Córdoba. Baños califales en la Judería.

sala templada en los baños de Santa María, actual patio

Los baños de época califal situados en el barrio de la Judería son conocidos como Baños de Santa María y su denominación viene dada, a buen seguro, por su proximidad a la Mezquita aljama que hoy pertenece a la Collación de Santa María. No se trata de un hecho aislado, pues existe el ejemplo de los Baños de Santa Catalina que, aún siendo baños de origen musulmán, adoptaron denominación cristiana por su proximidad al convento del mismo nombre.

Desgraciadamente, han sido numerosos los baños de época califal en Córdoba de los que en muchos casos tenemos constancia documental e incluso arqueológica y que no hemos podido ni podremos nunca recuperar. Sin embargo, el caso de estos Baños de Santa María es distinto, gracias a la conservación de sus distintos propietarios. Posiblemente fueron reconstruidos durante época mudéjar por alarifes musulmanes sobre un lavatorio del siglo X relacionado con la Mezquita aljama cordobesa.

De estos baños públicos de época califal apenas conocemos datos de su historia bajo el dominio musulmán en la ciudad. Tenemos que remontarnos a comienzos del siglo XIII, tras la conquista de la ciudad de Córdoba por el rey Fernando III el Santo en el año 1236, para obtener las primeras noticias suyas. El baño formó parte, entonces, de un lote que el rey cristiano entregó a la familia de los Córdoba, concretamente a Domingo Muñoz el Adalid.

arcos califales y capiteles de avispero en la sala templada

Han sido diversos los propietarios del lugar donde se ubican. Sabemos de la mencionada casa de los Córdoba, a quien sucedió el propio cabildo catedralicio en el año 1380 a cambio de una restauración urgente. Posiblemente la propia iglesia, como dueña de estos baños, comenzó a denominarlos Baños de Santa María y desde entonces perdura su denominación. Dos alarifes musulmanes acometieron varias modificaciones en ellos en el año 1329 y fabricaron una nueva caldera. 

Las últimas obras de las que hay constancia datan del año 1524, en que se volvió a reparar la caldera aprovechando restos de la caldera de los Baños de San Pedro en la Axerquía. La explotación de estos baños la cedió pronto el cabildo a particulares; una vez abandonado su uso como baños públicos, el cabildo arrendó el lugar como casa de vecinos. El documento más antiguo de arrendamiento como vivienda data del año 1611. 

En el siglo XVIII se acometió la reforma que supuso la destrucción de la bóveda central para convertir la estancia principal en patio, así como la elevación de la cota original del suelo, la supresión de dos columnas y la apertura de una puerta a la calle. Desde mediados del siglo XX, estos baños fueron propiedad de los condes de Cañete de las Torres y actualmente siguen siendo los propietarios del recinto a través de un descendiente, formando parte de la vivienda y encontrándose abiertos al público ofreciéndose espectáculos de flamenco en su interior. 

sala caliente, actual tablao de espectáculo flamenco

Como se ha dicho, debido a su buen mantenimiento hoy podemos ver esta joya del arte califal que, aun siendo de reducidas dimensiones, es testigo de la que fue la época de mayor esplendor de la ciudad. En origen, la fachada de estos baños daba a las calles de Céspedes y Velázquez Bosco. De hecho esta última, por la que se accede en la actualidad, era conocida como Calle del Baño, en clara referencia al edificio que nos ocupa.

Se accede a su interior llegando a una sala cuadrangular de unos 7,5 m de lado. Esta primera sala se conserva enmascarada entre las reformas acometidas. Se correspondería con una estancia cubierta y se trataba originalmente de la sala de agua templada o bayt al-wastaní. Estaba abovedada con lucernas, en cuyo centro se hallaría un pequeño estanque para el baño que, tras la remodelación del siglo XVIII, fue tapiado y las cubiertas destruidas para transformarlo en lo que es, un patio de luz que distribuye estancias. Eliminadas la bóveda y el estanque aún permanecen las galerías originales.

Lo lógico sería pensar que, a las ocho columnas que sostienen los muros, habría que sumarle las que faltan en los dos lados menores y que conforman dos arcos de herradura con una cuerda extremadamente alargada. Las columnas son de fuste liso y los capiteles son de acarreo excepto uno, que es visigótico reutilizado, siendo los demás de época califal con labor de ataurique y en forma de avispero, conservándose bien los cimacios. Sobre estos se alzan los citados arcos de herradura, hoy estucados y policromados a imitación de las dovelas. 

galería de acceso al aljibe, Baños de Santa María

Al fondo del patio, se abre una pequeña puerta que nos lleva a una alargada estancia de más de 10 m de longitud y poco más de 3 m de ancho con muros en los que se combina el ladrillo y el sillar de piedra. Está cubierta por una bóveda de cañón de sillería de la cual se abren tres órdenes de lucernas, de sección cuadrangular y dispuestas a tresbolillo actualmente cegadas, tratándose de la sala de agua caliente o bayt al-sajun

En su lado oeste se abren a cada extremo dos arcos de herradura que originalmente enmarcaban los cubículos ocupados por sendas piscinas, uno se encuentra totalmente cegado, el otro parcialmente, conservando restos de estucado rojo y, entre ambos, al frente de esta sala, se nos da paso a una galería abovedada, de unos 6 m de longitud y casi 2 m de altura, que nos lleva a un aljibe elíptico situado a más de 10 m de profundidad. Este aljibe sirvió para abastecer de agua a estos baños y se conseguía posiblemente mediante el empleo de una noria de tracción animal.

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