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vistas de parte de las murallas de la ciudad de Trujillo |
Trujillo, municipio de la provincia de Cáceres, ha recorrido todas las etapas de la historia conocida. La Turgallium en época romana tornó a la lengua árabe, según distintas variantes, como Taryalah, Turyla, Turylo o Turyalo. Existe alguna discrepancia a la hora de identificar el topónimo por su similitud con el origen terminológico arábigo de la palabra torrecilla. Eso sí, la mayoría de los cronistas árabes que mencionan el enclave trujillano lo citan como madinat, es decir, como ciudad.
En la compilación de Al-Bayan al-mugrib de Ibn Idhari, texto de la historia de Al-Magreb y Al-Ándalus escrito en torno al año 1312, se transmiten datos históricos referentes al período emiral. Concretamente se habla de la huida hacia Trujillo y Talavera de bereberes procedentes de Ronda o Takurunna en el año 794. La elección de aquellos bereberes no debió ser fortuita, ya que toda esta parte de la frontera andalusí estuvo poblada por diferentes tribus norteafricanas desde el momento de su llegada a la península y aún más después de la revuelta bereber de los años 740 y 741 y el progresivo abandono islámico de la meseta norte a mediados del siglo VIII.
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puerta de entrada a la alcazaba de Trujillo |
Se puede certificar la presencia de bereberes nafzíes en el Trujillo del siglo X gracias a la referencia sobre Duhman Ibn Malik Ibn Utman al-Nafzí, sabio y asceta de la gente de Trujillo o ahl Turylo, cuyo padre y abuelo también fueron hombres de religión. El hecho de que éste ejerciera como ulema de Trujillo y por ende estuviera vinculado a una hipotética escuela asociada a la mezquita aljama (tradicionalmente situada en el lugar de la posterior iglesia de Santa María), y de que además descendiera de familia piadosa y de sabios, es una muestra más de la impregnación islámica de Trujillo, de su entidad urbana y de su posición relevante en el esquema omeya de Al-Ándalus.
En cualquier caso, la alcazaba de Trujillo es un monumento del período del emirato cordobés siendo levantada durante la segunda mitad del siglo IX. El recinto es regular y está jalonado de torres y todo él trazado en codos rassasi, unidad de medida característica del califato de Córdoba. Una puerta en arco de herradura muy cerrado y sin enjarjar, flanqueada por sendas torres, facilita el acceso al recinto amurallado, siendo contemporáneo de las alcazabas de Mérida, en la provincia de Badajoz, hacia el año 835 (siendo la más antigua de la península) y Gormaz, en la provincia de Soria.
detalle de puerta de acceso a la alcazaba |
Trujillo se asienta sobre un promontorio rocoso de naturaleza
granítica, el cerro Cabeza de Zorro. Su peculiaridad es que es el más
elevado de los varios que existen en los alrededores inmediatos y la
entonces alcazaba islámica fue construida justamente en la zona más
elevada del citado cerro siguiendo una tipología esquemática
arquitectónica de las fortalezas andaluzas del período emiral. De este
modo, desde las murallas de esta ciudad, se dominaba toda la llanura de
la tierra trujillana.
Se trata de un recinto hermético, sin ventanas y con escasas saeteras, rodeado por la cerca de murallas en un perímetro de 900 m y al estar situado en lo más elevado de un terreno escarpado lo hacía inaccesible al ataque. La alcazaba, llamada Castillo por los trujillanos, fue construida con aparejo de sillares reaprovechados de época romana, siendo un modo de construcción típico en otras alcazabas de la misma época como Mérida, Gormaz y Agreda (en la península ibérica) así como Qasr Harani, en Palestina.
Detrás del recinto principal de la alcazaba se sitúa la llamada
Albacara, un recinto poligonal levantado inmediatamente después que la
fortaleza islámica, al que después se añade durante la época almohade
una coracha. De lo que hoy vemos, de época ya cristiana son la barrera
exterior con torres circulares, la cárcava o foso hoy colmatado, las
torres albarranas que avanzan mediante pasarelas por el costado
occidental y también la barbacana exterior que gravita en derredor de la
puerta de la Albacara.
Sería tras el advenimiento de Abd Al-Rahmán III al poder en el año 912 y la proclamación del califato cordobés en el año 929 cuando triunfe finalmente el modelo centralizado omeya y se intensifique durante su gobierno el proceso de islamización, arabización y sedentarización de los diferentes colectivos étnicos que residían en el territorio de Al-Ándalus. El califa entonces llevó a cabo también una reestructuración de las fronteras, fortificando enclaves y reorganizando administrativamente la zona islámica.
