Badajoz. Torres de alcazaba y atalayas.

la Torre de Espantaperros en Badajoz

Entre todas las torres que aún hoy pueden admirarse en la ciudad amurallada de Badajoz, destaca la conocida como la Torre de Espantaperros. Esta torre es, sin duda, la más llamativa y reconocida en la ciudad. Es una torre de origen almohade y de planta octogonal, que fue construida en el año 1169 por orden del califa Abu Yaqub Yusuf (años 1135-1184). La altura de la torre es de aproximadamente 20 metros y también es conocida como Torre de la Atalaya. Se trata de la torre albarrana más importante de la alcazaba de Batalyaws, estando situada en su ángulo suroeste. 

Esta Torre de Espantaperros se divide en tres cuerpos: el inferior macizo, uno central hueco que alberga dos pisos, y una terraza almenada. El primer piso del cuerpo hueco se comunica con el adarve mediante un lienzo de muralla protegido por otras dos pequeñas torres. Ambos pisos tienen una distribución interior idéntica. Constan de una pequeña cámara central cuadrada, con bóveda vaída, y un espacio alrededor dividido en tramos rectangulares y triangulares, cubiertos con boveditas de arista. Los muros exteriores tienen arcos ciegos y algunos poseen aspilleras. 

La comunicación entre ambos pisos se realiza mediante una escalera que pasa a través de un hueco en la bóveda. La terraza está marcada hacia el exterior mediante una imposta de ladrillos, formando el motivo listeles paralelos, siendo característico de las construcciones almohades. Esta terraza estaba en comunicación visual directa con el resto de atalayas que construyeron los musulmanes alrededor de la ciudad. Sobre la terraza sobresale un cuerpo de ladrillo, de planta cuadrada y 8,5 m de altura, añadido en época mudéjar del siglo XVI. 

la Torre de Espantaperros desde el adarve

Dicho cuerpo de época mudéjar posee dos órdenes de arcos, los inferiores semicirculares y los superiores lobulados. Los arcos arrancan de pilastras achaflanadas, reducidas a ménsulas en uno de los frentes. Esta estructura envuelve a una más pequeña que tuvo la construcción original, hecha de mampostería y ladrillo, con arcos ciegos y entrecruzados. Esta construcción probablemente fue linterna de luces para las estancias inferiores o bien una habitación de refugio como las que se encuentran en las terrazas de los alminares.

Esta denominada Torre de Espantaperros es el precedente constructivo de la afamada Torre del Oro de la ciudad de Sevilla, también de origen almohade. La torre sevillana presenta también forma poligonal con doce lados y es de mayores proporciones, aunque la torre de Badajoz se construyó cincuenta años antes. Adosada a esta Torre de Espantaperros se encuentra la construcción del siglo XVI denominada La Galera. Su primera función conocida fue la de depósito de grano, sufriendo en diversas etapas distintas restauraciones. 

la Torre Abarlongada desde el adarve de la muralla en la alcazaba

Entre la Torre de Espantaperros y la Puerta del Capitel se encuentra una torre albarrana de planta cuadrada y ángulos achaflanados denominada Torre Abarlongada, dando sensación de planta semicircular, en cuyos muros se encontraron incrustados capiteles, basas y columnas visigodas que fueron reutilizadas para su construcción. Recordemos que, en el año 713, las tropas a la orden de Muza que se introdujeron en la península desde el norte de África dejaron en ruinas la antigua ciudad visigoda que había en el cerro al otro lado del río Guadiana, por lo que se usaron materiales visigodos en las diversas construcciones. 

