Córdoba. Averroes.

escultura a Averroes en murallas de Córdoba

Averroes es la latinización del nombre árabe أبو الوليد محمد بن محمد بن رشد, Abū al-Walīd Aḥmad Ibn Muḥammad Ibn Rušd. Nació en la ciudad de Córdoba en el año 1126, durante el imperio almorávide, y fue el más ilustre filósofo y médico andalusí de origen bereber, así como maestro de filosofía y leyes islámicas, matemáticas, astronomía y medicina en Al-Ándalus.

Averroes provenía de una familia de estudiosos de derecho, que eran conocidos por su servicio público sobre todo en leyes y religión. Su abuelo, Abu Al-Walid Muhammad, fue cadí principal de Córdoba bajo el imperio de los almorávides e imán de la mezquita aljama. Su padre, Abu al-Qasim Ahmad, no fue tan conocido como su abuelo pero mantuvo el mismo cargo hasta la llegada a la ciudad de la dinastía almohade en el año 1146.

De acuerdo a sus biógrafos tradicionales, la educación de Averroes fue excelente, comenzando sus estudios en hadiz (tradiciones del profeta Muhammad), jurisprudencia, medicina y teología. Aprendió jurisprudencia maliquí de mano de Al-Hafiz Abu Muhammad Ibn Rizq y desarrolló hadiz con Ibn Bashkuwal, un pupilo de su abuelo. Su padre también le proporcionó conocimientos de jurisprudencia. El campo de la medicina le fue instruido gracias a Abu Jafaar Jarim Al-Tajail de Trujillo, quien seguramente le enseñase además filosofía. Del mismo modo, conocía las escrituras del filósofo Ibn Bajjah o Ibn Bayya, más conocido como Avempace, y quizás incluso lo conociera y tutorizara personalmente. 

Asimismo, acudía a reuniones regulares de filósofos, médicos y poetas en Sevilla, concurridos por ilustres filósofos. Estudió también la teología kalam de la escuela Ashariyyah, que más adelante él mismo criticaría. Su biógrafo del siglo XIII escribió que Averroes estaba más interesado en el estudio de las leyes y sus principios que en el hadiz, especialmente el khilaf, disputas y controversias de la jurisprudencia islámica. También menciona su dedicación a las ciencias de los antiguos, en referencia a la filosofía y ciencia de la antigua Grecia.

detalle de la escultura a Averroes en las murallas de Córdoba

En el año 1153, Averroes se encuentra en Marrakech, la entonces capital del imperio almohade, para realizar observaciones astronómicas y para apoyar el proyecto del sultán almohade Abd Al-Mumim de construir nuevas instituciones educativas. Esperaba encontrar algún tipo de leyes físicas sobre los movimientos astronómicos en lugar de leyes matemáticas que eran las únicas conocidas en la época, aunque su investigación no dio frutos. Durante su estancia en Marrakech, conoció al renombrado filósofo Ibn Tufayl, autor de Hayy ibn Yaqdhan, quien también era médico en la corte califal. 

Averroes e Ibn Tufayl comenzaron entonces una amistad a pesar de sus diferencias filosóficas. En el año 1169, de nuevo en Marrakech como capital del imperio, Ibn Tufayl presentó a Averroes ante el califa almohade Abu Yusuf Yaqub. Según las crónicas, el califa le preguntó a Averroes si los cielos habían existido desde siempre o se habían creado. Preocupado por la respuesta ya que podría dar pie a una controversia y ponerlo en peligro, Averroes decidió no contestar. 

El califa entonces desarrolló las ideas de Platón, Aristóteles y otros filósofos musulmanes relacionados con el tema y las discutió con Ibn Tufayl. Esta muestra de conocimiento pareció tranquilizar a Averroes, explicando entonces sus ideas sobre el asunto, lo que impresionó gratamente al califa almohade. Averroes también quedó impresionado, relatando que el califa tenía unas grandes ganas de aprender, cosa que no imaginaba. Desde entonces Averroes quedó bajo protección del califa hasta la muerte de éste último en el año 1184. 

Cuando el califa se quejó a Ibn Tufayl de la complejidad para comprender las obras de Aristóteles, Ibn Tufayl le recomendó que instara a Averroes a escribir sobre ello, hecho que se llevó a cabo en el mismo año 1169 y le llevó a Averroes a ser conocido como el Comentador. Ese mismo año, Averroes fue nombrado cadí de Sevilla y en el año 1171 lo fue de su ciudad natal, Córdoba, donde albergaba su biblioteca. Como cadí resolvería casos y realizaría fetuas u opiniones legales basadas en la ley islámica, la sharia

escultura dedicada a Averroes en su Córdoba natal

La producción de sus escritos creció de manera exponencial  durante esta época, no en vano él mismo decía que sólo había dejado de estudiar dos días en su vida, en la muerte de su padre y en su boda. A pesar de sus muchas obligaciones y sus constantes viajes en los que aprovechaba para investigar sobre astronomía, Averroes elaboró una enciclopedia médica y en su obra Destrucción de la destrucción o Tahafut al-tahafut defendía la filosofía aristotélica frente a las afirmaciones de Al-Ghazali de que la filosofía estaría en contradicción con la religión y sería, por lo tanto, una afrenta a las enseñanzas del islam.

