Badajoz. Alcazaba y muralla almohade.

vista de la alcazaba al paso del arroyo Rivillas en Badajoz

El recinto amurallado de la ciudad de Badajoz es el más largo de la península​ y la alcazaba musulmana, con forma ovalada, sería la mayor de Europa y de las más grandes del mundo en lo que a su perímetro y extensión se refiere, contando con 8 hectáreas y 1250 metros de lienzo de muralla. La alcazaba de Badajoz, del árabe al-qaṣbah, قصبة o ciudadela, está rodeada al norte por el río Guadiana y al este por el arroyo Rivillas, que confluyen bajo el ángulo noreste. 

En ambos frentes existen fuertes pendientes en el terreno que aumentan el carácter defensivo de la alcazaba, lo cual se refuerza con los fosos naturales que representan el río y el arroyo. Es decir, los muros exteriores de esta alcazaba son el norte y el este, mientras el sur y el oeste daban a la ciudad, también amurallada. La alcazaba de Badajoz se construyó, sin duda, en un lugar estratégico para el control del paso natural norte-sur y este-oeste y se sitúa en el llamado Cerro de la Muela. 

Tal y como se conserva hoy, la alcazaba fue levantada por los almohades en el siglo XII, aunque tiene su origen en la cerca que en el siglo IX se construyó cuando Ibn Marwan fundaba la ciudad. La alcazaba de Badajoz fue también la morada del reino taifa de Badajoz durante los siglos XI y XII y fue varias veces restaurada en época almohade. La ciudad de época islámica estaba rodeada por una muralla protegiendo la ciudadela, la zona administrativa y la zona de residencia de los gobernantes donde se encontraba el alcázar y la mezquita mayor.

vista de lienzo de muralla almenado en alcazaba de Badajoz

Su construcción es mayoritariamente de mortero de cal, aunque también encontramos ladrillo sobre todo en bóvedas y arcos interiores y la sillería en los paramentos de puertas y en distintos sistemas de refuerzo. Ya que la mayor parte de la alcazaba que vemos hoy fue construida o reformada por los almohades, casi todos los muros presentan la característica decoración de encintado, tan característica de su arquitectura. Los almohades utilizaron, además, multitud de piezas de origen visigodo y romano, bien como refuerzo o bien como decoración. 

Restos del muro original del siglo IX, de barro, se han encontrado en varias zonas como en El Metido ya que, aunque en su mayor parte el recinto amurallado procede de época almohade como se ha dicho, aún quedan restos de períodos anteriores así como testigos de restauraciones. La primera restauración fue llevada a cabo con tapial por orden de Abd Allah Ibn Muhammad Ibn Abd Al-Rahmán, quien era el nieto del fundador de la ciudad, Ibn Marwan, en el año 913. En el siglo XI, el primer rey aftasí o aftásida, Abd Allah Ibn Al-Aftas o Almanzor I de Badajoz, la ordena reconstruir en el año 1030, convirtiéndola en una muralla de piedra y cal.

Poco después del año 1169, reinando el califa almohade Abu Yaqub Yusuf, se levanta la alcazaba que hoy podemos admirar y que procede, en su mayor parte, de estas fechas. Abu Yaqub Yusuf, de hecho, convirtió a Badajoz en una de las más importantes plazas de la península por el papel defensivo y estratégico que representaba. La última restauración conocida de época musulmana la realizó el gobernador de la ciudad, Abu Yahya Ibn Abi Sinan, en los primeros años del siglo XIII, pocos años antes de la conquista de la ciudad por el rey Alfonso IX de León que sucedería en el año 1230.

vista de almenas y albardillas en el adarve de la muralla defensiva

Todo el recorrido de la muralla de la alcazaba de Badajoz puede realizarse por su adarve o paseo de ronda al que se accede por escaleras interiores. La excepción es el tramo comprendido entre dos de las torres de la muralla, la Torre de Espantaperros y la Torre del Juego de la Condesa o Torre del Alpéndiz. El paseo por el adarve de la alcazaba proporciona unas estupendas vistas de la ciudad y sus alrededores. También cabe señalar que varios tramos del adarve de la muralla cuentan con almenas, con merlones lisos o con albardillas (piezas piramidales). 

Muchos de estos merlones datan de la época constructiva almohade, al igual que sus albardillas, especialmente en la zona próxima a la llamada Torre de los Ahorcados. El adarve de muralla, aquí en Badajoz, cuenta además con elaborados desagües a lo largo de su recorrido. Con respecto al enlosado de este adarve, se pueden apreciar distintos tipos de acabados según las épocas, desde mortero de cal hasta losas de piedra. Por otra parte, en el flanco próximo al río Guadiana se encuentra (parcialmente) la llamada coracha. 