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vista del recinto amurallado de Trujillo |
Para ello, el califa se serviría de los núcleos de población más
importantes y los mejor comunicados estratégicamente y Trujillo debió
ser uno de ellos, como muestra el nombramiento de gobernadores entre los
años 929 y 931, cuyos nombres fueron Ahmad Ibn Sakan y Bara Ibn
Muqatil, éste último sucesivo gobernador de Mérida y Badajoz.
Independientemente de que se creara o no otro núcleo militar de
frontera o distrito provincial como el de Albalat, todo parece indicar
que el control del área de la frontera inferior andalusí se desplegaría
desde Trujillo, al menos durante el califato.
La muy posible reconstrucción de esta alcazaba trujillana no deja lugar a dudas de que fue pensada para servir de residencia y representación de la autoridad militar y territorial del gobierno de Córdoba, como bien muestra su entrada principal, siendo símbolo y propaganda del poder califal. Podría ser que esta alcazaba en Trujillo fuera la sede desde la cual se gobernara todo el izlim de Albalat, una especie de capital provincial, mientras que el otro enclave ejerciera de asentamiento militar avanzado sobre el Tajo, en control de la zona más fácilmente vadeable del río.
En su interior, la alcazaba de Trujillo alberga dos aljibes árabes. Uno está compuesto de dos naves y otro posee más de dos, estando ambos cubiertos con bóveda de medio cañón. Uno de ellos tiene planta regular y es geminado, con las claraboyas superiores como único modo de acceso. Está iluminado por tres linternas, comunicándose de un lado al otro por dos arcos de medio punto apoyados en una columna. El otro aljibe es de planta irregular, aprovechando el espacio que hay entre el exterior del aljibe citado y los muros norte y oeste del interior del recinto principal. Tiene escalera de acceso desde el exterior, que da a un andén y es conocido como aljibe de Altamirano.
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Aljibe de Altamirano en Trujillo |
Probablemente también hay que inscribir en el siglo X califal la edificación o restauración en Trujillo de elementos urbanos propios de toda medina islámica como parte de su muralla, la fortaleza, mezquitas, aljibes, baños públicos o la misma alberca trujillana, necesarios para el abastecimiento y provisión de un núcleo poblacional y fronterizo con cierta entidad como fue Trujillo. La elección de gobernadores en esa época, como ya se ha dicho, intuye también esa cierta concentración poblacional en proceso de afianzamiento.
Las torres albarranas, siendo posteriores, estuvieron unidas con los cubos de la alcazaba mediante arcos de los cuales quedan hoy restos del lugar de sus enjarjes que se corresponden de lado a lado, y que son exactos a los existentes en la alcazaba de Mérida, no solo en obra sino también en similitud de dimensiones y de aparejo a base de grandes sillares romanos. reutilizados, fundamentalmente para establecer la cimentación a cota militar, dispuestos en hiladas calzadas de trozos de ladrillos y de lajas fragmentadas de pizarra.
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puerta del Triunfo con acceso al recinto amurallado |
Originalmente las murallas de Trujillo, que fue importante medina y centro de comercio andalusí, poseían siete puertas de acceso a la ciudad pero actualmente se conservan solamente cuatro como son la puerta de San Andrés, la puerta de Santiago, la puerta de Coria y la puerta del Triunfo. Dichas puertas de acceso al recinto amurallado fueron reformadas posteriormente en los siglos XV y XVI. Por otra parte, el espacio que queda dentro del recinto amurallado es conocido hoy en día por los trujillanos como el barrio viejo de la villa.
Posterior al período califal, Trujillo pasó a ser una de las principales
poblaciones de influencia en la región quedando gobernada desde Badajoz
por su reino de taifas. Existe silencio documental respecto a Trujillo
en esa época, pero la epigrafía sí ofrece algunas pistas sobre su
población en el siglo XI. El corpus de inscripciones árabes aparecido en
la tierra trujillana, en su mayoría estelas funerarias, es la mayor
colección de toda la región extremeña. Las estelas de Trujillo se
caracterizan por una mayor austeridad o pobreza de la grafía en
comparación con el estilo cúfico y florido propio de la capital aftasí.
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pasadizo entre torres de la muralla de Trujillo |
La lápida más antigua localizada en la medina de Trujillo corresponde al año 1017 y pertenece a un individuo llamado Ahmad Ibn Sulayman. Pertenecientes ya al siglo XII se conocen dos lápidas más, una de ellas muy completa formaría parte del sepulcro de Hamid Ibn Ibrahim Ibn Ganim, quien al parecer fue martirizado en el año 1105. Mención especial merece la última estela registrada en las cercanías de Trujillo, esta vez de mármol blanco y con decoraciones y escritura cúfica y cursiva en relieve, lo que la diferencia del resto, aunque su interpretación funcional queda en cuestión al no estar completa.
