Zaragoza. Palacio de la Aljafería. Oratorio.

fachada de acceso al oratorio de la Aljafería

En el siglo XI, en el interior del hermoso palacio construido bajo el reinado hudí de Zaragoza denominado Palacio de la Aljafería, en su lado norte, se edificó por orden del rey taifa Al-Muqtádir el conjunto más importante de dependencias de este palacio ya que alberga el llamado Salón Dorado, donde se encontraba el trono, así como esta pequeña mezquita de carácter privado, situada en el costado oriental del pórtico de acceso al citado Salón.

En dicho costado oriental se sitúa, por tanto, este pequeño espacio sagrado que ha sido considerado como la mezquita o el oratorio privado para uso del rey taifa y sus cortesanos, a la que se accede a través de una portada inspirada en el arte califal. En su interior, esta pequeña mezquita aloja un mihrab en el ángulo suroriental, cuyo nicho por tanto se orienta en dirección a La Meca como ocurre en todas las mezquitas de la península excepto en la aljama de Córdoba.

Su portada, como se ha dicho, termina en un arco de herradura inspirado en el arte califal de la mezquita cordobesa, pero con salmeres en forma de S, una novedad ésta que después imitará el arte almorávide y el arte nazarí. Este arco se apoya en dos columnas con capiteles de hojas muy geométricas en la línea de las realizaciones de arte granadino con soluciones en mocárabe. Su alfiz está profusamente ornamentado con decoración vegetal y sobre él se dispone un friso de arcos de medio punto entrecruzados.

entrada al oratorio desde el pórtico de acceso al Salón Dorado

Ya en el interior del oratorio hay un espacio reducido de planta cuadrada pero con esquinas achaflanadas, que lo convierte en una falsa planta octogonal. En el sector sureste, orientado hacia La Meca, se sitúa el nicho del mihrab cuyo frontal se conforma mediante un arco de herradura muy tradicional, de formas cordobesas y rosca de dovelas alternadas, unas decoradas con relieves vegetales y otras lisas. Muy posiblemente en origen estuvieron adornadas con decoración pictórica ya que nos recuerdan la rosca del mihrab de la mezquita de Córdoba.

Por otro lado, el vano de la fachada del mihrab de este pequeño oratorio en la Aljafería constituye, por su descentramiento y peralte, por el completo despiece de la rosca en dovelas que están trazadas a partir del punto medio de la línea de impostas, y por el propio esquema decorativo de las dovelas, la lógica evolución formal del modelo de arco por el que se accede a las alcobas de la sala más septentrional de la Dar al-Mulk o Casa Real de la nueva ciudad califal, Madinat Al-Zahra. Y es que en este oratorio se aprecian cuatro modelos de esquemas decorativos de clara raigambre califal.

El primero es aquel en el que éstas describen uno a modo de zig-zag de segmentos curvos, que puede apreciarse en la tercera y en la sexta dovela tallada contadas desde la imposta de la izquierda según se mira. El segundo, otro modelo en que los tallos describen circunferencias de pequeño diámetro, dentro de las cuales se dispone un motivo vegetal, concatenadas entre sí por un pequeño anudamiento. Esto se puede apreciar en la cuarta dovela tallada contada desde la imposta de la derecha. El tercero, ese otro modelo en el que el tallo va describiendo círculos tangentes de modo que en su interior se dispone un elemento vegetal unido al tronco principal que parte de manera alterna y sucesiva desde la izquierda o desde la derecha.

arco califal de entrada al mihrab en el oratorio

Esta solución puede verse en la quinta dovela tallada contada desde la imposta de la derecha. Y el cuarto, aquel otro modelo tan frecuente en la puerta del Tesoro Público de la mezquita aljama de Córdoba en el que los tallos describen arcos apuntados de cuya clave parte otro tallo único que se bifurca creando un nuevo arco apuntado; en cada uno de estos espacios definido por los tallos se inscribe un motivo vegetal. Este modelo de dovela tallada puede apreciarse en la de la clave del arco, en la cuarta contada desde la imposta de la izquierda y en la tercera contada desde la imposta de la derecha.

