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| vista de alcazaba en Antequera y la Peña de los Enamorados |
Antequera es una ciudad situada en el norte de la provincia de Málaga, siendo el centro de la comarca que lleva su mismo nombre. Se encuentra en un enclave geográfico estratégico, por estar situada en el centro de la actual región andaluza, donde confluyen las principales vías que comunican la ciudad de Málaga con Córdoba y la ciudad de Granada con Sevilla.
Además su vega, regada por el río Guadalhorce, la convierte en una zona agrícola fértil que sigue proporcionando cereales, aceite de oliva y hortalizas en abundancia. De hecho, casi todo el municipio pertenece a la cuenca del Guadalhorce, excepto algunas pequeñas zonas del norte que vierten a la cuenca del río Genil, y del sur, que lo hacen a las cuencas de los ríos Campanillas y Guadalmedina.
Su actual nombre tiene origen en Anticaria, la antigua denominación romana, cuando la ciudad era un importante centro comercial por su situación en el centro de la Bética andaluza, siendo la ciudad conocida sobre todo por la producción de aceite de oliva. Más tarde sería arrasada por los germanos y después pasaría a ser conocida como Antakira en época árabe, aunque varios yacimientos repartidos por su término municipal atestiguan que esta zona estuvo habitada desde hace más de 5000 años.
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| vista aérea de la alcazaba de Antequera |
Sabemos que las tropas árabes comandadas por Abd Al-Aziz Ibn Musa (hijo de Musa Ibn Nusair, gobernador del norte de África) llegaron a este lugar en el año 713, tras el tratado de capitulación que se celebró en Orihuela con el godo Todmir, más conocido como Teodomiro, el cual debía tener propiedades y funciones administrativas en este territorio. Recordemos que dos años antes, en el 711, las tropas del comandante bereber Tariq Ibn Ziyad vencieron en la Batalla de Guadalete a las tropas del rey visigodo Rodrigo.
Durante la época andalusí se conoció a esta ciudad como Medina Antakira y se fortificó con una alcazaba y una muralla defensiva. Los orígenes de esta fortaleza pueden datar de época romana, aunque se menciona por primera vez en escritos del siglo XI por parte de Semuel Ibn Nagrela, quien fue poeta de origen judío y visir de Badis Ibn Habús, el tercer rey zirí de la taifa de Granada. Poco después, con la dominación almohade en la península, se construyeron dos anillos de murallas en tapial y enlucidos en cal que siguen actualmente en pie y que cercaban una extensión de 62.000 m2.
Dentro del conjunto amurallado de la medina islámica se distinguían en Antakira dos recintos más o menos diferenciados. Por un lado la Alcazaba, que ocupaba todo el coronamiento del cerro. Y por otro lado un segundo anillo que, bajando desde la llamada Puerta de la Villa, continuaba hacia el Postigo del Agua y la Puerta de Málaga para volver a unirse con la Torre Blanca. Estas murallas evitaron la conquista por parte del monarca castellano Pedro I el Cruel en el año 1361, siendo denominada entonces como "ciudad fuerte".
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| tramo de muralla en la alcazaba de Antequera |
Su Torre del Homenaje, la más importante del recinto, tiene planta angular con forma de L y está situada tras el Patio de Armas. Está considerada como la de mayor anchura de las musulmanas andaluzas, a excepción de la Torre de Calahorra en Gibraltar. Fue remodelada en época nazarí y se encuentra situada al noroeste del recinto siendo maciza hasta el nivel del adarve de la muralla, con un rastrillo que ofrecía una protección adicional a su acceso.
Esta torre antequerana se corona con un templete-campanario construido posteriormente en el año 1582 para colocar la campana y el reloj de la ciudad. Su acceso se realiza a través de una puerta enmarcada por dos fustes lisos y un dintel y su interior, de una única planta, se dividía por tres estancias grandes cubiertas con bóvedas esquifadas con espejo, alrededor de un espacio central, techado con forjados de madera hoy ya desaparecidos.
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| puerta de acceso a la Torre Blanca |
La Torre Blanca, por su parte, se encuentra unida a la anterior por un lienzo de murallas reforzado por dos contrafuertes y sorprende por la perfecta ejecución de su fábrica de sillería, siendo también maciza hasta la altura del adarve de la muralla. Tiene planta rectangular y cuenta con dos plantas de altura y terrraza. El acceso se realiza desde el paso de ronda de la muralla occidental, aunque en el lado oriental también tenía un acceso, hoy cegado. Para su construcción se utilizaron sillares rectangulares, con bóvedas interiores de ladrillo y las estancias se dividen con cajones de mampuesto delimitados entre vergaduras de ladrillo.
La planta baja estaba destinada al uso de armamento con el objetivo de defender la torre, dividida en dos partes: un pasillo como continuación al adarve de la muralla y que comunica con la escalera para subir a la segunda planta y un segundo núcleo dividido en cinco pequeñas estancias abovedadas y dotadas de saeteras. La segunda planta tenía una función residencial, con un espacio central al cual se abren una pequeña estancia y dos grandes alcobas rectangulares, la mayor al sur y cuenta con balcones desde los que observar el paisaje.
El interior se ilumina con troneras y ventanas en arco de herradura. Esta Torre Blanca, en definitiva, se encuentra dentro de lo que llamamos anillo de medina construido en el siglo XIV para dar cobijo a los musulmanes expulsados por la conquista castellana y estaba unida con la llamada Torre del Quiebro por el lienzo de muralla, pero el alcalde de la fortaleza ordenó su demolición en el año 1510, aunque tras los trabajos arqueológicos ha sido reedificada.
