Tánger

ciudad blanca de Tánger al anochecer

La ciudad de Tánger, en árabe طنجة o Ṭanğa, ciudad del norte del actual Marruecos, está ubicada en las proximidades del Estrecho de Gibraltar. La ciudad está bañada por las aguas del océano Atlántico y es la actual capital de la región Tánger-Tetuán-Alhucemas. En el año 705, Musa Ibn Nusair, musulmán yemení y gobernador del norte de África además de general del califato omeya de Damasco, contando con el apoyo de los Ghomara (tribu del poderoso grupo bereber Sanhaja), puso a Tánger bajo dominio musulmán, iniciando desde allí la conquista de la península ibérica.

En el año 711, Tarik Ibn Ziyad, teniente de Musa Ibn Nusair y a su vez gobernador de Tánger, organizó una expedición victoriosa contra la entonces península visigótica. La leyenda cuenta que Tarik hizo quemar las naves que habían llevado a sus tropas hasta Algeciras (la Isla Verde para los musulmanes) con el objetivo de impedir cualquier tentación de retirada. En 788, llegó a esta ciudad Idriss Ibn 'Abd Allah huyendo de la persecución de los abbásidas y fue entonces cuando la ruptura con la dinastía de Oriente se consumó.

puerta en el interior de la medina de Tánger

De hecho, esta región se había separado del califato omeya de Damasco después de la revuelta bereber del año 740. Recordemos que el califato abbasí o abbásida fue una dinastía califal fundada concretamente en el año 750 por Abu Al-Abbás Al-Safar, siendo éste descendiente de Abbás (tío del profeta Muhammad). Abu Al-Abbás se había hecho con el poder califal tras eliminar a la dinastía omeya, con el apoyo de persas y chiítas, trasladando la capital de Damasco (actual Siria) a Bagdad (actual Irak) y convirtiendo a esta última en uno de los principales centros de la civilización mundial.

El perseguido y antes citado Idriss Ibn 'Abd Allah, por tanto, llegó a la región de Tánger a finales del siglo VIII. Era descendiente directo del profeta Muhammad al ser bisnieto de Alí (yerno del profeta) y su llegada a esta región fue debida a haber participado en la sublevación del año 786 que tuvo lugar en el Hiyaz contra el califa abbasí Harún Al-Rashid. Al haber resultado sofocado el levantamiento con la derrota de los rebeldes cerca de La Meca, Idris Ibn 'Abd Allah huyó por la matanza decretada contra su familia por el califa abbasí.

puerta de acceso a la Kasbah de la ciudad de Tánger

Idris Ibn 'Abd Allah -mayormente conocido como Idris I o Idris Al-Akbar- llegó a la costa africana y se refugió en la ciudad de Volubilis (ciudad antiquísima romana y cerca de Tánger) donde fue acogido por la tribu bereber de los Awraba, siendo reconocido como emir y manifestando sus pretensiones al califato como descendiente directo del profeta islámico. Poco después de su llegada, que tuvo lugar en el año 788, dio comienzo en esta región la dinastía idríssida y, por ende, es considerado hoy como el fundador del actual Marruecos aunque su mandato apenas duró tres años debido a su muerte en el año 791.

Años después, tras la muerte de su sucesor en el año 828, conocido como Idriss II, los dos hijos de éste se repartieron el reino y los últimos principados idríssidas persistieron en la región de Tánger hasta el año 921. El entonces emir de Córdoba, el omeya Abd Al-Rahmán III, sometió bajo su dominio a las ciudades de Tánger, Ceuta y Melilla. Sus tropas ocuparon y fortificaron Tánger en el año 929 (en el comienzo del califato cordobés) y así siguieron las cosas durante el gobierno de su nieto, el califa Hisham II con la ayuda de Almanzor, así como con el hijo de éste último, Abd Al-Malik. Los cordobeses dominaron el actual norte marroquí y el Magreb central, situación que seguiría durante el gobierno de Hisham III.

alminar en la ciudad de Tánger

A principios del siglo XI, durante los llamados reinos de taifas, los zenetas -que eran aliados de los omeyas- los reemplazaron en el Magreb sin crear por ello un auténtico estado por lo que Tánger perteneció a la taifa de Málaga hasta que la junta de visires declaró la disolución definitiva del califato de Córdoba. Por esta época, el historiador andalusí Al-Bakrí llama a la ciudad Ţanŷa al-Bayḑā o Tánger la Blanca. Hacia el año 1050, el Magreb padeció la invasión de tribus nómadas árabes, Beni Hilal y Beni Solaïm, que lo arrasaron todo a su paso. Yusuf Ibn Tasufín tomó el poder en esta zona y en el seno de la dinastía bereber almorávide hacia el año 1060 y conquistó Tánger en 1077 utilizando a Marrakech como su capital.

