Las calles en Al-Ándalus

calle en Córdoba

Para la población musulmana, la calle es esencialmente un lugar de paso público en el entorno de la mezquita, que conduce a un punto determinado que no necesariamente tiene que estar trazada en cuadrícula sino que por el contrario suele ser laberíntica. La calle además, para un musulmán, se trata de un componente urbano al servicio de la comunidad y por ello las calles deben cumplir ciertas normas como conservar la limpieza, evitar y reparar los posibles baches, que no se establezcan los vendedores ambulantes y que no pasen por ellas las caballerías. 
 
Los primeros nombres que definen las calles islámicas son del tipo de «calle que va a» o bien «calle entre esto y lo otro»​ por eso las calles secundarias, los callejones y los adarves se conciben únicamente para el tránsito de las personas que quieran llegar a su casa. Sin embargo, para la población cristiana su trazado debe ser regular, de calles rectas, salvo en las rondas que rodean la muralla y que pueden ser externas o internas. 
 
Un adarve, sin embargo,​ en la urbanización hispano-musulmana es un callejón sin salida de dominio semiprivado. Los musulmanes lo llaman también durub. Sin que lleguen a ser calles propiamente dichas cumplen perfectamente con su misión de conducir a las personas a su vivienda.​ El adarve es, frecuentemente, más que un callejón y llega a ser una especie de plazuela o ensanchamiento -que a veces se multiplica en forma laberíntica-, con perfil cerrado que con el tiempo fue derivando en los llamados corrales y después en los patios de vecindad como los conocemos en la actualidad. 

calle en Córdoba

Es importante conocer que el sistema de herencia islámico tiene una enorme trascendencia urbanística. Los bienes inmuebles se dividen proporcionalmente entre los hijos y mujeres, tíos y sobrinos, según un complejo cálculo y teniendo en cuenta el grado de parentesco, sexo y número de herederos. De esta forma, la práctica de la partición de una finca procurando la accesibilidad a cada parte causa transformaciones profundas en el parcelario. La apertura, por tanto, de adarves, callejones y pasajes en el conjunto existente transforma sistemáticamente tanto el sistema viario como el espacio edificado, manteniendo la morfología urbana de la medina con un horizonte permanentemente abierto.

El proceso de fraccionamiento, de densificación sucesiva, se efectúa tanto en horizontal como en vertical y un edificio puede llegar a tener en el extremo tantos propietarios como habitaciones. De esta forma, sobre la manzana como elemento primario de generación de la ciudad, se teje una red de espacios vacíos que la capilarizan de forma sorprendente y azarosa, donde se produce el entrecruzamiento entre lo público y lo privado y la calle surge por aparición fruto de decisiones individuales y familiares.

El Corán establece la sacralidad inviolable de la casa del hombre. Celo de la inviolabilidad, escudo contra la agresión de otro, la casa se configura como el centro autónomo a partir del cual se origina la manzana y la ciudad. La casa como espacio de la vida íntima familiar se cierra herméticamente a la calle, le niega su condición de fuente de luz y la utiliza como simple acceso, abriendo a ella, por lo general, únicamente su entrada.


calle en Assilah
 
La relación entre la casa y su entorno inmediato, tanto con las edificaciones vecinas como con la calle, está sujeta al sistema de servidumbres establecido. La defensa de la intimidad familiar se significa por la prohibición de abrir vistas sobre el vecino. El primero que edifica tiene prioridad para preservar las vistas existentes o para crearlas sobre los solares colindantes, por lo que el segundo que construye ha de hacerlo evitando la visión del primero, respetando las servidumbres creadas con anterioridad.

En este sistema, las servidumbres operan incluso a través del espacio intermedio o la calle. La apertura de puertas y ventanas entre dos edificaciones enfrentadas en una calle, por tanto, se realiza previo acuerdo entre las partes, y en un adarve o callejón sin salida las nuevas edificaciones han de someterse al visto bueno anticipado de todos sus vecinos.

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