Esta Torre Abarlongada está realizada en mampostería de piedra y cal y no se conoce exactamente la fecha de su construcción, aunque se cree que fue añadida a la alcazaba de la ciudad después de la conquista por parte de los reinos cristianos, no existiendo gran información al respecto. La parte inferior de la torre, de cuerpo semicircular, es maciza, mientras que la parte superior de la torre tiene una estancia con ventana y aspilleras. Un pequeño puente comunica esta Torre Abarlongada con el adarve de la muralla.

torre junto a la Puerta del Capitel

La torre situada junto a la Puerta del Capitel (entre los siglos IX-XII), por su parte, vigila el acceso en recodo de esta puerta. De base maciza, la parte superior de la torre está hueca y contiene una dependencia accesible desde el adarve, además de una terraza almenada. En la base de esta torre se encuentran dos fustes de columnas presumiblemente visigodas aprovechados como refuerzo de las esquinas. Su altura y su posición entre la Plaza Alta y la Plaza de San José permite la vigilancia de ambas plazas.

Por su parte, la conocida como Torre de la Horca o Torre de los Ahorcados (también entre los siglos IX-XII) es de planta cuadrada y consta de dos cuerpos, uno macizo adosado a la muralla y otro hueco, con aspilleras. A la sala de este segundo cuerpo se accede mediante una puerta que lo comunica con el adarve de la muralla. El techo de esta sala es abovedado contando con nervaduras de ladrillo. Esta torre representa de forma excelente las características de austeridad y robustez del período de construcción almohade.

la Torre de los Ahorcados en la muralla de Badajoz

Sólo las almenas piramidales y las hiladas de ladrillo le otorgan algo de ornamento. Esta Torre de los Ahorcados sirvió en el pasado como almacén de pólvora y, junto con la Torre de las Siete Ventanas, como sitio para ejecuciones. Al encontrarse adosada a la muralla ofrece gran monumentalidad a la alcazaba, sobre todo accediendo a la fortaleza desde la carretera. Hoy alberga a sus pies la escultura dedicada a la figura de Ibn Marwan, fundador de la ciudad, en actitud de lucha al tratarse de un rasgo característico en su vida.

En la zona noroccidental, donde la muralla de la alcazaba se une con la muralla abaluartada, próxima al río Guadiana, se encuentra la denominada Torre del Pendón (entre los siglos IX-XII). El nombre de la torre probablemente proviene de la existencia de algún estandarte o pendón en lo alto de la misma. Forma parte de la ampliación almohade en las murallas de la alcazaba. Está construida con tapial y es maciza hasta la altura del adarve. En este punto también arranca otra parte de la barbacana de la alcazaba, dirigiéndose hacia la Puerta de la Coracha o Puerta de la Traición.

vista exterior de la Torre del Pendón en Badajoz

Muy próxima a la denominada Torre de las Siete Ventanas, y justo al otro lado de la llamada Brecha de las Aguas, se encuentra otra torre musulmana de difícil datación entre los siglos IX y XII. De planta algo irregular, esta torre sobresale de la muralla más que el resto de las torres adosadas, pero no llega a ser una torre albarrana. La misión de esta torre era, junto con las corachas, proteger el portillo abierto en la base de la Torre de las Siete Ventanas.

La Torre de las Siete Ventanas (entre los siglos IX-XII), por su parte, es una torre adosada a la muralla, de planta cuadrada y maciza cuyo nombre proviene de una antigua leyenda. Uno de los usos que tuvo esta torre fue, junto con la ya citada Torre de los Ahorcados, el servir de lugar de ajusticiamiento. Esta torre era, a su vez, el punto de arranque de las antiguas corachas o coraxas, derribadas impunemente durante la construcción de la carretera de circunvalación.

vista nocturna de la Torre de las Siete Ventanas

Aún se conserva en pie el portillo de salida de esta Torre de las Siete Ventanas, con bóveda de cañón y cegado por acumulación de tierra en el interior de la alcazaba. Esta Torre debe su nombre a una antigua leyenda en la que "La hija del rico mercader Ibrahim, llamada Zoraida, se enamoró de Omar, capitán de la guardia del cerro del Baxarnal (actual Cerro de San Cristóbal), siendo una relación no aprobada por su padre. Encerrada en esta torre, cada una de las siete ventanas fue siendo tapiada para impedir que ambos pudieran verse", según puede leerse en La Alcazaba Revivida, de Norberto López García.