La coracha da nombre a un muro que arrancaba de la muralla y que conducía hasta una torre albarrana junto al río, permitiendo el aprovisionamiento de agua sin peligro. Esta alcazaba de Badajoz contó en su momento con dos corachas de época almohade. Poco queda de ellas hoy en día ya que fueron mutiladas y sus puertas derribadas para la construcción de la carretera de circunvalación utilizando sus restos como grava para la base del firme. Junto a la coracha aún se puede contemplar una de las puertas de la alcazaba, precisamente conocida como la Puerta de la Coracha. 

la coracha y la puerta del mismo nombre en la muralla de Badajoz

Y entre esta Puerta de la Coracha, también llamada de la Traición, y la Brecha de las Aguas encontramos uno de los dos puentes que permiten acceder al adarve en esa zona debido al desnivel existente. El segundo puente se encuentra unos metros más arriba, una vez pasada la Torre de la Siete Ventanas. Ambos puentes están sustentados por arcos de medio punto realizados en ladrillo y ambos son obra almohade del siglo XII. La coracha oriental formaba un recinto en forma de embudo al cual se accedía mediante el postigo de la Torre de las Siete Ventanas.

Esta Torre de las Siete Ventanas sufrió modificaciones posteriores y sólo se conserva la parte inicial de la misma. Por su parte, la coracha occidental almohade ya desaparecida partía de la llamada Torre del Pendón y discurría entre la alcazaba y el río Guadiana, paralela a ambos. La coracha occidental que se conserva en la actualidad es obra del siglo XVII realizada sobre la coracha anterior. En la rehabilitación apareció en la torre la puerta o portillo que permitía salir a la coracha y llegar a la torre que se situaría en la orilla del río. También se conservan los escalones hacia esa puerta, donde aparecen huellas de los constructores.

Por su parte, la barbacana o antemuro, como muro defensivo de menor altura que se situaba por delante de las murallas, en el caso de la alcazaba de Badajoz aún se conserva en casi todo el perímetro formando un foso entre las dos murallas. El recorrido de la barbacana no era continuo como el del adarve, puesto que algunos elementos de la muralla interrumpían el paso, aunque las torres albarranas no suponían obstáculo. Lamentablemente, en algunos tramos la vegetación impide la visión de la misma, como es el caso del tramo entre la Puerta de Yelves y la Torre del Pendón. 

jardines a los pies de la muralla defensiva de Badajoz

El tramo peor conservado es el que se encuentra entre El Metido y la Puerta del Alpéndiz, el cual ha sido recuperado sólo parcialmente. En definitiva, puede afirmarse que las murallas de la alcazaba de Badajoz han llegado hasta nuestros días prácticamente con la misma conformación que tenían originalmente en el período almohade al que, en su mayor parte, pertenece. La excepción a esto sería la zona próxima a El Metido, que mira hacia el lado del arroyo Rivillas, la cual sufrió una reconstrucción en el siglo XIX debido al fuerte asedio sufrido a causa de la guerra.

Y, mientras la ciudad andalusí crecía y prosperaba en la alcazaba y en la medina, en otros lugares se formaban los arrabales, para recoger a la población de menos recursos. De entre los varios arrabales que existieron en torno a la ciudad de Badajoz, solo podemos ver hoy restos de uno de ellos, el llamado Arrabal Oriental, que fue además el mayor de ellos. Este arrabal se asentaba sobre la ladera noreste de la alcazaba, lugar de orografía escarpada. En esta zona también se asentó el antiguo barrio de San Antonio, destruido al construir el sistema abaluartado de murallas.

En cuanto al llamado Palacio de Ibn Marwan, cabe destacar que la actual Biblioteca de Extremadura en la ciudad conserva los restos de dicho palacio y los musulmanes gobernadores de Badajoz se asentaron en este lugar hasta la conquista cristiana en el siglo XIII. En el Salón de Actos de la actual biblioteca pueden contemplarse los restos de los que fue el Salón de Recepción del citado Palacio de Ibn Marwan. Encontramos un pavimento de guijarros, enlucido de cal y pintado de rojo. Aún se conservan restos de ese color en el extremo cercano a la puerta del edificio. 

la Biblioteca de Extremadura en Badajoz

El límite del Salón es una franja pavimentada con losas de granito, donde se ven aún tres dados, también de granito, con briznas de pintura roja. Eran la base de sendos pilares, que formaban dos grandes vanos adintelados orientados a oriente. Este Salón de Recepción se adornada con un largo zócalo blanco, pintado en rojo con motivos geométricos. En el frente del escalón destaca todavía, también en la parte conservada bajo el suelo, una ornamentación pintada en color rojo y blanco. Este Salón y su jardín anexo se levantaron en el siglo IX y se restauraron en época taifa durante el siglo XI.

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