Toledo. El puente - Alcántara.

Puente de Alcántara en la ciudad de Toledo

Toledo cuenta con algunos de los mejores ejemplos de puente fortaleza. Aquí se situó uno de los pasos con mayor renombre de la península, siendo uno de los monumentos más significativos de la ciudad. Alcántara no es, sin embargo, el único modelo ya que habría que añadir el de San Martín, el más bello, y la Cava, siendo el único modelo aún en pie de este tipo. La formalista fábrica de sillares aparejados a soga y tizón impuesta por los omeyas de Córdoba y en puntos aislados de las Marcas Inferior y Media de Al-Ándalus no acabó de verse definida en Toledo, participando este puente con intensidad de esa arquitectura ambigua determinada por materiales bien labrados que no deja ver una línea constructiva continua y uniforme.

Alcántara significa la sucesión de épocas, de estilos arquitectónicos y de capacidades técnicas. Su fisonomía muestra la necesidad de comunicar la ciudad de Toledo con el exterior, defendiéndola a la vez de los enemigos. Es el resultado, por tanto, de una definición de paso vital y fortificación indispensable. Las referencias al puente son frecuentes, aunque la mayoría sean repeticiones. En el año 797, el emir Al-Hakén I -casi recién llegado al trono- reprimiría una sublevación en Toledo y los cronistas citan la puerta del Puente (en árabe القنطرة o al-qanţara), cerca de la cual el muladí Amrús levantó una fortaleza para sofocar la revuelta. 

En el año 808 fue empalado en su extremo Galib Ibn Tamman Ibn Alqama, por orden del segundo emir omeya independiente, Hixem I. Del año 858, Ibn Idari (escritor magrebí del siglo XIII) nos cuenta que el emir Muhammad I, ante una nueva revuelta de Toledo y una vez adueñado del puente, lo minó y, fingiendo la retirada, se hundirían al salir los del interior para ocuparlo llevándose por delante a los defensores toledanos. Del mismo hecho existe un poema que dice "Ha quedado Toledo despoblada, a merced de las aves de rapiña, ha quedado sin gente, desguarnecida, silenciosa como una tumba, no ha querido Allah que subsista un puente erigido para el paso de las tropas infieles".

En el año 930, se inicia un asedio a la ciudad que dura dos años, construyéndose Chalenca. Sabemos que las tropas acantonadas estaban bajo el visir y caid Said Ibn Al-Mundir Al-Qurasi. Y su hijo, Muhammad Ibn Said, estuvo apostado a la entrada de este puente. Una vez rendida la ciudad, el califa omeya Abd Al-Rahmán III ordenó reconstruir "el puente sobre el río que da a sus mismas puertas de entrada". Poco después, ya en el siglo X, Ibn Hawqal (geógrafo y cronista) visitó la península y en Toledo conoció y describió lo bello que era este puente.

vista del puente de Alcántara en Toledo

Al-Razí (siglos IX y X), siendo pionero en la medicina tradicional islámica y considerado por muchos como el padre de la pediatría, comentaría en distintos manuscritos que en esta ciudad existía "una puente rica e maravillosa e a tanto fue sotilmente labrada que nunca omne pudo asmar con verdat que otra tan buena avia fecha en toda España. E fue fecha quando reyno Mahomat Olme, e esto fue quando andava la era de los moros en dozientos e quarenta años". De igual manera harían las descripciones de la ciudad tanto Ibn Galib como Yaqut, Al-Himyari y Al-Maqqari.

Por su parte, Ibn Hayyan (historiador del siglo XI) tomó la descripción del cadí de la ciudad, Said Ibn Said, acerca del curso del río Tajo y dijo "Pasada esa agostura, se ensancha y su curso se hace más regular hasta llegar a la puerta de Toledo por la parte del oriente estival, y se desvía hacia el sur, metiéndose allí por debajo de su portentoso puente de un solo ojo para torcer totalmente del sur al poniente invernal casi dos tercios de círculo y luego tomar el oriente estival".