También fue partidario del respeto absoluto por la física en lo referente a los patrones concéntricos. Averroes rechazó la teoría de los círculos deferentes propuesta por Ptolomeo en su tiempo, apoyando el modelo de universo concéntrico de Aristóteles. Sobre el sistema planetario de Ptolomeo escribió "Es contrario a la naturaleza suponer la existencia de una esfera excéntrica o de un epiciclo (...) La astronomía contemporánea no presenta ninguna verdad, se ajusta solo a los cálculos, no la realidad". En la mezquita daba siempre lecciones a un auditorio amplio y en privado hablaba para un selecto grupo de discípulos.

En el año 1182, sucedió a su amigo Ibn Tufayl como médico de la corte almohade y ese mismo año sería nombrado cadí jefe de Córdoba, un puesto prestigioso que ocupó previamente también su abuelo. Un par de años más tarde el califa Abu Yusuf Yaqub murió y fue sucedido por Abu Yusuf Yaqub Al-Mansur. Al principio, Averroes estuvo bajo el favor real y se le confiaron importantes tareas, aunque finalmente en el año 1195 su fortuna cambió y se le adjudicaron varios delitos (herejía, promover la filosofía y la ciencia en menoscabo de la religión, etc) siendo acusado por un tribunal en Córdoba. 

A finales del siglo XII, tras la ola de fanatismo integrista islámico que invadió Al-Ándalus, dicho tribunal condenaba sus obras, ordenando la quema de las mismas y Averroes fue desterrado y aislado en Lucena, cerca de la ciudad de Córdoba, de donde se le prohibió salir. Algunos biógrafos achacan este destierro a un posible insulto al califa en sus escritos, aunque investigaciones más recientes lo relacionan con motivos políticos ya que el califa se distanció de Averroes acercándose a posturas más ortodoxas de los ulemas cuyo apoyo le era necesario para combatir a los reinos cristianos.

detalles de la escultura a Averroes junto a muralla almenada

Él mismo contaba que una vez fue con su hijo a la mezquita para asistir a la oración de la tarde y distintos vecinos le expulsaron de allí. Meses antes de su muerte, sin embargo, fue reivindicado y llamado a la corte en Marrakech, volviendo a gozar del favor almohade. Su principal discípulo fue Ibn Tumlus, quien le había sucedido como médico de cámara del quinto califa almohade, Al-Nasir. Otro de sus destacados discípulos fue el conocido médico judío Maimónides, quien llegó a darle asilo en sus viajes a Almería.

Tiempo después se volvieron a prohibir sus obras, siendo condenadas por la Iglesia Católica bien avanzado el siglo XIII. Muchas de sus obras de lógica y metafísica se han perdido definitivamente como consecuencia de aquella censura y gran parte de su obra sólo ha podido sobrevivir a través de traducciones en hebreo y latín y no en su original árabe. Averroes se esforzó en aclarar cómo piensa el ser humano y cómo es posible la formulación de verdades universales y eternas por parte de seres perecederos, distanciándose de Aristóteles al subrayar la función sensorial de los nervios y al reconocer en el cerebro la localización de algunas facultades intelectivas como la imaginación o la memoria. 

Situó el origen en la percepción sensible siendo un proceso consistente en sentir, imaginar y finalmente, captar el universal. Otras de sus tesis nos indicaban que el mundo es eterno, rechazando que haya sido creado en un momento dado, o también que el alma está dividida en dos partes siendo una individual perecedera (intelecto pasivo) y otra divina y eterna (intelecto activo). Puede decirse que tuvo acceso a todo el conocimiento de su tiempo y en su ambiente, por lo que a lo largo de su vida no dejó de profundizar, no sólo con nuevas lecturas, sino también con reflexiones y observaciones directas.

Averroes murió en la capital almohade, Marrakech, en diciembre del año 1198 cuando tenía 72 años. Las mulas de carga y carros constituían el vehículo de transporte al paraíso tal y como describe el filósofo Ibn Al-Arabi sobre el sepelio de Averroes en Córdoba "Ya no volví a encontrarme con él hasta que murió. Cuando fue colocado sobre una acémila, el ataúd que encerraba su cuerpo, pusiéronse sus obras en el costado opuesto para que sirviesen de contrapeso".

monumento a Averroes junto a murallas de Córdoba

Fue inicialmente enterrado en la ciudad de Marrakech, pero sus restos solo reposaron allí tres meses ya que después fue trasladado hasta Córdoba, concretamente al cementerio de Ibn Abbás donde se erigía el panteón familiar de los Banu Rusd y de otros muchos notables cordobeses y, según consta, fue transportado significativamente en una bestia en la que iba a un lado su féretro y al otro sus libros, con los que sería enterrado, tal como aseguró el citado Ibn Al-Arabi.

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