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| vista del Patio de Armas y muralla del recinto en Antequera |
La antes citada Puerta de Málaga conforma una de las estructuras defensivas más destacadas de la Alcazaba, situada en el extemo norte del recinto amurallado. Se trata de una puerta-torre de origen andalusí, construida probablemente entre los siglos XIII y XIV. Su nombre se debe a que se orienta hacia la ciudad de Málaga, principal vía de comunicación y enclave estratégico de Al-Ándalus y una de las rutas naturales hacia el mar Mediterráneo. Su estructura responde a un esquema típico de acceso en recodo, característico de la arquitectura militar islámica, pensado para dificultar los asaltos frontales.
Su puerta principal presentaba un arco de herradura apuntado realizado en ladrillo, sobre el cual se levanta una torre de planta rectangular, construida en mampostería y sillares. Este tipo de puertas reforzadas cumplían una doble función, por un lado controlar el acceso al recinto y por otro servir como punto de vigilancia y defensa avanzada. Tras la conquista cristiana, al igual que el resto del conjunto defensivo, ha conservado muchos de sus rasgos originales. A lo largo del tiempo ha sufrido reformas y restauraciones, pero mantiene su valor como testimonio de la ingeniería militar islámica.
El Patio de Armas de la Alcazaba, por su parte, era rectangular y estaba destinado al acuartelamiento de las tropas nazaríes, al pie de la Torre del Homenaje y de la Torre Blanca, contando con una claustrofóbica mazmorra de unos 6 m de profundidad por 3 m de ancho. Además, contaba también con un aljibe para almacenar agua, siendo de planta rectangular con unas dimensiones de 6,20 m x 4,10 m y que se encontraba junto a una mezquita.
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| Torre albarrana en la muralla de Antequera |
Del resto de la cerca amurallada aún se conservan el Postigo y la Torre Albarrana de la Estrella, junto a los lienzos de murallas recuperados de la Plaza del Carmen y la llamada Puerta del Agua que, en realidad, se trata de un portillo junto a otra torre albarrana. La llamada Torre Torcida, que queda desembarazada en nuestros días de las edificaciones que la ocultaban, era también una torre albarrana cilíndrica a la que le falta el arco de comunicación con la muralla.
Desde mediados del siglo XIII, tras la conquista cristiana de las ciudades de Sevilla y Jaén, es cuando Antakira empieza a adquirir realmente importancia como centro de operaciones militares, debido a su cercanía a la entonces frontera entre cristianos y musulmanes. La importancia que en Castilla se atribuía a la conquista de esta ciudad se evidencia por el hecho de que asumiera personalmente su realización el propio regente Fernando, que gobernaba en nombre de su sobrino el rey Juan II, que entonces contaba con muy corta edad.
Después de varios intentos infructuosos, el asalto final de los castellanos comenzó en abril del año 1410 y en mayo fue derrotado el ejército de socorro musulmán salido de la cercana Archidona. El asedio se prolongó durante todo el verano en medio de actos de valor, del heroísmo de los sitiados y del empleo de artillería y máquinas de sitio y hasta el cerco de Málaga (en el año 1487) no se halla pertinacia igual en la lucha. El cerco no terminó hasta septiembre del mismo año, cuando los andalusíes negociaron la entrega de la ciudad a cambio de caballerías para su retirada a Archidona.
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| vista del adarve de la muralla en alcazaba de Antequera |
Una vez consolidado el éxito castellano mediante la toma de tres castillos cercanos, Aznalmara, Coche y Xébar, Fernando aceptó la reanudación de treguas con los cristianos y dejó como alcaide en esta plaza a Rodrigo de Narváez, al que sucedieron sus hijos Pedro y Fernando. Poco después de este hecho, en el año 1429, se celebraron las Cortes de Aragón en la fortaleza de esta ciudad, ya con Alfonso V el Magnánimo como monarca aragonés. La tregua del año 1439 fija a Antequera como uno de los puntos fronterizos con el reino nazarí.
Antequera fue declarada ciudad por una Real Cédula del 9 de noviembre del año 1441 firmada por el ya citado rey Juan II de Castilla. Durante toda la conquista castellana fue centro neurálgico y fronterizo de choque, punto de partida para conquistas posteriores, como las campañas de Álora y Casarabonela y, sobre todo, plataforma de expediciones contra el sultanato nazarí de Granada. En el año 1466, el hijo y sucesor del citado Juan II, el rey Enrique IV de Castilla el Impotente, concede el título de "muy noble" a la ciudad de Antequera por los heroicos servicios prestados por sus moradores.
| escultura conmemorativa a los musulmanes andalusíes, Antequera |
Como sabemos, la conquista de Granada y la entrega de las llaves de la ciudad de la Alhambra tuvo lugar en enero del año 1492 y bajo el reinado de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, conocidos como los reyes católicos. Cabe señalar que Isabel I era hija del antes citado rey Juan II de Castilla, al igual que también lo fue su hermano paterno, el antes citado Enrique IV el Impotente y que, por su parte, Fernando II era nieto del antes citado Alfonso V de Aragón. Es decir, el afamado Fernando de Antequera fue tío-abuelo de Isabel I de Castilla y, a su vez, bisabuelo de Fernando II de Aragón.
Para entonces, la ciudad de Antequera comienza a transformarse y a extenderse fuera de las murallas, aumentando su población al calor de sus fértiles tierras y a la ausencia de enemigos. Puede decirse que, bajo el dominio castellano, la ciudad siguió siendo un importante centro comercial debido a su ubicación, su floreciente agricultura y a la labor de sus artesanos, que contribuyeron en el crecimiento cultural de la ciudad.







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