Al-Idrisi, geógrafo que visitó Al-Ándalus en el siglo XII, diría lo siguiente de la ciudad "Está situada sobre un cerro y hay pocas villas que se puedan comparar con ella por la solidez y la altura de los edificios, la belleza de los alrededores y la fertilidad de sus campos, regados por el gran río llamado Tajo. Se ve allí un acueducto muy curioso, compuesto por un solo arco, por debajo del cual las aguas corren con una gran violencia y hacen mover, en la extremidad del acueducto, una máquina hidráulica que hace subir las aguas a 90 estadales de altura y llegadas a lo alto del acueducto, siguen la misma dirección y penetran después en la ciudad".

La última noticia relacionada con actividades de los musulmanes en este puente supone una reconstrucción radical, según constaba en las famosas lápidas colocadas en la fachada posterior de la torre interior en tiempos del rey de Castilla y de León conocido como Alfonso X el Sabio (siglo XIII). En ellas se narraban algunos sucesos famosos relativos al puente y probablemente estos textos fueron copiados de los existentes en la antigua torre, antes de las reformas llevadas a cabo bajo el mandato del rey Enrique I de Castilla (años 1214-1217) y del citado rey sabio.

torre interior del puente de Alcántara en Toledo

La capitulación del Toledo hispano-musulmán en el año 1085 puso en manos del rey Alfonso VI de León el Bravo un extenso territorio en el que sobresalían numerosos recintos fortificados. Años más tarde, cuando el segundo emir almorávide, Alí Ibn Yusuf, atacó la ciudad en el año 1109, tras destruir Azecha y San Servando, llegó hasta el exterior de este puente. Del mismo modo, las narraciones de los Anales Toledanos nos acercan a los efectos de distintas crecidas del Tajo, todas ellas violentas y arrasadoras, que afectaron en menor o mayor medida al puente. Así, en el año 1113, las aguas cubrieron el arco de la puerta de la Almohada.

Después, en los años 1168, 1178 y 1181 las aguas llegaron hasta San Isidro. Tres nuevas inundaciones sacudieron la ciudad en los años 1200, 1207 y 1221. Quizá fue en el año 1211 cuando la torre defensiva interior, que guardaba la entrada a la ciudad de Toledo y la Plaza de Armas, se vino abajo. Los daños o el estado de deterioro debieron aconsejar una nueva edificación, obras ejecutadas durante el corto reinado del rey Enrique I de Castilla. Mateo Paradiso, el posible maestro de obras de la torre interior, dejó dicho "Tornado este río a crecer, la derribó un pilar por febrero de 1211 y tomó a caer el puente (...) ya estaba reparada mando Henrique I fundar en ella una torre para su mayor fortaleza y de la ciudad".

Este puente volvería a derrumbarse por las fuertes lluvias acaecidas en los años 1243 y 1249. Las últimas fueron tremendas, "fue el grand diluvio de las aguas e començo ante del mes de agosto e duro fasta el yueves XX e VI días andados de deziembre e fueron las llenas de aguas muy grandes por todas las mas de las tierras e fizieron muy grandes dannos en muchos logares e señalamientre en Espanna que derribaron las mas de las puentes que y eran e entre todas las obras fue derribada una grand partida desta puente de Toledoy así quedó reflejado en las lápidas colocadas en la torre interior después de que el rey Alfonso X el Sabio ordenase reconstruir su estructura.

Este rey castellano decidió emprender las nuevas obras con el fin de consolidar definitivamente el paso, dejando de depender de las violentas embestidas de las crecidas ocasionales. Los trabajos fueron ejecutados entre los años 1258 y 1259. Puede decirse que la fisonomía que nos ha llegado hasta hoy es la diseñada por este monarca. En el siglo XIV, en la guerra fraticida entre Pedro I el Cruel y su hermanastro Enrique, se comprobó que las alianzas del alcaide abrían el paso del puente a uno u otro según los intereses. En concreto, en el año 1355, partidarios de Enrique de Trastámara le abrieron el paso, pues San Martín no cedía.

