la Torre octogonal del Homenaje desde los jardines del Alcázar |
El denominado Alcázar de los reyes cristianos en la ciudad de Córdoba es un edificio de carácter defensivo, ubicado en uno de los márgenes del Guadalquivir. Tras la conquista castellana de la ciudad en el año 1236, el solar que ocupaba gran parte del antiguo Alcázar omeya fue repartido entre el rey Fernando III el Santo, el obispo de la ciudad, algunos nobles de la corte y la Orden de Calatrava deshaciendo la estructura del original alcázar.
Recordemos que el actual palacio episcopal, que en origen formaba parte del Alcázar omeya, se unía a la mezquita a través del pasadizo o sabat del que solo queda en pie la Puerta del Sabat en la Mezquita aljama. Al menos durante el califato omeya de Al-Hakén II (años 970-972), este sabat en la esquina suroeste de la mezquita aseguraba que el paso del califa a la oración estuviera asegurado y siempre fuese discreto. El puente o sabat fue totalmente destruido a comienzos del siglo XVII y gran parte del Alcázar omeya quedó antes sepultado bajo mandato de los obispos que lo habitaron.
Las primeras referencias a este Alcázar de los reyes cristianos datan de época romana, cuando Córdoba era capital de la Hispania Ulterior y albergaba una aduana fluvial en el mismo espacio. Los restos más antiguos se han encontrado en el Patio de las Mujeres, como una muralla romana del siglo I tras la refundación realizada por el emperador Augusto. Asimismo, contiene restos de los siglos V y VI como un castellum adosado a dicha muralla que tenía la función de proteger el puente romano y el puerto fluvial.
Torre del Homenaje y muralla del Alcázar de Córdoba |
Julio César llegó a dicho centro político y administrativo para realizar las labores de cuestor en el 65 a. C. y, al parecer, ordenó plantar diversas especies frutales y exóticas, como el plátano oriental. Los jardines como tales fueron construidos bajo el mandato del emir Abd Al-Rahmán II, ya que fue en el siglo IX cuando se construyó un acueducto que llevaba agua desde el Guadalquivir hasta la misma fortaleza del original alcázar omeya.
De la configuración del Alcázar en la posterior época califal sólo conocemos los nombres de algunos de sus palacios y jardines gracias al historiador Al-Maqqari, quien por ejemplo escribió "Los emires construyeron en su Alcázar verdaderas maravillas y levantaron monumentos extraordinarios así como bellos jardines que regaron con aguas traídas desde la serranía de Córdoba". El emirato omeya de Córdoba recordemos que abarcó casi dos siglos (años 756-929).
Pese a la construcción de la ciudad palatina de Madinat Al-Zahra, por el autoproclamado califa Abd Al-Rahmán III, el original Alcázar omeya no perdió su protagonismo dentro de la corte. Así nos lo indican las obras que el mismo Abd Al-Rahmán III ordenó realizar, como la construcción de una casita anexa a la muralla donde se dice que guardaba varios leones. También durante su mandato en esta parte del Alcázar en época califal se construyeron nuevas canalizaciones de agua y la llamada Dar Al-Rawda o Casa del Jardín.
tragaluces octogonales en los baños mudéjares del Alcázar |
El primer califa almohade, Abd Al-Mumin, desde su capital en Marrakech, nombró a Córdoba como capital de Al-Ándalus pero apenas unos meses después su hijo y sucesor, Abu Yaqub Yusuf, regresó la corte a Sevilla nombrando a ésta como capital del imperio almohade. Aún así, el alcázar cordobés presenta notables reformas interiores almohades, como las que se pueden detectar a partir de las decoraciones de yeserías y ataurique recuperadas durante las excavaciones en los Baños del Campo santo de los Mártires o en el llamado Patio de mujeres del Alcázar y que muestran una potente remodelación de su desarrollo interno en esa época.
En el siglo XIII, el rey castellano Alfonso X el Sabio comenzó las primeras construcciones cristianas sobre las musulmanas como la Torre de los Leones y un lienzo de muralla, aunque la mayor parte de su edificación ocurrió después, a partir del año 1328, a manos del rey Alfonso XI de Castilla quien proyecta un espacio cuadrangular de 4.000 metros cuadrados y sabemos que construye los baños mudéjares para su amante sevillana Leonor de Guzmán.
Es decir, el recinto actual que nos ocupa, lo que vemos hoy como el Alcázar, se fortificó principalmente a partir del año 1328 sobre otras construcciones de época romana y de distintas etapas andalusíes (del emirato omeya al imperio almohade). A partir de entonces este espacio se convierte en residencia real castellana, sufriendo además diversos eventos en su interior y distintos conflictos bélicos como cuando el conocido rey Pedro I el Cruel atacó la fortaleza también en el siglo XIV, defendida por su hermanastro, el futuro rey Enrique II de Trastámara.
el Patio Morisco en el Alcázar de Córdoba |
Este último monarca reforzaría las murallas y construiría nuevas torres albarranas. El rey Enrique IV de Trastámara (hermano paterno de la futura Isabel I de Castilla) celebró su matrimonio con la dama portuguesa Juana de Avis en este Alcázar en el año 1455, para lo que se adecentaron sus estancias. El conjunto arquitectónico del Alcázar tiene hoy un carácter sobrio en su exterior y espléndido en su interior, contando con unos magníficos jardines así como diversos patios que mantienen hasta el día de hoy clara inspiración mudéjar.