Además de los datos epigráficos reseñados, una única referencia textual
saca a la luz el nombre de Trujillo en el siglo XI. Se trata de la
figura de Abu Muhammad Abd Allah Ibn al-Bunt al-Turyilli o al-Turyali,
poeta en la corte del rey Al-Muzaffar de Badajoz (años 1045-1068). Como
es bien sabido, los reyes de la taifa pacense se rodearon de una pléyade
de hombres sabios e instruidos en materias de la ciencia religiosa
islámica así como la gramática y la poesía. Son de su autoría los
versos "Escánciame vino, en acampanadas copas, donde se ven juntas el
agua y las ascuas. A quien niegue que la magia existe, replico, esa
visión me demuestra que existe. ¡Cuántas veces en plena noche las he
bebido y en sus cristales he visto la aurora!".
Con la llegada de los almorávides a Al-Ándalus y la consecuente extinción del reino taifa de Badajoz a finales del siglo XI, en el año 1094, la realidad de este territorio fronterizo adquiriría aún mayor tono militar. Los cristianos presionarían la cuenca del Tajo extremeño conforme avanzaba el proceso de integración y repoblación de las áreas salmantina, abulense y toledana. Los almorávides pronto reestructurarían y reforzarían los núcleos principales de la frontera entre los años 1119 y 1120. La primera mitad del siglo XII estaría caracterizada por frecuentes razias de cristianos y musulmanes sobre sus respectivos territorios.
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lápida musulmana reutilizada en época cristiana |
Con la llegada de los almorávides a Al-Ándalus y la consecuente extinción del reino taifa de Badajoz a finales del siglo XI, en el año 1094, la realidad de este territorio fronterizo adquiriría aún mayor tono militar. Los cristianos presionarían la cuenca del Tajo extremeño conforme avanzaba el proceso de integración y repoblación de las áreas salmantina, abulense y toledana. Los almorávides pronto reestructurarían y reforzarían los núcleos principales de la frontera entre los años 1119 y 1120. La primera mitad del siglo XII estaría caracterizada por frecuentes razias de cristianos y musulmanes sobre sus respectivos territorios.
De aquel tiempo almorávide nos da noticias sobre Trujillo el gran geógrafo Al-Idrisi, que tal vez conoció en persona el occidente andalusí, diciendo "Del castillo de Medellín a Trujillo hay dos etapas, ambas ligeras. La ciudad de Trujillo es grande, es como un inexpugnable castillo. Tiene potentes murallas y zocos bien provistos, combatientes a pie y a caballo que dedican su vida a algarear contra el país de los cristianos. Es frecuente que asalten y tiendan celadas. Desde ella al hisn Qasiris -castillo de Cáceres- hay también dos etapas ligeras".
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vista de la fachada principal de acceso a la alcazaba |
Posteriormente volvió a estar incluida en el imperio almohade. Para los siglos XII y XIII conocemos algunos nombres más relacionados con Trujillo por su nisba, como Abu Yafar Ibn Harun al-Truyali, sabio aristotélico que fue maestro en matemáticas y medicina del gran Ibn Rush o Averroes, así como médico del califa almohade Abu Yaqub Yusuf (años 1163-1184), o también Ahmad Ibn Halaf Ibn Wasul al-Truyali, autor de un libro de derecho malikí, pero estos eruditos no parecen tener con Trujillo mucho más vínculo que el familiar o de naturaleza, pues la medina trujillana no alcanzaría a retener a su élite intelectual, que buscaría desarrollarse en las principales ciudades andalusíes más al sur.
Por otra parte, la escasa población cristiana seguramente huyó hacia el norte ante el rigorismo islámico almohade y Trujillo se convirtió en plaza militar musulmana hasta la conquista castellana de este territorio en el año 1233. Los últimos años de gobierno musulmán sobre Trujillo y su tierra seguirían marcados por el condicionante fronterizo en su mayor expresión militar. De esta etapa probablemente daten la refortificación del recinto amurallado y la construcción de algunas torres albarranas del castillo así como alguno de los aljibes, a juzgar por el contexto y la similitud con la cerca almohade de Cáceres.