puente de Alcántara en la ciudad de Toledo

Lo más significativo de Alcántara es que en el año 1453 era considerado jurídica y militarmente como una fortaleza. Por cédula Real, el rey Juan II de Castilla mandó a Alfonso Yañez de Valladolid "alcaide de la fortaleza del Puente de Alcántara" que la guardase en su nombre, sin que mantuviese el juramento de fidelidad con Álvaro de Luna, ni con sus partidarios, en lo que fue el último momento grave de inestabilidad política de su reinado. Poco después, en el año 1484, este puente recibía el último retoque medieval: las reparaciones efectuadas por iniciativa del corregidor Gómez Manrique, teniendo como objetivo la consolidación del arco menor y de la torre interior. 

En definitiva, el aspecto actual es el reflejo de una herencia constructiva de varios siglos. A pesar de algunas opiniones al respecto, es muy difícil precisar desde un doble punto de vista arqueológico-histórico, si Alcántara se asienta sobre un antecedente romano y todo parece indicar que no. El origen del puente es islámico, con sucesivas reconstrucciones, tanto islámicas como cristianas. Los musulmanes buscaron un lugar idóneo acorde con la nueva situación de la ciudad, que basculaba hacia Al-Hizam construyendo Alcántara en ese emplazamiento.

Hoy contemplamos un puente asimétrico, con una rasante que presenta una leve forma alomada sobre el muro. La calzada alcanza 90 m de longitud por 4,5 m de anchura media. Consta de dos arcos, el mayor de 28,40 m de luz, con una altura entre 23 y 24 m, el menor con 16 m de luz. En el lado contrario no cabe posibilidad de un tercer arco similar al menor, pues la lectura de los paramentos así lo demuestra: aquí debe darse como segura la idea premeditada de un gran muro de 45 m. Los dos arcos presentan formas apuntadas que aportan en el interior ligeras bóvedas de cañón apuntado.

La pila desde la que arrancan es rectangular, defendida por alargados tajamar y contrajamar triangulares muy apuntados. Se combina el aparejo regular en los arcos y mampostería concertada en la pila y en el resto del paramento. Toda esta parte pertenece a las obras bajo mandato del rey Alfonso X el Sabio y a las reparaciones del corregidor Gómez Manrique, exceptuando hasta los mechinales más bajos y la base de los tajamares que presenta un aparejo regular, con algo de soga y tizón, como uno de los elementos primordiales edificados por orden del califa Abd Al-Rahmán III o el conocido como Almanzor.

torre del puente de San Martín en la ciudad de Toledo

En el lado contrario y gracias a la forma del terreno pudo sustituirse el arco por un macizo muro, menos bello pero más resistente ante el Tajo. En este punto el cauce del río incide más sobre la parte de la pila, de ahí los grandes tajamares, e incluso se trabajó la roca entre ésta y la base de la torre para debilitar la fuerza de la corriente. En los paramentos de ambos lados alcanzamos a leer las sucesivas fases cronológicas, casi todas islámicas. Incluso pueden descubrirse distintos elementos romanos y visigodos reutilizados como sillares. Aquí conviven el aparejo regular, algunas apariciones de soga y tizón, la mampostería concertada y mampostería entre verdugada de ladrillo.

Además, se contemplan dos aristas similares a las que existen en el puente islámico de Guadalajara. La continuidad del espolón se rompe en el extremo exterior con un pasadizo de tránsito, abierto por un arco de herradura con 1,72 m de luz. También en el gran muro puede distinguirse lo que fue un pilar muy alargado, que fue inutilizado posteriormente al construirse un nuevo puente. En los extremos se levantan sendas torres-puerta, una exterior y otra interior que convierten al puente en un punto defendido fuertemente.

Por último, cabe señalar que justo debajo de la puerta construida en tiempos del rey Felipe V, descubrimos su forma, cercana a los 7 m de altura, con una anchura media de 4 m, que engarzan perfectamente con el gran muro. Los dos paramentos visibles muestran la tremenda robustez de la construcción, conservándose aún 14 hileras con aparejo regular, alternando en algunas de ellas la soga y el tizón que certifican, sin duda, una técnica claramente de época islámica.

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