Ya en el siglo XII, en el año 1148, la ciudad de Tánger fue temporalmente ocupada por las fuerzas del autoproclamado primer califa almohade, Abd Al-Mumin, y en 1196 la ocupación se realizó por orden del segundo califa almohade, Abu Yaqub Yusuf, y es que el poder almorávide comenzó a declinar a comienzos de este siglo. Los almohades como tribu bereber extendieron su poder sobre todo el Magreb cerca del año 1159. Al-Ándalus sufrió el mismo destino del Magreb y su territorio estaba bajo gobierno almohade en el año 1172 con capital en Sevilla. Sin embargo, después de ser derrotados en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, el imperio almohade entró en decadencia y con ella comenzó de nuevo el caos político en esta región.

rincón en el interior de la medina de Tánger

Durante el siglo XIII, con el comienzo de la era de los benimerines (otra dinastía bereber), la plaza de Tánger conocerá algunos años de independencia con el emir Al-Hamdani. A su muerte, a manos de sus propios súbditos, le sucedió su hijo. Por aquellos años y ya bajo el gobierno de Yaqub Ibn Abd Al-Haqq, Tánger sufrió un tremendo asedio por tierra y por mar. Los benimerines apoyaron al reino nazarí de Granada en Al-Ándalus en los siglos XIII y XIV, en un intento de obtener un punto de apoyo directo en el lado europeo del Estrecho de Gibraltar, pero fueron derrotados en la batalla del Salado en el año 1340, regresando al Magreb.

En el año 1359 la ciudad es conquistada por Abu Salem, hermano de Abu Inam, que vino de la conquistada tierra de Al-Ándalus y ocupó el trono. Durante este siglo XIV, Tánger fue, junto con Barcelona, Génova, Venecia y Marsella, una de las cinco mayores ciudades comerciales del mediterráneo occidental. La ciudad exportaba principalmente alfombras, artículos de cuero, lana, grano y azúcar. En esta época, el azúcar era una rareza y se intercambiaba peso por peso por mármol de Carrara. Por su parte, las importaciones consistían principalmente en especias, metales, telas y aves de presa para la cetrería.

patio andalusí en la medina de Tánger

Entre los años 1421 y 1471 la ciudad fue capital del emirato de Tánger y se tiene constancia que en 1437 fracasó una expedición del infante portugués Enrique el Navegante, cuando la ciudad estaba defendida por Salah Ibn Salah, señor de Tánger y Assilah. En 1469 los musulmanes acababan de perder la casi totalidad de territorios andalusíes y sólo conservaban Granada y sus alrededores por lo que bajo el reinado de Enrique IV de Castilla se comenzaron a ocupar estas costas. Esta región acogió desde entonces una gran afluencia de musulmanes y judíos andalusíes, obligados por la orden de conversión al cristianismo. 

Finalmente, en el año 1471, Tánger fue ocupada por tropas del rey Alfonso V de Portugal y don Juan, hijo del duque de Braganza, quedando bajo el dominio de Portugal y España hasta el año 1661. Por tanto, la medina de Tánger, como ocurre en Tetuán, presenta gran interés y particularidad como consecuencia de su herencia histórica influida por importantes civilizaciones como Al- Ándalus, Turquía o Portugal. Al igual que ocurre en todas las demás ciudades históricas del Magreb, la ciudad de Tánger se divide en la medina con la Kasbah o alcazaba (antiguo recinto amurallado en lo alto de una de las colinas de la ciudad, que fue palacio del emir) y la ciudad de época moderna, que se desarrolló extramuros. 

calle blanca y empedrada de Tánger

En la actualidad, saliendo por una de las puertas de la Kasbah ya se puede descender por los estrechos callejones de la medina. Sin lugar a dudas, la medina de Tánger no ha perdido su encanto original pese a haber sido modificada por la gran influencia europea durante los últimos 140 años, en particular por la construcción de numerosa viviendas para diplomáticos y personal europeo. Conserva el encanto de las medinas árabes y algunas zonas de muralla contando con torres circulares ya de origen portugués.

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