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vista de los Baños en el Palacio mudéjar de Tordesillas |
El edificio de los Baños, pertenecientes al Palacio mudéjar de Pedro I de Castilla en la localidad de Tordesillas, responde a la tipología de otros baños nazaríes de la misma época como los de Granada, Ronda o Gibraltar (siendo los dos últimos obra de los meriníes, al serles cedidos dichos territorios por los nazaríes), siguiendo esquemas de una gran similitud arquitectónica y utilizando la medida del conocido como "codo mameluco", de 54 cm, procedente de El Cairo, que fue exportado al Magreb por los mamelucos, haciéndola suya los alarifes meriníes y pasando al reino nazarí de Granada en el siglo XIV, donde fue profusamente utilizada.
Sólo se registran otros ejemplos en la península cristiana, como en el Palacio de Astudillo, en la sinagoga de Samuel-ha Leví, en el Palacio de Téllez Girón y en el taller del Moro (los tres últimos ejemplos en la ciudad de Toledo), siendo obras todas ellas contemporáneas al rey Pedro I de Castilla, el Cruel, y en algún modo quedando vinculadas a este monarca castellano. Además, al igual que ocurre en los Baños Reales del Palacio de Comares, en el interior de la Alhambra de Granada, estos Baños también se sitúan frente a la salida del sol.
El edificio de los Baños fue construido en tapial y ladrillo, constando de un vestíbulo abierto en el lado de poniente, por cuyo hueco se comunicaba antiguamente con el propio Palacio. En este vestíbulo y en su lado izquierdo, según se entra al mismo, se abren dos habitaciones, posiblemente vestuarios en otro tiempo por sus reducidas dimensiones (1,10 m x 1,25 m), cubiertas con bóvedas de cañón e iluminadas por sendos tragaluces centrales, cuadrados. Y una tercera camarilla se abre frente al hueco de ingreso, igualmente de reducidas dimensiones (0,90 m x 2,20 m) e igualmente con tragaluz abierto en el centro de la bóveda.
La bóveda del cuarto de ingreso está cubierta por un dibujo de lazos de a ocho formando polígonos estrellados, cuyo rígido trazado geométrico animan pequeños rombos intermedios en cuyo centro se dibujó un león rampante y calderas en sus ángulos. El motivo heráldico del león se atribuye a las armas de Leonor de Guzmán, señalando la existencia de dicho símbolo heráldico en los sinos de arrocabes del Palacio de Pedro I de Castilla y María de Padilla en Astudillo, aunque es muy posible que sea ajeno a las familias Guzmán y Padilla ya que el león es muy común en heráldica.
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vista de tragaluces y el león heráldico |
Una red continua de rombos, con decoración vegetal esquemática, adorna las bóvedas de las dos pequeñas alcobas abiertas en el muro de la izquierda de ese cuarto, destinadas probablemente a guardarropa. Aunque muy borrosos, aún se distinguen en los tímpanos, bajo la curvatura de la bóveda que cubre este cuarto de ingreso a los Baños, sendos escudos, en cuyo interior se repite el león rampante, tal vez coronados en ambos con orlas de calderos.
Completa la decoración del tímpano que está sobre la puerta de entrada un dibujo de dos circunferencias concéntricas tratadas a compás, repetidas formando cuadrícula, unidas por otras más pequeñas tangentes a las mayores, con tallos y hojas intermedios en disposición cruciforme. En torno al blasón del tímpano frontero, la decoración pintada consiste en medallones de cuatro lóbulos enlazados también por pequeños círculos tangentes y con un elemento floral intermedio.
A continuación, a través de un hueco abierto en el muro de la derecha de este vestíbulo, se accede a una sala cuadrada (de 6,5 m de lado) y dividida en cinco espacios cuadrados, uno central más grande, cuatro menores en las esquinas y cuatro rectangulares mediante la disposición de cuatro columnas que componen el tramo central cuadrado, separadas entre sí 2,70 m. La decoración de los baños, al menos la conservada, es de una gran pobreza de medios, contrariamente a la de otros baños contemporáneos en Al-Ándalus, pero similar a las pinturas hispanomusulmanas en la decoración de zócalos desde la época almorávide y que perduró hasta el siglo XV tanto en el reino nazarí como en construcciones mudéjares.
En los zócalos de la sala intermedia y más amplia se pintaron paños de polígonos estrellados separados por fajas verticales con dibujos de flora de tradición almohade. Finalmente, en las jambas del arco de paso de ese cuarto de paso intermedio a la sala caliente se conserva un resto de la decoración pintada que los cubría. Se trata de un medallón lobulado con una figurita femenina desnuda en su interior, no mal dibujada, que se encuentra con los brazos extendidos separados del tronco.
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vista de sala templada en los Baños árabes del Palacio de Tordesillas |
En el centro de cada una de las bóvedas de esta sala hay un tragaluz o clave, en forma de ocho puntas, que era utilizado para ventilar la estancia. Hoy en día, los días de lluvia y posteriores no se permite la visita a este espacio debido al agua que accede a través de ellos, algo que los conservadores deben solucionar. Según Torres Balbás "los tres tramos del fondo tuvieron hipocausto, prolongación del de la siguiente sala, visible por la destrucción del pavimento" lo que los transforma en la sala templada del conjunto.
Para el mismo Torres Balbás, la siguiente cámara es el cuarto caliente y está cubierto por una bóveda de cañón, igual que el vestíbulo, dispuesto su eje perpendicularmente al eje del edificio, con tragaluces o respiraderos de sección cuadrada, uno y otros de planta estrellada. En los extremos de dicha bóveda se disponían unas camarillas cubiertas con bóveda de cañón, de eje perpendicular a la anterior y comunicada con ésta por huecos formados por arcos geminados con columna central, hoy desaparecida, así como el arranque de los citados arcos. Los fondos orientales de esas cámaras forman unos nichos cubiertos igualmente con bóveda de cañón y destinados a contener pilas de agua caliente y fría.
Se cree que una caldera de cobre calentaría el agua necesaria para la práctica del baño y que se encontraría entre la anterior sala y la contigua, por la existencia de conductos verticales practicados en el grueso del muro, a ambos lados del hueco de comunicación abierto entre estas estancias y otra (de 7,7 m de longitud x 3 m de ancho), en 1,5 m de nivel inferior a las salas anteriores, quedando cubierta con bóveda de cañón peraltada y que serviría presumiblemente como leñero y para manipular el fuego bajo la caldera, con comunicación al exterior a través de un hueco practicado en el muro norte.