Los últimos monarcas que lo habitaron fueron los después llamados reyes católicos, pasando más de ocho años en la fortaleza, desde donde dirigirían la campaña contra el reino nazarí de Granada y planeaban la conquista de las islas Canarias, llegando a tener retenida a la esposa de Fernando Guanarteme, soberano de las islas. Además, la reina Isabel I dio luz en el Alcázar en el año 1482 a la que sería futura reina de Portugal, María de Aragón. Cabe señalar que los jardines en esa época se deterioraron debido a que la reina castellana ordenó parar la noria de la Albolafia, que regaba los mismos.
Durante el mandato de los reyes católicos se acometieron diversas readaptaciones. Entre los años 1481 y 1484, en concreto, se llevó a cabo -con un carácter integral- casi la reconstrucción del caduco edificio que conociese el antes citado rey Alfonso XI de Castilla. Se rehabilitaron las dependencias del Cuarto Real, reformando las techumbres de su Sala Real y de su capilla, donde la reina Isabel oía misa, y se restauraron también las habitaciones situadas encima incluyendo los aposentos de la reina, su dormitorio y varios retretes, a los que se añadieron chimeneas y un mirador. Además, se arregló la cámara del rey, los aposentos para el príncipe Juan y los de las infantas.
vista general del Patio Morisco con la Torre de los Leones al fondo |
No fue el único despropósito. Tras la conquista de Granada y la finalización de las campañas contra los musulmanes, los mismos reyes católicos cedieron el inmueble a las autoridades eclesiásticas, las cuales lo convirtieron en el Tribunal del Santo Oficio, perdiendo entonces su carácter palaciego. Dicha institución realizó diversas obras para adaptar el edificio al nuevo uso, especialmente con la creación de celdas para los prisioneros y para ellas fueron transformados los baños mudéjares, así como la posterior construcción de la capilla de la Inquisición durante el siglo XVIII.
La llamada Torre de los Leones, de planta cuadrada, se encuentra en la esquina noroeste y en la base de esta torre se halla actualmente la puerta de acceso al Alcázar, aunque realmente fue abierta en el año 1662 trasladando también a esta entrada un escudo del rey Felipe II el Prudente proveniente del antiguo ayuntamiento de la ciudad. Se trata de la torre más antigua datando del siglo XIII y recibe su nombre de unas gárgolas con forma de león que se encuentran en su parte superior. En su interior encontramos dos plantas; en la baja se halla la recepción y en la alta está la ya citada capilla donde oraba la reina Isabel I la Católica.
Los jardines que vemos actualmente se estructuran en tres niveles: el Jardín Alto, el Jardín Medio y el Jardín Bajo. Estos jardines ya mostraban su máximo esplendor en la época califal de la ciudad (años 929-1023), abastecidos por aguas provenientes del Guadalquivir y de la sierra y puede decirse que aún hoy -aunque muy restaurados en el siglo XX- son el símbolo de la historia de la ciudad de Córdoba ya que, como venimos señalando, han sido recorridos y disfrutados por todas las culturas que habitaron la ciudad desde época romana.
alberca en el Jardín Bajo del Alcázar de Córdoba |
En un recorrido por los diversos patios llegamos al Patio Morisco, también conocido como Patio Mudéjar, que se encuentra en el lado occidental del Alcázar. Este patio es de planta rectangular con zócalo de estuco y bellos dibujos y se encuentra rodeado de galerías porticadas excepto en su cara oeste, donde se halla la muralla que conecta dos torres y a través de la cual se puede acceder a los jardines del Alcázar. El patio posee en su centro una fuente surtidor y dos pequeñas albercas situadas a ambos lados del mismo, conservando el refinamiento de un palacio mudéjar sin que falte el guiño de un fuste o un capitel romanos, reutilizados en el diseño del patio.
En los estanques que se extienden al pie de las almenas serpentean los bermellones destellos de los peces y canta el agua en fuentes y surtidores antes de deslizarse por las acequias para dar vida a esa armoniosa confluencia de piedra antigua y vegetación esplendorosa. La antigua huerta del Alcázar se ha ido transformado en una impresionante superficie de aproximadamente 55.000 m² de magníficos jardines con palmeras, cipreses, naranjos y limoneros que rodean a elegantes fuentes y distinguidos estanques. Estos jardines fueron fuente de inspiración para diversos literatos y un lugar muy próximo a la vida cotidiana de los cordobeses, habiéndose diseñado basándose en los típicos jardines andalusíes.
En la originaria huerta del Alcázar omeya, que abastecía a los residentes del mismo, los musulmanes tenían sembradas muy diversas verduras tales como acelgas, alcachofas o espinacas así como distintas frutas como naranjas o granadas. También podían encontrarse variadas especias, principalmente romero, y de las que todavía hoy se conservan algunas siembras originales como alcachofas o acelgas, entre otras. Hoy aquella huerta de época omeya forma parte del llamado Jardín Bajo.
alberca en el Paseo de los Reyes |
El denominado Paseo de los Reyes, situado en la parte izquierda de los jardines del Alcázar, es hoy un paseo bordeado por una fila de cipreses cilíndricos y dividido por dos estrechos estanques. Se denomina así puesto que en el siglo XX se colocaron esculturas de todos aquellos monarcas que tuvieron relación con el Alcázar de Córdoba, entre ellos los ya mencionados reyes católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón.
Y como en la Torre del Homenaje del complejo el famoso Cristóbal Colón solicitó fondos a la corona para su expedición marítima en el año 1486 también hoy una escultura en los jardines recuerda este hecho. Para finalizar, merece la pena mencionar que, en horario nocturno y desde el año 2011, se vienen celebrando las conocidas como Noches mágicas en el Alcázar, tratándose de un espectáculo de luz, agua y sonido que explica la historia del monumento a través de una llamativa puesta en escena.
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