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detalle en tejado de una torre en la muralla de Trujillo |
Los cristianos irían reduciendo el espacio político andalusí progresivamente, sobre todo tras la batalla de las Navas de Tolosa en el año 1212, hasta quedar Trujillo como último reducto almohade de la cuenca del río Tajo. La madinat Turyilo fue conquistada poco después por un ejército formado por fuerzas de las órdenes militares de Alcántara y Santiago y por las huestes del obispo de Plasencia que puso sitio a la ciudad. El rey andalusí Abu Abd Allah Ibn Hud, sublevado antialmohade y descendiente de los hudíes de Zaragoza, acudió a la petición islámica de socorro, pero se retiró sin hostigar a los sitiadores poniendo de este modo fin a cinco siglos de dominio islámico sobre este territorio.
Aún así, la historia andalusí de Trujillo no terminó en el año 1233 en que la ciudad quedó integrada en la corona de Castilla y León. Una nueva etapa se abría para los musulmanes trujillanos que continuaron residiendo en su territorio, ahora insertos en la sociedad cristiana dominante bajo el nombre de mudéjares. Y como tales, viviendo un islam en minoría, quedaron organizados en instituciones propias conocidas como aljamas de moros. La aportación de este colectivo mudéjar queda reflejado en la vida artesanal de la ciudad, especialmente en los oficios relacionados con el cuero y la construcción.
Asimismo, esta comunidad islámica tuvo mucho que ver en la expansión
urbana de Trujillo por el arrabal en el siglo XV, donde se estableció la
morería en torno a su mezquita (posterior convento de San Francisco) y
zonas adyacentes a la misma, que sería cercada tras la orden de
apartamiento de las minorías en el año 1480. La aljama mudéjar rondaría
los cuatrocientos individuos, estando compuesta por unas ochenta
familias pecheras en los años finales del siglo XV y, en términos
relativos, sería la más rica de la región extremeña.
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vista del interior de la alcazaba de Trujillo |
La era mudéjar llegó a su fin con el edicto de conversión forzosa al cristianismo del año 1502, promulgado por los reyes católicos tras su éxito en Granada. A partir de este edicto, esos cristianos nuevos comenzarían a ser conocidos como moriscos. Según la posterior pragmática de febrero de 1502, se les prohibía abandonar el reino. De esa forma, el bautismo pasaba a ser la única posibilidad y se realizó masivamente, mediante ceremonias colectivas en que los sacerdotes asperjaban el agua sobre toda la población de un lugar mientras pronunciaban las palabras rituales. A partir de ese momento, considerados ya cristianos, cualquier manifestación religiosa divergente podía ser considerada herejía.
Muchos de los moriscos trujillanos preservarían apellidos de la etapa anterior, como De la Plaza, Bote o Gallego, y en el año 1570 se incrementaría la población morisca de Trujillo con la llegada de unos setecientos moriscos granadinos expulsados tras la rebelión de las Alpujarras. Tras el decreto de expulsión de los moriscos, firmado por el rey castellano Felipe III en el año 1609, se marcharían de estas tierras unas ciento treinta familias equivalentes a unas seiscientas personas. Gran parte de estos trujillanos expulsados recalarían en Argel, capital del actual Argelia, después de cierto periplo por las costas francesas e italianas, según se recoge de una carta del morisco Licenciado Molina.
8 comentarios:
Todas esas fotografias que muestras me recuerdan un viaje que hice por extremadura cuyo primer impulso fue ver en Merida una versión de Medea. Luego segui perdiendome con el coche por lugares extraordinariamente bellos como todo el intramurallas de Cáceres, Guadalupe (buscando los zurbaranes) y llegue incluso hasta Yuste, en el valle del Jerte.
Pero fueron vacaciones, porque mi vida esta muy alejada de la tierra firme. Te pongo esta letras cuando, despues de dos dias en Singapur, mi buque carguero (el de mi armador, del cual soy segundo oficial) navega por el estrecho de Malaca hacia el norte para buscar la salida hacia el océano Indico e ir a nuestra próxima escala en Sri Lanka, la antigua Ceylan.
Un beso desde la lejania
Muy bonitas las fotos, y su contenido. Me dan ganas de ir a conocer tu tierra. Debo hacerlos, de hecho. Besos!
Bellas fotos de un lugar maravilloso.
Ana, te felicito, te largaste con todo con la fotografía!
Besos.
que buenas fotos y cuanto arte los rodea! algun dia, tenemos la ilusion de viajar por ahi!
Son unas fotos muy bonitas, gracias por compartirlas con todos.
besos
Pareces fotos de sueño, como si no existieran esos lugares tan lindos.
Me llevaste de la mano a conocer esos lugares.
Gracias.
Abrazos linda.
cruzadas???
La serie tiene la intensidad necesaria como para hacerse presentes un poco por delante de la pantalla. Cada foto parece aproximarse a uno. Me producen "una impresión", me dejan "marca".
Guillermo Lema
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