Las Hurdes


La actual comarca de Las Hurdes se sitúa en el norte de la provincia de Cáceres y en el límite con la provincia de Salamanca. Se trata de un terreno montañoso de clima mediterráneo con influencia atlántica, siendo el valle habitado más estrecho de Europa. La comarca limita con la sierra de Gata, las tierras de Granadilla y la sierra de Francia, esta última en Salamanca, y siete ríos riegan sus valles: el río Malo o Ladrillar, el río Batuecas, el río Hurdano, el río Malvellido, el río Esperabán, el río Ovejuela y el río de Los Ángeles.

Tomás González de Manuel, en La verdadera relación y manifiesto del descubrimiento de Las Batuecas, en el año 1693 escribió "la fertilidad del suelo de este valle es tan abundante que algunos dicen es el remedo del Paríso Terrenal, y lo parece por la fragancia de tanta flor de albahaca, cinamomos, arrayanes, cedros, cipreses, naranjos, ...". Mientras que Borrow, en La biblia en España, en 1850 dijo "no hay tierra tan fascinante como esta, tiene sus secretos y sus misterios, existen profundas lagunas y hay un valle tan estrecho en el que solo se le ve la cara al sol en pleno mediodía, dominando la penumbra total el resto de la jornada".

Con la llegada de los musulmanes a la península probablemente Las Hurdes se vieron despobladas, si bien la leyenda recogida por Lope de Vega en una de sus obras, Las Batuecas del duque de Alba, habla de grupos humanos aislados en la zona a finales del siglo XVII. Más allá de estas elucubraciones, los primeros testimonios escritos sobre algunas alquerías de Las Hurdes se remontan a finales del siglo XII, citándose los nombres de Riomalo, Batuecas, Mestas y Ovejuela. 


El pastoreo de cabras introduciría nuevamente al hombre en estas tierras y la estabilización de algunas majadas daría lugar a las primeras alquerías estables. Ajustándonos a datos puramente históricos, habremos de admitir que el paso de las hordas musulmanas por algunas alquerías de Las Hurdes, en su destierro obligado tras orden Real, fue un hecho objetivo y verídico.

Las leyendas de época andalusí no faltan. La leyenda de los tesoros que la pizarra guarda en sus entrañas hurdanas late con fuerza en cada alquería. El paso del tiempo no ha restado un ápice de actualidad a muchas historias que aquí se creen certeras y que datan de una época oscura y brumosa que se suele denominar como "tiempo de los moros". La toponimia apenas cuenta con ejemplos que permitan deducir la presencia árabe en la comarca y el más expresivo quizá sea el pueblo de Caminomorisco, y seguramente se trate de una referencia a la expulsión morisca y no anterior. 

Aún así, a ese peregrinar errante hacia ningún lugar, buscando el amparo de refugios seguros e inalcanzables para los cristianos, se remontan las leyendas mágicas sobre los tesoros abandonados. También es muy conocida la leyenda de la Cueva de la Mora, historia recurrente que al parecer ocurrió cerca del pueblo de Horcajo. En la zona de Martilandrán se cuenta cómo en el llamado Chorro de la Miacera, una imponente cascada que brinca desde una altura de cien metros sobre la pizarra viva, existe una escondida cueva donde también hay un gran tesoro de época islámica.


En cualquier caso, el dominio árabe en la península traería a la comarca de Las Hurdes y tierras limítrofes el asentamiento de pueblos musulmanes que, durante siglos, dejaron su huella en la agricultura y en las tradiciones de estos núcleos de población. Este asentamiento originó en Casar de Palomero la construcción incluso de una mezquita para desarrollar sus actos religiosos, pero casi al acabar el califato de Córdoba, sobre el año 1002, este pueblo fue conquistado por el reino de León. 

A partir de esa fecha en ese pueblo convivieron tres culturas, la cristiana siendo fundamentalmente presencia militar y eclesiástica, la judía que estaba compuesta por familias de mercaderes y comerciantes y por último la musulmana que se dedicaban mayormente a la orfebrería y manufacturas. Aún hoy pueden distinguirse ciertos detalles de la existencia de los tres barrios en Casar de Palomero.

La reconquista cristiana envió a Las Hurdes, sin duda alguna, más de una familia musulmana. Es asimismo muy probable que, en los días precedentes a la expulsión de los judíos, algunos de ellos en camino hacia Portugal -donde aún les estaba permitido vivir- se hubieran detenido en Las Jurdes, quizá con la esperanza de que pasase la tormenta y les fuera permitido regresar a sus domicilios.


Aquella imagen que ofreciera Buñuel en su documental Las Hurdes; tierra sin pan, como zona de tierra yerma, salta por los aires especialmente cuando irrumpe la primavera y los campos se tiñen de malva gracias al brezo, que es su flor por excelencia. Todo parece estallar en esos días y es un gozo contemplar estos valles profundos cuajados de olivos y cerezos y los huertos dispersos trabajados por gentes fuertes y resueltas. También es una comarca agraciada de chorros frescos que van jalonando la sierra, ideales en el periodo estival, y de meandros, el más característico rasgo de su paisaje, ese sinfín de vueltas y revueltas que conforman cinco de sus ríos al abrigo de una vegetación espesa.

En el año 1289 la "dehesa de Jurde", como era llamada esta comarca en los escritos, fue cedida por la villa de Granadilla al municipio de La Alberca, en Salamanca, y esta dependencia hurdana a la citada villa salmantina se prolongaría durante más de cinco siglos para más de la mitad de la comarca, dependiente a su vez del Concejo de Nuñomoral.

7 comentarios:

Gabriel dijo...

Estos lugares me recuerdan a otros parecidos, muy parecidos en el norte Argentino. Hermosas fotos, Ana.
Un abrazo.

Maik Pimienta dijo...

Vaya. Esta región sólo la conozco por la hambruna que sufrió durante la posguerta. Desconozco su situación actual, pero entiendo que será más positiva -ya me dirás-. En todo caso, gracias por las fotos, por la mirada ajena. Un beso y gracias siempre por tus comentarios.

Anónimo dijo...

Hola Ana (...). En primer lugar gracias por visitar mi blog y por dejar tantos comentarios :D Si te interesa lo del castúo o extremeño contacta conmigo en planeta.de.musicas@gmail.com

Muchas gracias de nuevo y enhorabuena por tu blog, me pasaré a menudo por aquí. Un saludo

Misael dijo...

buenas tomas...buen lugar...imagino las voces y sonidos q debe emitir...

@Igna-Nachodenoche dijo...

Y tanto que siguen embriagando, solo basta mirar esas imágenes.

Bs.

Unknown dijo...

Ana, caminé por esas calles deslumbrado. En mi casa de mar (vidasinfames.blogspot.com) propongo calles interiores. Es un lugar pacífico junto al Atlántico a unos 300 Km al sur de Buenos Aires, y te aguarda. Podrás leer un cuaderno de marugadas con algún dibujo en los costados.El haberte encontrado me conmovió mis sentidos. Un abrazo de ultramar.

Misael dijo...

en el vientre de esta madre, gritan mudos sus hijos...