Alhambra de Granada. Palacio de los Leones. Sala de los Mocárabes.

pabellón entre la sala de los Mocárabes y el patio de los Leones

En la Alhambra, el antiguo acceso al interior del Palacio de los Leones se realizaba a través de esta sala, encontrándose al oeste del patio central del palacio, frente a la llamada Sala de los Reyes. Muy posiblemente en su época andalusí sirvió de vestíbulo o recepción para todos aquellos que llegaban, tratándose de la sala más sencilla de todo el palacio nazarí.

El nombre de esta sala se debe a la preciosa bóveda de mocárabes que la cubría y que tuvo que ser demolida debido al mal estado en que quedó tras la explosión de un polvorín en el Darro en el año 1590. Se decidió entonces, por razones desconocidas, dividir la sala en dos estancias. La parte mayor y norte incorporaba el arco septentrional y el central y se cubrió con una bóveda elíptica de yeso en el año 1614 separándose, sobre el año 1636, de la parte menor y sur (que incluía el arco meridional) con un muro de mampostería y una cancela de hierro. Por ello se rebautizó esta sala por un tiempo como Sala de la Reja. Desde el año 1863 se pueden observar los restos de la bóveda original.

arco de mocárabes a la izquierda de bóveda elíptica

Esta Sala de los Mocárabes posee una planta cuadrangular de 19,6 x 4 m y en su margen occidental se encuentran dos puertas. La primera, puerta norte, es la que da paso al Patio de los Arrayanes y es por donde hoy accedemos, y la segunda, puerta sur, unía el palacio nazarí con el palacio del emperador Carlos V, siendo ambos accesos de época y traza cristiana. 

Quizá debido a la proximidad de esta sala con el palacio del emperador encontramos grabadas, en la bóveda elíptica cristiana, las siglas del rey Felipe V el Animoso y de su mujer Isabel de Farnesio, dado que en diversas ocasiones visitaron la Alhambra y quisieron dejar su huella, así como también el escudo imperial de Felipe II el Prudente, siendo éste último hijo de Carlos V el Emperador y, por lo tanto, bisnieto de los llamados reyes católicos.

yesería en muros de la sala de los Mocárabes con el lema nazarí

En las paredes de esta Sala de los Mocárabes se pueden observar fajas de yeserías entre las que se encuentran el escudo y el lema nazarí, el cual se repite constantemente en la Alhambra y que nos recuerda "Sólo Dios es vencedor". El acceso al Patio de los Leones desde esta sala se realiza a través de tres grandes arcadas repletas de mocárabes, ricamente decorados, que sirven de iluminación y aireación, además de permitir desde el interior una bella perspectiva del patio.

Los mocárabes son conocidos como la decoración de estalactitas, siendo un elemento clave en la decoración del conjunto de la Alhambra y podemos encontrarlos en techos, en arcos, en capiteles, etc, pero siempre como un elemento no estructural. Debemos saber que el profeta Muhammad recibió las revelaciones que después darían como fruto el corán en la cueva de Hira y es por ello que la decoración que emula dichas estalactitas comienza a usarse ya desde el siglo XI, situándose su origen en Irán, Irak y Egipto, extendiéndose rápidamente gracias a las caravanas y las peregrinaciones, aunque el lugar donde se desarrollaron hasta llegar a alcanzar su máxima complejidad fue en la Alhambra de Granada.

capitel y arco de acceso a Sala de los Mocárabes

Los alarifes musulmanes granadinos utilizaron con profusión los mocárabes para resolver visualmente el paso de esquina a cúpula, algo que la arquitectura europea resolvía con la pechina o triángulo esférico, así como el paso de la base cuadrada a la forma estrellada de la cúpula. Los mocárabes, muqarnas  en árabe, se componen de materiales como el yeso, madera o cerámica que permiten infinitas formas. 

Concretamente en la Alhambra los mejores ejemplos los encontramos en el uso del yeso, sobre todo en el techo de la Sala de Dos Hermanas, creando una cúpula absolutamente espléndida. Con respecto a la técnica, el mocárabe se compone de cuatro piezas geométricas básicas o prismas yuxtapuestos para alcanzar su efecto tridimensional: rectángulo, paralelogramo, triángulo isósceles y triángulo rectángulo isósceles, ofreciendo el resultado de su unión y disposición escalonada. 

yesería y mocárabes en el interior de Sala de los Mocárabes 

Los artesanos nazaríes, dicho de otro modo, en un intento de escapar de la monotonía visual, daban cortes cóncavos a dichas piezas en la parte inferior de los prismas para crear una mayor riqueza en la composición dando lugar a las adarajas, palabra que significa escalón. El efecto que producen los mocárabes es inexplicable, uno no sabe de dónde ha podido salir todo ese conjunto de formas geométricas, a veces con colores y a veces blancas, que juegan con la luz y con los sentidos. 

Sin duda los mocárabes dan la sensación de algo etéreo, de que no es real, de una visión onírica que acabará desapareciendo y que además ofrece una realidad cambiante según el movimiento y la entrada de luz. Y es que cuando el mocárabe se combina con el efecto de la luz, un mismo elemento parece que cambia su forma, aumentando la sensación incorpórea y ligera.

distinta epigrafía crusiva en yeso y escudo nazarí bajo mocárabes

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