Las cuatro dovelas talladas más próximas a la línea de impostas (las dos inferiores de cada lado) presentan esquemas asimétricos menos arcaizantes. En cualquier caso, lo que en la capital del califato fueron materiales ricos, como la azulejería de mosaicos al estilo bizantino, en la ciudad de Zaragoza -con menos fasto y presupuesto que allí- son estucos en yeso y policromía típica del alarifazgo morisco, decoración que se ha perdido casi en su totalidad en el palacio. Un alfiz enmarca el trasdós del arco de esta portada, en cuyas albanegas aparecen rehundidas dos rosetas gallonadas como también lo es la cúpula del interior del mihrab.

Por otra parte, adosado inmediatamente a la derecha del arco de herradura del mihrab existió otro arco mixtilíneo muy diferente, de inequívoco origen oriental, que de ningún modo puede explicarse como una evolución de los arcos del arte del califato cordobés. Y la propia banda epigráfica que figura sobre el arco del mihrab presenta un claro ascendente fatimí, tanto por la solución del grupo lam-alif como porque el fondo que queda en la inscripción sobre el cuerpo de la letra se ornamentó con un ataurique continuo.
interior del oratorio privado y arco del mihrab

El arco de este mihrab, como se ha dicho, parece la reproducción de las puertas existentes en las alcobas más septentrionales de la citada Dar Al-Mulk, mientras que el arco mixtilíneo ciego –debido además a que en su monumento original forma parte de una sucesión de arcos similares entre sí– constituye una experiencia comparable con la sucesión de arcos mixtilíneos ciegos que decoran el intradós de la cúpula del califa fatimí Al-Hafiz en la mezquita Al-Azhar en El Cairo, por más que estos últimos son posteriores en unos 75 años a los aquí presentes en la vega del río Ebro.

Sin embargo, lo cierto es que tanto el arco del mihrab como el arco mixtilíneo anexo pertenecen al mismo monumento y que ambos arcos se encuentran en el Palacio de la Aljafería uno al lado del otro. Todo ello hace pensar que este oratorio se construyó en origen entre la tradición omeya y la renovación abbasí y fatimí. A esta solución tan ecléctica que supone la yuxtaposición de dos arcos de aspecto y origen tan diferentes hay que añadir que la idea de incorporar medallones cóncavos agallonados en las albanegas del mihrab no se creó en el arte andalusí sino en el arte abbasí y aglabí de la segunda mitad del siglo IX.

Puede decirse, en resumen, que el resto de los muros del oratorio están decorados con arcos ciegos mixtilíneos enlazados y decorados en toda la superficie con atauriques vegetales de inspiración califal. Estos arcos se apoyan en columnas rematadas en capiteles de esbelto canastillo y un zócalo de losas cuadradas de mármol recubre la parte inferior de los muros de la pequeña mezquita. Todo ello se remata en alzado con una espléndida teoría de arquillos poli-lobulados entrecruzados que, en este caso, no son ciegos en su totalidad.

cúpula restaurada en el interior del oratorio de la Aljafería

Los arquillos de las esquinas en chaflán dejan ver los ángulos de la estructura de planta cuadrada. Esta galería es la única que conserva restos de la decoración pictórica del siglo XI, cuyos motivos fueron rescatados tras retirar el encalado con que fueron cubiertos tras su conversión a capilla cristiana. Desgraciadamente el restaurador entonces, aunque loable por haber salvado de la ruina al monumento, trabajó en una época de distintos criterios a los actuales, pues se proponía restituir todos los elementos a su aspecto original.

Para conseguirlo, repintó con pintura acrílica las huellas de los restos islámicos, lo que hace a esta situación irreversible y, por consiguiente, nunca se podrá ver el pigmento original. La cúpula de la mezquita no se conservó tampoco, pues a su altura se construyó -en la primera planta- el Palacio de los reyes católicos. Sin embargo, la característica planta octogonal hace pensar en que la solución siguiera al pie de la letra las existentes en la maqsura de la mezquita de Córdoba, es decir, una cúpula de arcos de medio punto que se entrelazan formando un octógono en el centro.

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