria para abastecer a los residentes en la fortaleza. Y tras los trabajos arqueológicos llevados a cabo han salido a la luz los restos de otras diversas edificaciones, bastante degradadas, cuya funcionalidad originaria es difícil poder precisar. También cabe señalar que se conservan los restos de unos baños públicos, abovedados, en esta ciudad.

Por otra parte, el complejo que se localiza en la parte central del recinto, por su ubicación y su configuración espacial con un mayor sentido de casa, tal vez puede corresponder a la vivienda del gobernador. Por sus características constructivas, de sólidos sillares, el edificio alargado y adosado a la muralla en su tramo sur pudo haber tenido un cierto carácter oficial, tal vez una sala de recepciones.

El acceso por la parte este se desarrollaba a través de una calle que asciende desde la vaguada y quedaba controlada perfectamente por una de las torres de la alcazaba. Era, por tanto, un acceso muy vigilado y protegido, para evitar la entrada violenta de un hipotético enemigo que quisiese acceder al interior del núcleo principal de la alcazaba por aquel sector. En el interior de la alcazaba también se encuentra ubicada una mezquita.

restos del aljibe abovedado en la ciudad de Vascos

La parte oeste del complejo de la alcazaba está compuesta por dos zonas diferenciadas que fueron añadidas con posterioridad, aunque al mismo tiempo: un recinto de entrada y un pequeño barrio. En primer lugar se encuentra un recinto de acceso previo a la rampa que conduce a la parte superior de la alcazaba, de tal manera que servía de protección al núcleo principal y era preciso pasar por ahí para poder acceder.

Al norte de este espacio se encuentra otra zona, protegida por una muralla de mampostería, que muy posiblemente correspondía a un barrio anejo a la alcazaba, aunque no parece que tuviese conexión directa con ella. Tras los trabajos arqueológicos se pudo comprobar que en aquel recinto se conservaban los restos de algunos edificios que tampoco parecen corresponderse estrictamente con viviendas, pues no tienen los consabidos patios. Son simplemente habitaciones rectangulares, algunas exentas y otras adosadas. Muy posiblemente se trate del lugar de alojamiento de la tropa.

torreón de la alcazaba vigilando el resto de la ciudad 

Como se dijo anteriormente, en la ciudad se han localizado dos cementerios. Ambos cementerios se localizan extramuros, no muy alejados el uno del otro y se distinguen por los restos de las muchas sepulturas que todavía se pueden observar en superficie, entre los que destacan los cipos, es decir, las piedras alargadas colocadas verticalmente en las esquinas de algunas tumbas. El cementerio de la zona sur parece de extensión considerable, aunque está en gran parte destruido por las labores de arado. 

El de la zona oeste es más reducido, por su parte pero, al localizarse en una zona de difícil acceso, los enterramientos de éste se encuentran mejor conservados. Desde la ladera del cerro en la que éste se ubica se divisa toda la ciudad de Vascos. Por las inmediaciones de ambos cementerios pasarían los dos principales caminos, hoy perdidos, que conducirían a las puertas de acceso a la ciudad.

plataforma de madera para acceder a la fortaleza de Vascos

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