Por su parte, la Torre del Juego de la Condesa o Torre del Alpéndiz (siglo XI) se encuentra formando parte de la Puerta del Alpéndiz y es de origen almohade. La misión de esta torre probablemente fue la de proteger la entrada en recodo de dicha puerta. En un costado de esta torre arrancan las murallas del sistema abaluartado del siglo XVII. La torre consta de dos partes, una con terraza, y la otra con un hueco o patio en el interior que permite vigilar el paso a través de la puerta.

la Torre del Alpéndiz o del Juego de la Condesa

Probablemente esta Torre del Alpéndiz tuvo un cuerpo superior, ya desaparecido, que aparece en grabados de los siglos XVII y XVIII. El Alpéndiz, que da nombre a la puerta y a la torre, es el muro que partiendo de éstas protegía el flanco norte del arrabal oriental que se asentaba en esta ladera del cerro. Hasta la torre puede llegarse o bien desde el adarve de la muralla de la alcazaba, o bien dando un paseo desde el actual Parque de la Legión. 

La conocida como Torre de la Vieja (entre los siglos IX-XII) es una torre albarrana, hueca en su interior, con una pequeña puerta de acceso a una escalera que permitía entrar en la alcazaba a través de una puerta situada en la barbacana de la muralla. Esta puerta, aunque es aún visible, se encuentra cegada. La base de la torre tiene incrustadas varias pilastras decoradas de origen visigodo, aprovechadas en su construcción: una forma el dintel de la puerta, y las otras dos están en la esquina derecha de la torre.

vista de la Torre de la Vieja en Badajoz

En la construcción del sistema abaluartado del siglo XVII, esta Torre de la Vieja fue desmochada para la construcción del semi-baluarte de San Antonio. El espacio comprendido entre la barbacana y la caída del cerro fue rellenado de tierra para dar consistencia al muro abaluartado, ocultando así una de las partes más antiguas de las murallas árabes. Este semi-baluarte se asienta, por tanto, sobre la parte de la muralla que no se puede recorrer ni por la barbacana ni por el adarve.

La alcazaba de Batalyaws incluye, además, otras torres de menor importancia y, de hecho, todo el perímetro de la alcazaba de la ciudad está salpicado de torres. A parte de las torres descritas anteriormente hay muchas otras, como por ejemplo las torres que miran hacia la calle Suárez de Figueroa, la plaza de San José, la plaza Alta o la carretera de circunvalación. Algunas de estas torres son torres albarranas (torres exentas comunicadas con el adarve de la muralla por un puente), y otras están adosadas a los lienzos de muralla.

vista de parte de la muralla defensiva y Coracha en alcazaba de Badajoz

Por otra parte, también se conservan restos de la base de torres ya desaparecidas. Cabe señalar que, durante la época islámica, la ciudad de Batalyaws fue dotada también de torres vigías o atalayas situadas en los cerros próximos al terreno circundante de la ciudad. La función de estas torres vigías era la de controlar los caminos en caso de peligro. Se sabe por la cartografía militar que estas torres estuvieron en uso incluso hasta la guerra de la independencia en el siglo XIX.

De las numerosas atalayas con que contó la ciudad de Badajoz sólo se conservan cuatro de ellas. Otras como la Atalaya de Alcarache cerca de Caya, la de San Gaspar en el cerro del mismo nombre, la Torre del Rey y la de San Juan cercanas al fuerte de San Cristóbal ya no se conservan o al menos se desconoce si quedan restos. Entre estas atalayas cabe destacar la atalaya de Los Rostros, construida en el siglo XII siendo la atayala de época musulmana mejor conservada de la ciudad.

vista de la Atalaya de Los Rostros

De planta ortogonal y 12 m de altura al igual que la ya citada Torre de Espantaperros, era la encargada de vigilar el camino a Mérida. De la Atalaya del camino de Yelves (actual localidad de Elvas), en la zona por donde discurría el antiguo camino de Yelves, se han encontrado algunos restos aunque se desconoce la altura exacta que pudo tener esta torre originalmente, igual que ocurre con la Atalaya de la Quebrada o Torrequebrada así como con la Atalaya de los Frailes o de los Tres Arroyos.

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