Granada. El Generalife. Patio del Ciprés de la Sultana.

Patio del Ciprés de la Sultana en el Generalife

Desde la llamada Sala Regia del pabellón norte del Generalife se accede por su lateral derecho, a través de unas escaleras, a una galería de doble piso renacentista cuya planta baja se abre al Patio del Ciprés de la Sultana que ahora nos ocupa. El enorme ejemplar del ciprés, ya talado, sigue encontrándose en el interior de este patio. 

La construcción del patio se llevó a cabo en la época comprendida entre finales del siglo XIII y el primer cuarto del siglo XIV, aunque hay quien sostiene que este Patio del Ciprés de la Sultana es un jardín construido en la época cristiana sobre los restos de los baños del palacio nazarí. El patio no hay duda de que fue muy modificado en época cristiana, conservando sin embargo la influencia de sus antiguos habitantes así como el encanto romántico de sus surtidores y su frondosa vegetación. 

Tronco del ciprés, a la derecha, junto a placa que resume su leyenda

Este patio y su ciprés son protagonistas de misterios en la tradición granadina y la leyenda sitúa aquí los encuentros furtivos de Morayma, la mujer de Boabdil, con un caballero miembro del clan de los Abencerrajes y pariente del último sultán nazarí. Lo cierto es que en la obra Historia de los bandos de Zegríes y Abencerrajes, caballeros moros de Granada, del año 1619, el autor Ginés Pérez de Hita narra que los malvados Zegríes calumniaron a los valerosos Abencerrajes, acusándoles ante el sultán Boabdil de dos graves delitos: conspirar contra el poder y la vida del sultán, así como los pecaminosos amores entre Morayma y el caballero Aben Hamete.

"(...) Cuando en el Generalife se hacía una zambra, entró el maestre a pedir desafío y salió Muza en la suerte. Pues bien, aquel día, paseándonos por la huerta (...) vimos en una calle de arrayanes, debajo de un rosal, en deshonestos deleites a la sultana y el adúltero de Aben Hamete. Y estaban tan embebidos en sus actos libidinosos que no nos sintieron, con estar tan cerca. Yo se lo enseñé a Gomel y admirados del atrevimiento nos apartamos un poco para ver el atrevido fin. A poco espacio salió la sultana y se fue hacia la fuente de los laureles y de allí a donde estaban sus damas".

Pero la leyenda del Ciprés de la Sultana se remonta a más allá aún en el tiempo, concretamente hasta el siglo XVI, tal y como recoge el embajador de Venecia, Navaggiero, en la visita que realizó a la corte del entonces emperador Carlos V. Los botánicos que estudiaron el árbol creen que fue el ciprés más antiguo de Granada y que, por su enorme tamaño, no hay duda de que fue plantado en época musulmana y que pudo vivir más de seiscientos años muriendo ya de viejo no hace mucho tiempo. 

vista de la alberca y la fuente central renacentista

En época nazarí básicamente se modificó el cauce fluvial de la Acequia Real para que corriera por canales hasta el interior de los patios, envolviendo sus jardines de rumores y sonidos armónicos que invitaban al placer, consiguiendo que aquella almunia, el Generalife, fuese un lugar idílico para descansar del poder sin tener por ello que alejarse de la Alhambra. A día de hoy encontramos en este patio setos de arrayán así como yedras, rosas y adelfas entre otras especies.

Este intimista Patio ajardinado del Ciprés de la Sultana hoy ya lo encontramos de gusto barroco al encontrarse muy modificado. La edificación porticada de su galería data del año 1584 y del hammam o baño del Palacio, de haberlo habido en este lugar, no ha quedado aparentemente nada, excepto tal vez la entrada del caudal de agua que debió abastecerlo antes de continuar al contiguo Patio de la Acequia y que puede observarse en forma de cascada a través del hueco en el muro lateral. 

vista del portón de los Leones desde el patio

En el centro de este patio se encuentra una alberca con dibujo en planta en forma de U, rodeada de setos de arrayán y en el centro se dispuso, ya en el siglo XIX, otra alberca mas pequeña de la cual sobresale una pequeña fuente de piedra. Todo el conjunto está rodeado de surtidores que lanzan agua consiguiendo un ambiente de frescor que ya en el año 1526 impresionó vivamente al embajador de Venecia. Del ciprés que da nombre al patio se puede contemplar hoy su tronco seco, apenas una ruina de su antiguo esplendor, junto a una inscripción que recuerda su leyenda.

Desde este Patio del Ciprés de la Sultana se puede tomar la salida del conjunto palatino y continuar visitando los distintos jardines del Generalife. Frente a la galería, en el lienzo sur del patio, dos figuras de león renacentistas coronan el llamado portón de los Leones, cuyas escaleras exteriores nos trasladan hacia los llamados Jardines Altos y la Escalera del Agua.

placa y ciprés de la leyenda de Morayma

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